BLUR: «The Magic Whip» (2015) (8,5/10)

  1. «Lonesome Street»
    2. «New World Towers»
    3. «Go Out»
    4. «Ice Cream Man»
    5. «Thought I Was a Spaceman»
    6. «I Broadcast»
    7. «My Terracotta Heart»
    8. «There are Too Many of Us»
    9. «Ghost Ship»
    10. «Pyongyang»
    11. «Ong Ong»
    12. «Mirror Ball»

Tras la edición del disco en solitario de Damon, los rumores de un nuevo disco de la banda se acrecentaron, si bien Damon se encargó de enfriar el ambiente declarando que era una «remota posibilidad». Lo cierto es que, en la primavera de 2013 y a causa de la suspensión de unos conciertos de su gira asiática, el grupo alquiló durante cinco días los estudios Avon de Kowloon en Hong Kong y grabaron bastante material. Fueron sesiones sin presión, muy libres, una especie de macro jam-session en la que el grupo trabajo sobre el material que el incansable Albarn tenía compuesto a medio terminar.

Fueron sesiones «relajadas y divertidas», si bien en primera instancia el grupo no consideró de forma seria hacer nada con las canciones allí grabadas. «Creo que debido a que ya habíamos hecho algunos conciertos juntos y nos acostumbramos a tocar juntos de nuevo no había esa sensación de presión de tener que ir al estudio un día concreto con tal productor u otro para intentar componer tu single de regreso. En realidad fue ‘¡vamos al estudio y nos ponemos a tocar! Siendo honesto, realmente no había nada más que hacer después de haber estado de compras», bromeaba Alex James al respecto. De hecho, concluida la gira, cada miembro del grupo continuó con su vida.

Fue Graham quien tuvo claro que entre ese material «había más que suficiente para un muy buen disco» y, ni corto ni perezoso, decidió llamar al inefable Stephen Street, el que fuera productor de la época dorada del grupo y con quien no trabajaban como banda desde el fantástico «Blur» de 1997.

Coxon y Street trabajaron intensamente sobre el material grabado en aquellos cinco días y, una vez vieron que el resultado comenzaba a tener buena pinta, llamaron a Albarn que acababa de terminar su gira de presentación de «Everyday Robots», su disco en solitario. Damon no tardó en contagiarse del entusiasmo de Graham…, tan pronto como escuchó los aún esbozos de las canciones. Albarn se puso a escribir letras, terminar melodías, añadir partes vocales. «Cada vez estaba más entusiasmado por cómo sonaba», recuerda el propio músico.

Mientras, el resto del mundo permanecía ajeno a todas estas maquinaciones, hasta que en febrero de 2015, de forma absolutamente sorpresiva el grupo anunció la publicación de su nuevo disco el día 27 de abril del mismo año. Su título sería «The Magic Whip». «Hemos hecho un nuevo álbum», dijo Albarn en la rueda de prensa en la que el grupo presentó su nuevo trabajo, «es un álbum muy urbano. Es muy, muy bonito tener algo en nuestras manos de lo que podemos estar orgullosos».

Blur había vuelto, ya era oficial. Las primeras críticas fueron unánimemente favorables. El Telegraph lo puntuó con cinco estrellas en una crítica que tituló «Un retorno triunfante»; RollingStone se quedó en las cuatro estrellas y afirmaba que «Blur ha vuelto y tienen inspiración para repartir…». La nota media del disco extraida de Metacritic es 8,1… Y es que nada más poner el disco en el reproductor, las sensaciones no pueden ser mejores. «Lonesome Street» suena a los mejores Blur, quizás no tiene el nivel de sus singles históricos, pero desde luego no hubiera desentonado en ninguno de sus mejores trabajos. Una estupenda guitarra marca de la factoría Coxon, una maravillosamente saltarina melodía, sonido genuinamente britpopero y unos fabulosos y bizarros arreglos. Puro Blur.

Sin embargo esta es la única concesión a su brillante pasado como líderes del sonido británico de los 90. La siguiente canción, la melancólica y sobresaliente «New World Towers» suena mucho más al trabajo es solitario de Damon que a los propios Blur. Un fantástico y cadencioso tema que, junto a la canción que la precede, ilustra perfectamente lo que va a ser la dinámica general del disco: alternar el pop más tradicional y festivo propio de llamemos la “época dorada del grupo”, con unos nuevos Blur mucho más tranquilos, innovadores y reflexivos. Gran canción, quizás demasiado larga.

En esa línea que mira más al pasado tendríamos a “Go Out”, la siguiente canción que además sirvió como primer single del disco. Es efectiva, suena fantásticamente bien y, en general, está a buen nivel…, pero no por ello deja de ser el peor primer single que el grupo ha editado en su carrera. Cierto es que estamos hablando de un grupo cuyos primeros singles han sido siempre canciones que han entrado en el Olimpo de la música desde el primer momento: “She’s So High”, «For Tomorrow«, «Girls & Boys«, «Country House«,»Beetlebum«, «Tender«, «Out of Time«… Pues eso, es una buena canción pero no resiste la comparación con el pasado del grupo.

Mucho más interesante resulta “Ice Cream Man” con un sinuoso y electrónico comienzo al que la guitarra acústica de Graham enseguida dota de calor orgánico. Una canción estupenda en el que tanto el sonido pop tradicional del grupo como las cadencias más melancólicas de algunos de los proyectos paralelos de Albarn están perfectamente representados. Sin duda una de mis preferidas del álbum. Fantástica. Los arreglos de guitarra de Coxon, como siempre, merecen mención aparte.

Tiempo ahora para los “nuevos” Blur con “Thought I Was a Spaceman«. Aunque mejor deberíamos decir los nuevos Blur fusionados con el viejo Bowie, pues la influencia del Duque Blanco es más que evidente en este fantástico y atmosférico tema que va subiendo poco a poco de intensidad. Muy buena canción.

Retornamos al pasado del grupo, en esta ocasión a sus tradicioneles arrebatos punkrockeros, con «I Broadcast«. Un estilo en el que Blur se mueve como pez en el agua y tantas veces lo ha demostrado «Advert», «Popscene», «Bank Holiday», «Song 2″… A estas alturas ya podemos afirmar que el retorno de Blur está mereciendo, y mucho, la pena.

«My Terracotta Heart«, un extraordinario y melancólico medio tiempo de aires pseudo-latinos, nos devuelve a los Blur más reflexivos. Damon canta con extraordinaria sensibilidad una canción primorosamente producida y arreglada de forma preciosista. Evocadora y relajante, uno de los momentos más mágicos de un disco cuyo momento más brillante quizás llegue con la sobresaliente «There are Too Many of Us«, un auténtico temazo que, en mi opinión, debería haber sido el primer single. Una canción a la altura de lo mejor del grupo y cuya intensidad deja sin habla desde la primera escucha. Todo en ella es perfecto y, en lo melódico, recuerda a la amarga y maravillosa melancolía  que transmitían muchas de las canciones de «Modern Life Is Rubbish», el brillante segundo disco del grupo. Sobresaliente.

Tras semejante descarga emocional los suaves ritmos pop de «Ghost Ship» se agradecen. Una canción mucho más lidera y con una bonita melodía. Graham, como es habitual, se sale del mapa con una guitarra que engrandece un tema que da paso a otros de los más brillantes (y van varios) momentos del disco: la fabulosa «Pyongyang«, una maravilla de aires orientales que vuelve a recordar al mejor Bowie y que queda a la altura de las mejores e intensas baladas de la banda como «This Is A Low». Una canción tremenda que termina de poner la guinda a un álbum que, ahora sí, ya podemos decir está a la altura del grupo y supone uno de los mejores «disco de retorno» que mi memoria puede recordar. Brillante.

Y eso que aún nos quedan un par de canciones. La premeditadamente tontorrona «Ong Ong» supone un ligero e infeccioso contrapunto a la transcendentalidad de»Pyongyang» y con la notable balada «Mirror Ball«, una ampulosa canción que parece combinar con acierto los ambientes Western con sonidos orientaloides, pone el punto final a un disco fantástico. Blur ha vuelto.

VALORACIÓN GUILLETEK: 8,5/10

Texto: Guillermo Mittelbrunn Beltrán. 3 de mayo de 2015

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Blur. Capítulo 10 (2011-Actualidad). ¿Por qué dejarlo? «The Magic Whip»

Y  acabó 2010, y llegó 2011 y Damon seguía sin parar. Su nueva ocurrencia fue colaborar con Paul McCartney en un nuevo proyecto con Gorillaz pero, a pesar de que ambos músicos  afirmaron que habían hablado entre ellos de esta posibilidad (el ex-Beatle siempre se ha declarado admirador de Gorillaz y Albarn ha declarado que Gorillaz se basan en gran medida en los que «Paul McCartney hizo con «McCartney II»), el proyecto no fructificó  y apenas quedó en un par de actuaciones en las que ambos compartieron escenario con la agrupación africana African Express en 2012 (enlace). Y siguiendo con la vía africana, Damon editó en octubre de 2011 «Kinshasa One Two«, un disco en el que reunió a diez productores congoleños con la idea de dar a conocer la música contemporánea que se hacía en la recién nacida República Democrática del Congo. Una mera  curiosidad.

Más interesante resultó el nuevo y enésimo proyecto de Damon, Rocket Juice & the Moon. En esta ocasión Albarn formó una nueva «súper banda» en la que unió sus fuerzas al superlativo bajista de  Red Hot Chili Peppers, Flea, y al baterista nigeriano  Tony Allen, con el que ya formó The Bad, The Good And The Queen. A diferencia del extraordinario trabajo que el anterior «supergrupo» de Albarn edito en 2007 y que estaba repleto de maravillosos aires melancólicos, el disco tiene un marcado tono afrobeat y funk. No es un disco fácil para quien busque melodías pop, y está muy centrado en los sonidos africanos («Hey Shooter«, «Lolo«), pero tiene momentos gloriosos como «Poison«.

Era obvio que Damon estaba más que ocupado y además Graham Coxon, según se públicó en la prensa musical especializada, estaba ultimando su 0ctavo disco en solitario. ¿Se esfumaba la posibilidad de la reunificación definitiva? Todo parecía apuntar a que así era, pero entonces llegó la noticia, Blur realizaría un nuevo macro concierto en Hyde Park para clausurar los juegos olímpicos de Londres en el verano de 2012…, y no sólo eso, ¡habría material nuevo!

De hecho, la banda al completo -Damon, Graham, Alex y Dave-, entró al estudio a principios de 2012 y grabaron varias canciones nuevas, entre ellas una canción que Damon afirmó haber «escrito para el concierto de Hyde Park, me muero de ganas de tocarla ante toda esa gente» y que Alex definió como «una de esas grandes baladas de Blur y que te hacen llorar mientras la escuchas». De hecho, Damon y Graham llegaron a interpretar una primera versión su nueva canción, «Under The Westway«, en formato acústico durante la gala Warldchild previa a los premios Brit.

En la gala de los Brit de 2012, Blur recibió el premio por su contribución a la música y cerraron el programa con una imponente actuación en vivo  de cinco de sus grandes éxitos: “Girls & Boys”, “Song 2″, “Tender”, “This Is a Low” y “Parklife” (Phil Daniels incluido)

Poco después en abril de 2012, Graham editó su nuevo trabajo en solitario «A+E«. Coxon sorprendió a propios y extraños contratando a Ben Hillier, el que fuera productor de Think Tank, el único disco de Blur en el que el guitarrista no participó y, sin duda, el más alejado de su ideario sonoro. Y es que, si «The Spining Top» era un notable ejercicio de música acústica, este «A+E» es todo lo contrario. Es francamente sorprendente ver a Graham moverse entre sonidos electrónicos y baterías sintetizadas. Es como si, en su reencuentro con Damon, se hubiera adscrito a la afición música electrónica que tanto practica su compañero. No obstante los sonidos punk y nueva-oleros siguen siendo el motivo principal del disco si bien matizados con algo de electrónica y un ambiente mucho más experimental. La crítica recibió muy bien el disco (9/10 en NME, 4,5/5 en Allmusic) y ciertamente tiene momentos muy disfrutables como la arrolladora»What’ll It Take» o la estupenda «Oh Yeh Oh Yeh» (temazo en toda regla) destacando la nueva seguridad de Coxon a la hora de cantar, mucho más firme ante el micrófono. Buen álbum, lleno de descargas de adrenalina como «Running For Your Life» o «Advice» pero también con pequeños guiños a la psicodelia como «Seven Naked Valleys«.

Al mes siguiente Damon edita su siguiente proyecto, ahora, por primera vez, bajo su nombre. ¿Pop?, ¿dance?, ¿punk?, ¿funk?, ¿afrobeat?, pues no: ópera. En mayo de 2012, Albarn publica «Dr. Dee: An English Opera», una obra de extrañas formas operísticas basado en las andanzas de John Dee, matemático y consejero de la reina Isabel I en el siglo XVI.

Una obra compleja, un proyecto de alto riesgo que fue estrenada con considerable éxito en julio de 2011 en Manchester y que, como decíamos, en mayo de 2012 se edita como disco. Como álbum podría antojarse excesivamente complejo y heterogéneo fusionando música renacentista, pop, sorprendentes momentos orientaloides y hasta elementos triphoperos,  pero una vez vencido el impacto inicial es un trabajo más que aconsejable. La crítica se movió entre elogios emocionados y acusaciones de presuntuosidad, lo habitual con este tipo de trabajos.

