01. Beetlebum
02. Song 2
03. Country Sad Ballad Man
04. M.O.R.
05. On Your Own
06. Theme From Retro
07. You’re So Great
08. Death Of A Party
09. Chinese Bombs
10. I’m Just A Killer For Your Love
11. Look Inside America
12. Strange News From Another Star
13. Movin’ On
14. Essex Dogs
Tras ser ampliamente derrotados por Oasis en las listas de ventas de LP’s y fracasar en su segundo intento de abordar el mercado norteamericano, el grupo entró en un estado de melancolía que les hizo revivir algunos de los momentos previos al lanzamiento de «Modern Life Is Rubbish». En aquel entonces, 1992-1993, unos jóvenes shoegazers decidieron que había que volver al pop británico de siempre y lanzaron un fantástico álbum que iba en contra-dirección a toda la hornada de bandas grunge que surgieron a las faldas de Nirvana. Sí, fueron los mismos jóvenes que, un año después pusieron de moda el pop inglés en toda Europa con el nunca suficientemente elogiado «Parklife». Sin embargo, en 1996, incluso después de editar un muy buen disco como «The Great Escape» (elogiadísimo por la critica en su momento), eran el grupo menos cool de Inglaterra. La maniquea prensa británica necesitaba vencedores y vencidos, estaba claro que Oasis eran los vencedores («Morning Glory» vendió 25 millones de álbumes en todo el mundo), por lo que Blur debían ser necesariamente los vencidos. No sólo eso, sus rivales en la absurda «batalla del Britpop» eran proclamados máximos exponentes de la música británica de los 90…
Por si fuera poca las cosas no iban bien para el grupo en lo personal: Damon era vilipendiado en la prensa musical, su relación con Graham Coxon (poco interesado en todo el asunto del britpop) era muy fría y su amorío con Justine muy problemática. En un intento de superar sus problemas, el grupo decidió «fugarse» a Islandia. Inglaterra ya nos le quería y era momento de poner distancia, y no sólo en lo geográfico. En un ambiente más relajado, el grupo volvió a estrechar lazos . Graham consiguió dejar la bebida y recuperó su ilusión por la música al poder participar mucho más activamente en la creación…, volvía a sentirse importante. Coxon le descubrió a Damon a Pavemente, Beck, Sonic Youth, Throwing Muses, e incluso estuvieron escuchando cosas de Nirvana. Albarn, auténtica esponja para esto de la música, no tardó en incorporar las influencias de estos nuevos sonidos a sus composiciones.
Blur entró al estudio de grabación en Junio de 1996. En primera instancia sorprende la elección de Stephen Street nuevamente como productor. Teniendo en cuenta el interés de la banda por cambiar su clásico sonido, no deja de ser extraño que se decantaran por el artífice del característico sonido british de sus anteriores trabajos. Pero Stephen Street era algo así como «el quinto Blur», algo más que un productor sólo a nivel profesional. Tras unas primeras sesiones en los estudios Mayfair de Londres la banda se trasladó a Islandia para continuar con la grabación del álbum.
Aparte del cambio de estilo, Blur cambió su dinámica de trabajo. Habituados a llegar al estudio con las canciones estudiadas y aprendidas al milímetro, pasaron a un estilo más libre e improvisado en el que tocaban juntos durante horas y se quedaban con los mejores momentos. Querían realizar un disco más puro y ausente de grandes arreglos orquestales y posproducciones. No es de extrañar que este álbum pueda considerarse un rebautismo del grupo y, por lo tanto, su título no podía ser otro que «Blur»…
Casi todas las bandas que duran un cierto tiempo, alcanzan un momento en que tienen necesidad de cambiar. Es una necesidad que está al margen de haber tenido éxito o no, la música es arte y las inquietudes artísticas son cambiantes por definición. No obstante, algunos grupos dan un paso más, y no sólo cambian de estilo, sino que se reinventan, cambian la concepción de sí mismos. Lo hicieron los Beatles con «The Beatles», o de forma más reciente, Metallica con sus «Load». Esto es este «Blur», editado en febrero de 1997, una reinvención de la banda que encabezó el resurgir del pop británico en los años 90 y que, tras ser derrotados comercialmente en una mediática confrontación con Oasis, decidió explorar nuevas vías artísticas. «Con «Blur» Blur pretende reinventarse al igual que «The Beatles» (conocido como «álbum blanco») renovó a The Beatles» publica el Melody Maker…
No obstante, si bien las nuevas influencias provenían fundamentalmente del indie americano, éstas se quedan sobre todo en la superficie y afectan más que nada al tipo de producción y las referencias a los clásicos británicos siguen muy presentes en las melodías de Albarn. De hecho, quizás es el álbum con influencias Beatles más claras, y aparece muy destacada la nueva y poderosa influencia de David Bowie. Con todo, la americanización del sonido es clara y Graham Coxon tiene mucho que ver en ello. En una banda dominada hasta la fecha con mano férrea por Albarn, el guitarrista se había limitado a ejercer de (brillantísimo) arreglista y en este «Blur», aunque Damon compone todas las canciones del álbum salvo una, la influencia de las ideas de Graham es mucho más notable. El batería Dave Rowntree reconoció que «habíamos tenido a Graham contenido, fue aquí cuando decidimos entre todos darle mucha más cancha».
