BLUR: «The Magic Whip» (2015) (8,5/10)

  1. «Lonesome Street»
    2. «New World Towers»
    3. «Go Out»
    4. «Ice Cream Man»
    5. «Thought I Was a Spaceman»
    6. «I Broadcast»
    7. «My Terracotta Heart»
    8. «There are Too Many of Us»
    9. «Ghost Ship»
    10. «Pyongyang»
    11. «Ong Ong»
    12. «Mirror Ball»

Tras la edición del disco en solitario de Damon, los rumores de un nuevo disco de la banda se acrecentaron, si bien Damon se encargó de enfriar el ambiente declarando que era una «remota posibilidad». Lo cierto es que, en la primavera de 2013 y a causa de la suspensión de unos conciertos de su gira asiática, el grupo alquiló durante cinco días los estudios Avon de Kowloon en Hong Kong y grabaron bastante material. Fueron sesiones sin presión, muy libres, una especie de macro jam-session en la que el grupo trabajo sobre el material que el incansable Albarn tenía compuesto a medio terminar.

Fueron sesiones «relajadas y divertidas», si bien en primera instancia el grupo no consideró de forma seria hacer nada con las canciones allí grabadas. «Creo que debido a que ya habíamos hecho algunos conciertos juntos y nos acostumbramos a tocar juntos de nuevo no había esa sensación de presión de tener que ir al estudio un día concreto con tal productor u otro para intentar componer tu single de regreso. En realidad fue ‘¡vamos al estudio y nos ponemos a tocar! Siendo honesto, realmente no había nada más que hacer después de haber estado de compras», bromeaba Alex James al respecto. De hecho, concluida la gira, cada miembro del grupo continuó con su vida.

Fue Graham quien tuvo claro que entre ese material «había más que suficiente para un muy buen disco» y, ni corto ni perezoso, decidió llamar al inefable Stephen Street, el que fuera productor de la época dorada del grupo y con quien no trabajaban como banda desde el fantástico «Blur» de 1997.

Coxon y Street trabajaron intensamente sobre el material grabado en aquellos cinco días y, una vez vieron que el resultado comenzaba a tener buena pinta, llamaron a Albarn que acababa de terminar su gira de presentación de «Everyday Robots», su disco en solitario. Damon no tardó en contagiarse del entusiasmo de Graham…, tan pronto como escuchó los aún esbozos de las canciones. Albarn se puso a escribir letras, terminar melodías, añadir partes vocales. «Cada vez estaba más entusiasmado por cómo sonaba», recuerda el propio músico.

Mientras, el resto del mundo permanecía ajeno a todas estas maquinaciones, hasta que en febrero de 2015, de forma absolutamente sorpresiva el grupo anunció la publicación de su nuevo disco el día 27 de abril del mismo año. Su título sería «The Magic Whip». «Hemos hecho un nuevo álbum», dijo Albarn en la rueda de prensa en la que el grupo presentó su nuevo trabajo, «es un álbum muy urbano. Es muy, muy bonito tener algo en nuestras manos de lo que podemos estar orgullosos».

Blur había vuelto, ya era oficial. Las primeras críticas fueron unánimemente favorables. El Telegraph lo puntuó con cinco estrellas en una crítica que tituló «Un retorno triunfante»; RollingStone se quedó en las cuatro estrellas y afirmaba que «Blur ha vuelto y tienen inspiración para repartir…». La nota media del disco extraida de Metacritic es 8,1… Y es que nada más poner el disco en el reproductor, las sensaciones no pueden ser mejores. «Lonesome Street» suena a los mejores Blur, quizás no tiene el nivel de sus singles históricos, pero desde luego no hubiera desentonado en ninguno de sus mejores trabajos. Una estupenda guitarra marca de la factoría Coxon, una maravillosamente saltarina melodía, sonido genuinamente britpopero y unos fabulosos y bizarros arreglos. Puro Blur.

Sin embargo esta es la única concesión a su brillante pasado como líderes del sonido británico de los 90. La siguiente canción, la melancólica y sobresaliente «New World Towers» suena mucho más al trabajo es solitario de Damon que a los propios Blur. Un fantástico y cadencioso tema que, junto a la canción que la precede, ilustra perfectamente lo que va a ser la dinámica general del disco: alternar el pop más tradicional y festivo propio de llamemos la “época dorada del grupo”, con unos nuevos Blur mucho más tranquilos, innovadores y reflexivos. Gran canción, quizás demasiado larga.

En esa línea que mira más al pasado tendríamos a “Go Out”, la siguiente canción que además sirvió como primer single del disco. Es efectiva, suena fantásticamente bien y, en general, está a buen nivel…, pero no por ello deja de ser el peor primer single que el grupo ha editado en su carrera. Cierto es que estamos hablando de un grupo cuyos primeros singles han sido siempre canciones que han entrado en el Olimpo de la música desde el primer momento: “She’s So High”, «For Tomorrow«, «Girls & Boys«, «Country House«,»Beetlebum«, «Tender«, «Out of Time«… Pues eso, es una buena canción pero no resiste la comparación con el pasado del grupo.

Mucho más interesante resulta “Ice Cream Man” con un sinuoso y electrónico comienzo al que la guitarra acústica de Graham enseguida dota de calor orgánico. Una canción estupenda en el que tanto el sonido pop tradicional del grupo como las cadencias más melancólicas de algunos de los proyectos paralelos de Albarn están perfectamente representados. Sin duda una de mis preferidas del álbum. Fantástica. Los arreglos de guitarra de Coxon, como siempre, merecen mención aparte.

Tiempo ahora para los “nuevos” Blur con “Thought I Was a Spaceman«. Aunque mejor deberíamos decir los nuevos Blur fusionados con el viejo Bowie, pues la influencia del Duque Blanco es más que evidente en este fantástico y atmosférico tema que va subiendo poco a poco de intensidad. Muy buena canción.

Retornamos al pasado del grupo, en esta ocasión a sus tradicioneles arrebatos punkrockeros, con «I Broadcast«. Un estilo en el que Blur se mueve como pez en el agua y tantas veces lo ha demostrado «Advert», «Popscene», «Bank Holiday», «Song 2″… A estas alturas ya podemos afirmar que el retorno de Blur está mereciendo, y mucho, la pena.

«My Terracotta Heart«, un extraordinario y melancólico medio tiempo de aires pseudo-latinos, nos devuelve a los Blur más reflexivos. Damon canta con extraordinaria sensibilidad una canción primorosamente producida y arreglada de forma preciosista. Evocadora y relajante, uno de los momentos más mágicos de un disco cuyo momento más brillante quizás llegue con la sobresaliente «There are Too Many of Us«, un auténtico temazo que, en mi opinión, debería haber sido el primer single. Una canción a la altura de lo mejor del grupo y cuya intensidad deja sin habla desde la primera escucha. Todo en ella es perfecto y, en lo melódico, recuerda a la amarga y maravillosa melancolía  que transmitían muchas de las canciones de «Modern Life Is Rubbish», el brillante segundo disco del grupo. Sobresaliente.

Tras semejante descarga emocional los suaves ritmos pop de «Ghost Ship» se agradecen. Una canción mucho más lidera y con una bonita melodía. Graham, como es habitual, se sale del mapa con una guitarra que engrandece un tema que da paso a otros de los más brillantes (y van varios) momentos del disco: la fabulosa «Pyongyang«, una maravilla de aires orientales que vuelve a recordar al mejor Bowie y que queda a la altura de las mejores e intensas baladas de la banda como «This Is A Low». Una canción tremenda que termina de poner la guinda a un álbum que, ahora sí, ya podemos decir está a la altura del grupo y supone uno de los mejores «disco de retorno» que mi memoria puede recordar. Brillante.

Y eso que aún nos quedan un par de canciones. La premeditadamente tontorrona «Ong Ong» supone un ligero e infeccioso contrapunto a la transcendentalidad de»Pyongyang» y con la notable balada «Mirror Ball«, una ampulosa canción que parece combinar con acierto los ambientes Western con sonidos orientaloides, pone el punto final a un disco fantástico. Blur ha vuelto.

VALORACIÓN GUILLETEK: 8,5/10

Texto: Guillermo Mittelbrunn Beltrán. 3 de mayo de 2015

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John Lennon. «Mind Games» (1973). (7/10)

Mind Games (Lennon)
Tight A$ (Lennon)
Aisumasen (I’m Sorry) (Lennon)
One Day (At A Time) (Lennon)
Bring On The Lucie (Freeda Peeple) (Lennon)
Nutopian International Anthem (Lennon-Ono)

Intuition (Lennon)
Out The Blue (Lennon)
Only People (Lennon)
I Know (I Know) (Lennon)
You Are Here (Lennon)
Meat City (Lennon)

 

John Lennon no aceptó bien el fiasco que supuso el muy flojo «Some Time In New York City», su LP junto a Yoko Ono editado en 1972, y las enormes críticas que recibieron por parte de público y crítica. De hecho, se retiró del activismo político, especialmente tras ver cómo Nixon era reelegido presidente. Una vez se mudaron a los apartamentos Dakota de Nueva York, en la primavera del 73, la pareja  empezó a hacer vida por separado. Tras seis años sin apenas separarse para ir al baño, cada uno empezó a trabajar en proyectos por separado. Así, mientras Yoko trabajó sobre sus LP’s «Approximately Infinite Universe» y «Feeling The Space», John empezó a trabajar sobre algunas demos que tenía a medio terminar.

No obstante, tal y como comentábamos, las críticas tras «Some Time In New York City» habían dejado huella en el genial músico. Su confianza estaba bajo mínimos y, aunque no era capaz de producir ningún material al nivel de inspiración que había mostrado durante toda su carrera hasta 1972, sí tenía un conjunto de canciones sólidas que bien tratadas podían componer un LP que hiciera olvidar el mal sabor de boca de su trabajo anterior.

Decidido a retomar su carrera, John decide producir él mismo su nuevo disco y en julio de 1973 entra en los estudios Record Plant de Nueva York. Entre los músicos encontramos a los guitarristas David Spinozza, Peter E Kleinow, el bajista Gordon Edwards, los bateristas  Jim Keltner y Rick Marotta y el teclista Ken Ascher.

A los pocos días de entrar al estudio, John y Yoko decidieron darse un tiempo en su relación. Según dijeron posteriormente, necesitaban «ver si su relación era lo suficientemente fuerte para querer volver a estar juntos». La siempre sorprendente Yoko, asignó a la asistente personal de la pareja, May Pang, que se convirtiera en la amante de Lennon para evitar que éste se fijara en otras mujeres. Tras dieciséis meses de separación -periodo que es conocido en la historiografía Lennoniana como el «Lost Weekend»-, John y Yoko volvieron a unirse.

No obstante, entretanto se grabó y se produjo este «Mind Games». Editado en noviembre de 1973, es un disco irregular que mezcla grandes canciones con una buena cantidad de temas insustanciales. John vivía entre el dolor que le suponía la separación de Yoko y el gozo que le proporcionaba la libertad derivada de su nuevo estado de soltería, y este estado fluctuante se deja notar en el álbum.

Todo arranca maravillosamente con la estupenda «Mind Games«, titulada originalmente «Make Love Not War» y destinada a ser un nuevo himno pacifista en la línea de «Imagine». Aunque el mensaje sigue siendo el mismo, John decidió cambiar el título porque «era un cliché  que estaba muy visto«, y se inspiró en el libro «Mind Games» de Robert Masters y Jean Houston. Es una canción fantástica. Un monumento pop que se editó como single y fue recibido de forma tibia (nº18 en USA y 26 en Reino Unido) por un público receloso del nuevo material de Lennon tras  «Some Time In New York City». Una joyita… Desgraciadamente, salvo un par de excepciones, el disco ya no recupera el tono tras esta excelente canción.

Canciones como «Tight A$«, que el propio Lennon califica como «una canción de usar y tirar, algo sólo para mover el esqueleto», distan mucho de ser malas, pero tampoco aportan demasiado a la carrera del genio británico. Con todo, es un buen ejercicio de estilo y suena convincente.

Mucho mejor es la melancólica «Aisumasen (I’m Sorry)«. Construida sobre la base de «Call My Name«, escrita en los tiempos de «Imagine», es un bello y melódico canto de petición de disculpas hacia Yoko entonado por un Lennon que se sentía culpable por haber empezado una relación con May Pang. Buen tema, muy soul. Otro de los mejores momentos de un álbum tan irregular que puede alternar esta excelente canción con cortes mucho más intranscendentes como la juguetona «One Day (At A Time)«, en la que John luce falsetto, o la monótona «Bring On The Lucie (Freeda Peeple)«. Todas, insisto canciones con más luces que sombras, pero muy lejos del nivel exhibido en el pasado John Lennon.

