
- «Lonesome Street»
2. «New World Towers»
3. «Go Out»
4. «Ice Cream Man»
5. «Thought I Was a Spaceman»
6. «I Broadcast»
7. «My Terracotta Heart»
8. «There are Too Many of Us»
9. «Ghost Ship»
10. «Pyongyang»
11. «Ong Ong»
12. «Mirror Ball»
Tras la edición del disco en solitario de Damon, los rumores de un nuevo disco de la banda se acrecentaron, si bien Damon se encargó de enfriar el ambiente declarando que era una «remota posibilidad». Lo cierto es que, en la primavera de 2013 y a causa de la suspensión de unos conciertos de su gira asiática, el grupo alquiló durante cinco días los estudios Avon de Kowloon en Hong Kong y grabaron bastante material. Fueron sesiones sin presión, muy libres, una especie de macro jam-session en la que el grupo trabajo sobre el material que el incansable Albarn tenía compuesto a medio terminar.
Fueron sesiones «relajadas y divertidas», si bien en primera instancia el grupo no consideró de forma seria hacer nada con las canciones allí grabadas. «Creo que debido a que ya habíamos hecho algunos conciertos juntos y nos acostumbramos a tocar juntos de nuevo no había esa sensación de presión de tener que ir al estudio un día concreto con tal productor u otro para intentar componer tu single de regreso. En realidad fue ‘¡vamos al estudio y nos ponemos a tocar! Siendo honesto, realmente no había nada más que hacer después de haber estado de compras», bromeaba Alex James al respecto. De hecho, concluida la gira, cada miembro del grupo continuó con su vida.
Fue Graham quien tuvo claro que entre ese material «había más que suficiente para un muy buen disco» y, ni corto ni perezoso, decidió llamar al inefable Stephen Street, el que fuera productor de la época dorada del grupo y con quien no trabajaban como banda desde el fantástico «Blur» de 1997.
Coxon y Street trabajaron intensamente sobre el material grabado en aquellos cinco días y, una vez vieron que el resultado comenzaba a tener buena pinta, llamaron a Albarn que acababa de terminar su gira de presentación de «Everyday Robots», su disco en solitario. Damon no tardó en contagiarse del entusiasmo de Graham…, tan pronto como escuchó los aún esbozos de las canciones. Albarn se puso a escribir letras, terminar melodías, añadir partes vocales. «Cada vez estaba más entusiasmado por cómo sonaba», recuerda el propio músico.
Mientras, el resto del mundo permanecía ajeno a todas estas maquinaciones, hasta que en febrero de 2015, de forma absolutamente sorpresiva el grupo anunció la publicación de su nuevo disco el día 27 de abril del mismo año. Su
título sería «The Magic Whip». «Hemos hecho un nuevo álbum», dijo Albarn en la rueda de prensa en la que el grupo presentó su nuevo trabajo, «es un álbum muy urbano. Es muy, muy bonito tener algo en nuestras manos de lo que podemos estar orgullosos».
Blur había vuelto, ya era oficial. Las primeras críticas fueron unánimemente favorables. El Telegraph lo puntuó con cinco estrellas en una crítica que tituló «Un retorno triunfante»; RollingStone se quedó en las cuatro estrellas y afirmaba que «Blur ha vuelto y tienen inspiración para repartir…». La nota media del disco extraida de Metacritic es 8,1… Y es que nada más poner el disco en el reproductor, las sensaciones no pueden ser mejores. «Lonesome Street» suena a los mejores Blur, quizás no tiene el nivel de sus singles históricos, pero desde luego no hubiera desentonado en ninguno de sus mejores trabajos. Una estupenda guitarra marca de la factoría Coxon, una maravillosamente saltarina melodía, sonido genuinamente britpopero y unos fabulosos y bizarros arreglos. Puro Blur.
Sin embargo esta es la única concesión a su brillante pasado como líderes del sonido británico de los 90. La siguiente
canción, la melancólica y sobresaliente «New World Towers» suena mucho más al trabajo es solitario de Damon que a los propios Blur. Un fantástico y cadencioso tema que, junto a la canción que la precede, ilustra perfectamente lo que va a ser la dinámica general del disco: alternar el pop más tradicional y festivo propio de llamemos la “época dorada del grupo”, con unos nuevos Blur mucho más tranquilos, innovadores y reflexivos. Gran canción, quizás demasiado larga.