Y es que es difícil resistirse a la belleza de campiña inglesa que emana de la espectacular «Apple Carts«, maravillosa de principio a fin, o no disfrutar con la angelical «O Spirit, Animate Us«, la barroca y hermosísima «The Moon Exalted«, la excelente «The Marvelous Dream» (que no hubiera desencajado en un disco de Blur), los aires bucólicos de «Cathedrals» o la maravillosa canción que cierra el disco, «The Dancing King«. Los momentos púramente operísticos, liderados por voces líricas como «Man Of England«, «Coronation», «A Prayer«, «Edward Kelly«, «Temptation Comes in the Afternoon» o «Tree Of Beauty» pueden hacerse más duros para los no iniciados en este tipo de sonidos y también hay algunos cortes que, aunque están lejos de ser malos, se hacen pesadotes como «Saturn«. Un gran disco, no es fácil, pero merece la pena darle la oportunidad que merece. Dudo que nadie se arrepienta.

El 2 de julio 2012 fue la fecha elegida por Blur para publicar su flamante y nuevo single «Under The Westway» en formato digital. La edición en formato físico tuvo que esperar a agosto. La crítica destacó las influencias de los Beatles («Hey Jude»), David Bowie («Life On Mars?») y Procol Harum («A Whiter Shade Of Pale») y destacó la belleza de la melodía y la melancolía desprendida de sus versos considerándola «una de las más bonitas canciones que nunca han escrito y sin duda una de las más tristes». Es una canción sencillamente preciosa y emotiva a más no poder. Creo que de julio a noviembre de 2012 aproximadamente no escuché otra cosa y, aún hoy en día, me hipnotiza cada vez que la oigo. Una maravilla. Acompañada de la mucho más floja aunque divertida «The Puritan«, alcanzando tan solo un número 34 en listas. La razón de tan baja posición -dada la excelencia de la canción-, se debe a que, una vez más, se editó en unidades limitadas, la ausencia de publicidad además de la no existencia de un disco que respaldara el single.

Como parte de las celebraciones que rodearon Ceremonia de Clausura de las Olimpiadas de Londres 2012, Blur fue anunciado como cabeza de cartel de un concierto que se celebraría el domingo 12 de Agosto en Hyde Park. acompañado por Bombay Bycicle Club, New Order y The Specials.

En fechas previas al concierto Damon realizó ambiguas -e incluso contradictorias- declaraciones que podían hacer pensar que este podría ser el último concierto del grupo.  Damon Albarn es un perfecto conocedor del showbiz y, así, consiguió aumentar el interés por un show que pretendía  convertirse en algo histórico.

Y, sin duda, lo consiguió. Más de 80.000 personas abarrotaron el recinto escrupulosamente preparado para la ocasión con cientos de banderas británicas y enormes pantallas gigantes desde las que los asistentes pudieron ver la ceremonia de clausura que se celebró en el Estadio Olímpico. El himno británico fue coreado por la multitud mientras el principe Harry ocupaba su puesto. Las enormes pantallas sobre las que se leía el nombre del grupo se abrieron dejando ver el escenario, con réplica del Westway incluida… «Are You Ready?» gritó Damon y entonces, «Girls & Boys» y luego la locura…

Desde un primer momento estuvo claro que iba a ser una gran noche. El sonido era espectacular, Damon estaba pletórico, con una voz que queda lejos del juvenil entusiasmo de los 90 pero dotada ahora de una madurez cargada de personalidad. Graham lucía brillante a la guitarra, seguro a los coros, participativo y sorprendentemente sonriente. Alex repartía sus gestos y se mostraba con su maestría habitual con el bajo y Dave, en su línea, robusto tras sus tambores. «London Loves» (¿puede haber canción más apropiada para el evento?) fue perfecta, con un Graham estelar. Lo de «Tracy Jacks» ya fue de traca, reconozco que tengo debilidad por esta canción, pero es esta versión en directo es posiblemente la más brillante que nunca han interpretado. Brutal.

Y luego llegaron una excelente «Jubilee» con Albarn regalando brincos y gestos para la galería, una espectacular «Beetlebum» (lo de esta canción no es mormal), el momento de Graham con «Coffee & TV», antes de llegar a un hermosa interpretación de «Out Of Time» para la que Khyam Allami se unió al grupo.

Hasta aquí, un concierto maravilloso, si bien prácticamente exacto al que el grupo ofreciera en el mismo escenario tres años atrás. La primera sorpresa de la noche llegó con «Young & Lovely«, una fabulosa canción que quedó relegada a cara B de «Chemical World» en 1993 y que aquí fue recatada para regocijo de los fans más avezados de la banda. Si la parte de guitarra no te pone los pelos como escarpias pide hora en el otorrino y en el cardiólogo, y no necesariamente en ese orden

Y luego se sucedieron «Trimm Trabb» con Damon metiéndose entre el público para delirio del mismo, una sorprendente y excelente «Caramel«, «Sunday Sunday», un «Country House» que desató la locura del respetable. «Parklife» contó con Phil Daniels y con Harry Enfield caracterizado de la clásica sirvienta inglesa. Muy brit todo.

Hora de subir las revoluciones, la poco conocida «Colin Zeal» del «Modern Life Is Rubbish» abrió las hostilidades,  y «Popscene», «Advert» y una incendiaria  «Song 2» terminaron por pegar fuego al parque londinense, Menos mal que apaciguaron los ánimos con la hermosa y delicada «No Distance Left to Run» un «Tender» de otro mundo con Damon sellando su reconciliación con Graham con un beso sobre el escenario y el público alargando la canción hasta llevarla a la gloria. Espectacular. El concierto se cerró  con la eterna e inconmensurable  «This Is a Low«.

Y entonces llegaron los bises y ¡¡qué bises!!, los sinuosos acordes de piano de «Sing«, provocaron los aplausos de los fans más cerrados del grupos encantados de escuchar una de las perlas de su primer álbum, antes de que llegara el gran momento de la noche. Blur interpretaron ante las más de 80.000 personas presentes su nuevo tema: «Under the Westway«. «Esta canción la hemos escrito para vosotros». Un himno instantáneo. Que una canción, en su primera interpretación en directo, sea coreada al unísono y consiga tal nivel de catarsis colectiva está al alcance de muy pocos, de  muy, muy pocos. Un tema absolutamente emocionante y sublime de principio a fin. ¿Estamos ante un clásico?, el tiempo lo dirá.

«Intermission» sirvió para desencoger los corazones antes de llegar a la traca final. «End of a Century» volvió a demostrar porque es una de las mejores canciones que nunca se han escrito, la atemporal «For Tomorrow«, londinense hasta la médula, encajó como un guante en el evento y la colosal «The Universal» pusó la guinda a un pastel perfecto del mejor pop que se puede disfrutar en el mundo desde la desaparición de los Beatles. Ahí queda eso. Poco hay que decir de esta canción , sólo una de sus línea define a toda una generación, la de los 90: «Cómo nos gusta cantar juntos…, aunque los versos sean los equivocados». Belleza absoluta.

Como no podía ser de otra forma un DVD y un doble disco recogieron el evento. El doble CD se edito en agosto de 2012 y el DVD en diciembre, ambos son los mejores testimonios de la banda en directo. Sin filtros técnicos, ni efectos de posproducción. Imprescindibles.

Poco después del concierto que, recordemos, Damon había anunciado como el último de la banda, el cantante moderó su discurso y, en marzo de 2013, el grupo volvió a la carretera. Los rumores sobre un nuevo disco cada vez eran más fuertes y tanto Graham como Damon no terminaban de acallarlos. Tan pronto lo negaban como lo daban como un hecho casi seguro

Mientras el grupo comenzó su nueva gira, que les llevó a México, Estados Unidos, Honk Kong, Indonesia, España (Barcelona), Portugal, Finlandia, Polonia, Bélgica, Francia, Suiza… Toda una gira mundial. No obstante, quizás el momento más especial y recordado de este tour sea lo ocurrido el 23 de marzo de 2013 durante un receso de la misma. Graham y Damon acudieron a la gala de la asociación Teenage Cancer Trust celebrada en el Royal Albert Hall, de Londres. La gran sorpresa llegó cuando ¡¡¡Noel Gallaguer!!! y presentó a «Damon Albarn, y Graham Coxon, a los que se unirá el gran Paul Weller, así que sentaros, abrid vuestra mente, dejad la mierdas y escuchad la música».

Graham y Damon realizaron una sencilla versión del «May I» de Kevin Ayers antes de que Paul Weller subiera al escenario junto al poeta beat Michael Horovitz quien recitó su «Ballade of the Nocturnal Commune» acompañado por la performance del trío Weller-Albarn-Coxon, con este último al saxofón. Y entonces… Paul Weller se sentó a la batería, Graham recuperó su guitarra, Damon cogió otra, se acercó al micrófono y, con una pícara sonrisa, dijo: «Noel?»

…Y ocurrió… Noel Gallaguer se unió a Graham, Damon y Weller en una sorprendente interpretación de «Tender«, canción elegida según el guitarrista de Oasis porque «era fácil» y en la que incluso Gallaguer se animó a realizar unas segundas voces de su cosecha en las partes cantadas de Graham. Un momento histórico que, cómo no, el predecible Liam Gallaguer calificó de patético…

Y siguieron los rumores sobre un nuevo disco hasta que, a finales de 2013, Damon Albarn anunció la salida del que sería su primer disco en solitario. De hecho, si tenemos en cuenta «Dr. Dee» sería el segundo, pero Albarn considera su faceta operística como un proyecto paralelo. El disco se titularía «Everyday Robots» y se editaría en abril de 2014. En el mismo comunicado, Damon anunció que, tras la «edición de mi disco en solitario realizaré una gira en la que tocaré temas del álbum, de Blur, de Gorillaz y de todo lo que hecho en este tiempo, porque todas estas canciones son parte de mí. Después de eso, me reuniré con los chicos y trabajaremos sobre el nuevo disco de Blur». ¿La confirmación definitiva?, eso parece.

No obstante, el incontenible Damon también proclamó la formación de una nueva súperbanda llamada Fresh Touch en la que uniría sus fuerzas a las de Flea, de Red Hot Chili Peppers, Nick Zinner de los Yeah Yeah Yeahs, y Alex Kapranos de Franz Ferdinand. Casi nada

Entre tanto, en abril de 2014 se editó el  disco de Albarn, «Everyday Robots«, su primer disco en solitario. Y es que, hasta ahora y exceptuando el caso especial de “Dr. Dee”, siempre había usado formaciones bajo las que proteger su nombre a pesar haber sido el principal/único artífice de la música que aparecía en la mayoría de ellos. “Yo siempre he sido el autor de la música, ya sabes, en Blur, en Gorillaz…, la diferencia es que ahora pongo mi nombre y supongo que eso es como entrar en una nueva fase”. Partiendo de una 60 canciones, Damon y Richard Russell –con el que ya colaboró en la producción del álbum de Bobby Womack “The Bravest Man in the Universe” (2012)-, realizaron una primera selección. Russell, productor del disco, afirmó al respecto: “es definitivamente distinto a todo lo que ha hecho, ha escrito muchas canciones y ha trabajado muy duro en expresar sentimientos muy personales pero que, a la vez, pudieran resultar interesantes para quien escuche las canciones… Él ha querido crear sonidos muy atmosféricos y eso es lo que yo he intentado”.

Es un gran disco, empezando por el tema que le da título, “Everyday Robots”, una estupenda canción sobre la deshumanización en la era digital. Cadenciosamente guiada por un siniestro sampler de violín y varios fragmentos de voz extraídos de la obra «The Gasser» (1960) que Lord Buckley grabara sobre la vida del conquistador Álvar Núñez Cabeza de Vaca. Resulta sobrecogedoramente melancólica y una perfecta introducción para un disco muy alejado de los joviales sonidos de quien escribiera himnos juveniles como “Girls & Boys”. «We are everyday robots on our phones…». Maravillosa, un verdadero temazo que sirvió de single de adelanto al disco.

El disco está salpicado de grandes canciones que dan fe del talento de Damon. La excelente “Hostiles”, otra enorme canción de tonos ocres que se acerca a alguna de las sonoridades que Albarn explorara con The Good The Band And The Queen; el Pop de altos quilates de “Lonely Press Play”, muy en la línea melódica de algunos cortes de Gorillaz; la animada “Mr. Tembo”; “The Selfish Giant”, un sugerente cuento para adultos con la heroína como transfondo y con la colaboración vocal de Natasha Kahn (Bat For Lashes); la melancolía de  pop de «The Story Of A Cheating Heart» o el góspel blanco de «Heavy Seas Of Love«, con Brian Eno a los coros.

Tras la edición del disco en solitario de Damon, los rumores de un nuevo disco de la banda se acrecentaron, si bien Damon se encargó de enfriar el ambiente declarando que era una «remota posibilidad». Lo cierto es que, en la primavera de 2013 y a causa de la suspensión de unos conciertos de su gira asiática, el grupo alquiló durante cinco días los estudios Avon de Kowloon en Hong Kong y grabaron bastante material. Fueron sesiones sin presión, muy libres, una especie de macro jam-session en la que el grupo trabajo sobre el material que el incansable Albarn tenía compuesto a medio terminar.