La cara A se cierra con un corte de tres segundos de silencio titulado «Nutopian International Anthem», el himno simbólico de una nación conceptual, Nutopia, que John y Yoko dieron por inaugurada en una rueda de prensa en abril de 1973 como protesta por sus problemas con el departamento de inmigración estadounidense.

«Intuition«, la canción que abre la cara B, vuelve a ser un buen medio tiempo, bien construido, pero exento de brillantez… Pero John Lennon es John Lennon y la fantástica «Out The Blue» pone las cosas en su sitio. Preciosa canción de amor que, aunque John nunca apreció demasiado («es sólo otra canción de amor, nada especial»), desde la primera escucha destaca sobre el resto del material del álbum y que, sin duda, hubiera podido ser un buen y probablemente exitoso single. Yoko es el el sujeto paciente de esta hermosa canción  cuyo único defecto es una cierta tendencia a la sobreproducción. Fabulosos los teclados de Ken Ascher.

No obstante, y este es el problema de este LP, tras una gran canción un tema como «Only People» hace que seamos conscientes que no estamos ante el mejor Lennon. Definida por él mismo años después como «una canción fallida», es un nuevo intento de escribir un himno pacifista del corte de «Give Peace a Chance» o «Power To The People». Una canción de agradable escucha, pero poco más.

Mejor resulta «I Know (I Know)» un tema que el propio John despreciaría como «un pedazo de nada», pero que sin embargo tiene una buena melodía (especialmente apreciable cuando se la desprende del exceso de azúcar de la producción imperante en el LP) y una línea de bajo antológica. Lo curioso de esta canción es que, aunque aparentemente es una petición de disculpas, son muchos los allegados al entorno beatle que afirman que la letra está dedicada a Paul McCartney y supondría la reconciliación definitiva del genial dúo. ¿Quién sabe?

Seguro es, esta vez sí, que la exótica «You Are Here» está escrita para Yoko. Melosa, tierna, disfrutable y perfecto contrapunto al tema que cierra el álbum, la rockera «Meat City«. Y así concluye «Mind Games», un LP con el que Lennon intentó reconciliarse con su público, objetivo que en gran medida consiguió. Se editó en noviembre de 1973 y, a pesar de un arranque comercial titubeante, acabó alcanzando el número 9 en Estados Unidos, muy lejos del número 48 de su anterior trabajo. Sin embargo en su país natal, Inglaterra, ni siquiera alcanzó el número 11 de «Some Time In New York City» y se quedó en un nº13.

La crítica, sin embargo, no fue mucho más benévola con este álbum. Rolling Stone habló de «lo peor que ha escrito hasta ahora» y en las revistas especializadas en general se repitieron términos como «autocomplacencia» y «falta de inspiración». Pero, ¿es Mind Games un mal disco?, definitivamente, no. No es un John Lennon en plena forma, pero un John Lennon al 50% reúne más talento que decenas de otros músicos juntos. De hecho, se puede decir que muchos de los cortes incluidos no están a su altura, pero no dejan de ser buenas canciones. Estamos muy lejos del Lennon Beatle o el de «Plastic Ono Band» e «Imagine» pero un LP con «Mind Games»,  «Out The Blue» o «Aisumasen» merece una oportunidad…, no será un disco que haga volar tus sentidos, pero seguro que te hará pasar un rato agradable…, poco mérito para John Lennon, pero algo inalcanzable para gran parte del resto.

VALORACIÓN GUILLETEK’S: 7/10

 

Texto: Guillermo Mittelbrunn Beltrán. 30 de agosto de 2014

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John Lennon. «Imagine» (1971). (9/10)

Imagine (Lennon)
Crippled Inside (Lennon)
Jealous Guy (Lennon)
It’s So Hard (Lennon)
I Don’t Want To Be A Soldier (Lennon)

Gimme Some Truth (Lennon)
Oh My Love (Lennon-Ono)
How Do You Sleep? (Lennon)
How? (Lennon)
Oh Yoko! (Lennon)

Productores: John Lennon, Yoko Ono, Phil Spector

Tras el aclamado por la crítica «Plastic Ono Band», John parece querer acercarse con este álbum al mainstream que, en parte, le había dado la espalda con su anterior trabajo. Lennon, imbuido de los movimientos de izquierdas de principios de los 70, había continuado realizando proselitismo para dichas causas con la edición de los singles «Power To The People» y «God Save Oz«. No obstante, este «Imagine» es un disco mucho más pop y comercial, soberbio de principio a fin, pero sensiblemente más convencional. El propio Lennon declaró que era como «cubrir Plastic Ono Band con una capa de dulce chocolate»

Fue precisamente durante la grabación de uno de estos singles, «Power To The People», cuando John habló con Phil Spector sobre la posibilidad de hacer un nuevo álbum juntos. Conseguido el productor, Lennon se propuso reclutar músicos e inmediatamente recurrió a Klaus Voorman y Ringo Starr, los músicos que trabajarón junto a él en su anterior LP. Pero, si bien el bajista aceptó sin rechistar, Starr no estaba disponible en las fechas en las que John le requería por lo que acudió al batería de Derek And The Dominos (la banda de Eric Clapton), Jim Gordon. La nómina de músicos colaboradores se extendió hasta llegar a juntar a siete guitarristas (el propio Lennon, el ex-beatle George Harrison, los Badfinger Joey Molland y Tom Evans y los músicos de sesión Rod Linton, Andy Davis y Ted Turner ), tres pianistas (Lennon, el inefable sessionman Nicky Hopkins y el Renaissance John Tout) y tres baterías (el citado Jim Gordon, Alan White y el fantástico Jim Keltner), a los que habría que añadir al bajista anteriormente mencionado, Klaus Voorman, los percusionistas Mike Pinder, Steve Brendell y John Barham y el saxofonista King Curtis. Dieciocho músicos, sin icluir al grupo The Flux Fiddlers que interpretaron los arreglos orquestales de cuerda. Toda una tropa.

De esta forma, a finales de mayo de 1971, John comenzó a grabar en los Ascot Sound Studios, las instalaciones que había ordenado construir en su mansión de Tittenhurst Park.  El trabajo fue muy fluido, en sesiones de 11 a 19, y en los primeros cinco días terminaron hasta ocho de las diez canciones que acabaron componiendo el álbum. Concluida la grabación y tras algunos retoque,s el trabajo se reanudó en julio, esta vez enImagine poster - John Lennon Nueva York, donde se añadieron los arreglos de cuerda y viento.

El disco salió al mercado el 7 de octubre de 1971 y un mes antes, en Septiembre, en Estados Unidos. Alcanzó rápidamente el número 1 en ambos países. Y es que, en este disco -insisto, fantástico-, Lennon se muestra mucho más accesible. No deja de lado su vertiente política (I Don’t Want To Be A Soldier o Gimme Some Truth lo atestiguan), ni la introspección de la que hizo gala en «Plastic Ono Band» (Crippled Inside, Jealous Guy, It’s So Hard,  How?), pero vuelve a escribir canciones de amor como «Oh Yoko» u «Oh My Love» y a tocar temas universales como en «Imagine». Todo de una forma mucho más convencional desde un punto de vista pop, es improbable que John hubiera vencido a los demonios que parecían atormentarle en su LP anterior, pero si aprende a contenerlos y a presentarlos de una forma más amable. Es un álbum, brillante, prácticamente sin lagunas, que pone en valor las capacidades melódicas de Lennon y su intención de llegar al gran al público de la misma forma que lo hiciera en su época Beatle.

«Imagine«, la canción titular, abre el disco. ¿Qué decir? Un himno. Posiblemente la canción más famosa de Lennon en solitario.Un canto a la paz, no exento de versos cargados de crítica, cuyo mensaje atemporal consigue mantenerla vigente por encima del paso de los años. El propio Lennon ironizaba sobre la popularidad conseguida por la canción, «Imagine es profundamente antireligiosa, antinacionalista y anticonvencional, pero como es bonita, la gente lo acepta. Ahora ya sé lo que hay que hacer. Suelta tu mensaje político pero ponle un poco de miel…». Fue lanzada como single es Estados Unidos y alcanzó el número 3 en las listas. Una obra maestra.

El excelente piano honkytonk de Nicky Hopkins y el acertado toque de dobro de George Harrison engrandecen la rítmica «Cripple Inside«, dotándola de un encantador y simpático aire western que contrasta con la caústica letra de la canción,muy en la línea de los versos que dominaron «Plastic Ono Band».

La nunca suficintemente ponderada «Jealous Guy» nos devuelve al John de 1968…, al Lennon Beatle. Fue en está época y en la India cuando compuso «Child Of Nature«, el embrión de lo que acabaría siendo esta sobresaliente canción. Todo en ella es perfecto: la melodía es espectacular, John canta con una ternura a prueba  de insensibles, una letra excelente, el piano de Hopkins es de otro mundo… Existe cierto debate sobre a quién iba dirigida la canción, ya que, aunque todo indica que es una carta disculpa a a su pareja, son varias las voces que afirman que podría estar dedicada a Paul McCartney. Una de las mejores canciones de la historia, en cualquier caso.

Las sonoridades de Plastic Ono Band vuelve con «It’s So Hard«, eso sí matizadas por el saxofón de King Curtis y el excelente arreglo de cuerdas de Torrie Zito. Gran blues que completa un gran y muy variado comienzo de álbum. Sin embargo la última canción de la cara A, «I Don’t Want To Be A Soldier«, supone un considerable bajón en lo que a calidad musical se refiere y, a pesar de la valía de su mensaje antibelicista. Aunque interesante, es el punto más bajo de un disco por otro lado excelso.

Tras una estupenda cara A, la cara B mantiene el nivel con la fantástica «Gimme Some Truth«, otra de los temas que John compuso en la India en 1968 durante su época Beatles. De hecho, incluso existen grabaciones realizadas por el cuarteto de Liverpool, durante las sesiones de «Let It Be». La canción más pop del álbum y curiosamente la que más carga política contiene, alusiones a Nixon incluidas. Otras de las canciones que cuenta con la participación de George Harrison a la guitarra.

Tras la descarga de ira social que supone «Gimme Some Truth», «Oh My Love» nos devuelve al Lennon romántico, que construye aquí una hermosísima balada al parecer con la asistencia lírica de Yoko Ono. George Harrison vuelve a intervenir como guitarrista y, de nuevo, se trata de una canción compuesta en la India en 1968. Una ernorme canción que supone el momento más elegante del álbum.

Y llegamos a la canción más polémica del disco: «How Do You Sleep?«, un furibundo ataque al que fue su compañero durante sus años Beatle: Paul McCartney. Pero hagamos un poco de historia. Los Beatles no terminaron bien, su separación fue muy dolorosa y las relaciones entre Paul y el resto del grupo, en especial con John, quedaron muy dañadas. La tensión entre ellos llegó al gran público cuando ambos músicos empezaron a lanzarse dardos desde sus canciones. En este aspecto fue Paul el primero en golpear  con su discoRAM (enlace a crítica en Guilletek’s), en cuya contraportada se pueden ver dos escarabajos –beetles- en actitud de darse por culo.  La primera de las canciones con mensaje es “Too Many People”. Paul arranca criticando la pose de John y Yoko (“Demasiada gente haciéndose el «underground» / Demasiada gente peleando por un trozo del pastel / Demasiada gente en un tira y afloja / Demasiada gente esperando un golpe de suerte”), luego recrimina a John no haber aprovechado la suerte de estar en los Beatles y renegar de ellos en los últimos dos años (“Ese fue tu primer fallo / cogiste tu golpe de suerte y lo partiste en dos / ¿qué puedo hacer por ti? / lo partiste en dos”). McCartney critica también la moralina de las canciones de John (“Demasiada gente predicando sermones / No les dejes que te digan lo que quieres ser / Demasiada gente haciéndolo /  es una locura, yo no lo hago”), para terminar dejando claro que ha cambiado de compañero, John por Linda (“Ese fue tu último fallo / yo encontré a mi amor / y ahora ¿Qué va a ser de ti / mi amor me espera”).

Paul reconoció que «Too Many People» estaba dedicada a John pero, además, Lennon entendió que en  “Dear Boy” también había referencias hacia él y Yoko. Según John, Paul le recriminaba que le hubiera  dejado para irse con Yoko (“Espero que nunca te des cuenta, querido chico, de lo que has encontrado / Espero que nunca te des cuenta de que es la cosa más dañina / Espero que nunca te des cuenta, querido chico / Espero que no tengas que darte cuenta de que el amor estaba aquí / y quizás con lo fastidiado que estás no recuperes el sentido común / espero que no lo recuperes, querido chico”), para luego dejarle claro que él sí había encontrado en Linda a la sustituta perfecta tras la separación del grupo (“Cuando salté estaba destrozado / pero ella y su amor aparecieron y me levantaron”). Paul siempre afirmó que esa canción iba dedicada al ex-marido de Linda.