En esa línea que mira más al pasado tendríamos a “Go Out”, la siguiente canción que además sirvió como primer single del disco. Es efectiva, suena fantásticamente bien y, en general, está a buen nivel…, pero no por ello deja de ser el peor primer single que el grupo ha editado en su carrera. Cierto es que estamos hablando de un grupo cuyos primeros singles han sido siempre canciones que han entrado en el Olimpo de la música desde el primer momento: “She’s So High”, «For Tomorrow«, «Girls & Boys«, «Country House«,»Beetlebum«, «Tender«, «Out of Time«… Pues eso, es una buena canción pero no resiste la comparación con el pasado del grupo.
Mucho más interesante resulta “Ice Cream Man” con un sinuoso y electrónico comienzo al que la guitarra acústica de
Graham enseguida dota de calor orgánico. Una canción estupenda en el que tanto el sonido pop tradicional del grupo como las cadencias más melancólicas de algunos de los proyectos paralelos de Albarn están perfectamente representados. Sin duda una de mis preferidas del álbum. Fantástica. Los arreglos de guitarra de Coxon, como siempre, merecen mención aparte.
Tiempo ahora para los “nuevos” Blur con “Thought I Was a Spaceman«. Aunque mejor deberíamos decir los nuevos Blur fusionados con el viejo Bowie, pues la influencia del Duque Blanco es más que evidente en este fantástico y atmosférico tema que va subiendo poco a poco de intensidad. Muy buena canción.
Retornamos al pasado del grupo, en esta ocasión a sus tradicioneles arrebatos punkrockeros, con «I Broadcast«. Un estilo en el que Blur se mueve como pez en el agua y tantas veces lo ha demostrado «Advert», «Popscene», «Bank Holiday», «Song 2″… A estas alturas ya podemos afirmar que el retorno de Blur está mereciendo, y mucho, la pena.
«My Terracotta Heart«, un extraordinario y melancólico medio tiempo de aires pseudo-latinos, nos devuelve a los Blur más reflexivos. Damon canta con extraordinaria sensibilidad una canción primorosamente producida y arreglada de forma preciosista. Evocadora y relajante, uno de los momentos más mágicos de un disco cuyo momento más brillante quizás llegue con la sobresaliente «There are Too Many of Us«, un auténtico temazo que, en mi opinión, debería haber sido el primer single. Una canción a la altura de lo mejor del grupo y cuya intensidad deja sin habla desde la primera escucha. Todo en ella es perfecto y, en lo melódico, recuerda a la amarga y maravillosa melancolía que transmitían muchas de las canciones de «Modern Life Is Rubbish», el brillante segundo disco del grupo. Sobresaliente.
Tras semejante descarga emocional los suaves ritmos pop de «Ghost Ship» se agradecen. Una canción mucho más
lidera y con una bonita melodía. Graham, como es habitual, se sale del mapa con una guitarra que engrandece un tema que da paso a otros de los más brillantes (y van varios) momentos del disco: la fabulosa «Pyongyang«, una maravilla de aires orientales que vuelve a recordar al mejor Bowie y que queda a la altura de las mejores e intensas baladas de la banda como «This Is A Low». Una canción tremenda que termina de poner la guinda a un álbum que, ahora sí, ya podemos decir está a la altura del grupo y supone uno de los mejores «disco de retorno» que mi memoria puede recordar. Brillante.
Y eso que aún nos quedan un par de canciones. La premeditadamente tontorrona «Ong Ong» supone un ligero e infeccioso contrapunto a la transcendentalidad de»Pyongyang» y con la notable balada «Mirror Ball«, una ampulosa canción que parece combinar con acierto los ambientes Western con sonidos orientaloides, pone el punto final a un disco fantástico. Blur ha vuelto.
VALORACIÓN GUILLETEK: 8,5/10
Texto: Guillermo Mittelbrunn Beltrán. 3 de mayo de 2015
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