El cambio de sonido es claro, mucho más emocional, pero el cambio más importante es a nivel lírico. Lejos queda ya ese estilo de retratista de la cotidianidad británica tan raydaviesiano de sus tres últimos trabajos. Las letras eran distintas. Damon dejaba de describir/caricaturizar la sociedad británica para empezar a escribir sobre sus sentimientos. Albarn empieza a escribir letras mucho más personales y a cantarlas de forma mucho más íntima y cercana.
El disco fue recibido con alborozo por la crítica, Allmusic lo describió como una «lógica progresión que exalta el rico eclecticismo del grupo y su excelente sentido de la composición musical», mientras Rolling Stone afirmaba que «lo que hace a Blur tan grande es su profunda comprensión del estilo y género. No se han caído de la cama y se han puesto a imitar sonidos indies americanos sino que éste es un disco que comprende el actual rock americano de forma tan convincente e inteligente como Parklife recopiló las últimas décadas de rock británico». La crítica fue unánime en reconocer los indudables méritos de un disco que, además, también contó con el favor del público británico alcanzando el número 1 en las listas de ventas.
La forma de arrancar del disco es inmejorable, «Beetlebum«, es una canción redonda, perfecta. Innova y recoge del pasado a partes iguales. Una preciosa canción que, aunque innovadora a nivel sonoro, entronca con el mejor pop universal (ya no tan británico). Uno de mis temas de cabecera. Un lustroso Nº1 en Inglaterra en el que Damon se muestra desnudo, despojado de todo artificio hablando de su complicada relación con su novia Justine y con la adicción de ésta a la heroina en un momento en que él, además, también tenía problemas con la cocaína. Musicalmente es algo así como si Pavement hubiera sido invitado a una sesión de grabación de los Beatles de 1968 (Allmusic afirmó que «la canción recorre el Álbum Blanco de los Beatles en 5 minutos» y Melody Maker pubñicó un titular «beetlemania» en portada jugando con la histórica «beAtlemanía»). Una canción 10
Pero si el principio es bueno, la segunda canción, que además de titularse «Song 2«, dura 2 minutos y 2 segundos exactos y fue el segundo single del disco, es una canción para la historia y el tema por el que probablemente siempre serán recordados. Dos minutos de descarga intensa de adrenalina liderados por los míticos y antológicos Whooo Oooh de Damon. Si alguno de vosotros, como yo, ha vivido algo de la noche de los 90 sabe lo que era que en un local pusieran esta canción (sí, hace unos años, en los bares ponían algo más que mierda). La batería de Dave, el antológico riff de acordes de Graham, la perfecta voz de Damon, el potente bajo de Alex, su excelente videoclip (muy similar al de «Popscene» por cierto)… Todo es perfecto. Coxon reveló que le apetecía hacer «música menos dulce, algo que realmente asuste a la gente»…, nunca estuvieron tan cerca de conseguirlo que con esta canción que fue editada como single y ¡¡¡al fin!!!, les permitió triunfar en los States con un meritorio número 6. Parte de la crítica la concibió como una parodia del grunge, sea como fuere es un temazo que en Inglaterra alcanzó el número 2 y aún hoy es recordada como una de las mejores canciones del final del siglo XX.
¡Menudo arranque de disco!, «Country Sad Ballad Man» relaja los ánimos. Aquí sí que se notan, y mucho, las nuevas influencias. Pavement está muy presente, y también Beck. Su buena melodía quasi-folk, las excelentes guitarras de Graham (hay que darle mucho mérito a él en el resultado final de la canción) y el curioso tratamiento para la voz -a través de un amplificador de guitarra- realzan mucho una canción más que interesante a pesar de que, en mi opinión, es un poco más larga de lo que debiera.
Ya hemos comentado que la influencia de David Bowie se había dejado notar en varias canciones de «The Great Escape» y en algunas caras B de singles, pues bien en «M.O.R.» la influencia, el homenaje y el plagio juegan juntos al corro de la patata con el «Boys Keep Swinging» en medio del círculo…, tanto que tanto Bowie como su productor Brian Eno tuvieron que acabar siendo acreditados en la canción. Tuvo un éxito considerable como single (nº15) pero, en mi opinión es de lo peor del disco.