Fueron sesiones «relajadas y divertidas», si bien en primera instancia el grupo no consideró de forma seria hacer nada con las canciones allí grabadas. «Creo que debido a que ya habíamos hecho algunos conciertos juntos y nos acostumbramos a tocar juntos de nuevo no había esa sensación de presión de tener que ir al estudio un día concreto con tal productor u otro para intentar componer tu single de regreso. En realidad fue ‘¡vamos al estudio y nos ponemos a tocar! Siendo honesto, realmente no había nada más que hacer después de haber estado de compras», bromeaba Alex James al respecto. De hecho, concluida la gira, cada miembro del grupo continuó con su vida.

Fue Graham quien tuvo claro que entre ese material «había más que suficiente para un muy buen disco» y, ni corto ni perezoso, decidió llamar al inefable Stephen Street, el que fuera productor de la época dorada del grupo y con quien no trabajaban como banda desde el fantástico «Blur» de 1997.

Coxon y Street trabajaron intensamente sobre el material grabado en aquellos cinco días y, una vez vieron que el resultado comenzaba a tener buena pinta, llamaron a Albarn que acababa de terminar su gira de presentación de «Everyday Robots», su disco en solitario. Damon no tardó en contagiarse del entusiasmo de Graham…, tan pronto como escuchó los aún esbozos de las canciones. Albarn se puso a escribir letras, terminar melodías, añadir partes vocales. «Cada vez estaba más entusiasmado por cómo sonaba», recuerda el propio músico.

Mientras, el resto del mundo permanecía ajeno a todas estas maquinaciones, hasta que en febrero de 2015, de forma absolutamente sorpresiva el grupo anunció la publicación de su nuevo disco el día 27 de abril del mismo año. Su título sería «The Magic Whip». «Hemos hecho un nuevo álbum», dijo Albarn en la rueda de prensa en la que el grupo presentó su nuevo trabajo, «es un álbum muy urbano. Es muy, muy bonito tener algo en nuestras manos de lo que podemos estar orgullosos».

Blur había vuelto, ya era oficial. Las primeras críticas fueron unánimemente favorables. El Telegraph lo puntuó con cinco estrellas en una crítica que tituló «Un retorno triunfante»; RollingStone se quedó en las cuatro estrellas y afirmaba que «Blur ha vuelto y tienen inspiración para repartir…». La nota media del disco extraida de Metacritic es 8,1… Y es que nada más poner el disco en el reproductor, las sensaciones no pueden ser mejores. «Lonesome Street» suena a los mejores Blur, quizás no tiene el nivel de sus singles históricos, pero desde luego no hubiera desentonado en ninguno de sus mejores trabajos. Una estupenda guitarra marca de la factoría Coxon, una maravillosamente saltarina melodía, sonido genuinamente britpopero y unos fabulosos y bizarros arreglos. Puro Blur.

Sin embargo esta es la única concesión a su brillante pasado como líderes del sonido británico de los 90. La siguiente canción, la melancólica y sobresaliente «New World Towers» suena mucho más al trabajo es solitario de Damon que a los propios Blur. Un fantástico y cadencioso tema que, junto a la canción que la precede, ilustra perfectamente lo que va a ser la dinámica general del disco: alternar el pop más tradicional y festivo propio de llamemos la “época dorada del grupo”, con unos nuevos Blur mucho más tranquilos, innovadores y reflexivos. Gran canción, quizás demasiado larga.

En esa línea que mira más al pasado tendríamos a “Go Out”, la siguiente canción que además sirvió como primer single del disco. Es efectiva, suena fantásticamente bien y, en general, está a buen nivel…, pero no por ello deja de ser el peor primer single que el grupo ha editado en su carrera. Cierto es que estamos hablando de un grupo cuyos primeros singles han sido siempre canciones que han entrado en el Olimpo de la música desde el primer momento: “She’s So High”, «For Tomorrow«, «Girls & Boys«, «Country House«,»Beetlebum«, «Tender«, «Out of Time«… Pues eso, es una buena canción pero no resiste la comparación con el pasado del grupo.

Mucho más interesante resulta “Ice Cream Man” con un sinuoso y electrónico comienzo al que la guitarra acústica de Graham enseguida dota de calor orgánico. Una canción estupenda en el que tanto el sonido pop tradicional del grupo como las cadencias más melancólicas de algunos de los proyectos paralelos de Albarn están perfectamente representados. Sin duda una de mis preferidas del álbum. Fantástica. Los arreglos de guitarra de Coxon, como siempre, merecen mención aparte.

Tiempo ahora para los “nuevos” Blur con “Thought I Was a Spaceman«. Aunque mejor deberíamos decir los nuevos Blur fusionados con el viejo Bowie, pues la influencia del Duque Blanco es más que evidente en este fantástico y atmosférico tema que va subiendo poco a poco de intensidad. Muy buena canción.

Retornamos al pasado del grupo, en esta ocasión a sus tradicioneles arrebatos punkrockeros, con «I Broadcast«. Un estilo en el que Blur se mueve como pez en el agua y tantas veces lo ha demostrado «Advert», «Popscene», «Bank Holiday», «Song 2″… A estas alturas ya podemos afirmar que el retorno de Blur está mereciendo, y mucho, la pena.

«My Terracotta Heart«, un extraordinario y melancólico medio tiempo de aires pseudo-latinos, nos devuelve a los Blur más reflexivos. Damon canta con extraordinaria sensibilidad una canción primorosamente producida y arreglada de forma preciosista. Evocadora y relajante, uno de los momentos más mágicos de un disco cuyo momento más brillante quizás llegue con la sobresaliente «There are Too Many of Us«, un auténtico temazo que, en mi opinión, debería haber sido el primer single. Una canción a la altura de lo mejor del grupo y cuya intensidad deja sin habla desde la primera escucha. Todo en ella es perfecto y, en lo melódico, recuerda a la amarga y maravillosa melancolía  que transmitían muchas de las canciones de «Modern Life Is Rubbish», el brillante segundo disco del grupo. Sobresaliente.

Tras semejante descarga emocional los suaves ritmos pop de «Ghost Ship» se agradecen. Una canción mucho más lidera y con una bonita melodía. Graham, como es habitual, se sale del mapa con una guitarra que engrandece un tema que da paso a otros de los más brillantes (y van varios) momentos del disco: la fabulosa «Pyongyang«, una maravilla de aires orientales que vuelve a recordar al mejor Bowie y que queda a la altura de las mejores e intensas baladas de la banda como «This Is A Low». Una canción tremenda que termina de poner la guinda a un álbum que, ahora sí, ya podemos decir está a la altura del grupo y supone uno de los mejores «disco de retorno» que mi memoria puede recordar. Brillante.

Y eso que aún nos quedan un par de canciones. La premeditadamente tontorrona «Ong Ong» supone un ligero e infeccioso contrapunto a la transcendentalidad de»Pyongyang» y con la notable balada «Mirror Ball«, una ampulosa canción que parece combinar con acierto los ambientes Western con sonidos orientaloides, pone el punto final a un disco fantástico. Blur había vuelto.

Y hasta aquí, por el momento, llega la historia de Blur, sin duda, una de las más importantes bandas británicas de todos los tiempos. Revitalizaron el pop de las Islas, cambiaron de estilo con casi cada uno de sus álbumes y nos regalaron decenas de canciones inolvidables que, a juzgar por su vigencia actual, aparentan ser completamente atemporales. Damon Albarn tiene un descomunal talento y un espectacular sentido de la melodía que, matizado por el talento de Coxon y su incomparable forma de tocar la guitarra, son el perfecto caldo de cultivo para canciones al alcance de muy pocos autores. Si a eso unimos el excelente y talentoso bajo de Alex  y el metrónomo humano que es Dave, la combinación es perfecta, una máquina diseñada y perfectamente engrasada para un solo cometido: hacer grandes canciones. Una máquina de nombre Blur.

Texto: Guillermo Mittelbrunn Beltrán. 2 de febrero de 2014. Editado el 2 de mayo de 2014. Editado de nuevo el 3 de mayo de 2015

BLUR. «Think Tank» (2003), (7/10)

Imagen

01. Ambulance
02. Out Of Time
03. Crazy Beat
04. Good Song
05. On The Way To The Club
06. Brothers And Sisters
07. Caravan
08. We’ve Got A File On You
09. Moroccan Peoples Revolutionary Bowls Club
10. Sweet Song
11. Jets
12. Gene By Gene
13. Battery In Your Leg

A principios del siglo XXI , la relación entre Damon Albarn y Graham Coxon era prácticamente inexistente. Ambos decidieron dedicarse a sus proyectos personales y a sus vidas personales Damon estaba absorbido por su nueva aventura con Gorillaz y dedicado a su novia Suzi y la hija de ambos, por su parte, Coxon lanzó varios discos en solitario y había tenido con su pareja Anna Norlander a su primera hija, Pepper, en marzo de 2001.

La verdad es que, escuchando los dispares lanzamientos de ambos músicos, no es difícil deducir que sus inquietudes artísticas estaban muy alejadas. Graham y Damon estaban cada vez más distantes, tanto en términos musicales como personales.  La lucha de egos en un posible y futuro disco de Blur estaba sobre la mesa. «Blur» (1997) fue el triunfo de Graham en cuanto a sonido -más crudo y orgánico-, y «13» (1999) demostró que Damon quería apostar por una vía distinta, más cercana a nuevas tendencias. Este continuo contraste, presente desde los primeros álbumes del grupo, había sido hasta ahora una de las grandezas de una banda que alcanza un eclecticismo rara vez encontrado en un grupo  pop. Albarn siempre fue quien escribió las canciones en Blur, pero Coxon las llenaba de su impronta hasta conseguir ese fantástico sonido que los caracteriza. Pero en la primavera de 2002, fecha en la que el grupo entró al estudio con la idea de grabar un nuevo álbum, esta tensión artística otrora tan enriquecedora se convirtió en un polvorín.

El caso es que la banda se reunión con el productor Ben Hillier -elegido para la ocasión tras trabajar con Blur en su single «Music Is My Radar»- y, desde el principio, Graham empezó a faltar sistemáticamente a las sesiones.  Coxon se encontraba en medio de un proceso depresivo y había retornado al consumo de alcohol y drogas que tantos problemas le ocasionaron años atrás y, superado por la situación de tensión y sus adicciones, decide internarse durante 28 días en un centro de desintoxicación cuando apenas habían empezado las sesiones de grabación. El grupo simplemente decidió seguir adelante con Damon liderando la grabación y hacíendose prácticamente con el control del sonido de la banda.

Entre tanto, Graham salió del centro de desintoxicación y se encontró al grupo con el disco muy avanzado. Pero Coxon no estaba bien, faltaba a las sesiones o llegaba borracho y no paraba de discutir con todos los miembros del grupo. «Le dijimos que terminara de curarse que así no podía seguir», recuerda Alex James. Finalmente, a los cinco días de su vuelta, el manager del grupo se reunió con Graham y le dijo que el resto de la banda prefería que no siguiese en el estudio mientras estuviese en ese estado y el guitarrista decidió abandonar el grupo, «Fue como una señal, ya sabes, tenía una hija, estaba dejando de beber y era el momento de dejar el grupo».

Damon, Alex y Dave decidieron no sustituir a Coxon, «nadie puede tocar como Graham, si hay que tocar alguna guitarra lo haré yo», declaró Albarn. Reconvertidos en trío, la banda decide continuar la grabación del que sería el séptimo álbum de estudio de Blur en Marruecos.Con el grupo en Marruecos, William Orbit y Norman Cook (Fatboy Slim) se unieron a Ben Hillier y a los propios Blur como productores de que sería sin duda su disco más arriesgado hasta el momento.

Publicado el 5 de mayo de 2003, «Think Tank» consiguió un número 1 en las listas británicas y su mejor resultado en Estados Unidos (56), país que siempre se les ha resistido.  Desde su lanzamiento fue aclamado mayoritariamente por la crítica ( 8/10 en NME, 9/10 en Pitckfock, 9/10 en Spin. 4/5 en Rollingstone y 5/5 en Uncut) y , entre el público hubo división de opiniones en parte motivadas por el cambio sonoro del grupo, la salida de Coxon y el activismo de Damon en contra de la Guerra de Irak…, hay críticos que afirman que «las influencias arábigas patentes en el disco produjeron rechazo entre parte del público conservador americano y británico por motivo del conflicto armado».

Sea como fuere, estamos ante unos nuevos Blur, absolutamente dominados en lo artístico por Albarn, cuyas eclécticas influencias empapan el disco de hetereogeneidad. También destaca la múltiple participación de músicos adicionales y el aumento del peso de Alex y James en el sonido de los temas…, todo ello provocado por la enorme ausencia de Coxon. Y es que estamos ante un disco casi sin guitarras y en el que las líneas de bajo de Alex, los ritmos de Dave y los loops electrónicos cobran especial protagonismo.

El grupo no engaña a nadie y ya desde el primer tema, «Ambulance«, avisan. Digamos adiós a los Blur del britpop, digamos adiós a los Blur influenciados por el indie americano… Ambientes densos y tupidas atmósferas parecen sobreponerse a una melodía que, aunque interesante, queda demasiado relegada como un instrumento más al servicio de la ambientación general. Susto. No obstante, las casi siempre excelentes melodías de Albarn vuelven a cobrar el protagonismo en la fantástica «Out Of Time«, una extraordinaria canción llena de matices africanos, dotada de una melodía soberbia y arreglada de forma tan poco ortodoxa como brillante. Una maravilla que sin duda es una de las mejores canciones de la carrera del  grupo y que fue editada como single alcanzando el número 5 en listas. Joya.

