A mediados de 1969, los Beatles eran poco más que una «marca». Poco quedaba de la banda unida de antaño y cada uno de los miembros -especialmente George y John- hacía si vida. En este entorno, Harrison edita en mayo de 1969 su segundo LP en solitario: «Electronic Sound«. Compuesto sólo por dos largos temas, uno para cada cara, es un pretencioso álbum experimental que gira en torno a un sintetizador Moog «tocado» por el propio George. Absolutamente infumable. Ruido. Otra porquería al nivel de «Two Virgins»
John tampoco colaboró demasiado a prestigiar los lanzamientos en solitario de los miembros del grupo. John y Yoko editan, también en mayo de 1969, su segundo álbum conjunto: «Unfinished Music No. 2: Life with the Lions». Otra basura integral que gira en torno al aborto que sufrió Yoko y en el que perdieron al que iba a ser el primer niño de la pareja. Es más audible que «Two Virgins» pero sigue sin merecer una sola escucha.
Pero John, a pesar de que sus lanzamientos en solitario se empeñasen en demostrar lo contrario, seguía siendo un músico maravilloso y apareció en el estudio con una nueva canción. La letra seguía siendo, como todo lo que hacía últimamente, sobre su relación con Yoko. Lennon quería grabarla con los Beatles, pero George no estaba y Ringo estaba desarrollando su carrera como actor rodando The Magic Christian con Peter Sellers. Sólo quedaba Paul. «The Ballad Of John And Yoko» (enlace) fue grabada por John (voz y guitarras) y Paul (voces, bajo, piano, batería y maracas) en uno de los últimos momentos se estrecha colaboración de los que otrora fueron inseparables amigos. Los asistentes a la sesión hablaron de un ambiente de verdadera camaradería entre ambos. En cuanto a la canción, es buena, pero quizás no tanto como para ser un single del grupo…, por lo que no sería de extrañar que su edición fuera un intento de contentar a John ante los últimos acontecimientos acaecidos. La canción, con todo, fue un éxito en Europa incluso a pesar del veto de la BBC por el verso «Cristo, sabes que no es fácil… tal como van las cosas, van a crucificarme»…, en Estados Unidos alcanzó «sólo» un número 8 por la actuación de Cinturón Bíblico en contra de la canción.
La cara B del single quedó para «Old Brown Shoe» (enlace), una buena canción de George con una frenética línea de bajo que, aunque los registros de grabación atribuyen a McCartney, Harrison siempre ha reclamado.
La actividad de John y Yoko era imparable y el 26 de mayo viajan a Montreal (Canadá) para comenzar su «encamada por la Paz», su forma no violenta de protestar contra las guerras en general y en particular contra la de Vietnam. Consistía en quedarse en la cama, en una habitación de hotel decorada con carteles en pro de la paz y convocar a cuanta prensa fuera posible. Yoko y John llevaron a cabo dos encamadas de dos semanas de duración en pro de la paz, en Ámsterdam (durante su viaje de novios) y en Montreal. Un reportero le preguntó a John que qué intentaba hacer. Y John le contestó espontáneamente, todo lo que estamos diciendo es : «dale una oportunidad a la paz» («Give Peace a Chance»), y tal como lo dijo, le gustó la frase y la preparó musicalmente para una canción.
El 1 de junio de 1969, alquiló una grabadora de 8 pistas en unos almacenes locales de música, volvió a la habitación del hotel y la grabó cantando junto a docenas de periodistas y varias celebridades, incluyendo a Timothy Leary, Rosemary Woodruff Leary, Petula Clark, Dick Gregory, Allen Ginsberg, Murray the K y Derek Taylor. «Give Peace a Chance» (enlace) se editó como single bajo el nombre de Plastic Ono Band alcanzando un número 2 en listas y, a pesar de que Paul no tuvo nada que ver, su composición aparece atribuida a Lennon y McCartney. Fue la forma de agradecer a Macca su participación en «The Ballad Of John And Yoko». La cara B del single la ocupaba la composición de Yoko, «Remember Love» (enlace), quizás lo mejor de la artista japonesa.