El caso es que John era un hueso de roer… y vaya si contestó… En el interior de la funda del LP «Imagine» incluyó una foto de regalo que hacía referencia a la portada de «RAM» en la que sostenía a un cerdo por las orejas en posición similar a la de Paul en la cubierta de su LP. Pero con lo que se despachó a gusto fue con la canción que nos ocupa: «How Do You Sleep?» . John empieza atacando a la obra cumbre de Paul («Incluso el Sargento Pepper te pilló por sorpresa, te veías bien a los ojos de esa mamaíta») e incluso ironiza con la «histeria Paul is Dead («Esos locos tenían razón cuando decían que estabas muerto,  tu gran problema es tu cerebro / ¿Cómo puedes dormir por las noches?»). En la siguiente estrofa («Lo único que hiciste fue «Yesterday» y ahora eres «Another day»), John hace un buen juego de palabras diciéndole a Paul que lo único que hizo fue «Yesterday» (su mejor canción) y que ahora es «Another day» (que era el single de Paul que estaba en el mercado), por otro lado «Yesterday» es «ayer» y «another day» tiene la acepción de «día cualquiera», con lo que viene a decir que Paul hizo su mejor trabajo en el pasado y ahora es un vulgar autor… Al final, John es especialmente duro (» Una bonita cara dura un año o dos, veremos que puedes hacer después / La música que hace es como música de ascensores (musak), ¿no has aprendido nada en estos años?, ¿Cómo duermes?).

Además, por si fuera poco, George participó también en la canción…Eso le dolió aún más a Paul.  Años después, el propio Harrison, habló de este tema: «Supongo que después de la ruptura, -aunque en el fondo todos la deseábamos- lo más fácil era encontrar un culpable dentro de nuestro pequeño circulo y por lo menos para John y para mí la culpa recayó directamente en Paul. Por eso y porque su canción también me gustaba y además porque tampoco me había agradado en absoluto la actitud de Paul conmigo durante las sesiones de Let it be, fue que acepté la invitación de John para grabar la guitarra slide en «How do you sleep?» Recuerdo que cuando escuchamos el tema terminado, sonreímos un poco, pero era una sonrisa un poco amarga o forzada, como la que se ofrece por compromiso cuando alguien cuenta un chiste de pésimo gusto. Con el tiempo he pensado que John se pasó un poco, sobre todo en líneas como «the sound you make is musak to my ears». Parece que Ringo también estuvo invitado a la grabación pero se retiró al conocer la letra. Años después John declaró a mediados de los 70 no estar orgulloso de haber escrito esta canción («la verdad es que lamento la intención de la canción, pero ya pasó. Lo importante es lo que él y yo sentimos al respecto, no lo que vosotros pensáis…., y Paul y yo estamos bien ahora»). A pesar de los pesares la canción, en lo musical, es soberbia.

Mucho más azucarada es la bonita «How?» con la que John vuelve de nuevo a la introspección a través de una deliciosa melodía que vuelve a mostrar la extrema calidad de Lennon como compositor. Y, así, llegamos al final con la infecciosa «Oh Yoko!«, un sencillo y adorable medio tiempo pop que John había compuesto en la India en 1968. El tema resulta tan extremadamente pegadizo que EMI propuso su edición como single ante la negativa de Lennon («ya sabes, está bien y es una canción muy popular, pero me daba un poco de vergüenza…, no iba nada con mi rollo de roquero de lengua afilada…, todo el mundo la veía como single pero yo lo paré»). De nuevo, el trabajo de Hopkins al piano es sobresaliente.

Tras su edición, las críticas fueron menos elogiosas que las recibidas por su anterior trabajo «Plastic Ono Band» pero la respuesta del público fue muy superior. «Imagine» es un gran LP y contiene algunas de las mejores canciones («Imagine», «Jealous Guy», «Gimme Some Truth», «Oh My Love», «How?» ) de su genial autor. Quizás no toque tanto la fibra como el crudo Plastic Ono Band y resulte mucho más convencional, pero no deja de ser un álbum excepcional en todos los sentidos y, sin duda, el más apropiado para iniciarse en la carrera de Lennon es solitario.

VALORACIÓN GUILLETEK’S: 9/10

 

Texto: Guillermo Mittelbrunn Beltrán. 16 de agosto de 2014

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John Lennon. «Plastic Ono Band» (1970). (9,5/10)

Mother (John Lennon)
Hold On (John Lennon)
I Found Out (John Lennon)
Working Class Hero (John Lennon)
Isolation (John Lennon)

Remember (John Lennon)
Love (John Lennon)
Well Well Well (John Lennon)
Look At Me (John Lennon)
God (John Lennon)
My Mummy’s Dead (John Lennon)

Productor: John Lennon, Yoko Ono y Phil Spector

A mediados de 1969, John Lennon era un adicto a la heroína retirado junto a su inseparable Yoko en su finca de 72 acres en Ascot, Tittenhurst Park. Los Beatles habían comenzado a desintegrarse y tanto John como Yoko comenzaron un proceso de retorno a la vida pública que comenzó por el abandono de la heroína (hola, metadona), su participación en campañas pacifistas y algunas excursiones musicales.

Una de sus más conocidas campañas pacifistas se desarrolló, una vez la pareja contrajo matrimonio, en marzo de 1969. John y Yoko citaron a la prensa en la suite presidencial del Hotel Hilton de Amsterdam y , durante seis días sin salir de su cama, realizaron varias declaraciones en favor de la paz mundial. Una segunda «encamada» tuvo lugar en el Hotel Queen Elizabeth de Montreal y, en la misma, uno de los periodistas preguntó a John acerca de qué intentaba conseguir con toda aquella campaña. John contestó  de forma espontánea: «todo lo que estamos diciendo es : dadle una oportunidad a la paz». A Lennon debió gustarle la frase puesto que, rápidamente y de forma casi improvisada, compuso un tema -«Give Peace a Chance»- en torno a la proclama. La grabó en una sencilla grabadora de ocho pistas alquilada en una tienda de música sita en las inmediaciones del hotel. El single que contenía “Give Peace A Chance” (enlace) se editó en julio de 1969 por primera vez bajo el nombre de Plastic Ono Band y con los créditos del tema aún a nombre de Lennon y  McCartney, puesto que los Beatles aun no se había separado y el acuerdo entre Paul y John para firmar las canciones aún seguía vigente.

Acto seguido John se enfrascó en la grabación del excelso «Abbey Road» de los Beatles. Desgraciadamente, a pesa del maravilloso nivel artístico del álbum, el grupo estaba absolutamente roto para estas fechas. Paul seguía siendo un Beatle hasta la médula, pero era el único. John seguía haciendo su vida y, de nuevo bajo el nombre de Plastic Ono Band, grabó una canción sobre la dura experiencia del mono que vivió en sus propias carnes. “Cold Turkey” (enlace), que era la canción en cuestión, fue grabada por John con Ringo Starr a la batería y Klaus Voorman (antiguo amigo de Hamburgo) al bajo, y es un sucio y descarnado rock que acabó editando en Octubre de 1969.

La canción no era gran cosa, pero tampoco justifica el descarnado y furibundo ataque de la crítica que recibió, si bien éste fue ocasionado más por la sórdida temática del tema que por su calidad musical. No obstante, ninguna de las críticas hizo que John frenara su particular proceso de independencia respecto al grupo. A principios de septiembre, aún durante la grabación de “Abbey Road”, John había recibido una invitación de los organizadores del festival Rock and Roll en Toronto. Lennon junto a Yoko, Eric Clapton, Klaur Voormann y Alan White (que acabaría siendo el batería de Yes), no sin antes advertir “no hemos tocado ni ensayado nunca juntos, así que tocaremos canciones que todos conocemos”, tocaron “Blue Suede Shoes“, “Money“, “Dizzy Miss Lizzy” (horriblemente mal, por cierto), “Yer Blues“, “Cold Turkey” (con Yoko haciendo el payaso), “Give Peace a Chance” y dos basuras integrales cantadas por Yoko como “Don’t Worry Kyoko” y John, John (Let’s Hope for Peace)“. La verdad es que fue un mal concierto pero sirvió para que John sintiera la emoción del directo y que fuera consciente de lo encerrado que se sentía dentro de los Beatles. Ni corto ni perezoso, Lennon llamó al manager del grupo, Allen Klein y se lo dejó claro: “Me voy de los Beatles, voy a montar un grupo con Eric Clapton y Klaus Voorman. Quiero anunciarlo a la prensa, prepáralo todo”. Klein consiguió disuadirle diciéndole que no anunciara nada hasta que hubiera terminado la negociación que estaba llevando con EMI para renovar su contrato.

John aceptó no decírselo a la prensa, pero nada iba a privarle de decírselo al resto del grupo, y en especial a Paul. El 20 de septiembre de 1969, seis días antes de la edición de “Abbey Road”, John le dijo a Paul en medio de una fuerte discusión: “Ya no soy un Beatle. Quiero el divorcio, cómo lo hice de Cynthia, ¿cabe eso en tu jodida cabeza?”.

Era el final, y aunque Paul pensó que sólo era una de las rabietas de John, decidió darle tiempo mientras él se trasladaba con toda la familia a la granja que había comprado en Escocia decidido a grabar su primer disco en solitario. George y John lo habían hecho, ¿por qué él no? Pero lo de John no era una rabieta, aunque aún quedaba para el final…, porque ningún gran relato acaba sin una gran batalla … Pero eso es otra historia que, podéis seguir en este mismo blog en la sección biografías de grupos.

John y Yoko seguían haciendo de las suyas y, en noviembre de 1969, editan “The Wedding Album, otra basura disfrazada de obra experimental. Incluye únicamente dos temas, uno en cada cara de la edición original de vinilo. “John & Yoko”, en la primera cara, es una grabación de John y Yoko llamándose entre sí con distintos rangos vocales; “Amsterdam”, en la segunda cara, está compuesto de entrevistas, conversaciones y sonidos registrados durante la conocida encamada por la paz de la pareja.

No fue hasta enero de 1970 cuando la producción en solitario de John comenzó a dar muestras de su verdadero e indudable talento. Entonces edita un nuevo single y esta vez, al fin, es un tema propio. John escribió “Instant Karma” (enlace) y ese mismo día la grabó junto a Billy Preston (teclados), Klaus Voormann  (bajo y  piano eléctrico), Alan White (batería), George Harrison (guitarra eléctrica) , y Yoko Ono y Mal Evans (coros). Buena canción de John que alcanzó el número 3 en lista y que fue producida por el archiconocido productor Phil Spector.

Tras la dolorosa separación del grupo en la primavera de 1970, John, animado por Yoko, se trasladó a Los Angeles para conocer al doctor Arthur Janov, un psicoanalista que había escrito «The Primal Scream, Primal Therapy: The Cure for Neurosis», el libro de cabecera de Lennon por aquel entonces. El libro defendía la premisa basada en que las neurosisse basan en dolores reprimidos causados por traumas infantiles. John y Yoko estuvieron siguiendo una terapia diseñada por Jacov durante cuatro meses hasta que, como le ocurriera con el Maharishi, John acabó desencantándose de su nuevo gurú.

No obstante, John aprovechó su retiro para componer y, en septiembre de 1970 y ya en Inglaterra, John y Yoko llamaron a Ringo, Klaus Voorman, Billy Preston y el productor Phil Spector para trabajar en lo que sería su nuevo LP. La idea de Lennon era huir de artificios de estudio  -de los que acabó hastiado en su época Beatle- e intentar interpretar y producir el tema en su forma más básica, casi en directo. De esta forma,  trabajaba rápido dando instrucciones básicas a los músicos. Ringo recuerda al respecto que «era una especie de jam, se sentaba, nos cantaba la canción y empezábamos a tocar…, era genial. Creo que, además, la simplicidad de la instrumentación le permitió enfocarse en su voz y cantar con mucho más sentimiento».

Las sesiones duraron aproximadamente un mes, bajo la supervisión y la producción de Phil Spector. No obstante el genial productor norteamericano faltó en muchas ocasiones y, en gran medida, fue el propio Lennon quien produjo la mayoría de las canciones de un disco que acabó publicándose el 11 de diciembre de 1970 y un par de semanas después en Estados Unidos. El público lo recibió de forma tibia en Reino Unido (número 11) y sensiblemente mejor en Estados Unidos (número 6), muy lejos de los resultados de los álbumes de debut McCartney y Harrison, números 1 y 2 respectivamente, e incluso por debajo del número 7 conseguido por Ringo.