Menos brillante resulta «Crazy Beat«, un acelerado tema de guitarra producido por Fatboy Slim que, si bien es una canción más que digna, no sobrevive a la ausencia de Graham ni resiste la comparación con otros temas similares del grupo editados en el pasado. Un buen tema en cualquier caso que también fue editado como single con escaso  éxito en Inglaterra pero alcanzando un meritorio puesto 22 en la, siempre hostil para el grupo, norteamérica.

Tiempo para otro single y una de las mejores canciones del disco, «Good Song«, otra maravilla pop de la factoría Albarn que pone sobre la mesa su dominio del género antes de enfrentarnos a  la canutera «On The Way To The Club«, un buen corte soportado en la batería de Dave y el bajo de Alex  que quizás se recrea demasiado en los efectos y no tanto en la buena melodía de la que hace gala la canción. Una lástima, da la sensación de que podría haber dado más de sí.

La batería de Dave y, sobre todo, el excelso bajo de Alex vuelven a llevar el peso de la negroide «Brothers And Sisters«, una de esas canciones que es difícil imaginar con Graham en el grupo y mucho más cercana a Gorillaz que a los Blur que habíamos conocido hasta la fecha y bastante prescindible, la verdad. Mucho más cercana a los sonidos adelantados en «13» e incluso en «Blur» resulta la cadenciosa y melancólica «Caravan«, otro de los mejores momentos del disco.

En «We’ve Got a File On You» es un breve tema de raigambre punk en el que, como ocurre con «Crazy beat» volvemos a echar de menos las guitarras de Graham y, a pesar de que los sonidos arábigos suenan curiosos se queda en poca cosa. Más interesante resulta la animada «Moroccan Peoples Revolutionary Bowls Club» que, a pesar de sus horribles arreglos de sintetizador, resulta entretenida. De nuevo, mucho más Gorillaz que Blur.

Y así llegamos a la que, junto a «Out Of Time» y «Good Song», es lo mejor del disco: la sobresaliente «Sweet Song«, una hermosísima canción que Damon reconoció haber escrito «mientras miraba fotos de Graham» y en la que Albarn se desnuda ante su amigo con versos como «soy un alma oscura, lo mío es el pop y el oro, nuestras vidas estaban en la televisión y tú la apagaste e intentas dormir  (…) creo que así es como deben ser las cosas, espero que tú sientas lo mismo (…) Nunca quise hacerte daño, pero necesitamos tiempo,  así que me alejaré lentamente. Ahora que parece que todo se ha hecho pedazos espero poder ver las cosas buenas que hay en ti. Vuelve, yo siempre creí en ti». Una canción de una belleza sólo al alcance de un reducido grupo de genios entre los que sin duda se encuentra Damon Albarn. Preciosa. «Para mí es como un hermano y es extraño seguir adelante sin él» declaró Albarn en RADIO1.

Después de semejante intensidad emocional, «Jets» se convierte en una suerte de jam session que destensa el ambiente si bien poco aporta más allá del excelente solo de saxo jazzy que aparece al final de la canción. La recta del final arranca con «Gene By Gene«, otro tema muy Gorillaz pero bastante aprovechable, antes de llegar a «Battery In Your Leg«, la única canción del disco en la que aparece la guitarra de Graham y una emocionante balada que resulta ideal para terminar el disco.Y esto es «Think Tank», un buen disco de un grupo compuesto por Damon Albarn, Alex James y Dave Rowntree pero que, sin Graham Coxon, no terminan de ser Blur. Con todo tiene canciones soberbias y la mayoría del álbum está a la altura del grupo.

VALORACIÓN GUILLETEK: 7/10

BLUR. «13» (1999). (7,5/10)

Imagen
01. Tender
02. Bugman
03. Coffee & TV
04. Swamp Song
05. 1992
06. B.L.U.R.E.M.I.
07. Battle
08. Mellow Song
09. Trailerpark
10. Caramel
11. Trimm Trabb
12. No Distance Left To Run
13. Optigan 1

Damon Albarn quedó muy afectado tras la ruptura con Justine y, como ya hiciera en otros tiempos, se refugió en la bebida. No obstante, también encontró una gran fuente de inspiración en su desazón y empezó a escribir canciones de forma compulsiva. Mientras la compañía de discos decide lanzar, en febrero de 1998, Bustin ‘+ Dronin’. El álbum, sólo editado en Japón, es en sí es una selección de temas del álbum «Blur» remezclados por varios productores, entre ellos  Thurston Moore , William Orbit y Moby. El grupo, especialmente Damon, quedó impresionado con el trabajo que Orbit había realizado con «Movin’ On» y quiso ponerse en contacto con el productor.

Albarn estaba cada vez más interesado en los nuevos sonidos y en dotar a sus nuevas canciones de atmósferas distintas que transmitiesen cómo se sentía. En su situación actual, no quería sonar alegre, todo lo que escribía era triste y pesaroso y creía que era necesario un cambio de sonido. Quería que Orbit fuera el productor del que debía ser el nuevo disco de Blur…, pero eso significaría abandonar al que ya era conocido como el «quinto Blur», Stephen Street. El resto del grupo era reticente al cambio, no sólo por la excelente labor de producción que Street había desempeñado en sus discos anteriores, si no por los lazos de amistad que les unían. Coxon se mostró especialmente temeroso al respecto. 

Sea como fuere, y a pesar de las bajas, el grupo entró en junio de 1998 al estudio de grabación que Damon había alquilado en Ladbroke Grove, junto a su casa. Era un modesto y pequeño  estudio rotulado con el número «13» en el que la banda trabajó durante tres semanas en sesiones de siete horas antes de trasladarse a los Mayfair Studios de Londres donde pasaron otros 15 días.

El ambiente durante la grabación no fue el mejor.  Graham bebía de forma desatada e iba mucho a su bola por aquel entonces. En agosto de 1998 editó su disco The Sky Is Too High, en el que había estado trabajando desde meses atrás. Curiosamente, se trata de un sencillo y disfrutable álbum en el que predominan los sonidos acústicos folk en lugar de los sonidos del lo-fi indie americano tan defendidos por el guitarrista, hasta el punto que recuerda más a los primeros trabajos de Elliott Smith que a los de Pavement.  Pero volviendo a Blur, a pesar de no disfrutar del mejor ambiente, la banda gozó del sistema de trabajo de Orbit basado en largas jam sessions y un ingente trabajo de edición posterior.

«13» el el álbum que Damon Albarn, alma creativa de Blur, utilizó para vomitar sus sentimientos tras su ruptura con Justine Frischmann. Los títulos que barajaron para el álbum dejaban a las claras y desde el principio la inspiración y el ambiente reinante en el mismo: «Blue» o «When You’re Walking Backwards To Hell, No One Can See You, Only God», fueron algunos de los posibles títulos pensados, pero -afortunadamente- acabaron decidiéndose por «13» en referencia al estudio en el que se concibió la mayoría del álbum.

Lanzado en marzo del 99, es un disco especialmente experimental en el que se nota mucho, quizás demasiado, la mano del nuevo productor. Blur nunca quisieron repetirse y con «13» pensaban dar un paso más (o varios) de lo que hicieron en «Blur» y es posible que, en cierta medida, se les fuera la mano. La crítica recibió bien el disco en líneas generales si bien no dejaron pasar por alto los dos puntos débiles más marcados del disco: la producción (Allmusic afirmó que «la banda alcanza aquí alguno de sus picos creativos aunque la efectista producción de Orbit no está al servicio de las canciones») y la excesiva duración del mismo («le sobran al menos 15 minutos y se hace pesado…, y es una lástima porque Damon nunca cantó tan bien como aquí, Graham está brillante y hay canciones estupendas», NME).

Y es que este «13» es definitivamente un buen álbum. Tiene algunos momentos sobresalientes -quizás de los mejores de su carrera- y mucho notables, pero, en algún momento de su minutaje da la sensación de no estar controlado. Es como si el afán amoroso-exorcizador de Damon por una parte, y las ganas de hacerse notar como productor de Orbit por otra, hubieran acabado fagocitando a Blur como entidad. El disco contiene pasajes instrumentales a raudales, tan brillantes algunos como tediosos otros, que colaboran a crear el ambiente pesaroso y tristón que inunda el disco dotándolo de una coherencia que hace que éste deba ser degustado en su totalidad, como unidad… Y esto no es fácil, debido a su más de una hora de duración. En mi opinión, Orbit se quedó corto en su trabajo de edición y debió conseguir mayor concreción en muchos de los temas que componen el LP.

Con una bonita pintura -obra de Graham Coxon- en la portada, el álbum alcanzó el número 1 en Inglaterra y volvió a ser un Top-100 en Estados Unidos empujado por su glorioso tema de apertura y primer sencillo del disco: la tremebunda «Tender«. ¿Qué decir? Una de las canciones más emotivas, emocionantes y radicalmente buenas de la historia. Un pelotazo que no consiguió el número 1 tapada por el «Baby One More Time» de Britney Spears y quedó en un tan honroso como injusto segundo puesto. Fruto de la colaboración de Damon y de Graham (que aportó la parte de «Ooh my Baby, oh my baby, Oh Why, Oh my»), la canción roza literalmente el cielo gracias a la intervención del London Community Gospel Choir y sus cuarenta épicas y portentosas voces que hicieron descartar la idea original de arreglar el tema con cuerdas. El NME la definió como «rock gospel espacial», yo la defino como una canción sencillamente enorme, un triste canto a la esperanza tras el amor perdido que se convierte por derecho propio en uno de los mejores momentos de la carrera de Blur.

Tras el delicioso sosiego y la paz en la que nos acompaña «Tender», «Bugman» nos devuelve a los Blur más noisy  y vuelve a ser un edificante ejercicio de guitarreo efectista. La producción de Orbit la dota de un ambiente opresivo que resulta interesante pero que le resta frescura al tema e impide disfrutar de algunos instrumentos (batería y bajo) que acaban devorados por la densa capa de efectos que cubren la canción, mucho mejor en directo. Buen tema en cualquier caso.

ImagenTras un tema de «gospel espacial» y otro de punk futurista, la soberbia «Coffe & TV» nos recuerda por qué Blur serán recordados como uno los mejores creadores de pop de la historia. Con reminiscencias britpoperas (recuerda a sus tiempos de «Modern Life Is Rubbish»), vuelve a ser -como Tender- un ejemplo de la colaboración Albarn+Coxon. Damon compuso la música, mucho más tranquila en origen y no terminaba de conseguir una letra, así que se la dio a Graham para que la escribiera. Al día siguiente, Coxon llegó con una letra sobre el café y la televisión -los dos elementos que le estaban ayudando a superar su adicción al alcohol-, modificó el ritmo de la canción y…, bueno, es la joya que todos conocemos. Damon recuerda: «Cuando la escribí era más lenta, un Country Blues calmado. Yo realmente no podía sentir más, estaba seco, por lo que no podía terminar la letra y se la pasé a Graham. Empezamos a tocarla y nadie entraba en ella. Graham lo intentó más rápido y consiguió el ritmo, él estaba oyendo mucho a Sonic Youth y lo intentamos un poco a su estilo . Entonces cogimos prestado el ritmo y funcionó. Después Graham la cantó y no lo hizo muy bien. Yo le dije: ‘Eso no es suficientemente bueno’. Días más tarde él la cantó de nuevo y yo canté para completar las armonías. Ahí estaba el tema final». La canción es maravillosa en sí, pero acabó de redondearse merced al fabuloso videoclip que dirigieron Hammer & Tongs, sí el de los tetrabricks de leche… Maravilloso single que sólo alcanzó un puesto 11 en listas.

La caústica «Swamp Song» mantiene el buen tono y demuestra que las referencias a Pavement sobrevivieron a «Blur» y permanecen vivitas y coleando en este «13». Las referencias a Justine y su adicción a la heroina se vuelven a hacer patentes, «Nunca he conocido el amor verdadero, incrústalo en mis venas», grita Damon.

«1992«, es una de las mejores canciones del disco. Muy emocional, su título hace referencia al annus horribilis del grupo, en el que estuvieron a punto de desaparecer, mientras que su letra vuelve a tratar el tema de la ruptura entre Damon y Justine («Te gustaba mi cama, pero acabaste eligiendo la del otro…»). A nivel sonoro recuerda a las tristes melodías de las primeras baladas del grupo, si bien la mezcla final no termina de cuajar. Orbit dijo de Coxon que era «el mejor guitarrista que he oído, ese tío es capaz de hacerte llorar con su guitarra», sin embargo en esta canción no le saca el partido que la sobresaliente interpretación de Graham merece…, sólo hace falta oirla en directo para apreciar la diferencia.