Paul McCartney observaba en la distancia toda esta actividad de John y Yoko con cierta pasividad, pero entrado el verano de 1969, pensó que era momento de recuperar el timón de su carrera. El proyecto «Get Back» había sido muy doloroso, tenían que volver a trabajar como en los viejos tiempos. Lo primero que hizo fue telefonear a George Martin. «Paul me dijo: ‘Volvamos a empezar y grabemos como antes, ¿producirías un álbum como solíamos hacerlo?’. ‘Bueno, si me dejáis, sí’. Le dije. Y así lo hicimos. Aunque no fue realmente como en los buenos tiempos, porque seguían componiendo aparte y utilizaban a los demás como músicos de acompañamiento en vez de trabajar en equipo, pero fue fantástico, es mi álbum preferido de los Beatles».
Fue Paul también el que llamó , con su incontenible entusiasmo por todo lo que tuviera que ver con los Beatles, a John, George y Ringo. Los cuatro sabían que el grupo estaba roto y los cuatro sabían que el proyecto «Get Back» no era un final a la altura del grupo. Paul explica que querían «terminar el trabajo de una forma honorable». El truco fue dejar todo a un lado, ponernos el mono de trabajo para hacer un álbum muy especial. De alguna manera, pensábamos que este sería nuestro último trabajo, así que… todavía podíamos mostrarnos a nosotros mismos de lo que eramos capaces de hacer, y tratamos de divertirnos mientras lo hacíamos». Geoff Emerick, el ingeniero de sonido, que había dejado al grupo durante las sesiones del «Álbum Blanco», también se unió al proyecto trayendo a un joven ayudante…, un tal Alan Parsons.
«ABBEY ROAD«
«Come Together» (Lennon-McCartney)
«Something» (Harrison)
«Maxwell’s Silver Hammer» (Lennon-McCartney)
«Oh Darling» (Lennon-McCartney)
«Octopus’s Garden» (Starkey)
«I Want You (She’s So Heavy)» (Lennon-McCartney)
«Here Comes The Sun»(Harrison)
«Because» (Lennon-McCartney)
«You Never Give Me Your Money» (Lennon-McCartney)
«Sun King» (Lennon-McCartney)
«Mean Mr. Mustard» (Lennon-McCartney)
«Polythene Pam» (Lennon-McCartney)
«She Came In Through The Bathroom Window» (Lennon-McCartney)
«Golden Slumbers» (Lennon-McCartney)
«Carry That Weight» (Lennon-McCartney)
«The End» (Lennon-McCartney)
«Her Majesty» (Lennon-McCartney)
Seamos claros, «Abbey Road», el último disco que los Beatles grabaron, es una absoluta obra maestra. No tiene ni un sólo momento bajo y es, sin duda, su álbum más refinado y su cénit como banda, tanto a nivel instrumental como vocal. A pesar de que la banda en lo personal estaba absolutamente rota, es uno de los discos más coherentes del grupo y aparecen como un conjunto especialmente compenetrado. Es, de hecho, el disco con más fragmentos cantados en armonías de tres voces. No obstante esta cohesión es un espejismo cuidadosamente elaborado. Realmente los cuatro Beatles coincidieron en el estudio en pocas ocasiones (en parte debido al accidente de coche que sufrió Lennon el 1 de julio de 1969) y para evitar la tradicional guerra de egos entre John y Paul, se llegó a un acuerdo fundamental según el cual la cara «1» se haría a criterio de Lennon y la cara «2» (la suite) según McCartney.