No obstante, y a pesar de sus escasos réditos comerciales -que provocaron no pocos quebraderos de cabeza al propio Lennon-, el disco es sencillamente fantástico. De una sinceridad conmovedora, nos muestra a un Lennon desnudo, sin complejos y presentando al público sus traumas, miedos y frustraciones. La carrera de John en solitario alterna luces y sombras y resulta bastante irregular, pero quizás estamos ante la más pura y honesta muestra de música genuinamente lennoniana. «John Lennon/Plastic Ono Band» es un gran disco. Quizás no es muy accesible y puede resultar algo desasosegante para quien busque algo más ligero, pero tanto las melodías como los versos de John rayan a gran altura…, posiblemente en el mejor nivel que llegó a mostrar alejado de los Beatles.

Unas fúnebres campanadas sirven de preludio a la primera canción del disco: «Mother«, una verdadera joya con la que Lennon pone sus cartas sobre la mesa. Con sólo la compañía de un piano y el minimalista acompañamiento de Klaus Voorman al bajo y Ringo a la batería, John convierte en una sobresaliente canción las experiencias vividas bajo la terapia del doctor Janov, destinada a superar los traumas con los que convivía el músico tras la muerte de su madre, Julia. Con versos como «Madre, tu me tuviste, pero yo nunca te tuve», queda poco que decir… La emocionante voz de Lennon, los dramáticos acordes (con el sustain por las nubes) y la fantástica melodía hacen el resto. Una maravilla. Únicamente al alcance de los grandes genios.

La optimista y esperanzadora letra de «Hold On» es una isla dentro en el océano de melancolía que empapa los versos del álbum. Sin ser un festival es, de lejos, la canción más alegre de un disco con el que Lennon parece querer poner punto y final a su jovial y gloriosa etapa juvenil para empezar una nueva fase vital junto a Yoko. De nuevo, una instrumentación minimalista para una muy disfrutable canción. Mucho más caustica resulta «I Found Out«,un agresivo tema en el que Lennon no deja títere con cabeza, desde Jesucristo hasta Paul McCartney pasando  por toda la colección de gurús que consideraba que le habían engañado años atrás. Todos reciben su ración. Es un rock sucio y muy eficaz merced a la distorsionada y acertada guitarra de John y la potente base rítmica de Ringo y Voorman.

«Working Class Hero» nos devuelve al Lennon mas folkie. En esta ocasión, John deja de mirar en su interior para escribir una canción muy influenciada por las corrientes de izquierdas de la época. Buen corte acústico en el que la influencia de Dylan es evidente, a pesar de que John lo negara en su momento, («no pienso que suene a Dylan… Pero claro,  siempre que toques un tema serio y lo hagas con una guitarra acústica, pueden decirte que suenas como Dylan. Puede haber influencia, supongo, al fin y al cabo nunca me gustaron Judy Collins y Báez y todas esas cosas. Así que la única música folk que conozco es sobre los mineros de Newcastle o la de Dylan… Pero no suena a Dylan»). A pesar de su aparente sencillez estructural, fue una de las canciones que más tiempo le costó grabar, llegando a repetirla docenas de veces. Un clásico. La cara A se cierra con la extraordinaria «Isolation«, una fabulosa balada soul plena de sensibilidad en la que John estás especialmente brillante frente al micrófono. Instrumentación ultra sencilla, producción casi inexistente, una melodía gloriosa… Lennon en estado puro.

El vibrante piano de «Remember» abre la cara B. posiblemente el corte más pop del disco  y una canción que John grabó el día de su trigésimo cumpleaños.Es el único tema del disco en el que hay armonías de voces (realizadas por el propio Lennon en pistas diferentes) a las que John había sido tan aficionado pero que en este LP brillan por su ausencia. Otra muy buena canción.

Mejor aún resulta la  esencial «Love«, una de las baladas más delicadas de la historia del rock. Una obra maestra de la melodía que, sin duda, supone el momento más tierno del LP y es completamente ajena al espíritu deliciosamente amargo que rodea al disco. En esta ocasión John se encarga de la guitarra y Phil Spector del piano. Joya entre las joyas.

El John más rockero vuelve con «Well Well Well«,  de estructura y sonido muy similar a «I Found Out» pero mucho menos notable en todos los sentidos, quizás el tema menos brillante del disco. Un pequeño tachón que se ve completamente corregido por «Look At Me«, otra joyita. Se trata de una de las canciones que el Beatle John escribió durante su estancia con el resto del grupo en la India en 1968, pero que no llegó a acabar en su momento . De hecho, su estilo es muy similar al de «Dear Prudence» que acabó incluida en el «Album Blanco» del cuarteto de Liverpool, el LP que grabaron justo después de regresar de la India.

Palabras mayores.»God«.Una de las más enormes canciones que Lennon grabara nunca y por extensión uno de los mejores temas de la historia. Billy Preston aporta su pericia al piano para dar brillo al combo Lennon (piano), Starr (batería), Voorman (bajo). La voz de John es perfecta, la melodía es maravillosa pero la letra es aún más impresionante. John pone fin al sueño, punto final a los mágicos años 60 y a su glorioso pasado musical cuando, tras renegar de la religión (Jesuscristo, La Biblia, Buda, Gita), personajes históricos (Hitler, Kennedy), ídolos musicales (Elvis, Dylan) afirma «…no creo en los Beatles… sólo creo en mí, en Yoko y en mí. Esa es la realidad. ¿Qué Puedo Decir? El Sueño Termino. Ayer. Yo era el tejedor de sueños, pero ahora he vuelto a nacer. Yo era ea morsa, pero ahora soy sólo John. Así es, queridos amigos, tendrés que seguir adelante por vuestra cuenta. El sueño terminó». Trágico y emocionante. Brutal. Una de las mejores canciones de todos los tiempos. Tras semejante descarga emocional, el disco concluye con «My Mummy’s Dead«, una sencilla grabación casera realizada mientras John sequía la terapia del doctor Janov.

La crítica recibió razonablemte bien el disco en su momento, pero su prestigio y fama incluso han crecido con el tiempo. Junto a «Imagine» es, sin lugar a dudas, el mejor trabajo de John Lennon en solitario. Si bien su ruda producción y su caustica temática pueden resultar duras a orejas acostumbradas a sonidos más radioformuleros, su honesta y brillante propuesta deberían ser suficientes para llegar a oídos sensibles. ARTE con mayúsculas. «Mother», «Working Class Hero», «Isolation»,  «Love» o la estratosférica «God» son prueba palpable de algo que -entiendo- nadie discute a estas alturas: John Lennon fue uno de los mejores creadores de canciones de toda la historia del rock.

VALORACIÓN GUILLETEK: 9,5/10

 

Texto: Guillermo Mittelbrunn Beltrán. 10 de agosto de 2014

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Blur. Capítulo 10 (2011-Actualidad). ¿Por qué dejarlo? «The Magic Whip»

Y  acabó 2010, y llegó 2011 y Damon seguía sin parar. Su nueva ocurrencia fue colaborar con Paul McCartney en un nuevo proyecto con Gorillaz pero, a pesar de que ambos músicos  afirmaron que habían hablado entre ellos de esta posibilidad (el ex-Beatle siempre se ha declarado admirador de Gorillaz y Albarn ha declarado que Gorillaz se basan en gran medida en los que «Paul McCartney hizo con «McCartney II»), el proyecto no fructificó  y apenas quedó en un par de actuaciones en las que ambos compartieron escenario con la agrupación africana African Express en 2012 (enlace). Y siguiendo con la vía africana, Damon editó en octubre de 2011 «Kinshasa One Two«, un disco en el que reunió a diez productores congoleños con la idea de dar a conocer la música contemporánea que se hacía en la recién nacida República Democrática del Congo. Una mera  curiosidad.

Más interesante resultó el nuevo y enésimo proyecto de Damon, Rocket Juice & the Moon. En esta ocasión Albarn formó una nueva «súper banda» en la que unió sus fuerzas al superlativo bajista de  Red Hot Chili Peppers, Flea, y al baterista nigeriano  Tony Allen, con el que ya formó The Bad, The Good And The Queen. A diferencia del extraordinario trabajo que el anterior «supergrupo» de Albarn edito en 2007 y que estaba repleto de maravillosos aires melancólicos, el disco tiene un marcado tono afrobeat y funk. No es un disco fácil para quien busque melodías pop, y está muy centrado en los sonidos africanos («Hey Shooter«, «Lolo«), pero tiene momentos gloriosos como «Poison«.

Era obvio que Damon estaba más que ocupado y además Graham Coxon, según se públicó en la prensa musical especializada, estaba ultimando su 0ctavo disco en solitario. ¿Se esfumaba la posibilidad de la reunificación definitiva? Todo parecía apuntar a que así era, pero entonces llegó la noticia, Blur realizaría un nuevo macro concierto en Hyde Park para clausurar los juegos olímpicos de Londres en el verano de 2012…, y no sólo eso, ¡habría material nuevo!

De hecho, la banda al completo -Damon, Graham, Alex y Dave-, entró al estudio a principios de 2012 y grabaron varias canciones nuevas, entre ellas una canción que Damon afirmó haber «escrito para el concierto de Hyde Park, me muero de ganas de tocarla ante toda esa gente» y que Alex definió como «una de esas grandes baladas de Blur y que te hacen llorar mientras la escuchas». De hecho, Damon y Graham llegaron a interpretar una primera versión su nueva canción, «Under The Westway«, en formato acústico durante la gala Warldchild previa a los premios Brit.

En la gala de los Brit de 2012, Blur recibió el premio por su contribución a la música y cerraron el programa con una imponente actuación en vivo  de cinco de sus grandes éxitos: “Girls & Boys”, “Song 2″, “Tender”, “This Is a Low” y “Parklife” (Phil Daniels incluido)

Poco después en abril de 2012, Graham editó su nuevo trabajo en solitario «A+E«. Coxon sorprendió a propios y extraños contratando a Ben Hillier, el que fuera productor de Think Tank, el único disco de Blur en el que el guitarrista no participó y, sin duda, el más alejado de su ideario sonoro. Y es que, si «The Spining Top» era un notable ejercicio de música acústica, este «A+E» es todo lo contrario. Es francamente sorprendente ver a Graham moverse entre sonidos electrónicos y baterías sintetizadas. Es como si, en su reencuentro con Damon, se hubiera adscrito a la afición música electrónica que tanto practica su compañero. No obstante los sonidos punk y nueva-oleros siguen siendo el motivo principal del disco si bien matizados con algo de electrónica y un ambiente mucho más experimental. La crítica recibió muy bien el disco (9/10 en NME, 4,5/5 en Allmusic) y ciertamente tiene momentos muy disfrutables como la arrolladora»What’ll It Take» o la estupenda «Oh Yeh Oh Yeh» (temazo en toda regla) destacando la nueva seguridad de Coxon a la hora de cantar, mucho más firme ante el micrófono. Buen álbum, lleno de descargas de adrenalina como «Running For Your Life» o «Advice» pero también con pequeños guiños a la psicodelia como «Seven Naked Valleys«.

Al mes siguiente Damon edita su siguiente proyecto, ahora, por primera vez, bajo su nombre. ¿Pop?, ¿dance?, ¿punk?, ¿funk?, ¿afrobeat?, pues no: ópera. En mayo de 2012, Albarn publica «Dr. Dee: An English Opera», una obra de extrañas formas operísticas basado en las andanzas de John Dee, matemático y consejero de la reina Isabel I en el siglo XVI.

Una obra compleja, un proyecto de alto riesgo que fue estrenada con considerable éxito en julio de 2011 en Manchester y que, como decíamos, en mayo de 2012 se edita como disco. Como álbum podría antojarse excesivamente complejo y heterogéneo fusionando música renacentista, pop, sorprendentes momentos orientaloides y hasta elementos triphoperos,  pero una vez vencido el impacto inicial es un trabajo más que aconsejable. La crítica se movió entre elogios emocionados y acusaciones de presuntuosidad, lo habitual con este tipo de trabajos.