Tiempo para el siempre presente corte punk del disco, una cita ineludible en todos los discos de Blur. En esta ocasión, «B.L.U.R.E.M.I.«, no es de los mejores exponentes del particular catálogo del grupo y yo la hubiera sustituido por algunos de las buenas caras B que acompañaron a los singles del disco, como «All We Want» (cara B de Tender) o «So You» (cara B de «No Distance Left To Run»). Resulta entretenida pero poco más. Perfectamente prescindible si bien mejora muchísimo en directo donde, desprovista de los artificiosos efectos de Orbit, sí resulta edificantemente anfetamínica. Y es que, a estas alturas del disco, la producción de Orbit tiene más sombras que luces, el anterior productor de Blur, Stephen Street opinó al respecto del trabajo de su colega «Me gusta, pero no soy imparcial, yo soy un gran fan de Blur. Sin embargo, puedo imaginar que algunas personas pueden estar un poco desilusionadas con la dirección que ellos han tomado. La voz de Damon pesa mucho,  el bajo de Alex está demasiado reducido … No es como yo lo habría producido pero aún así creo que es un buen disco».

Con todo, Orbit también produjo con maestría temas como «Tender» o  «Coffee And TV», pero en temas como la excelente «Battle» se le fue la mano. Quizás es el tema que mejor ilustra el cambio sonoro que estaba afrontando el grupo y sería mucho mejor de lo que ya es si redujera a poco más de la mitad su excesivo minutaje (7’44»). Sus mejores momentos -que son brillantísimos- acaban diluyéndose en un desarrollo excesivamente largo. Orbit consigue una atmósfera genial, pero necesita de mayor concreción.

Con «Mellow Song» llega otros de los momentos más inspirados del disco, sus sorprendentes aires psicodélico-arábigos en la segunda parte de la canción ejercen de excelente contrapunto a la encantadora y perezosa primera mitad del tema. Muy, muy buena.  «Trailerpark«, aunque podría haberse desarrollado un poco más, es otro corte muy disfrutable que nos devuelve a los Blur más influenciados por los sonidos de su admirado Beck y por la electrónica.

«Caramel» es otro acto de incontinencia de Orbit, o de Damon, o de ambos…, la tercera canción, tras «Tender» y «Battle», que supera los siete minutos…, y de nuevo le sobra la mitad. Es muy, pero que muy buena, pero se hace tediosa a causa de su artificial y excesiva duración. Es una lástima, porque tiene momentos soberbios. De hecho, en la gira que el grupo realizó en 2013, 14 años después del lanzamiento del disco, volvieron a tocar este tema reduciendo su duración a poco más de cuatro minutos con excelentes resultados.

A estas alturas el disco ya se hace largo y llegamos justos de fuerzas, pero es el momento de no desfallecer porque parte de lo mejor que nos ofrece este «13» está al final.  La cadenciosa y más que notable «Trimm Trabb» da comienzo al fin de fiesta, una fija de sus conciertos a partir de entonces y un excelente tema que nos prepara para una de las obras maestras de la carrear del grupo y quizás la más emocionante canción de desamor que se haya escrito con permiso del «Layla» de Eric Clapton, estoy hablando de la estratosférica «No Distance Left To Run«.  «Se acabó, no tienes que decírmelo. Espero que esta noche la pases con alguien que te haga sentir segura mientras duermes, no me mataré intentando permanecer en tu vida, no me queda camino que recorrer» canta con voz quejumbrosa Damon mientras Graham hace arte con la guitarra. Una maravillosa balada con una letra demoledora  y una melodía extremadamente triste que acompaña perfectamente. Coxon, muy en su mundo interior y enormemente distanciado de Albarn en esta época, se enteró de los problemas de la pareja al escuchar la letra del tema, «Me quedó muy claro cuando escuchamos la letra. En cierto modo fue una forma de darme cuenta de que Damon no era un maníaco ambicioso y despiadado sin sentimientos. Era de carne y hueso y estaba sufriendo. Ese tipo de cosas me hacen quererlo de nuevo. Pensé: ‘Vaya, es como yo, sólo que lo hace de otra forma’, me gustó ver que era capaz de sentir de esa forma». La canción se editó como single y alcanzó un puesto 14 en listas.

Un gran final para un disco (si bien la experimental e instrumental «Optigan 1» ejerce de cierre real) que, siendo muy bueno, podría haber sido mucho mejor con una mayor contención en la duración de las canciones (de los tres cortes que superan los siete minutos «Tender», «Battle» y «Caramel», sólo la duración del primero parece justificada) y con una producción menos atmosférica o, por lo menos, no tan exclusivamente atmosférica. Las baterías y los líneas de bajo se pierden habitualmente entre los mantos de efectos propuestos por Orbit restando muchos matices a las canciones. Es un álbum es el que se nos presenta a unos Blur muy distintos -no hay ni un solo tema medianamente alegre (si acaso la nostágica «Coffee & TV») y tanto sonidos como versos se vuelven mucho más introspectivos y reflexivos-, pero de nuevo demostrando un desbordante y arriesgado talento.

VALORACIÓN GUILLETEK’S: 7,5/10

BLUR: «Blur» (1997). (9/10)

01. Beetlebum
02. Song 2
03. Country Sad Ballad Man
04. M.O.R.
05. On Your Own
06. Theme From Retro
07. You’re So Great
08. Death Of A Party
09. Chinese Bombs
10. I’m Just A Killer For Your Love
11. Look Inside America
12. Strange News From Another Star
13. Movin’ On
14. Essex Dogs

Tras ser ampliamente derrotados por Oasis en las listas de ventas de LP’s y fracasar en su segundo intento de abordar el mercado norteamericano, el grupo entró en un estado de melancolía que les hizo revivir algunos de los momentos previos al lanzamiento de «Modern Life Is Rubbish». En aquel entonces, 1992-1993,  unos jóvenes shoegazers decidieron que había que volver al pop británico de siempre y lanzaron un fantástico álbum que iba en contra-dirección a toda la hornada de bandas grunge que surgieron a las faldas de Nirvana. Sí, fueron los mismos jóvenes que, un año después pusieron de moda el pop inglés en toda Europa con el nunca suficientemente elogiado «Parklife».  Sin embargo, en 1996, incluso después de editar un muy buen disco como «The Great Escape» (elogiadísimo por la critica en su momento), eran el grupo menos cool de Inglaterra. La maniquea prensa británica necesitaba vencedores y vencidos, estaba claro que Oasis eran los vencedores («Morning Glory» vendió 25 millones de álbumes en todo el mundo), por lo que Blur debían ser necesariamente los vencidos. No sólo eso, sus rivales en la absurda «batalla del Britpop» eran proclamados máximos exponentes de la música británica de los 90…

Por si fuera poca las cosas no iban bien para el grupo en lo personal: Damon era vilipendiado en la prensa musical, su relación con Graham Coxon (poco interesado en todo el asunto del britpop) era muy fría y su amorío con Justine  muy problemática. En un intento de superar sus problemas, el grupo decidió «fugarse» a Islandia.  Inglaterra ya nos le quería y era momento de poner distancia, y no sólo en lo geográfico. En un ambiente más relajado, el grupo volvió a estrechar lazos . Graham consiguió dejar la bebida y recuperó su ilusión por la música al poder participar mucho más activamente en la creación…, volvía a sentirse importante. Coxon le descubrió a Damon a Pavemente, Beck, Sonic Youth, Throwing Muses, e incluso estuvieron escuchando cosas de  Nirvana. Albarn, auténtica esponja para esto de la música, no tardó en incorporar las influencias de estos nuevos sonidos a sus  composiciones.

Blur entró al estudio de grabación en Junio de 1996. En primera instancia sorprende la elección de Stephen Street nuevamente como productor. Teniendo en cuenta el interés de la banda por cambiar su clásico sonido, no deja de ser extraño que se decantaran por el artífice del característico sonido british de sus anteriores trabajos. Pero Stephen Street era algo así como «el quinto Blur», algo más que un productor sólo a nivel profesional. Tras unas primeras sesiones en los estudios Mayfair de Londres la banda se trasladó a Islandia para continuar con la grabación del álbum.

Aparte del cambio de estilo, Blur cambió su dinámica de trabajo. Habituados a llegar al estudio con las canciones estudiadas y aprendidas al milímetro, pasaron a un estilo más libre e improvisado en el que tocaban juntos durante horas y se quedaban con los mejores momentos. Querían realizar un disco más puro y ausente de grandes arreglos orquestales y posproducciones. No es de extrañar que este álbum pueda considerarse un rebautismo del grupo y, por lo tanto, su título no podía ser otro que «Blur»…

Casi todas las bandas que duran un cierto tiempo, alcanzan un momento en que tienen necesidad de cambiar. Es una necesidad que está al margen de haber tenido éxito o no, la música es arte y las inquietudes artísticas son cambiantes por definición. No obstante, algunos grupos dan un paso más, y no sólo cambian de estilo, sino que se reinventan, cambian la concepción de sí mismos. Lo hicieron los Beatles con «The Beatles», o  de forma más reciente,  Metallica con sus «Load». Esto es este «Blur», editado en febrero de 1997, una reinvención de la banda que encabezó el resurgir del pop británico en los años 90 y que, tras ser derrotados comercialmente en una mediática confrontación con Oasis, decidió explorar nuevas vías artísticas. «Con «Blur» Blur pretende reinventarse al igual que «The Beatles» (conocido como «álbum blanco») renovó a The Beatles» publica el Melody Maker…

El álbum estuvo a punto de titularse «Five», pero «Blur» acabó considerándose más apropiado por el significado de «nuevo bautismo» que transmitía. Es exactamente lo mismo que hicieron los Beatles con «The Beatles» (el famoso álbum blanco). Blur, en la cumbre del éxito, había decidido cambiar, arriesgar en definitiva. Tanto, que los ejecutivos de Food Records hicieron lo posible por convencer al grupo para que rehicieran el disco…, pero ya no había marcha atrás.

No obstante, si bien las nuevas influencias provenían fundamentalmente del indie americano, éstas se quedan sobre todo en la superficie y afectan más que nada al tipo de producción y  las referencias a los clásicos británicos siguen muy presentes en las melodías de Albarn. De hecho, quizás es el álbum con influencias Beatles más claras, y aparece muy destacada la nueva y poderosa influencia de David Bowie. Con todo, la americanización del sonido es clara y Graham Coxon tiene mucho que ver en ello. En una banda dominada hasta la fecha con mano férrea por Albarn, el guitarrista se había limitado a ejercer de (brillantísimo) arreglista y en este «Blur», aunque Damon compone todas las canciones del álbum salvo una, la influencia de las ideas de Graham es mucho más notable. El batería Dave Rowntree reconoció que «habíamos tenido a Graham contenido, fue aquí cuando decidimos entre todos darle mucha más cancha».

El cambio de sonido es claro, mucho más emocional, pero el cambio más importante es a nivel lírico. Lejos queda ya ese estilo de retratista de la cotidianidad británica tan raydaviesiano de sus tres últimos trabajos. Las letras eran distintas. Damon dejaba de describir/caricaturizar la sociedad británica para empezar a escribir sobre sus sentimientos. Albarn empieza a escribir letras mucho más personales y a cantarlas de forma mucho más íntima y cercana.

El disco fue recibido con alborozo por la crítica, Allmusic lo describió como una «lógica progresión que exalta el rico eclecticismo del grupo y su excelente sentido de la composición musical», mientras Rolling Stone afirmaba que «lo que hace a Blur tan grande es su profunda comprensión del estilo y género. No se han caído de la cama y se han puesto a imitar sonidos indies americanos sino que éste es un disco que comprende el actual rock americano de forma tan convincente e inteligente como Parklife recopiló las últimas décadas de rock británico». La crítica fue unánime en reconocer los indudables méritos de un disco que, además, también contó con el favor del público británico alcanzando el número 1 en las listas de ventas.

La forma de arrancar del disco es inmejorable, «Beetlebum«, es una canción redonda, perfecta. Innova y recoge del pasado a partes iguales. Una preciosa canción que, aunque innovadora a nivel sonoro, entronca con el mejor pop universal (ya no tan británico). Uno de mis temas de cabecera. Un lustroso Nº1 en Inglaterra en el que Damon se muestra desnudo, despojado de todo artificio hablando de su complicada relación con su novia Justine  y con la adicción de ésta a la heroina en un momento en que él, además, también tenía problemas con la cocaína. Musicalmente es algo así como si Pavement hubiera sido invitado a una sesión de grabación de los Beatles de 1968 (Allmusic afirmó que «la canción recorre el Álbum Blanco de los Beatles en 5 minutos» y Melody Maker pubñicó un titular «beetlemania» en portada jugando con la histórica «beAtlemanía»). Una canción 10

Pero si el principio es bueno, la segunda canción, que además de titularse «Song 2«, dura 2 minutos y 2 segundos exactos y fue el segundo single del disco, es una canción para la historia y el tema por el que probablemente siempre serán recordados. Dos minutos de descarga intensa de adrenalina liderados por los míticos y antológicos Whooo Oooh de Damon. Si alguno de vosotros, como yo, ha vivido algo de la noche de los 90 sabe lo que era que en un local pusieran esta canción (sí, hace unos años, en los bares ponían algo más que mierda). La batería de Dave, el antológico riff de acordes de Graham, la perfecta voz de Damon, el potente bajo de Alex, su excelente videoclip (muy similar al de «Popscene» por cierto)… Todo es perfecto. Coxon reveló que le apetecía hacer «música menos dulce, algo que realmente asuste a la gente»…, nunca estuvieron tan cerca de conseguirlo que con esta canción que fue editada como single y ¡¡¡al fin!!!, les permitió triunfar en los States con un meritorio número 6. Parte de la crítica la concibió como una parodia del grunge, sea como fuere es un temazo que en Inglaterra alcanzó el número 2 y aún hoy es recordada como una de las mejores canciones del final del siglo XX.