John y Paul estaban para entonces en mundos separados y, como recuerda McCartney, «cuando hicimos Abbey Road, John y yo éramos abiertamente críticos con la música del otro, y me dio la sensación de que a John no le interesaba demasiado interpretar nada que no hubiera compuesto él mismo». John por su parte acabó harto del perfeccionismo de Paul. Como ocurriera en el «Álbum Blanco», cada uno de ellos utilizaba al resto como músicos de apoyo. De hecho el disco, como he dicho antes, está claramente diferenciado en dos partes: la cara A, mucho más tradicional y la cara B en la que McCartney construye una suite, una especie de opereta-pop con varios fragmentos de canciones, «tanto John como yo teníamos varias canciones que eran fantásticas tal cual estaban pero que nunca terminamos, así que pensé que podríamos juntarlas». Es esta cara B lo que hace al disco especial y único, haciendo avanzar al grupo hacia nuevas atmósferas sonoras e incluso lo acerca al rock progresivo. Sin embargo a John nunca le gustó esta parte, «Me gustaba la cara A, pero nunca me gustó esa especie de ópera pop que hay en la otra cara. Es chatarra, trozos de canciones que fuimos echando ahí y juntando. Fue un álbum competente, estaba conjuntado, pero carecía de vida». De hecho, no es el mejor disco de Lennon en cuanto a aportaciones. John que demostró estar en forma extraordinaria con el «Álbum Blanco» baja mucho enteros en este disco. Sin embargo Ringo se sale, George se confirma como un maestro de la composición y McCartney está de monumento.
Paul, que ya era el líder musical de la banda (en parte por talento y en parte por dejadez del resto) de forma indiscutible, acrecentó dicho papel durante la grabación de este álbum. «En Abbey Road empecé a ocuparme demasiado de la producción, en opinión de todos. El productor era George Martin y yo me metía demasiado. George Harrison y Ringo se daban la vuelta y me decían: ‘Mira, ¡piérdete!. Ya somos mayorcitos y podemos arreglarnos perfectamente sin ti’. Para las personas que, como yo, no se dan cuenta de cuándo son demasiado arrogantes, que te digan eso te coge por sorpresa. Así que me cerré completamente y me retiré: ‘Vale, vale, tienen razón». Así pasaron uno o dos días, hasta que la sesión empezó a decaer un poco y al final Ringo se giró hacia mí y me dijo: ‘Venga…¡produce!’. Una de dos. O yo hacía lo que había estado haciendo, lo cual, en honor a la verdad, no estaba tan mal, o me retiraba y también me volvía paranoico, que es lo que sucedió».

La idea era titular el disco «Everest» y tenían preparado un viaje al Himalaya para realizar la sesión de fotos para la portada, pero esta idea se abandonó y Paul hizo la sugerencia de salir fuera del estudio, hacer las fotos para la portada y llamar al álbum sencillamente «Abbey Road«. McCartney preparó los bocetos para que el fotógrafo Iain Mcmillan realizará el 8 de agosto de 1969 una de las portadas más famosas de la historia. La foto de la portada es, además, uno de los fetiches de los defensores de la conspiración «Paul is dead», tal y como relata en su libro Wiliam J. Dowlding: «Se dijo que la portada representaba un cortejo fúnebre. Paul, por ser el cadáver, llevaba el paso cambiado con respecto a los demás Beatles. Por su indumentaria, John era el cura, Ringo el empresario de pompas fúnebres y George el enterrador. Asimismo, Paul va descalzo, y así entierran a sus muertos algunas sociedades. El actor que aparece en la portada no podía ser Paul porque sostenía el cigarrillo con la mano derecha; el Paul de verdad era zurdo, claro. Por otra parte, la matrícula del Volkswagen es «28IF», supuestamente la edad de Paul si («si»- condicional-, en inglés if) hubiera estado vivo.» Paul explicó años después la razón por la que aparece descalzo, «En Londres hacía calor aquel día, un día cálido y agradable… Buen tiempo, no me apetecía llevar zapatos. Así que me presenté en la sesión de fotos en sandalias… luego durante la sesión me las quité y en la foto elegida para la portada, aparezco descalzo, cosa que para la Mafia es un viejo signo de muerte o algo así».
Fue el primer disco del grupo en hacer uso de una máquina de 8 pistas, aunque en el Álbum Blanco hicieron uso de dichos aparatos de forma ocasional. Esto permitió que este álbum fuera grabado más rápidamente que cualquier otro LP de los Beatles desde 1965.