Y es que es difícil resistirse a la belleza de campiña inglesa que emana de la espectacular «Apple Carts«, maravillosa de principio a fin, o no disfrutar con la angelical «O Spirit, Animate Us«, la barroca y hermosísima «The Moon Exalted«, la excelente «The Marvelous Dream» (que no hubiera desencajado en un disco de Blur), los aires bucólicos de «Cathedrals» o la maravillosa canción que cierra el disco, «The Dancing King«. Los momentos púramente operísticos, liderados por voces líricas como «Man Of England«, «Coronation», «A Prayer«, «Edward Kelly«, «Temptation Comes in the Afternoon» o «Tree Of Beauty» pueden hacerse más duros para los no iniciados en este tipo de sonidos y también hay algunos cortes que, aunque están lejos de ser malos, se hacen pesadotes como «Saturn«. Un gran disco, no es fácil, pero merece la pena darle la oportunidad que merece. Dudo que nadie se arrepienta.

El 2 de julio 2012 fue la fecha elegida por Blur para publicar su flamante y nuevo single «Under The Westway» en formato digital. La edición en formato físico tuvo que esperar a agosto. La crítica destacó las influencias de los Beatles («Hey Jude»), David Bowie («Life On Mars?») y Procol Harum («A Whiter Shade Of Pale») y destacó la belleza de la melodía y la melancolía desprendida de sus versos considerándola «una de las más bonitas canciones que nunca han escrito y sin duda una de las más tristes». Es una canción sencillamente preciosa y emotiva a más no poder. Creo que de julio a noviembre de 2012 aproximadamente no escuché otra cosa y, aún hoy en día, me hipnotiza cada vez que la oigo. Una maravilla. Acompañada de la mucho más floja aunque divertida «The Puritan«, alcanzando tan solo un número 34 en listas. La razón de tan baja posición -dada la excelencia de la canción-, se debe a que, una vez más, se editó en unidades limitadas, la ausencia de publicidad además de la no existencia de un disco que respaldara el single.

Como parte de las celebraciones que rodearon Ceremonia de Clausura de las Olimpiadas de Londres 2012, Blur fue anunciado como cabeza de cartel de un concierto que se celebraría el domingo 12 de Agosto en Hyde Park. acompañado por Bombay Bycicle Club, New Order y The Specials.

En fechas previas al concierto Damon realizó ambiguas -e incluso contradictorias- declaraciones que podían hacer pensar que este podría ser el último concierto del grupo.  Damon Albarn es un perfecto conocedor del showbiz y, así, consiguió aumentar el interés por un show que pretendía  convertirse en algo histórico.

Y, sin duda, lo consiguió. Más de 80.000 personas abarrotaron el recinto escrupulosamente preparado para la ocasión con cientos de banderas británicas y enormes pantallas gigantes desde las que los asistentes pudieron ver la ceremonia de clausura que se celebró en el Estadio Olímpico. El himno británico fue coreado por la multitud mientras el principe Harry ocupaba su puesto. Las enormes pantallas sobre las que se leía el nombre del grupo se abrieron dejando ver el escenario, con réplica del Westway incluida… «Are You Ready?» gritó Damon y entonces, «Girls & Boys» y luego la locura…

Desde un primer momento estuvo claro que iba a ser una gran noche. El sonido era espectacular, Damon estaba pletórico, con una voz que queda lejos del juvenil entusiasmo de los 90 pero dotada ahora de una madurez cargada de personalidad. Graham lucía brillante a la guitarra, seguro a los coros, participativo y sorprendentemente sonriente. Alex repartía sus gestos y se mostraba con su maestría habitual con el bajo y Dave, en su línea, robusto tras sus tambores. «London Loves» (¿puede haber canción más apropiada para el evento?) fue perfecta, con un Graham estelar. Lo de «Tracy Jacks» ya fue de traca, reconozco que tengo debilidad por esta canción, pero es esta versión en directo es posiblemente la más brillante que nunca han interpretado. Brutal.

Y luego llegaron una excelente «Jubilee» con Albarn regalando brincos y gestos para la galería, una espectacular «Beetlebum» (lo de esta canción no es mormal), el momento de Graham con «Coffee & TV», antes de llegar a un hermosa interpretación de «Out Of Time» para la que Khyam Allami se unió al grupo.

Hasta aquí, un concierto maravilloso, si bien prácticamente exacto al que el grupo ofreciera en el mismo escenario tres años atrás. La primera sorpresa de la noche llegó con «Young & Lovely«, una fabulosa canción que quedó relegada a cara B de «Chemical World» en 1993 y que aquí fue recatada para regocijo de los fans más avezados de la banda. Si la parte de guitarra no te pone los pelos como escarpias pide hora en el otorrino y en el cardiólogo, y no necesariamente en ese orden

Y luego se sucedieron «Trimm Trabb» con Damon metiéndose entre el público para delirio del mismo, una sorprendente y excelente «Caramel«, «Sunday Sunday», un «Country House» que desató la locura del respetable. «Parklife» contó con Phil Daniels y con Harry Enfield caracterizado de la clásica sirvienta inglesa. Muy brit todo.

Hora de subir las revoluciones, la poco conocida «Colin Zeal» del «Modern Life Is Rubbish» abrió las hostilidades,  y «Popscene», «Advert» y una incendiaria  «Song 2» terminaron por pegar fuego al parque londinense, Menos mal que apaciguaron los ánimos con la hermosa y delicada «No Distance Left to Run» un «Tender» de otro mundo con Damon sellando su reconciliación con Graham con un beso sobre el escenario y el público alargando la canción hasta llevarla a la gloria. Espectacular. El concierto se cerró  con la eterna e inconmensurable  «This Is a Low«.

Y entonces llegaron los bises y ¡¡qué bises!!, los sinuosos acordes de piano de «Sing«, provocaron los aplausos de los fans más cerrados del grupos encantados de escuchar una de las perlas de su primer álbum, antes de que llegara el gran momento de la noche. Blur interpretaron ante las más de 80.000 personas presentes su nuevo tema: «Under the Westway«. «Esta canción la hemos escrito para vosotros». Un himno instantáneo. Que una canción, en su primera interpretación en directo, sea coreada al unísono y consiga tal nivel de catarsis colectiva está al alcance de muy pocos, de  muy, muy pocos. Un tema absolutamente emocionante y sublime de principio a fin. ¿Estamos ante un clásico?, el tiempo lo dirá.

«Intermission» sirvió para desencoger los corazones antes de llegar a la traca final. «End of a Century» volvió a demostrar porque es una de las mejores canciones que nunca se han escrito, la atemporal «For Tomorrow«, londinense hasta la médula, encajó como un guante en el evento y la colosal «The Universal» pusó la guinda a un pastel perfecto del mejor pop que se puede disfrutar en el mundo desde la desaparición de los Beatles. Ahí queda eso. Poco hay que decir de esta canción , sólo una de sus línea define a toda una generación, la de los 90: «Cómo nos gusta cantar juntos…, aunque los versos sean los equivocados». Belleza absoluta.

Como no podía ser de otra forma un DVD y un doble disco recogieron el evento. El doble CD se edito en agosto de 2012 y el DVD en diciembre, ambos son los mejores testimonios de la banda en directo. Sin filtros técnicos, ni efectos de posproducción. Imprescindibles.

Poco después del concierto que, recordemos, Damon había anunciado como el último de la banda, el cantante moderó su discurso y, en marzo de 2013, el grupo volvió a la carretera. Los rumores sobre un nuevo disco cada vez eran más fuertes y tanto Graham como Damon no terminaban de acallarlos. Tan pronto lo negaban como lo daban como un hecho casi seguro

Mientras el grupo comenzó su nueva gira, que les llevó a México, Estados Unidos, Honk Kong, Indonesia, España (Barcelona), Portugal, Finlandia, Polonia, Bélgica, Francia, Suiza… Toda una gira mundial. No obstante, quizás el momento más especial y recordado de este tour sea lo ocurrido el 23 de marzo de 2013 durante un receso de la misma. Graham y Damon acudieron a la gala de la asociación Teenage Cancer Trust celebrada en el Royal Albert Hall, de Londres. La gran sorpresa llegó cuando ¡¡¡Noel Gallaguer!!! y presentó a «Damon Albarn, y Graham Coxon, a los que se unirá el gran Paul Weller, así que sentaros, abrid vuestra mente, dejad la mierdas y escuchad la música».

Graham y Damon realizaron una sencilla versión del «May I» de Kevin Ayers antes de que Paul Weller subiera al escenario junto al poeta beat Michael Horovitz quien recitó su «Ballade of the Nocturnal Commune» acompañado por la performance del trío Weller-Albarn-Coxon, con este último al saxofón. Y entonces… Paul Weller se sentó a la batería, Graham recuperó su guitarra, Damon cogió otra, se acercó al micrófono y, con una pícara sonrisa, dijo: «Noel?»

…Y ocurrió… Noel Gallaguer se unió a Graham, Damon y Weller en una sorprendente interpretación de «Tender«, canción elegida según el guitarrista de Oasis porque «era fácil» y en la que incluso Gallaguer se animó a realizar unas segundas voces de su cosecha en las partes cantadas de Graham. Un momento histórico que, cómo no, el predecible Liam Gallaguer calificó de patético…

Y siguieron los rumores sobre un nuevo disco hasta que, a finales de 2013, Damon Albarn anunció la salida del que sería su primer disco en solitario. De hecho, si tenemos en cuenta «Dr. Dee» sería el segundo, pero Albarn considera su faceta operística como un proyecto paralelo. El disco se titularía «Everyday Robots» y se editaría en abril de 2014. En el mismo comunicado, Damon anunció que, tras la «edición de mi disco en solitario realizaré una gira en la que tocaré temas del álbum, de Blur, de Gorillaz y de todo lo que hecho en este tiempo, porque todas estas canciones son parte de mí. Después de eso, me reuniré con los chicos y trabajaremos sobre el nuevo disco de Blur». ¿La confirmación definitiva?, eso parece.

No obstante, el incontenible Damon también proclamó la formación de una nueva súperbanda llamada Fresh Touch en la que uniría sus fuerzas a las de Flea, de Red Hot Chili Peppers, Nick Zinner de los Yeah Yeah Yeahs, y Alex Kapranos de Franz Ferdinand. Casi nada

Entre tanto, en abril de 2014 se editó el  disco de Albarn, «Everyday Robots«, su primer disco en solitario. Y es que, hasta ahora y exceptuando el caso especial de “Dr. Dee”, siempre había usado formaciones bajo las que proteger su nombre a pesar haber sido el principal/único artífice de la música que aparecía en la mayoría de ellos. “Yo siempre he sido el autor de la música, ya sabes, en Blur, en Gorillaz…, la diferencia es que ahora pongo mi nombre y supongo que eso es como entrar en una nueva fase”. Partiendo de una 60 canciones, Damon y Richard Russell –con el que ya colaboró en la producción del álbum de Bobby Womack “The Bravest Man in the Universe” (2012)-, realizaron una primera selección. Russell, productor del disco, afirmó al respecto: “es definitivamente distinto a todo lo que ha hecho, ha escrito muchas canciones y ha trabajado muy duro en expresar sentimientos muy personales pero que, a la vez, pudieran resultar interesantes para quien escuche las canciones… Él ha querido crear sonidos muy atmosféricos y eso es lo que yo he intentado”.

Es un gran disco, empezando por el tema que le da título, “Everyday Robots”, una estupenda canción sobre la deshumanización en la era digital. Cadenciosamente guiada por un siniestro sampler de violín y varios fragmentos de voz extraídos de la obra «The Gasser» (1960) que Lord Buckley grabara sobre la vida del conquistador Álvar Núñez Cabeza de Vaca. Resulta sobrecogedoramente melancólica y una perfecta introducción para un disco muy alejado de los joviales sonidos de quien escribiera himnos juveniles como “Girls & Boys”. «We are everyday robots on our phones…». Maravillosa, un verdadero temazo que sirvió de single de adelanto al disco.

El disco está salpicado de grandes canciones que dan fe del talento de Damon. La excelente “Hostiles”, otra enorme canción de tonos ocres que se acerca a alguna de las sonoridades que Albarn explorara con The Good The Band And The Queen; el Pop de altos quilates de “Lonely Press Play”, muy en la línea melódica de algunos cortes de Gorillaz; la animada “Mr. Tembo”; “The Selfish Giant”, un sugerente cuento para adultos con la heroína como transfondo y con la colaboración vocal de Natasha Kahn (Bat For Lashes); la melancolía de  pop de «The Story Of A Cheating Heart» o el góspel blanco de «Heavy Seas Of Love«, con Brian Eno a los coros.