¡Menudo arranque de disco!, «Country Sad Ballad Man» relaja los ánimos. Aquí sí que se notan, y mucho, las nuevas influencias. Pavement está muy presente, y también Beck. Su buena melodía quasi-folk, las excelentes guitarras de Graham (hay que darle mucho mérito a él en el resultado final de la canción) y el curioso tratamiento para la voz -a través de un amplificador de guitarra- realzan mucho una canción más que interesante a pesar de que, en mi opinión, es un poco más larga de lo que debiera.

Ya hemos comentado que la influencia de David Bowie se había dejado notar en varias canciones de «The Great Escape» y en algunas caras B de singles, pues bien en «M.O.R.» la influencia, el homenaje y el plagio juegan juntos al corro de la patata con el «Boys Keep Swinging» en medio del círculo…, tanto que tanto Bowie como su productor Brian Eno tuvieron que acabar siendo acreditados en la canción. Tuvo un éxito considerable como single (nº15) pero, en mi opinión es de lo peor del disco.

Tampoco es santo de mi devoción el siguiente corte «On Your Own«, quizás la canción más americana del álbum. No obstante el público no coincidió conmigo y tuvo bastante éxito llegando a alcanzar un número 5. Entre la crítica anglofila más dura se oyó decir que parecían unos «Beastie Boys pijos» y no creo que fueran muy desencaminados del que no salvaría mucho más que algunos loops de Street y al excelente guitarra de Coxon. No obstante, también hubo críticos que la definieron como. La canción fue descrita como «una pieza de pop increíblemente pegadiza enriquecida con erupciones synth». Gustos y colores.

Tras un par de baches que, sin ser malas canciones, se alejan mucho del nivelazo de las tres primeras, «Theme From Retro«, una maravilla instrumental escondida y lisérgica a más no poder, recupera el buen tono y nos prepara para la excelente «You’re So Great«. Es curioso que el gran impulsor del cambio sonoro de Blur y el guía en los para el grupo inexplorados caminos de los sonidos yanquis debute como compositor con el tema más pop del disco.  Compuesta e interpretada en solitario por Graham (voz y guitarras) podría ser un descarte de los Beatles. Simplemente genial. Es una melodía preciosa que quizás se ve empequeñecida por las limitaciones de Graham a la hora de cantar pero que no por ello pierde un ápice de encanto. Las guitarras, maravillosas, como es habitual.

El excelente nivel si mantiene en lo más alto con la sobresaliente «Death Of A Party«, una canción que ya estaba compuesta en la época de «Modern Life Is Rubbish», se intentó recuperar para «The Great Escape» y que finalmente vio la luz en este «Blur». De alguna forma sigue la senda marcada por «He Thought Of Cars» y, como aquella, disfruta de una soberbia y pesarosa ambientación de la que hay que dar gran parte de mérito a Stephen Street. Líricamente supone la frontera entre los «festivos Blur» y los «nuevos y reflexivos Blur» y musicalmente vuelve a ser una rendición ante David Bowie por parte de Damon. Uno de los mejores momentos del álbum. Una maravilla.

«Chinese Bombs» es una nueva incursión por parte del grupo en los sonidos punk. Quizás a excepción de «Leisure» todos los discos de la banda han tenido una o varias concesiones a un género tan genuinamente británico. De nuevo una anfetamínica guitarra de Graham sirve de base para un potente tema en el que las estrofas están mucho más inspiradas que el estribillo. Buen y brevísimo tema que vuelve a demostrar que los de Colchester dominan el género.

«I’m Just a Killer For Your Love» es, posiblemente, el tema más americano del disco. Con un riff que es lo más cercano al rock que ha hecho Blur en toda su carrera y que supone una gran intro para un tema especialmente instrumental en el que Damon recita una monótona melodía sobre un amplio manto de efectos. Resulta curiosa, pero poco más, demuestra buenas ideas pero renuncia completamente a la melodía, cosa que no hace la fantástica «Look Inside America«, sin duda el tema que más recuerda a los Blur de antes de 1997. Un fantástico tema pop con una fabulosa melodía, bonitas armonías y unas soberbias guitarra. Es, además, una de las canciones en las que más brilla el bajo de Alex James, quizás el más sacrificado por el cambio estilístico del grupo, y es que sus habitualmente imaginativas  y complejas líneas de bajo no casaban con el sonido lo-fi pretendido por el grupo con este «Blur». De alguna forma es la compensación a «Magic America», editada en «Parklife» tres años antes, en la que criticaban con ironía el estilo de vida americano.

Y llegamos a otro de los puntos álgidos del disco, «Strange News From Another Star«, si nos dijeran que es una canción del Bowie de la época de «Space Odity» o «The Man Who Sold The World» nos lo creeríamos. Muy buena canción, con Damon realizando una de sus interpretaciones vocales más convincentes y dejándonos absoluta y deliciosamente relajados para afrontar la recta final del disco… Y empezamos con «Movin’ On» en la que volvemos a encontrar a un grupo mucho más dinámico con un acelerado tema construido en torno a un buen estribillo, y en el que vuelve a destacar el bajo de James . Buen corte.

El final del disco, «Essex Dogs«, tiene un marcado espíritu experimental y se basa en un poema de Damon narrado sobre una compleja telaraña de bizarros efectos. El propio Graham reconoció «sé que resulta difícil de escuchar, pero nos apetecía hacer algo así». Es un tema olvidable, si bien resulta extrañamente apropiado como remate al conjunto. Una especie de amarga guinda para este pastel de «nuevos Blur», menos joviales, menos divertidos, menos pegadizos…, pero igualmente brillantes. Un grandísimo disco.

VALORACIÓN GUILLETEK’S: 9/10

BLUR. «The Great Escape» (1995). (8,5/10)

Blur-The-Great-Escape-1995
01. Stereotypes
02. Country House
03. Best Days
04. Charmless Man
05. Fade Away
06. Top Man
07. The Universal
08. Mr. Robinson’s Quango
09. He Thought Of Cars
10. It Could Be You
11. Ernold Same
12. Globe Alone
13. Dan Abnormal
14. Entertain Me
15. Yuko & Hiro
Apenas concluida la promoción de «Parklife», Blur entró de nuevo en el estudio. Tenían un gran número de canciones (Damon estaba componiendo y escribiendo de forma casi compulsiva) y la compañía quería sacar un nuevo disco cuanto antes para aprovechar el gran tirón del grupo convertido en fulgurantes estrellas del pop británico. Sin tiempo para asumir su nuevo estatus, el grupo empezó en enero de 1995 a grabar las nuevas canciones de Damon.
El lanzamiento del disco estuvo precedido de la mediática «Batalla del Britpop», merced a la cual Blur y Oasis hicieron coincidir las salidas de sus nuevos singles -«Roll With It» y «Country House«- el 14 de agosto de 1995. Tras un gran revuelo mediático (El NME anunció el «Campeonato británico de los Pesos Pesados»), el vencedor objetivo fue Blur. Por un escaso margen, las 274.000 copias de «Country House» derrotaron a los 216.000 ejemplares de «Roll With it». Blur había conseguido su primer número 1 en las listas de singles y, de paso, había ganado la primera batalla del Britpop.

Pero volvamos al disco. De nuevo bajo la batuta de Stephen Street, «The Great Escape» (1995) podría haberse titulado perfectamente «Parklife II», puesto que es una continuación de los valores, ambientes sonoros y estilos del LP de 1994. En palabras del propio productor, «Recibí una llamada al poco de terminar Parklife diciendo: “¿Estás listo para hacer el siguiente?” Great Escape siempre pareció como un álbum extraño en el sentido que ellos aún estaban promocionando Parklife. Otros grupos habrían esperado para que el disco siguiese su curso, lo que podría haber sido más sensato, pero Damon en particular es tan prolífico que no pudieron quedarse quietos y quisieron aprovechar el momento»

«Modern life is rubbish», «Parklife» y «The Great escape» conformaron una trilogía que, a nivel lírico caricaturizaba la sociedad británica de fin de siglo, así que Damon volvió a utilizar esencialmente la tercera persona para sus narraciones y descripciones de personajes que ejemplificaban distintos arquetipos que quiso retratar.

Este álbum no supone una gran evolución en el grupo -hasta ahora cada disco había supuesto un giro estilístico-, sino una consolidación. Como reflexionó el bajista Alex James, «era un poco lo mismo…, de hecho no tengo la sensación de haber parado entre un disco y otro…, fue todo muy seguido. Pero en éste todo era más elaborado, más orquestal, más teatral, y las letras eran aún más retorcidas… Todos los personajes eran disfuncionales, ya sabes, jodidos inadaptados». Es obvio que Albarn estaba muy contento con los resultados de «Parklife» y, en gran medida, pretendió repetir muchas de las fórmulas que tan bien le habían funcionado, hasta el punto que muchas canciones del nuevo álbum parecían ser la réplica a los mayores éxitos de «Parklife». De esta forma, no es fácil establecer puentes entre el dance pop de «Girls & Boys» y el de «Entertain Me», el jovial pop de «Parklife» y «Country House» o la grandilocuencia romántica de «To The End» y «The Universal». No obstante, a pesar de dicho inmovilismo, algunas canciones comienzan a mostrar ambientes mucho más reflexivos y parecen adentrase en algunos de los caminos a los que se dirigiría el grupo años después.