Tampoco es santo de mi devoción el siguiente corte «On Your Own«, quizás la canción más americana del álbum. No obstante el público no coincidió conmigo y tuvo bastante éxito llegando a alcanzar un número 5. Entre la crítica anglofila más dura se oyó decir que parecían unos «Beastie Boys pijos» y no creo que fueran muy desencaminados del que no salvaría mucho más que algunos loops de Street y al excelente guitarra de Coxon. No obstante, también hubo críticos que la definieron como. La canción fue descrita como «una pieza de pop increíblemente pegadiza enriquecida con erupciones synth». Gustos y colores.
Tras un par de baches que, sin ser malas canciones, se alejan mucho del nivelazo de las tres primeras, «Theme From Retro«, una maravilla instrumental escondida y lisérgica a más no poder, recupera el buen tono y nos prepara para la excelente «You’re So Great«. Es curioso que el gran impulsor del cambio sonoro de Blur y el guía en los para el grupo inexplorados caminos de los sonidos yanquis debute como compositor con el tema más pop del disco. Compuesta e interpretada en solitario por Graham (voz y guitarras) podría ser un descarte de los Beatles. Simplemente genial. Es una melodía preciosa que quizás se ve empequeñecida por las limitaciones de Graham a la hora de cantar pero que no por ello pierde un ápice de encanto. Las guitarras, maravillosas, como es habitual.
El excelente nivel si mantiene en lo más alto con la sobresaliente «Death Of A Party«, una canción que ya estaba compuesta en la época de «Modern Life Is Rubbish», se intentó recuperar para «The Great Escape» y que finalmente vio la luz en este «Blur». De alguna forma sigue la senda marcada por «He Thought Of Cars» y, como aquella, disfruta de una soberbia y pesarosa ambientación de la que hay que dar gran parte de mérito a Stephen Street. Líricamente supone la frontera entre los «festivos Blur» y los «nuevos y reflexivos Blur» y musicalmente vuelve a ser una rendición ante David Bowie por parte de Damon. Uno de los mejores momentos del álbum. Una maravilla.
«Chinese Bombs» es una nueva incursión por parte del grupo en los sonidos punk. Quizás a excepción de «Leisure» todos los discos de la banda han tenido una o varias concesiones a un género tan genuinamente británico. De nuevo una anfetamínica guitarra de Graham sirve de base para un potente tema en el que las estrofas están mucho más inspiradas que el estribillo. Buen y brevísimo tema que vuelve a demostrar que los de Colchester dominan el género.
«I’m Just a Killer For Your Love» es, posiblemente, el tema más americano del disco. Con un riff que es lo más cercano al rock que ha hecho Blur en toda su carrera y que supone una gran intro para un tema especialmente instrumental en el que Damon recita una monótona melodía sobre un amplio manto de efectos. Resulta curiosa, pero poco más, demuestra buenas ideas pero renuncia completamente a la melodía, cosa que no hace la fantástica «Look Inside America«, sin duda el tema que más recuerda a los Blur de antes de 1997. Un fantástico tema pop con una fabulosa melodía, bonitas armonías y unas soberbias guitarra. Es, además, una de las canciones en las que más brilla el bajo de Alex James, quizás el más sacrificado por el cambio estilístico del grupo, y es que sus habitualmente imaginativas y complejas líneas de bajo no casaban con el sonido lo-fi pretendido por el grupo con este «Blur». De alguna forma es la compensación a «Magic America», editada en «Parklife» tres años antes, en la que criticaban con ironía el estilo de vida americano.
Y llegamos a otro de los puntos álgidos del disco, «Strange News From Another Star«, si nos dijeran que es una canción del Bowie de la época de «Space Odity» o «The Man Who Sold The World» nos lo creeríamos. Muy buena canción, con Damon realizando una de sus interpretaciones vocales más convincentes y dejándonos absoluta y deliciosamente relajados para afrontar la recta final del disco… Y empezamos con «Movin’ On» en la que volvemos a encontrar a un grupo mucho más dinámico con un acelerado tema construido en torno a un buen estribillo, y en el que vuelve a destacar el bajo de James . Buen corte.
El final del disco, «Essex Dogs«, tiene un marcado espíritu experimental y se basa en un poema de Damon narrado sobre una compleja telaraña de bizarros efectos. El propio Graham reconoció «sé que resulta difícil de escuchar, pero nos apetecía hacer algo así». Es un tema olvidable, si bien resulta extrañamente apropiado como remate al conjunto. Una especie de amarga guinda para este pastel de «nuevos Blur», menos joviales, menos divertidos, menos pegadizos…, pero igualmente brillantes. Un grandísimo disco.
VALORACIÓN GUILLETEK’S: 9/10