Tras la edición del disco en solitario de Damon, los rumores de un nuevo disco de la banda se acrecentaron, si bien Damon se encargó de enfriar el ambiente declarando que era una «remota posibilidad». Lo cierto es que, en la primavera de 2013 y a causa de la suspensión de unos conciertos de su gira asiática, el grupo alquiló durante cinco días los estudios Avon de Kowloon en Hong Kong y grabaron bastante material. Fueron sesiones sin presión, muy libres, una especie de macro jam-session en la que el grupo trabajo sobre el material que el incansable Albarn tenía compuesto a medio terminar.

Fueron sesiones «relajadas y divertidas», si bien en primera instancia el grupo no consideró de forma seria hacer nada con las canciones allí grabadas. «Creo que debido a que ya habíamos hecho algunos conciertos juntos y nos acostumbramos a tocar juntos de nuevo no había esa sensación de presión de tener que ir al estudio un día concreto con tal productor u otro para intentar componer tu single de regreso. En realidad fue ‘¡vamos al estudio y nos ponemos a tocar! Siendo honesto, realmente no había nada más que hacer después de haber estado de compras», bromeaba Alex James al respecto. De hecho, concluida la gira, cada miembro del grupo continuó con su vida.

Fue Graham quien tuvo claro que entre ese material «había más que suficiente para un muy buen disco» y, ni corto ni perezoso, decidió llamar al inefable Stephen Street, el que fuera productor de la época dorada del grupo y con quien no trabajaban como banda desde el fantástico «Blur» de 1997.

Coxon y Street trabajaron intensamente sobre el material grabado en aquellos cinco días y, una vez vieron que el resultado comenzaba a tener buena pinta, llamaron a Albarn que acababa de terminar su gira de presentación de «Everyday Robots», su disco en solitario. Damon no tardó en contagiarse del entusiasmo de Graham…, tan pronto como escuchó los aún esbozos de las canciones. Albarn se puso a escribir letras, terminar melodías, añadir partes vocales. «Cada vez estaba más entusiasmado por cómo sonaba», recuerda el propio músico.

Mientras, el resto del mundo permanecía ajeno a todas estas maquinaciones, hasta que en febrero de 2015, de forma absolutamente sorpresiva el grupo anunció la publicación de su nuevo disco el día 27 de abril del mismo año. Su título sería «The Magic Whip». «Hemos hecho un nuevo álbum», dijo Albarn en la rueda de prensa en la que el grupo presentó su nuevo trabajo, «es un álbum muy urbano. Es muy, muy bonito tener algo en nuestras manos de lo que podemos estar orgullosos».

Blur había vuelto, ya era oficial. Las primeras críticas fueron unánimemente favorables. El Telegraph lo puntuó con cinco estrellas en una crítica que tituló «Un retorno triunfante»; RollingStone se quedó en las cuatro estrellas y afirmaba que «Blur ha vuelto y tienen inspiración para repartir…». La nota media del disco extraida de Metacritic es 8,1… Y es que nada más poner el disco en el reproductor, las sensaciones no pueden ser mejores. «Lonesome Street» suena a los mejores Blur, quizás no tiene el nivel de sus singles históricos, pero desde luego no hubiera desentonado en ninguno de sus mejores trabajos. Una estupenda guitarra marca de la factoría Coxon, una maravillosamente saltarina melodía, sonido genuinamente britpopero y unos fabulosos y bizarros arreglos. Puro Blur.

Sin embargo esta es la única concesión a su brillante pasado como líderes del sonido británico de los 90. La siguiente canción, la melancólica y sobresaliente «New World Towers» suena mucho más al trabajo es solitario de Damon que a los propios Blur. Un fantástico y cadencioso tema que, junto a la canción que la precede, ilustra perfectamente lo que va a ser la dinámica general del disco: alternar el pop más tradicional y festivo propio de llamemos la “época dorada del grupo”, con unos nuevos Blur mucho más tranquilos, innovadores y reflexivos. Gran canción, quizás demasiado larga.

En esa línea que mira más al pasado tendríamos a “Go Out”, la siguiente canción que además sirvió como primer single del disco. Es efectiva, suena fantásticamente bien y, en general, está a buen nivel…, pero no por ello deja de ser el peor primer single que el grupo ha editado en su carrera. Cierto es que estamos hablando de un grupo cuyos primeros singles han sido siempre canciones que han entrado en el Olimpo de la música desde el primer momento: “She’s So High”, «For Tomorrow«, «Girls & Boys«, «Country House«,»Beetlebum«, «Tender«, «Out of Time«… Pues eso, es una buena canción pero no resiste la comparación con el pasado del grupo.

Mucho más interesante resulta “Ice Cream Man” con un sinuoso y electrónico comienzo al que la guitarra acústica de Graham enseguida dota de calor orgánico. Una canción estupenda en el que tanto el sonido pop tradicional del grupo como las cadencias más melancólicas de algunos de los proyectos paralelos de Albarn están perfectamente representados. Sin duda una de mis preferidas del álbum. Fantástica. Los arreglos de guitarra de Coxon, como siempre, merecen mención aparte.

Tiempo ahora para los “nuevos” Blur con “Thought I Was a Spaceman«. Aunque mejor deberíamos decir los nuevos Blur fusionados con el viejo Bowie, pues la influencia del Duque Blanco es más que evidente en este fantástico y atmosférico tema que va subiendo poco a poco de intensidad. Muy buena canción.

Retornamos al pasado del grupo, en esta ocasión a sus tradicioneles arrebatos punkrockeros, con «I Broadcast«. Un estilo en el que Blur se mueve como pez en el agua y tantas veces lo ha demostrado «Advert», «Popscene», «Bank Holiday», «Song 2″… A estas alturas ya podemos afirmar que el retorno de Blur está mereciendo, y mucho, la pena.

«My Terracotta Heart«, un extraordinario y melancólico medio tiempo de aires pseudo-latinos, nos devuelve a los Blur más reflexivos. Damon canta con extraordinaria sensibilidad una canción primorosamente producida y arreglada de forma preciosista. Evocadora y relajante, uno de los momentos más mágicos de un disco cuyo momento más brillante quizás llegue con la sobresaliente «There are Too Many of Us«, un auténtico temazo que, en mi opinión, debería haber sido el primer single. Una canción a la altura de lo mejor del grupo y cuya intensidad deja sin habla desde la primera escucha. Todo en ella es perfecto y, en lo melódico, recuerda a la amarga y maravillosa melancolía  que transmitían muchas de las canciones de «Modern Life Is Rubbish», el brillante segundo disco del grupo. Sobresaliente.

Tras semejante descarga emocional los suaves ritmos pop de «Ghost Ship» se agradecen. Una canción mucho más lidera y con una bonita melodía. Graham, como es habitual, se sale del mapa con una guitarra que engrandece un tema que da paso a otros de los más brillantes (y van varios) momentos del disco: la fabulosa «Pyongyang«, una maravilla de aires orientales que vuelve a recordar al mejor Bowie y que queda a la altura de las mejores e intensas baladas de la banda como «This Is A Low». Una canción tremenda que termina de poner la guinda a un álbum que, ahora sí, ya podemos decir está a la altura del grupo y supone uno de los mejores «disco de retorno» que mi memoria puede recordar. Brillante.

Y eso que aún nos quedan un par de canciones. La premeditadamente tontorrona «Ong Ong» supone un ligero e infeccioso contrapunto a la transcendentalidad de»Pyongyang» y con la notable balada «Mirror Ball«, una ampulosa canción que parece combinar con acierto los ambientes Western con sonidos orientaloides, pone el punto final a un disco fantástico. Blur había vuelto.

Y hasta aquí, por el momento, llega la historia de Blur, sin duda, una de las más importantes bandas británicas de todos los tiempos. Revitalizaron el pop de las Islas, cambiaron de estilo con casi cada uno de sus álbumes y nos regalaron decenas de canciones inolvidables que, a juzgar por su vigencia actual, aparentan ser completamente atemporales. Damon Albarn tiene un descomunal talento y un espectacular sentido de la melodía que, matizado por el talento de Coxon y su incomparable forma de tocar la guitarra, son el perfecto caldo de cultivo para canciones al alcance de muy pocos autores. Si a eso unimos el excelente y talentoso bajo de Alex  y el metrónomo humano que es Dave, la combinación es perfecta, una máquina diseñada y perfectamente engrasada para un solo cometido: hacer grandes canciones. Una máquina de nombre Blur.

Texto: Guillermo Mittelbrunn Beltrán. 2 de febrero de 2014. Editado el 2 de mayo de 2014. Editado de nuevo el 3 de mayo de 2015

Blur. Capítulo 9 (2009-2010). De la apoteosis en «Hyde Park» a «Fool’s Day».

El anunciado reencuentro de la banda fue recibido con alborozo por público y prensa especializada. Los ensayos entre los cuatro miembros del grupo se sucedieron a buen ritmo y, aunque en un principio a todos se les hizo un poco extraño, enseguida reinó la camaradería. «Ya no éramos un grupo, sino cuatro individuos que deciden estar juntos», dijo Alex James. Todos habían madurado, habían cruzado la cuarentena, tenían familia y estaban juntos «porque nos apetecía, no por el dinero», como dijo Damon. La situación más especial era la de Graham, el hijo pródigo, «la tensión desapareció tan pronto como empezamos a tocar…, sonó fantástico desde el principio. Incluso me dijeron que subiera más el volumen de mi ampli… ¡¡me pasé 13 años oyendo «baja eso»!!, fue genial».

Coxon aún tuvo tiempo para dar las últimas pinceladas y editar su séptimo álbum es solitario en mayo de 2009: «The Spinning Top«. Un estupendo y relajante álbum de folk en el que Graham recupera algunos de los sonidos de su álbum de debut. Los ambientes acústicos dominan por completo un disco en el que Graham pretende narrar la «vida de un hombre desde su nacimiento a su muerte». Está lleno de delicados  y deliciosos momentos como «Look Into The Light«, «This House«, la estupenda y paulsimoniana «In The Morning«, la dinámica «Sorrow’s Army«,»Brave The Storm» o la inconmensurable «Feel Alright«…, haciendo aparición las guitarras eléctricas en contados momentos como en la notable «If You Want Me» o la petetownshendiana «Caspian Sea«. La crítica recibió el disco, de nuevo, con entusiasmo. No es para menos.

Y mientras, EMI, intentó sacar tajada comercial de la esperada reunión de la banda editando en junio de 2009 un nuevo recopilatorio del grupo, el segundo de su carrera.  «Midlife: A Beginner’s Guide To Blur«, es un sorprendente doble álbum que, a diferencia de lo que suele ocurrir en este tipo de compilaciones, no se centra en los grandes éxitos del grupo recopilatorio sino en los temas cruciales en la historia del grupo. Así, de su primer álbum incluyen unicamente «She’s So High» y la estupenda «Sing», del frecuentemente olvidado y notabilísimo Modern Life Is Rubbish incluyen hasta cuatro canciones, «For Tomorrow», «Blue Jeans», «Chemical World», «Advert», además del single del 1993 «Popscene». El exitoso Parklife está representado por «Girls & Boys», «Parklife», «Badhead» y «This Is A Low» y The Great Escape por «He Thought Of Cars», «The Universal» y «Stereotypes». La época «madura» del grupo es la más representada con cuatro canciones del álbum Blur «Beetlebum», «Song 2», «Death Of A Party» y «Strange News From Another Star», otras cuatro de 13, «Coffee & TV», «Bugman», «Tender» y «Trimm Trabb» e incluso tres del polémico «Think Tank», «Out Of Time», «Good Song» y «Battery In Your Leg». La verdad es que se echa de menos algún clásico del grupo como «Sunday Sunday», «Star Shaped», «Tracy Jacks», «End Of A Century», «To The End», «London Loves», «Charmless Man» o «No Distance Left to Run», pero es un muy buen disco.

Y entonces empezaron los conciertos de la «Gira de Reunión», primero fueron ocho shows «menores» en el East Anglian Railway Museum en Chapel, en el Rough Trade, el O2 Academy, el Goldsmith College de Londres, el Cliffs Pavilion de Southend, el Civic Hall de Wolverhampton, el  O2 Academy de Newcastle y el Manchester Evening News de Manchester. El 28 de junio de 2009 cerraron, aclamados por la multitud, el festival de Glastonbury con un show simplemente sobresaliente que, aún hoy en día es considerado el mejor concierto de la historia del celebre festival. Inolvidable concierto de poco más de una hora (enlace), con un setlist de auténtico lujo: «Girls & Boys», Tracy Jacks», «There’s No Other Way», «Jubilee», «Badhead», «Beetlebum», «Out Of Time», «Tender», «Country House», «Sunday Sunday», «Parklife», «End Of A Century», «Song 2», «For Tomorrow» y  «The Universal».