The Great Escape fue lanzado en septiembre de 1995  y entró en las listas del Reino Unido directamente al número uno, rodeado de críticas absolutamente elogiosas. El NME lo describió como «un disco espectacularmente realizado, lujoso y pleno de inspiración» y lo puntuó con un 9, la revista Q le dió un «perfecto», y Melody Maker cambió su sistema de clasificación para darle un ¡¡12 sobre 10!!. Sin duda, semejante euforia de la crítica tuvo mucho que ver con el revuelo mediático que rodeo a todo el asunto de la batalla del Britpop. «The Great Escape» es un buen álbum, incluso muy bueno, pero queda lejos de «Parklife» y dista de ser perfecto. Blur se muestran más complacientes consigo mismos que en trabajos anteriores (y posteriores) y se enfocan más a la búsqueda del éxito. Hay muy buenas canciones, muchas, pero también se acercan peligrosamente en algunas de ellas a estándares meramente comerciales que provocan cierta pérdida de identidad. En cualquier caso, alcanzó un rutilante número 1 tan pronto como fue editado
 Como es habitual en los discos del grupo, la primera canción del álbum es un pelotazo y, en esta ocasión, el honor es para «Stereotypes«, una suerte de pop-punk-pseudo electrónico cuya teatralidad y atractivo sonido la convierten en una excelente canción de arranque. Es el tema que Coxon quería utilizar como single de adelanto un lugar de la comercialoide «Country House» y que finalmente fue lanzado como tercer sencillo del disco con un éxito razonable (número 3). Muy buena canción.
En cuanto a su lanzamiento como single, cabe reseñar la calidad de sus caras B: la fantástica y davidbowieana «The Man Who Left Himself«, el simpático instrumental «Ludwig» y la sobresaliente y siniestra «Tame«. Y es que es esta excelencia es una contante entre todos los temas que acompañaron a los sencillos de «The Great Escape». De hecho, muchas de estas canciones son bastante superiores a algunas de las que formaron parte del LP. Parece como si Blur hubieran estado decididos a lanzar un álbum lo más comercial posible y hubieran dejado sus cortes más intrépidos en un segundo plano. Una lástima.
El megahit «Country House» aparece como segundo corte del álbum. Seamos claros, el tema es divertido y está muy bien arreglado (geniales los metales de la parte final), pero dista de ser una gran canción. Es agradable, melódica, extraordinariamente pegadiza y comercial. Coxon fue bastante crítico con el tema y, sobre todo, con su videoclip en el que estuvo a punto de negarse a participar, «parecía un episodio de Benny Hill», dijo el guitarrista. Con todo, su primer número 1, un gran éxito a pesar de ser uno de los temas menos notables de un grupo sobresaliente. Un peligroso acercamiento a la música de masas que alejó a muchos fasn históricos del grupo y atrajo a millares de féminas preadolescentes. Miedito. Como dijo Alex «Blur se convirtió en propiedad pública» y tenían la sensación de que se iban hacia el mainstream.
Mejor a todos los efectos resulta «Best Days«, una estupenda y perezosa balada que retoma los mejores valores del grupo. Rematada por un buen estribillo y unas partes instrumentales barrocas que quitan el hipo, es uno de las mejores canciones del disco y uno de los más destacables temas lentos de la carrera del grupo. Tras relajarse es tiempo para para otro pelotazo comercial, pero esta vez mucho mejor que «Country House», la frenética «Charmless Man«. Otra vez pop perfecto y potente de sarcástica letra que, al parecer, podría estar dedicada al líder de Suede. Poco más que decir, pop perfecto con Coxon saliéndose con la guitarra y el grupo en perfecta sintonía con la estupenda melodía de Albarn. Fue editada como single en abril de 1996 obteniendo un número 5 en las listas. De nuevo el single fue escoltado por notables caras B, como el bucólico instrumental «The Horrors«, la sinuosa y extraordinaria «A Song» y el encantador pop de «St. Louis«. Insisto en que este disco hubiera sido bastante mejor de lo que ya es si se hubieran aprovechado algunas de estas canciones «menores».
«Fade Away«, el siguiente corte, parece sacada de un álbum de los Specials. Excelente trabajo rítmico y gran línea de bajo de Alex que firma en este álbum sus mejores interpretaciones. Y es que Alex James es uno de los bajistas más infravalorados de la historia. Posiblemente su aparente superficialidad e incluso su tontorrona belleza hacen que frecuentemente se olvide que estamos ante uno de los más brillantes bajistas del pop universal. En resumen, un ska más que notable que hace recordar y mucho algunos momentos de «Parklife». En cambio, la siguiente, «Top Man» es una de esas canciones que desmerece respecto a muchas de las caras B que se editaron junto a los singles del álbum. Es pegadizo pero insustancial. No es para nada un mal tema pero tampoco es nada destacable, del montón. Todo lo contrario que ocurre con la colosal «The Universal«, una grandísima canción con sabor a clásico de todos los tiempos. Absolutamente todo en ella es enorme y fantástico: la excelsa melodía, los arreglos orquestales, los coros femeninos, la fantástica voz de Damon e incluso su sobresaliente videoclip homenajeando a la «Naranja Mecánica» de Kubrick. Una maravilla, una joya de todos los tiempos, un tema perfecto que obtuvo un número 5 en listas… Y de nuevo vuelvo a recalcar la calidad de las caras B que acompañaron al single, la fantástica «Ultranol» y la potente y caústica «No Monsters in Me«.
 «Mr. Robinson’s Quango«, el siguiente tema, es uno de los momentos más bizarros de un disco que, en general, resulta muy comercial. Vuelven Blur y su punk, pero con una estructura realmente extraña. Damon era un habitual consumidor de cocaína y alcohol en este momento de su vida y puede ser que compusiera este tema en algún momento de «estados alterados». Tienes momentos realmente brillantes y, aunque resulta un poco desconcertante, siempre será una de mis preferidas y un de las demostraciones de que el grupo no se había dormido en los laureles.  Como ocurre con «He Tought Of Cars«, una canción muy importante, no tanto por su enorme calidad (que la tiene) sino porque, en gran medida, da medida del cambio estilístico que se está produciendo en la banda y que de no ser por el «momentazo britpop» seguramente hubiera sido más explotado en este disco . Blur está madurando y empiezan a querer buscar nuevas vías, la letra deja la caricatura social para hablar de temas más personales y el sonido es mucho menos jovial. De una tristeza extremadamente bella y conmovedora, vuelve a recordarnos que, a pesar de sus coqueteos con el mainstream, estamos ante uno de los mejores grupos de pop de toda la historia. Enorme melodía y excelente producción. Otra joya.
Andy Partridge estuvo a punto de producir a los Blur de «Modern Life Is Rubbish» y parece que dejó su impronta, porque «It Could Be You» está más que influenciada por el «Statue Of Liberty«. En cualquier caso, otra buena porción de happy pop con una impecable factura. Un tema adorable, merced a su frescura.  Más experimental resulta «Ernold Same«, en la que una narración sobre la rutina del actor Ken Livingstone descansa sobre una parte instrumental  muy en la línea de los Beatles de «Magical Mystery Tour», antes de llegar a un bonito, delicado y melódico estribillo a lo Bowie que contrasta con el acelerado comienzo de «Globe Alone«, ahora sí, punk, suavizado con algunos sintetizadores y desatado en los estribillos. Un muy buen corte que recupera las sensaciones de temas pretéritos como «Popscene», «Advert» o «Bank Holiday» y demuestra que el grupo se siente muy cómodo en este estilo.
Damon colaboró habitualmente tocando los teclados con Elastica, el grupo de su novia y siempre lo hizo bajo pseudónimo. «Dan Abnormal» es, además de un acróstico de su propio nombre, el título de la siguiente canción y el pseudónimo bajo el que se ocultaba en los discos de Elastica. Como canción es uno de los peores cortes del álbum y hubiera sido un buen candidato a cara B a cambio de rescatar alguna de las joyitas escondidas desaprovechadas como meros escuderos de los lustrosos singles del disco.
Y así llegamos al final. Blur recupera con «Entertain Me» el dance pop de «Girls & Boys» pero en un tono mucho menos festivo. Es un fabuloso tema que, a pesar de su brioso sonido, transmite un aura de tristeza que le sienta como un guante. Una vez más destaca mucho el bajo de James y, en general, la canción suena fantástica. Temazo. La guinda final la pone «Yuko and Hiro«, una bonita aunque algo aburrida canción de ambientación japonesa con la Blur volvió a redondear un gran álbum que , como hemos comentado, fue respaldado por crítica y público.
Esto es «The Great Escape». Un álbum con el que Blur se acerca a la música de masas pero que tampoco está exento de experimentación. De hecho, a pesar de la indudable comercialidad de cortes como «Country House», «Charmless Man» o «It Could Be You», hay muchas más concesiones a la experimentación que  en «Parklife», más clásico. Es un disco de notable alto que podría haber sido de sobresaliente si se hubiera terminado de redondear y no se hubiera editado con las prisas propias de querer aprovechar el tirón del britpop. No dejo de imaginar este disco sin «Top Man», «Dan Abnormal» y «Yuko And Hiro» (yo no quitaría «Country House» que, vale, no es ninguna joya pero es una de esas canciones que siempre te saca una sonrisa) y con «The Man Who Left Himself«, «A Song«, «Tame» o «St. Louis» en su lugar . El propio Albarn se refiriría posteriormente a este ábum como «un disco un poco desordenado» que deja entrever que no terminó de estar satisfecho con el resultado final del LP. Un gran disco en cualquier caso termina de confirmar, tras «Modern Life Is Rubbish» y «Parklife» a los de Colchester como la banda más estimulante del momento…, y lo fueron, a pesar de que, en cuestión de ventas, Oasis y su álbum «(What’s The Story) Morning Glory» los destrozaran en las listas de ventas (Oasis vendió 4.500.000 millones de discos en Inglaterra por los 900.000 de Blur) y que, como dijeron algunos medios, «Blur ganó la guerra del Britpop…, pero Oasis ha ganado la guerra».
VALORACIÓN GUILLETEK: 8,5/10

BLUR: «Parklife» (1994) (10/10)

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01. Girls & Boys
02. Tracy Jacks
03. End Of A Century
04. Parklife
05. Bank Holiday
06. Badhead
07. The Debt Collector
08. Far Out
09. To The End
10. London Loves
11. Trouble In The Message Centre
12. Clover Over Dover
13. Magic America
14. Jubilee
15. This Is A Low
16. Lot 105

En agosto de 1993, Blur entró al estudio muy confiados en su nuevo material. Damon llegó a declarar a los medios: «Cuando nuestro tercer disco salga al mercado, nuestra posición como quintaesencia de las bandas británicas de los 90 estará asegurada».  Albarn había escrito un buen número de canciones muy inspiradas en la novela de Martin Amis «London Fields», continuando con la línea de ácido cronista del costumbrismo británico que tanto debe a Ray Davies y que Damon inaguró con «Modern Life Is Rubbish».

Algo pasaba en el mundillo musical británico en 1994. La prensa británica reivindicaba el papel de su industria poniendo sobre la mesa a sus clásicos. Los Beatles habían vuelto al estudio para prepara sus Anthology, varios clásicos del pop británico (Madness, Who, Kinks) sacaban recopilaciones al mercado coincidiendo con un caldo de cultivo que pretendía poner en valor el lustroso pasado del pop inglés frente al omnipresente rock independiente americano. El negocio musical inglés se estaba defendiendo de la «invasión yanqui» con armas del pasado. «Vimos que poco a poco se iba creando un movimiento real. Fue como suele ocurrir: creció y se hizo más intenso. Fue nuestro nacimiento como el Blur moderno”, declaró Damon Albarn. La prensa estaba expectante y, esta vez, Blur no iba a decepcionar. Sabían que tenían en su poder un ramillete de singles que eran potenciales hits y un LP fabuloso en le bolsillo. Era la hora de pasar a la acción.

Producido de nuevo por un brillante  Stephen Street, «Parklife» es un disco absolutamente perfecto. No tiene fisuras. Son canciones pop perfectas, redondas y sin altibajos que componen unos de los mejores álbumes que jamás se ha editado.
Además de debutar directamente en el número 1 y de permanecer en listas 90 semanas, la prensa se deshizo en elogios hacia el álbum. NME habló de un «disco de pop maravilloso», Rolling Stone escribió: «un gran disco, han conseguido lo que se proponían: absorber todos los estilos y demostrar por qué el rock británico es tan genial». Allmusic, lo describió como «el álbum que definirá esta década»… Y no es para menos, estamos ante un disco tremendamente cohesionado en el que Blur consigue reformular lo mejor del pop británico de todos los tiempos y ponerlo a disposición de las nuevas generaciones que parecían haber olvidado su glorioso pasado musical.

Paul McCartney, Paul Weller, Pete Townshend, David Bowie… todos, coincidieron en elogios hacia el nuevo álbum de Blur. La prensa se rindió a sus pies y recibió «5 estrellas» en la mayoría de publicaciones. Blur fueron elevados a líderes de la nueva generación musical británica… Había nacido el Britpop. Parklife es una celebración del pop británico. Partiendo de los cánones clásicos de sus mayores, consigue fusionar sonidos y ambientes de distintas épocas y sonar tan absolutamente moderno como evocadoramente clásico. Variado pero coherente, emocionante y tremendamente divertido, es un álbum que, como pocos han conseguido en la historia, es capaz de resumir en material musical una época: los años 90.

El arranque del álbum es inmejorable, un tema como «Girls & Boys» que engancha desde la primera escucha. Un single llenapistas que tuvo un buen comportamiento en listas (nº5) y un mucho mayor éxito popular. «Cuando escribimos  ‘Girls and Boys’ nos dimos cuenta que teníamos algo grande entre manos», declaró Graham Coxon, «algo que merecía la pena», y no le faltaba razón, su fusión de de new wave, electrónica y dance pop inaguró nuevas sendas sonoras que serían profusamente aprovechadas por bandas venideras. Declarada mejor single de 1994, un himno, un tema absolutamente infeccioso y absolutamente perfecto en términos comerciales. La atrevida letra de Damon, la excelente base rítmica (¡qué bajo!) que sostiene la canción, todo en ella es fabuloso. Thom Yorke, líder de Radiohead, confesó años después, «Desearía haber escrito esa canción, es genial, lástima que esos bastardos de Blur la escribieran antes que yo«.

Pero si «Girls & Boys» resulta innovadora, el siguiente corte, la genial «Tracy Jacks«, es una desacomplejada mirada hacia el pasado.  Los primeros The Who sonando en 1994 tras haberse metido en una batidora de sonido Madchester. Su sobresaliente trabajo de guitarras, su inteligente letra sobre un amargado cuarentón atrapado en el día a día de la Inglaterra de fin de siglo, su excelente producción…, segunda canción y segunda joya.Y así llegamos a la que, en mi opinión, es la mejor canción de los años 90: «End Of A Century«. Pop ultramegabritánico (la canción «huele» a Inglaterra) con una letra en la línea del mejor Ray Davies. El «Waterloo Sunset de los 90», llegó a escribir un crítico. Todo en ella es perfecto y pone a las claras que el señor Damon Albarn es un extraordinario compositor, un excelente escritor y un muy competente vocalista. De nuevo una sobresaliente producción de Stephen Street quien, junto a la gran guitarra de Coxon y las fantásticas armonías, consigue elevar aún más un tema ya de por si inconmensurable.  Un clásico del grupo que no tuvo mucho éxito en su edición como single (número 19) pero que adquiría dimensiones catárticas en directo.

Tres canciones, tres maravillas…, y no hay tres sin cuatro: «Parklife«, la canción que se acabó considerando el «himno del britpop» fue editada como single y resume la intención revisionista de la banda. Cantada -o narrada-  por Phil Daniels, el protagonista de la película «Quadrophenia» (basada en la opera-rock pro mod de los Who), resulta completamente atemporal. Desde luego no estamos ante ninguna súper melodía y seguramente sí ante uno de los temas más simplones del disco, pero eso no la hace menos infecciosa e irremediablemente adictiva. Una vez más el productor Stephen Street acierta dando la forma adecuada a otra gema pop de Damon en la que destacan no sólo las buenas guitarras rítmicas de Graham sino también las labores de éste como saxofonista. De nuevo un himno que mereció el premio Brit a la «mejor canción de 1994» a pesar de no haber pasado del «Top 10» en su edición como single.

Hasta aquí, el disco alcanza tal perfección que más bien parece un recopilatorio que un Lp con nuevo material. «Bank Holiday» si bien, aún siendo un fantástico tema, no mantiene el sobresaliente nivel de los anteriores, sí sirve para elevar los decibelios…, y se agradece. Punk-británico puro en la mejor tradición de los Sex Pistols. En directo era demoledora.

Y si los Sex Pistols inspiran «Bank Holiday», los Beatles parecen estar tras las musas de «Badhead«, una de las maravillas ocultas del disco. Delicada y preciosa balada, una de las mejores melodías de Damon -al parecer bastante asistido por Graham- que, además, está producida e interpretada con un gusto pasmoso. Su letra, sobre un día de resaca pone la guinda a un delicioso pastel agridulce. Joya, otra

«The Debt Collector» es el  primero de los dos divertidos y circenses instrumentales del álbum. Original y disfrutable, como la psicodélica «Far Out«, la única canción no compuesta por Damon (el autor es Alex James), y aunque es, sin duda, la más floja del disco tiene el honor de no desentonar en un disco que roza la perfección. Buen cierre para la cara A.