«Shoot me» («dispárame») canta John, junto a una línea de bajo de Paul para la historia y unos acertados redobles de Ringo…, «Come Together» (enlace). Lennon compuso este sucio y glorioso rock poco después de su accidente de coche, «Tim Leary me pidió que compusiera una canción para su campaña para gobernador de California y ‘Come Together’ (Juntémonos) era una expresión que él utilizaba mucho… Lo intenté una y otra vez, sin lograrlo. Lo que sí compuse fue esto, ‘Come Together’, que a él no le servía: una canción de campaña electoral no puede ser así, ¿verdad?«. Para su composición, Lennon tomó como base «You Can’t Catch Me» de Chuck Berry de la que de hecho mantiene el verso ‘Here comes old flat-top’ (Aquí llega el viejo portaaviones). Berry demandó a John por plagio y Lennon zanjó el asunto negando haber copiado la canción y aceptando grabar algunas de las canciones de Berry y compensarlo con los derechos de autor generados («You Can’t Catch Me» y «Sweet Little Sixteen«, aparecerían en su álbum en solitario «Rock ‘n’ Roll» de 1975). Es un temazo con John y Paul destacando a nivel instrumental de forma sobresaliente, John a la guitarra solista y Paul con el bajo y el piano eléctrico.
Los ánimos se sosiegan con la maravillosa e incomparable balada de George «Something» (enlace). Pattie, la mujer de George, inspira esta excepcional canción que mereció los elogios de sus compañeros de grupo, Lennon dijo: «yo creo que es la mejor pista del álbum, en serio», mientras que McCartney mencionó: «Para mí, es la mejor canción que él haya escrito». Con este tema George consigue por primera vez la cara A de un single (junto a «Come Together), «hasta entonces sólo se habían dignado a darme un par de caras «B», pero era la primera vez que obtenía una cara «A». ¡Ya ves!», situación que, aunque dolorosa para Harrison, John explica de forma tan cruel como sincera: «Con ‘Something’, fue la primera vez que George logró una cara «A», y es que de todas formas Paul y yo siempre componíamos las dos caras… No por que quisiéramos apartarle, sino, simplemente, porque su material no estaba a la altura». Es una canción sublime que la gloriosa base rítmica -a cargo de Paul y Ringo- y el enorme arreglo orquestal de George Martin elevan hasta los cielos.
La primera aparición de McCartney como compositor llega con la simpática «Maxwell’s Silver Hammer» (enlace), una siniestra historia sobre un estudiante que asesina a sus víctimas con un martillo de plata edulcorada por una melodía al más puro estilo boudeville. La canción tardó varias sesiones en grabarse -en gran medida por el uso del sintetizador Moog-, provocando la ira de Lennon, «La odio. Sólo recordar la grabación… nos la hizo repetir cien mil veces. Hizo todo lo posible para que fuera un single, pero nunca lo fue y nunca hubiera podido serlo…, pero bueno mientras Paul vaya haciendo cancioncillas folk resultonas como ‘Maxwell’s Silver Hammer’ para las abuelitas, los Beatles podrán seguir llegando al gran público». Melódicamente la canción es irreprochable y, como dice George, «es una de esas canciones que algunos odian y a otros les encanta». A mí me resulta adorable.
McCartney vuelve a la carga y elimina el azúcar de la canción anterior con «Oh! Darling» (enlace), una desgarradora balada rock en la que Paul se deja la garganta. A John siempre le encantó este tema y deseó haberlo cantando, «‘Oh! Darling’ fue una gran canción de Paul que no cantó demasiado bien. Yo siempre pensé que podría haberlo hecho mejor, era más mi estilo que el suyo. Pero él la escribió y por norma general el que escribe la canción la canta, así que yo no la canté, qué le vamos a hacer«. La sencilla, pero efectiva, instrumentación a lo años 50 sirve de contrapunto ideal a un McCartney con auténtico serrín en las cuerdas vocales. Gloriosa.
Tras su debut con «Don’t Pass Me By», Ringo se consagra como compositor en este álbum con la deliciosa «Octopus’s Garden» (enlace). George ayudó (mucho) a Ringo a terminar esta adorable canción que el batería comenzó a componer en Cerdeña (cuando abandonó a los Beatles en 1968) y no dudó en elogiarla: «‘Octopus’s Garden’ es una canción de Ringo. Fíjate que es sólo la segunda canción compuesta por él, y es deliciosa. A Ringo acaba aburriéndole tocar la batería todo el rato, así que en casa toca un poco el piano, aunque por desgracia sólo sabe unos tres acordes. Con la guitarra le pasa lo mismo. Sin embargo, esta canción te llega al alma por la paz que emana. Supongo que actualmente Ringo debe de estar componiendo canciones cósmicas sin darse cuenta». La intro de guitarra de George merece una tesis doctoral.