Y, entonces, llegó el gran día: el 2 de julio de 2009. Las 60.000 entradas a la venta se agotaron en dos minutos, por lo que Blur decidió hacer un segundo concierto el día siguiente…, los tickets volvieron a durar un visto y no visto. A las 20:30 horas, son el sol despidiéndose  de Londres tras un calurosísimo día, la banda apareció en el escenario con «The Debt Collector» sonando de fondo y Graham atacando sin piedad los riffs arpegiados de «She’s So High«, el primer single del grupo a principo de los 90. Todo un símbolo, su primer single ilustraba el retorno de una de las más importantes bandas británicas de la historia.

Nada había cambiado, ¿o sí? Damon es por el que más se notaba el paso de los años, aunque mantuvo su megadinámica forma de comportarse en un escenario. Alex estaba momificado, como hace 15 años. Dave, también notablemente envejecido seguía en su discreto segundo plano…, quizás el que más había evolucionado fuera Graham, visiblemente más participativo y -si cabe- más seguro con su sobresaliente guitarreo (parece que los conciertos en solitario le hicieron ganar aplomo sobre el escenario). El caso es que la música de Blur, como comentó el NME, apoyada por coristas, sección de viento y teclados parecía haber ganado aplomo con el paso del tiempo, y nada como escuchar el tema que les llevó, junto a su ilustre «Parklife» que ya cumplía quince años por aquel entonces, a la fama definitiva: «Girls & Boys«. Fue emocionantemente coreada por el público mientras Damon entraba definitivamente en calor. La maravillosa «Tracy Jacks» sonó simplemente arrebatadora con el respetable entregado, pero no menos que ese himno shoegaze que siempre fue «There’s No Other Way«… Damon empebaba a a desatarse y sus saltos nos hacían recordar tiempos pretéritos… y dorados. Y volvemos a «Parklife» con la dinámica «Jubilee» y la frecuentemente olvidada «Badhead«, joya del pop.

Con los primeras notas de la estratosférica «Beetlebum«, las 60.000 personas reunidas en Hyde Park se unieron en una sola voz consiguiendo un absoluto climax musical, con Graham literalmente desatado en la parte final.  Acojonante.  El guitarrista más emocional de todos los tiempos.

Resulta especialmente curioso escuchar «Out Of Time» con Graham, ya que no participó en la grabación original. Al parecer, fue el propio Coxon el que inistió en que se tocaran canciones de «Think Tank», puesto que «es un disco de Blur, ¿no?», en cualquier caso, suena fantástica. Llegó el momento de atacar «13», primero con «Trimm Trabb» y luego con la excelente «Coffe & TV«, coreada apasionadamente por el gentío. Y así llegamos al momentazo de la noche: «Tender«, nueve minutos de deparrame emocional con el público entregado y cantando de forma catártica  «Oh My Baby/Oh My Baby/Oh Why/Oh My» . Brutal. «Supongo que esto es como el «Hey Jude» de Blur», dijo Albarn, «es increíble lo especial que se ha hecho esta canción». Impresionante.

Tras tanta transcendencia «Country House» y sus fantásticos metales devolvieron el aire festivo y permitieron a Damon demostrar el gran frontman que siempre fue. El público definitivamente en el bolsillo. Graham vuelve a salirse, por cierto.

La banda mira a sus orígenes atacando tres temas de su segundo álbum, «Modern Life Is Rubbish». La primera de ellas «Oily Water«, tan buena como poco conocida suena calcada al disco, pero el público disfrutó mucho más la excelsa «Chemical World«, todo un monumento al pop británico, como «Sunday Sunday«

El actor Phil Daniels (protagonista de la ópera rock de los Who ‘Quadrophenia’), como hiciera en la versión de estudio de 1994, tomó el micrófono para interpretar un eufórico y gozoso «Parklife» y dar paso a un nuevo set basado en el álbum homónimo. «End Of A Century«, para mí una canción de calibre histórico y probablemente el mejor tema de los años 90, provocó de nuevo la fusión de la banda y el público en una sola garganta y resultó sencillamente emocionante, y algo parecido ocurrió con la romántica «To The End«, fantástica. El maravilloso setlist concluyó con la excelsa «This Is A Low«, en la que tanto la guitarra de Graham como la voz de Damon demostraron un gran nivel. Enorme canción. Gran final para un gran concierto.

Pero…, el ´publico no se movía y seguía cantanto… «Oh My Baby/Oh My Baby/Oh Why/Oh My»…, y,  ¿cómo no?, llegaron los bises y lo hicieron con una salvaje descarga de adrenalina encadenando las punkis «Popscene» y «Advert«, antes de incendiar el parque londinense con la mítica «Song 2» y de nuevo a camerinos…

El público quería más… «Oh My Baby/Oh My Baby/Oh Why/Oh My»… y aún hubo unos segundos bises. La fenomenal «Death of a Party» fue una de las grandes sopresas ya que no la habían tocado en directo desde la gira del álbum «Blur». La fiesta se acababa definitivamente pero antes los asistentes pudieron disfrutar de  «For Tomorrow» y llegar al absoluto éxtasis comercial con la espectacular «The Universal«, la parte final con el público cantando es sencillamente orgásmica. Al día siguiente, todo se repitió. Un concierto histórico, al alcance de muy pocos…, si es que está al alcance de alguien.

Como podía preverse, semejante acontecimiento fue recogido en su correspondiente álbum en directo y «All The People Blur Live At Hyde Park» se editó en agosto de 2009, convirtiéndose en su primer disco en directo. Los fastos por la reunificación del grupo concluyeron con el estreno en cines de la película documental «No Distance Left To Run», un fabuloso documental de 104 minutos que recoge la historia del grupo así como numerosas entrevistas con los miembros del grupo. Sin duda el mejor documento gráfico sobre la banda que  se ha editado hasta el momento. La versión doméstica, en DVD, se publicó en febrero de 2010 incluyendo un segundo DVD con la actuación en Hyde Park completa. Imprescindible para los fans del grupo.

Con todo el subidón del regreso, a muchos les pilló por sorpresa la salida al mercado de un nuevo  álbum de Gorillaz. Cierto es que nadie nunca dijo que Damon fuera a centrarse en Blur, es más, todos los miembros del grupo hablaron de esta reunión como un hecho concreto que podía o no extenderse en el tiempo.De hecho, en septiembre de 2008, casi un año antes de los conciertos de Hyde Park, Damon y Hewlet ya afirmaron «estar trabajando en un nuevo disco de Gorillaz».

El caso es que «Plastic Beach«, el tercer disco de Gorillaz, fue editado el 8 de marzo de 2010, contando con importantes colaboraciones. El gran Lou Reed aparece en la notable «Some Kind Of Nature«, mientras los Clash Paul Simonon y Mick Jones participan en «Plastic Beach«, el rapero Snoop Dogg en «Welcome to the World of the Plastic Beach» y Bobby Womack lo hace por partida doble en la soul «Cloud of Unknowing» y el exitoso single «Stylo«.

Entre lo mejor del álbum sin duda estarían la exitosa «Superfast Jellyfish» (con De La Soul), la sosegada «Empire Ants«, la breve «Pirate Jet» y sobre todo la estupenda «On Melancholly Hill«, una joyita pop que Damon originalmente compuso para The Good, The Bad And The Queen y que demuestra una vez más que, aunque maneja varios estilos, Albarn es un verdadero maestro en esto de las melodías pop que se clavan en tu cerebro. Curiosamente la versión de estudio es probablemente la peor de todas las que se hicieron de la canción, basta con ver la actuación del grupo en el programa de Jools Hooland, o, sobre todo, la impresionante versión acústica que grabaron para la BBC. Producido por el propio Damon, es el trabajo más melódico de Gorillaz, mucho más cálido y orgánico que los anteriores. Fue un nuevo éxito alcanzando el número 2 tanto en Inglaterra como en Estados Unidos.

El álbum de Gorillaz dejó un buen gusto entre los fans y recibió críticas súper favorables pero, porqué no decirlo, supuso un pequeño bajón para los seguidores de Blur que veían como la reunificación del grupo parecía ser un bello sueño de una noche de verano…, hasta que llegó el 18 de abril de 2010, fecha en la que se editó, en vinilo y con una distribución limitada a 1.000 copias, el primer single de Blur desde 2003: la sobresaliente «Fool’s Day«. La canción es simplemente maravillosa, una absoluta joya, británica hasta la médula y, como se publicó, «heredera de todas las épocas de la banda, tiene un poco de cada una de ellas pero sigue siendo fresca y con un toque de magia que pocas bandas pueden conseguir».  La crítica se deshizo en elogios y NME habló de una canción «jodidamente fantástica» mientras The Guardian habló de un «tema adorable». Ante el éxito de la canción, el grupo decidió colgarla en su web para que quien quisiera pudiera descargarla de forma gratuita y así «evitar que la gente escuche copias de poca calidad». Temazo, a la altura de muchas de sus mejores obras.

A partir de la edición de «Fool’s Day» los rumores de reunión definitiva se dispararon y la edición de un nuevo álbum de estudio empezó a ser una opción. Los miembros de la banda daban una de cal y otra de arena y tan pronto decían «bueno, lo estamos pasando bien y tenemos material nuevo, ¿por qué no?», como decían «no creo, una cosa es tocar en unos escenarios y pasar un buen rato y otra es hacer un disco».

Mientras, y antes de que concluyera 2010, el hiperactivo Damon decidió editar bajo el nombre de Gorillaz las canciones que había grabado en su iPad durante la gira que realizaron por América para promocionar «Plastic Beach». El disco, al que tituló «The Fall«, se editó en formato digital el día de navidad y obtuvo muy buenas críticas a pesar de ser un disco mucho menos comercial y obviamente menos pulido que los anteriores. Muchas de las canciones son experimentos bastante oscuros como «Phoner To Arizona«, «Shy Town» o «Little Pink Plastic Bags«, pero también tiene momentos notables como «Revolving Doors» o la relajante «Amarillo«. A pesar de lo arriesgado del invento, el disco consiguió un número 12 en Inglaterra y un 24 en Estados Unidos. Era obvio, Gorillaz era un éxito y casi todo lo que tocaban se convertía en oro…, pero ¿y Blur?

TEXTO: Guillermo Mittelbrunn Beltrán. 25 de enero de 2014

BLUR. «Think Tank» (2003), (7/10)

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01. Ambulance
02. Out Of Time
03. Crazy Beat
04. Good Song
05. On The Way To The Club
06. Brothers And Sisters
07. Caravan
08. We’ve Got A File On You
09. Moroccan Peoples Revolutionary Bowls Club
10. Sweet Song
11. Jets
12. Gene By Gene
13. Battery In Your Leg

A principios del siglo XXI , la relación entre Damon Albarn y Graham Coxon era prácticamente inexistente. Ambos decidieron dedicarse a sus proyectos personales y a sus vidas personales Damon estaba absorbido por su nueva aventura con Gorillaz y dedicado a su novia Suzi y la hija de ambos, por su parte, Coxon lanzó varios discos en solitario y había tenido con su pareja Anna Norlander a su primera hija, Pepper, en marzo de 2001.

La verdad es que, escuchando los dispares lanzamientos de ambos músicos, no es difícil deducir que sus inquietudes artísticas estaban muy alejadas. Graham y Damon estaban cada vez más distantes, tanto en términos musicales como personales.  La lucha de egos en un posible y futuro disco de Blur estaba sobre la mesa. «Blur» (1997) fue el triunfo de Graham en cuanto a sonido -más crudo y orgánico-, y «13» (1999) demostró que Damon quería apostar por una vía distinta, más cercana a nuevas tendencias. Este continuo contraste, presente desde los primeros álbumes del grupo, había sido hasta ahora una de las grandezas de una banda que alcanza un eclecticismo rara vez encontrado en un grupo  pop. Albarn siempre fue quien escribió las canciones en Blur, pero Coxon las llenaba de su impronta hasta conseguir ese fantástico sonido que los caracteriza. Pero en la primavera de 2002, fecha en la que el grupo entró al estudio con la idea de grabar un nuevo álbum, esta tensión artística otrora tan enriquecedora se convirtió en un polvorín.

El caso es que la banda se reunión con el productor Ben Hillier -elegido para la ocasión tras trabajar con Blur en su single «Music Is My Radar»- y, desde el principio, Graham empezó a faltar sistemáticamente a las sesiones.  Coxon se encontraba en medio de un proceso depresivo y había retornado al consumo de alcohol y drogas que tantos problemas le ocasionaron años atrás y, superado por la situación de tensión y sus adicciones, decide internarse durante 28 días en un centro de desintoxicación cuando apenas habían empezado las sesiones de grabación. El grupo simplemente decidió seguir adelante con Damon liderando la grabación y hacíendose prácticamente con el control del sonido de la banda.