La cara B se abre con otro de los puntos álgidos del álbum, «To The End» otro baladón con aires de clásico con un encantador toque afrancesado exquisitamente arreglado y producido por Stephen Hague en ausencia de Stephen Street. Fue editado como single con un reslutado (nº16) muy por debajo de lo que su calidad merecía. Damon comparte la voz principal con Laetitia Sadier (de Stereolab) que pone el contrapunto femenino (y en francés) a los versos del tema dotándolo un épico ambiente romántico. Una canción absolutamente maravillosa y una de las mejores interpretaciones vocales de Damon en su carrera. Otra joya para el cofre del tesoro.

Tras tanto (y tan buen) azúcar, «London Loves» nos devuelve a los mejores tiempos de la «new wave«. Potente tema pop con geniales teclados y la habitual maestría de Graham a la guitarra. La vena ochentera se deja ver también en la excelente «Message In The Trouble Center«, otro temazo en toda regla y una de las más queridas por los fans del grupo.

Mucho más relajada resulta «Clover Over Dover«, otra maravilla pop introducida a golpe de clavicordio y en la que todo suena perfecto y muy estimulante. El siguiente tema, «Magic America» es, en cambio, sensiblemente más vulgar en lo musical y sólo la guitarra de Coxon consigue darle un punto de originalidad a un tema que vive de su efectivo y pegadizo estribillo, ¿suficiente?, probablemente sí  y más si atendemos a la irónica crítica a la sociedad americana de sus versos.

«Jubilee» es el segundo acercamiento al punk del disco, aunque esta vez de una forma mucho más melódica. Otra muy buena canción aunque a estas alturas ya no debe extrañar. Y en estas llegamos al gran final: la espectacular «This Is A Low«. Sólo por las guitarras de Graham Coxon (el solo es de otro mundo) ya merecería un puesto en la historia, pero es que todo en ella es absolutamente sobresaliente. Su cadenciosa y tristona melodía te transporta a un lugar desde el que sólo puedes felicitarte por haber tenido la suerte de disfrutar de semejante monumento melódico. La última joya de un disco que se despide con «Lot 105«, un segundo instrumental que resta transcendencia al final del álbum y resulta muy simpático.

Uno de los mejores discos que jamas se han publicado, un absoluto imprescindible en cualquier colección y un disco 10. Cuatro premios Brit (álbum, banda, single y vídeo) sirvieron para destacarlo aún más pero el nivel de la música habla por si solo. Una sucesión de himnos a la clase media británica que caló hondo en la cultura y en la sociedad de una generación definiéndola y describiéndola como sólo los grandes álbumes son capaces de hacer

VALORACIÓN GUILLETEK: 10/10

BLUR: «Modern Life Is Rubbish» (1993). (8/10)

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01. For Tomorrow
02. Advert
03. Colin Zeal
04. Pressure On Julian
05. Starshaped
06. Blue Jeans
07. Chemical World
Intermission
08. Sunday Sunday
09. Oily Water
10. Miss America
11. Villa Rosie
12. Coping
13. Turn It Up
14. Resigned
Commercial Break

«Modern Life Is Rubbish» es el segundo álbum de Blur, no obstante  en muchos sentidos es el primero. Su disco de debut, «Leisure», tiene mucho más de lanzamiento apresurado para aprovechar el éxito de un par de singles cool por parte de un grupo de moda que de trabajo relamente meditado. Tras unas fallidas  sesiones con el genial Andy Partridge (líder de XTC)  y recuperado  Stephen Street como productor, en este «Modern Life» tenemos a un grupo concentrado en demostrar su valía y a una pareja creadora -Albarn y Coxon- dispuestos a poner en valor su talento. Basta con escuchar  los cuatro primeros acordes del álbum para notar que el cambio es total. En primer lugar las marcadas influencias del indie mas noisy -especialmente de My Bloody Valentine- que empapaban el primer álbum del grupo, dejan paso a sonidos reminiscentes de lo más granado del pop británico: Beatles, Kinks, Small Faces, Who, Madness, XTC…todos están ahí. No parece mal cambio. «Quería demostrar que éramos un grupo que merecía la pena, la verdad es que he de reconocer que el pique con Suede y nuestro fracaso en América me cargaron las pilas…, no tenía otro objetivo en la vida que demostrar nuestra valía», recordaba Damon Albarn años después al recordar estos tiempos.

A pesar de que no obtuvo un gran éxito comercial, el disco sirvió para que el grupo recuperara el prestigio perdido. La crítica recibió muy bien el álbum  y luminarias como Paul Weller (otrora líder de los Jam) afirmó que «Blur es lo mejor que hay hoy en día en Inglaterra». Musicalmente es muy notable, pero no podemos olvidar el esfuerzo lírico de Albarn a la hora de escribir los versos del LP. La influencia del ácido punto de vida de la cotidianidad heredado de Ray Davies es más que obvio. «Soy yo intentado escribir con flema británica y actualizando la iconografía inglesa a un lenguaje moderno. Ahí tienes todas esas melodías y progresiones de acordes de aire nostágico, mezcladas con estas letras tan caústicas y tan apegadas a la Inglaterra actual…, esa era la idea…, nada de todo ese American Way Of Life que empapa los medios», recordaba Albarn

Es un muy buen álbum que resulta tremendamente ecléctico en lo estilístico, del monótono baggy psicodélico de «Leisure» pasamos a un collage-pop con pinceladas de punk rock, psicodelia, vaudevill y music-hall… Y su arranque no puede ser mejor, «For Tomorrow» es un temazo con mayúsculas. Puro pop británico, con una muy buena letra y un estribillo en la mejor tradición de los Kinks. Un tema sobresaliente, excelentemente producido y arreglado con maestría. Poco más que decir, una joya que, aunque no tuvo demasiado éxito como single (número 28), obtuvo el absoluto reconocimiento de la crítica.

«Advert» tiene un rollo pseudo-punk muy interesante y retoma la línea abierta con «Popscene». Un muy buen tema que comienza a dejar ver la importancia de los teclados en el nuevo sonido del grupo. Buena melodía, gran producción y una buena letra actualizando a nuestros días el más puro estilo de Ray Davies. Una fórmula perfecta.

«Colin Zeal» y, sobre todo «Pressure On Julian«,  recuerdan poderosamente a XTC y tienen un marcado aire new wave, enormes James y Coxon al bajo y la guitarra. Dos buenas canciones que oscurecen el tono ambiental del disco antes de llegar al luminoso y esplendoroso pop de «Starshaped«, una maravillosa melodía engrandecida por una excelente guitarra de Graham y el oboe de la prestigiosa Kate St John. Excelente a todos los efectos.

La línea de excelente pop se mantiene con la preciosista «Blue Jeans» una fabulosa balada que se eleva hasta la estratosfera al llegar al estribillo. A estas alturas, y tras media docena de canciones, cualquiera que hubiera escuchado «Leisure» y disfrutara ahora de este «Modern Life Is Rubbish» podría constatar que los nexos de unión entre ambos álbumes son prácticamente inexistentes. Sensación que se acrecenta al escuchar la nunca suficientemente ponderada «Chemical World«, uno de los mejores temas de los años 90. Imprescindible si gusta el pop británico con raíces… Todo en ella es excelente, la melodía, la letra, las guitarras, las armonías… Un tema 10, que se editó como single con la notable «Young And Lovely» como cara B, y fue un nuevo éxito de crítica…, en lo comercial se tuvo que conformar con un Top-30.

«Intermission«, sirve de ecuador del disco. Se trata de una sencilla y disfrutable línea instrumental de piano a la que se van incorporando instrumentos conforme su tempo avanza irremediable hacia el desmadre punk que precende a «Sunday Sunday«, el último de los singles que se extrajeron del disco. Mucho más clásica en su concepción, es un sobresaliente pop fuertemente influenciado por los Kinks. Probablemente el tema más comercial del disco.

A partir de este momento, el ambiente del álbum se torna sensiblemente más pesaroso. «Oily Water» es un tema procedente de la época de «Leisure» y, a pesar del interesante tratamiento instrumental (la guitarra y el bajo son excelentes) del tema, la melodía es tan plana y monótona como muchas de las que se incluyeron en el disco de debut del grupo. Mucho más edificantes resultan la bucólica «Miss America» y la newavera «Villa Rosie«. Dos buenas canciones que, aunque no alcanzan el nivel de los mejores temas de este «Modern Life» si ejercen el papel de más que dignas comparsas.

«Coping» vuelve a ser una disfrutable incursión en el soft-punk, muy en la línea de la ya comentada «Advert». Un muy buen tema que sostiene el disco en su recta final escoltado por inofensiva «Turn It Up» (el corte menos destacable del disco) y la estupenda «Resigned«, una especie de re-lectura de «Blue Jeans» con la que comparte varios elementos.

Si «Intermission» ejerció de ecuador, «Commercial Break» lo hace como punto final. Un nuevo y alocado instrumental punk que pone la guinda a un estupendo álbum que, a pesar de tener pequeños bajones a lo largo de su minutaje, dispone de al menos media docena de canciones («For Tomorrow», «Advert», «Starshaped», «Blue Jeans», «Chemical World», «Sunday Sunday») que deberían figurar en cualquier enciclopedia sobre el pop en general y en su vertiente británica en particular. Un disco que supone el debut de unos nuevos Blur, lo que, sin duda, fue una gran noticia para los amantes de la buena música. El disco sirvió para que el grupo recuperara todo el prestigio perdido y se convirtiera en un grupo a seguir tanto por público como por crítica.

VALORACIÓN GUILLETEK: 8/10

BLUR. «Leisure» (1991). (5/10)

«LEISURE» (1991)

1.She’s So High
2.Bang
3.Slow Down.
4.Repetition.
5.Bad Day.
6.Sing.
7.There’s No Other Way.
8.Fool.
9.Come Together.
10.High Cool.
11.Birthday.
12.Wear Me Down

A principios de 1991, Blur era el grupo de moda, The New Big Thing en la industria del pop británico. Tras tres exitosos singles, Food Records, su discográfica, tenía claro que era el momento de aprovechar la fama del grupo y editar un álbum.  El disco, producido por Stephen Street (tras su notable trabajo con The Smiths), Steve Lowell y Michael Thorne, se publicó el 27 de agosto de 1991 alcanzando un nº 7 en las listas británicas. El LP se vendió razonablemente bien arrastrado po el éxito de sus singles previos y de una excelente campaña de marketing basada en el atractivo físico  de Damon y Alex.

Partiendo de la base de que no estamos ante un gran álbum, el disco tiene perlas como «There’s no other way» o «Sing». Es un trabajo definido por las modas del momento, lleno de ritmos baggy y el sonido shoegaze herencia directa de The Stone Roses, Happy Mondays o The Soup Dragons. El propio Damon Albarn, al recordar el álbum, afirma «no quiero ni acordarme de él»… No obstante, la crítica musical británica, deseosa de encumbrar nuevos ídolos, recibió bastante bien el disco.

Y eso que el disco arranca razonablemente bien, con los singles «She’s So High» y  «Bang«. Sobre todo la primera es una competente canción -escrita por Damon y Graham- de pop psicodélico muy al estilo de los sonidos imperantes en una Inglaterra que, a finales de los 80 y principios de los 90, aún vivía de las rentas de la exquisita resaca provocada por el incomparable disco de debut de los Stone Roses. Semejante comienzo hace albergar esperanzas pero enseguida comienza a perder enteros con temas  como la noisy «Slow Down«. «Repetition» resulta mucho más edificante, pero «Bad Day» vuelve a caer en esquemas que, a fuerza de repetirse, provocan el tedio.
Sólo cuando escuchamos «Sing» empezamos a vislumbrar un gran talento tras tanta medianía. Soberbia canción. Su monótona cadencia psicodélica te atrapa desde la primera escucha y pone a las claras que estos imberbes jovencitos tenían que decir algo en esto de la música. Y así llegamos a la excelsa «There’s No Other Way«, la canción que les dio la fama y uno de los únicos cortes de este álbum que han soportado el paso del tiempo. Un gran tema de Damon y Graham que alcanzó el número 8 en las listas a principios de 1991. La gran guitarra de Graham, las enrevesadas líneas de bajo de Alex, el ritmo baggy de Dave heredero del sonido Madchester y la perezosa voz de Damon se encargan de dar forma a otro buen corte de pop psicodélico que catapultó definitivamente al grupo a la fama.
Tras estos buenos momentos, proporcionados por dos muy buenas canciones, el álbum se sume en la más absoluta medianía y ya no vuelve a remontar el vuelo. «Fool» tiene un corte más clásico y supone un ligero soplo de aire fresco entre tanta sobredosis de sonido shoegaze…, pero tampoco es gran cosa. «Come Together«, «High Cool» y «Wear Me Down» repiten de forma cansina la fórmula y, sin ser ninguna de ellas malas canciones, poco aportan a una escena más que saturada de este tipo de propuestas. La oscura y notable «Birthday«, en cambio, supone un soplo de esperanza. Vendrán tiempo mejores.
VALORACIÓN GUILLETEK’S: 5/10