Lennon vuelve al mando con la hipnótica y fantástica «I Want You (She’s So Heavy)» (enlace), uno de los temas más heavy de la carrera de los Beatles tras la tremenda «Helter Skelter», «… Realmente es muy heavy. John toca la guitarra solista y canta, y no es más que un viejo riff de blues, pero también es una canción muy típica de John… Y una secuencia de acordes muy buena», afirmaba George. La voz de John recita una letra premeditadamenete minimalista frente a un pesado manto de guitarras -que John y George doblaron una y otra vez- y una espectacular línea de bajo de McCartney. Es una de las canciones más largas de la banda y su seco final, que además da por concluida la cara A, uno de los más sorprendentes.
La cara B no puede empezar mejor, si George había demostrado con «Something» que podía acercarse mucho al nivel de Lennon y McCartney, con «Here Comes The Sun» (enlace) lo confirma de forma contundente. Uno de los temas definitivos del pop de todos los tiempos. «La escribí cuando ir a Apple era como ir al colegio (principios de 1969), cuando teníamos que hacer de hombres de negocios, firmar cuentas y ‘firmar esto’ y ‘firmar aquello’. En fin, como en Inglaterra parece que el invierno no acaba nunca, cuando llega la primavera es jauja. Así que un día decidí huir de Apple y me fui a casa de Eric Clapton. Caminaba por su jardín y el alivio de no tener que ver a todos aquellos estúpidos contables era maravilloso. Paseando por el jardín con una de las guitarras acústicas de Eric compuse ‘Here Comes The Sun'». Las guitarras acústicas de esta canción son un tratado de buen gusto. Maravillosa
A pesar del ambiente enrarecido reinante en el seno del grupo, «Because» (enlace) es canción en la que los miembros del grupo más conjuntados parecen en toda la carrera de los Beatles. George, John y Paul cantan en armonía de forma absolutamente admirable esta canción que John compuso basándose en la Sonata del Claro de Luna de Beethoven. Los tres cantantes del grupo grabaron hasta nueve pistas de voz, tal y como explica el productor George Martin : «Una vez grabadas las bases, John, Paul y George cantaron la canción a tres voces. Entonces lo doblamos dos veces, convirtiéndola en una pieza global de nueve voces, es decir, tres voces grabadas tres veces». Bellísima y realmente prodigiosa a nivel vocal.
Con la fastuosa «You Never Give Me Your Money» (enlace) de Paul McCartney, con la crisis financiera de Apple como temática, da comienzo la extraordinaria suite de más de 16 minutos (que recomiendo escuchar de un tirón) con la que los de Liverpool nos obsequian en éste su último disco juntos. De hecho, esta canción en sí ya es un medley puesto que fusiona cuatro temas inacabados de Paul: arranca con la impresionante melodía al piano de «You Never Give Me Your Money» arreglada (¡qué bajo!) de forma magistral, para luego pasar a «That Magic Feeling» con un McCartney tan brillante como teatral al micrófono…, unas bellas armonías seguidas de un brillantísimo puente instrumental nos lleva a la parte «One Sweet Dream», para acabar con el «one, two, three, four, five, six seven, all good children go to heaven». Una obra de arte integral, absolutamente magistral…, cuando termina sólo oímos unos grillos… Grillos que, unidos a un bellísimo fraseo de guitarra reverberado muy influenciado según palabras del propio George Harrison por el ‘Albatross’ de Fleetwood Mac , nos llevan a la delicada «Sun King» (enlace) de John. Con fragmentos cantados en castellano, portugués e italiano utilizados de forma ininteligible, a pesar de su absurda letra y de ser, con mucho la peor canción del disco, es un tema formidable que nos da paso a otra composición de John, «Mean Mr Mustard» (enlace), compuesta en la India y con John y Paul cantando a dos voces como en los buenos tiempos. Sin pausa John ataca de nuevo con «Polytheme Pam» (enlace) la mejor de esta triada de canciones de John. Enormes George y Paul a las armonías y con John recuperando su brío de antaño. Muy buena…, aunque muy corta…pero… Seguimos sin pausa, un inspirado puente instrumental, alguien grita «Look Out!» (cuidado) y llega la sublime «She Came In Through The Bathroom Window» (enlace). ¡Qué canción! Paul compone y canta de forma magistral esta extraña canción sobre unas fans que se colaron en su casa. Instrumentalmente sublime (grandes Ringo y Paul a la base rítmica), fue compuesta originalmente para Joe Cocker, quien acabó cantándola un tiempo después.
Los Beatles nos dan una pausa de apenas un segundo antes de de suenen las primeras y dulces notas de la gran traca final el medley «Golden Slumbers«/»Carry That Weight» / «The End» (enlace del medley completo). Extraordinario trío de canciones de Paul fusionadas de forma magistral. Arrancamos con la dulce «Golden Slumbers» (enlace) que Paul compuso basándose en un poema de Thomas Dekker del que tomó tres versos y sobre el que construyo el resto de la letra y compuso la música. Arreglada con un gusto exquisito, en su minuto y medio transmite una belleza no descriptible con palabras…, cuando, de repente, los timbales de Ringo nos despiertan del sueño en el que estábamos sumergidos para unirnos al coro de «Carry That Weight» (enlace). Cantada a cuatro voces, Paul compuso este tema sobre su sensación de llevar todo el peso de la unión del grupo. Musicalmente parece una prolongación de «You Never Give Me Your Money» (de la que incluye un fragment0) y nos prepara para el gran final. «The End» (enlace) es la última canción del último disco que grabaron los Beatles, ¿cómo podría titularse de otra forma? De nuevo, Paul es el autor de esta joya en la que la banda despliega sus virtudes instrumentales. En primer lugar, Ringo hace su primer y único solo de batería, Paul recuerda; «nunca logramos convencer a Ringo para que hiciera un solo. Únicamente logramos persuadirle de que hiciera los redobles en ‘The End’, de Abbey Road. ‘Odio los solos’, decía», pero la interpretación de Starr, sin ser un prodigio de complejidad, es muy efectiva. Luego tenemos un fantástico duelo de guitarras solistas en el McCartney, Harrison y Lennon van turnándose, por este orden, tocando un compás cada uno. Acojonante. El gran y melódico final acaba con Paul al piano cantando un verso que John definió como «cósmico»: ‘The love you take is equal to love you make’ (El amor que recoges es igual al amor que das). ¿Se puede mejorar esto?
Aunque este debía ser el final del disco, si dejamos el CD sonar oiremos una breve y sencilla canción acústica de Paul, «Her Majesty» (enlace), que está allí fruto de la casualidad, tal y como explica el segundo ingeniero de grabación, John Kurlander: » «Her Majesty» tenía que colocarse en medio del medley del álbum, entre «Mean Mr. Mustard» y «Polythene Pam». Hicimos todas las mezclas y los fundidos para encadenar las canciones, Paul estaba presente y lo escuchamos juntos por primera vez. Dijo: ‘No me gusta «Her Majesty», tírala’, así que la corté y la saqué. Me habían dicho que no tirase nunca nada, así que cuando se fue la recogí del suelo, le puse unos veinte segundos de cinta neutra y la pegué al final de la cinta de montaje. Al día siguiente, en Apple, Malcolm Davies hizo una copia de trabajo de toda la secuencia y, aunque yo había escrito en la caja que «Her Majesty» se había descartado, él también pensó: ‘No hay que tirar nada, así que la pondré al final’. No lo sé a ciencia cierta, pero cuando Paul escuchó la copia de trabajo, seguramente le gustó oír «Her Majesty» colocada al final… No volvimos a mezclar «Her Majesty», así que aquella fue la mezcla que finalmente acabó en el LP«. Por esto «Her Majesty» no tiene acorde de guitarra final (que está aunque inaudible, al principio de «Polythene Pam») y se explica el estridente acorde que marca el principio de «Her Majesty», que pertenece en realidad al final del «Mean Mr. Mustard» original.
«Abbey Road» se editó el 26 de septiembre de 1969 y entró directamente en el nº 1 en ventas y permaneció en él 11 semanas; en diciembre volvió al nº 1 durante 6 semanas, permaneciendo en listas más de año y medio. Pero su éxito va mucho más lejos de lo comercial, en tanto en cuanto es la obra final, el canto del cisne, de la formación musical más prodigiosa de la historia del rock. Nunca tanto talento estuvo al servicio de un solo grupo musical, y ahí están los resultados: una colección de discos maravillosa, el 99% absolutamente imprescindibles, de la que este «Abbey Road» es el epílogo perfecto.
Desgraciadamente, a pesa del excelso nivel artístico exhibido en su último disco es grupo estaba absolutamente roto para estas fechas. Paul seguía siendo un Beatle hasta la médula, pero era el único. John seguía haciendo su vida y, tras pasar unos días desintoxicándose de su adicción a la heroína, grabó una canción sobre la dura experiencia del mono que vivió en sus propias carnes. «Cold Turkey» (enlace), que era la canción en cuestión, fue grabada por John con Ringo a la batería y Klaus Voorman (el de Hamburgo) al bajo, y es un sucio y descarnado rock que John incluso llegó a proponer a Paul como próximo single de los Beatles y que acabó editando en Octubre como trabajo de la Plastic Ono Band ante el rechazo inicial de McCartney.
La canción no era gran cosa, pero tampoco justifica el descarnado y furibundo ataque de la crítica que recibió, si bien éste fue ocasionado más por la sórdida temática del tema que por su calidad musical. No obstante, ninguna de las críticas hizo que John frenara su particular proceso de independencia respecto al grupo. A principios de septiembre, aún durante la grabación de «Abbey Road», John había recibido una invitación de los organizadores del festival Rock and Roll en Toronto. Lennon junto a Yoko, Eric Clapton, Klaur Voormann y Alan White (que acabaría siendo el batería de Yes), no sin antes advertir «no hemos tocado ni ensayado nunca juntos, así que tocaremos canciones que todos conocemos», tocaron «Blue Suede Shoes«, «Money«, «Dizzy Miss Lizzy» (horriblemente mal, por cierto), «Yer Blues«, «Cold Turkey» (con Yoko haciendo el payaso), «Give Peace a Chance» y dos basuras integrales cantadas por Yoko como «Don’t Worry Kyoko» y «John, John (Let’s Hope for Peace)«. La verdad es que fue un mal concierto pero sirvió para que John sintiera la emoción del directo y que fuera consciente de lo encerrado que se sentía dentro de los Beatles. Ni corto ni perezoso, Lennon llamó al manager del grupo, Allen Klein y se lo dejó claro: «Me voy de los Beatles, voy a montar un grupo con Eric Clapton y Klaus Voorman. Quiero anunciarlo a la prensa, prepáralo todo». Klein consiguió disuadirle diciéndole que no anunciara nada hasta que hubiera terminado la negociación que estaba llevando con EMI para renovar su contrato.
John aceptó no decírselo a la prensa, pero nada iba a privarle de decírselo al resto del grupo, y en especial a Paul. El 20 de septiembre de 1969, seis días antes de la edición de «Abbey Road», John le dijo a Paul en medio de una fuerte discusión: «Ya no soy un Beatle. Quiero el divorcio, cómo lo hice de Cynthia, ¿cabe eso en tu jodida cabeza?».
Era el final, y aunque Paul pensó que sólo era una de las rabietas de John, decidió darle tiempo mientras él se trasladaba con toda la familia a la granja que había comprado en Escocia decidido a grabar su primer disco en solitario. George y John lo habían hecho, ¿por qué él no?
Pero lo de John no era una rabieta, aunque aún quedaba para el final…, porque ninguna gran historia acaba sin una gran batalla …
TEXTO: Guillermo Mittelbrunn Beltrán. 9 de marzo de 2013