Entre tanto, Graham salió del centro de desintoxicación y se encontró al grupo con el disco muy avanzado. Pero Coxon no estaba bien, faltaba a las sesiones o llegaba borracho y no paraba de discutir con todos los miembros del grupo. «Le dijimos que terminara de curarse que así no podía seguir», recuerda Alex James. Finalmente, a los cinco días de su vuelta, el manager del grupo se reunió con Graham y le dijo que el resto de la banda prefería que no siguiese en el estudio mientras estuviese en ese estado y el guitarrista decidió abandonar el grupo, «Fue como una señal, ya sabes, tenía una hija, estaba dejando de beber y era el momento de dejar el grupo».

Damon, Alex y Dave decidieron no sustituir a Coxon, «nadie puede tocar como Graham, si hay que tocar alguna guitarra lo haré yo», declaró Albarn. Reconvertidos en trío, la banda decide continuar la grabación del que sería el séptimo álbum de estudio de Blur en Marruecos.Con el grupo en Marruecos, William Orbit y Norman Cook (Fatboy Slim) se unieron a Ben Hillier y a los propios Blur como productores de que sería sin duda su disco más arriesgado hasta el momento.

Publicado el 5 de mayo de 2003, «Think Tank» consiguió un número 1 en las listas británicas y su mejor resultado en Estados Unidos (56), país que siempre se les ha resistido.  Desde su lanzamiento fue aclamado mayoritariamente por la crítica ( 8/10 en NME, 9/10 en Pitckfock, 9/10 en Spin. 4/5 en Rollingstone y 5/5 en Uncut) y , entre el público hubo división de opiniones en parte motivadas por el cambio sonoro del grupo, la salida de Coxon y el activismo de Damon en contra de la Guerra de Irak…, hay críticos que afirman que «las influencias arábigas patentes en el disco produjeron rechazo entre parte del público conservador americano y británico por motivo del conflicto armado».

Sea como fuere, estamos ante unos nuevos Blur, absolutamente dominados en lo artístico por Albarn, cuyas eclécticas influencias empapan el disco de hetereogeneidad. También destaca la múltiple participación de músicos adicionales y el aumento del peso de Alex y James en el sonido de los temas…, todo ello provocado por la enorme ausencia de Coxon. Y es que estamos ante un disco casi sin guitarras y en el que las líneas de bajo de Alex, los ritmos de Dave y los loops electrónicos cobran especial protagonismo.

El grupo no engaña a nadie y ya desde el primer tema, «Ambulance«, avisan. Digamos adiós a los Blur del britpop, digamos adiós a los Blur influenciados por el indie americano… Ambientes densos y tupidas atmósferas parecen sobreponerse a una melodía que, aunque interesante, queda demasiado relegada como un instrumento más al servicio de la ambientación general. Susto. No obstante, las casi siempre excelentes melodías de Albarn vuelven a cobrar el protagonismo en la fantástica «Out Of Time«, una extraordinaria canción llena de matices africanos, dotada de una melodía soberbia y arreglada de forma tan poco ortodoxa como brillante. Una maravilla que sin duda es una de las mejores canciones de la carrera del  grupo y que fue editada como single alcanzando el número 5 en listas. Joya.

Menos brillante resulta «Crazy Beat«, un acelerado tema de guitarra producido por Fatboy Slim que, si bien es una canción más que digna, no sobrevive a la ausencia de Graham ni resiste la comparación con otros temas similares del grupo editados en el pasado. Un buen tema en cualquier caso que también fue editado como single con escaso  éxito en Inglaterra pero alcanzando un meritorio puesto 22 en la, siempre hostil para el grupo, norteamérica.

Tiempo para otro single y una de las mejores canciones del disco, «Good Song«, otra maravilla pop de la factoría Albarn que pone sobre la mesa su dominio del género antes de enfrentarnos a  la canutera «On The Way To The Club«, un buen corte soportado en la batería de Dave y el bajo de Alex  que quizás se recrea demasiado en los efectos y no tanto en la buena melodía de la que hace gala la canción. Una lástima, da la sensación de que podría haber dado más de sí.

La batería de Dave y, sobre todo, el excelso bajo de Alex vuelven a llevar el peso de la negroide «Brothers And Sisters«, una de esas canciones que es difícil imaginar con Graham en el grupo y mucho más cercana a Gorillaz que a los Blur que habíamos conocido hasta la fecha y bastante prescindible, la verdad. Mucho más cercana a los sonidos adelantados en «13» e incluso en «Blur» resulta la cadenciosa y melancólica «Caravan«, otro de los mejores momentos del disco.

En «We’ve Got a File On You» es un breve tema de raigambre punk en el que, como ocurre con «Crazy beat» volvemos a echar de menos las guitarras de Graham y, a pesar de que los sonidos arábigos suenan curiosos se queda en poca cosa. Más interesante resulta la animada «Moroccan Peoples Revolutionary Bowls Club» que, a pesar de sus horribles arreglos de sintetizador, resulta entretenida. De nuevo, mucho más Gorillaz que Blur.

Y así llegamos a la que, junto a «Out Of Time» y «Good Song», es lo mejor del disco: la sobresaliente «Sweet Song«, una hermosísima canción que Damon reconoció haber escrito «mientras miraba fotos de Graham» y en la que Albarn se desnuda ante su amigo con versos como «soy un alma oscura, lo mío es el pop y el oro, nuestras vidas estaban en la televisión y tú la apagaste e intentas dormir  (…) creo que así es como deben ser las cosas, espero que tú sientas lo mismo (…) Nunca quise hacerte daño, pero necesitamos tiempo,  así que me alejaré lentamente. Ahora que parece que todo se ha hecho pedazos espero poder ver las cosas buenas que hay en ti. Vuelve, yo siempre creí en ti». Una canción de una belleza sólo al alcance de un reducido grupo de genios entre los que sin duda se encuentra Damon Albarn. Preciosa. «Para mí es como un hermano y es extraño seguir adelante sin él» declaró Albarn en RADIO1.

Después de semejante intensidad emocional, «Jets» se convierte en una suerte de jam session que destensa el ambiente si bien poco aporta más allá del excelente solo de saxo jazzy que aparece al final de la canción. La recta del final arranca con «Gene By Gene«, otro tema muy Gorillaz pero bastante aprovechable, antes de llegar a «Battery In Your Leg«, la única canción del disco en la que aparece la guitarra de Graham y una emocionante balada que resulta ideal para terminar el disco.Y esto es «Think Tank», un buen disco de un grupo compuesto por Damon Albarn, Alex James y Dave Rowntree pero que, sin Graham Coxon, no terminan de ser Blur. Con todo tiene canciones soberbias y la mayoría del álbum está a la altura del grupo.

VALORACIÓN GUILLETEK: 7/10

BLUR. Capítulo 7 (2001-2003). Gorillaz, el adiós de Graham Coxon y «Think Tank»

A finales del año 2000, la relación entre Damon y Graham es prácticamente inexistente. Ambos decidieron dedicarse a sus proyectos personales y a sus vidas personales Damon estaba absorbido por su nueva aventura con Gorillaz y dedicado a su novia Suzi y la hija de ambos, por su parte, Coxon y su pareja Anna Norlander habían tenido a su primera hija, Pepper, en marzo de 2001.

Precisamente el 26 de Marzo de 2001, apenas dos semanas después del nacimiento de la hija de Graham, el primer y homónimo álbum de Gorillaz sale al mercado en medio de un importante seguimiento mediático empujado por el éxito del primer single del nuevo grupo, «Clint Eastwood«.

 En sí el álbum es una ligeramente desconcertante mezcla de géneros que van desde el hip hop al rock pasando por la música latina, el punk o el dub, acid jazz y el reggae. Este eclecticismo permite a Albarn sentirse libre, sin ataduras, y desarrollar todas sus ideas sin el corsé de Blur… Y parece disfrutarlo. La crítica recibió bastante bien un disco que, aunque apunta maneras, en mi opinión resulta demasiado confuso debido precisamente a esa excesiva mezcla de estilos.

Las comparaciones son odiosas, y Gorillaz no es Blur, ni de lejos. No obstante hay mucho y muy bueno en este disco, además de los singles como el citado «Clint Eastwood«, la hip-hopera «Rock The House» o el estupendo dance-pop  «19-2000«, se agradecen los decibelios de «Punk«, las reminiscencias Blur de «5/4«, la cadenciosa «Tomorrow Comes Today» o la extraordinaria «Latin Simone (¿Qué Pasa Contigo?)» que también tuvo una sobresaliente versión es español cantada por Ibrahim Ferrer. Temazo, para redondear un notable disco que sirvió para redefinir el concepto de «grupo paralelo», normalmente reservado a aventuras experimentales lejos de los circuitos comerciales y que, con Gorillaz, adquieren una nueva dimensión. No en vano, el disco fue un gran éxito y alcanzó el número 3 en Inglaterra y un sorprendente Top-10 en Estados Unidos. Las ventas superaron con creces las 10 millones de copias, de hecho, se vendió mucho más que cualquier disco de Blur…, incluso que varios de ellos juntos. Damon empezó a pensar que una vida sin Blur era más que posible.

Siguiendo con su frenética actividad, el  28 de Mayo de 2001 Albarn firma junto al líder de Sugarcubes, Einar Orn Benediktsson, la banda sonora de la película de Baltasar Kormákur «101 Reykjavik» (con Victoria Abril en el reparto).  El disco está salpicado de no demasiado elaborados fragmentos de trip-hop (como el tema original «101 Reykjavik Theme» y soprendentes versiones del «Lola» de los Kinks en los más variopintos estilos, desde el dub, a un supuesto sucedáneo de techno-flamenco. Nada destacable en este disco, la verdad, simplemente curioso.

Si Damon estaba activo, Graham no le iba a la zaga y,  en agosto de 2001, edita «Crow Sit on Blood Tree» su tercer álbum en solitario. Tras el relativo traspiés que supuso el caústico «The Golden D», Graham retoma los sonidos de su primer trabajo en solitario, el notable «The Sky Is To Hight», si bien este disco es mucho más oscuro y siniestro que su bucólico debut. El folk lo-fi vuelve a dominar, y a buen nivel, en temas como «Too Uptight«, «All Has Gone«, «Tired«, la preciosa «Bonfires» o la estupenda «Thank God For The Rain«, aunque Coxon también da rienda suelta a su pasión indie-yanqui con temas como la desproporcionada «Burn It Down» o las disfrutables «Empty World» y «You Never Will Be«. Un buen disco que recibió críticas favorables aunque no consiguió repercusión lejos de los circuitos underground.

La verdad es que, escuchando los dispares lanzamientos de ambos músicos, no es difícil deducir que sus inquietudes artísticas estaban muy alejadas en este principio del siglo XXI. Graham y Damon estaban cada vez más distantes, tanto en términos musicales como personales.

Las distancias en cuanto a intereses creativos se hacen si cabe más patentes con los siguientes trabajos de ambos. Damon tras editar, en diciembre de 2001, un compilado de lados B y remixes de Gorillaz titulado «G-sides«, sorprende a propios y extraños publicando «Mali Music«en abril 2002. Albarn viajó a Mali en julio de 2000 con novia, hija y poco más equipaje que una guitarra y una melódica. Damon intentó y consiguió alternar con los más prestigiosos músicos contemporáneos de la ciudad. Damon tocó en varios bares y clubs de la ciudad en actuaciones improvisadas junto a los músicos locales y, entre todos, decidieron que lo que sonaba era suficientemente bueno para convertirse en un disco. El Lp, editado bajo el nombre de «Afel Bocum, Damon Albarn & Friends : Mali Music» tuvo una finalidad benéfica, pues todo lo recaudado con sus ventas fue donado a programas de Oxfram Mali. Los sonidos africanos dominan en el álbum (sirva este «Niger» de ejemplo) y apenas en «Sunset Coming On» encontramos algo del «sonido Albarn». Es un disco muy estimulante, si bien no es lo más apropiado para el que busque algo parecido a Blur…, ni a Gorillaz…

Por su parte, Graham Coxon, publica en octubre de 2002, «The Kiss of Morning» su ya cuarto álbum en solitario y probablemente su  trabajo más accesible hasta esa fecha. Un muy buen disco en el que se filtran influencias de Nick Drake, Elliott Smith, Pavement, Sonic Youth y Nirvana unidas a sonidos mucho más retro en lo que algunos han definido como una «reacción anti-Gorilllaz». Ya desde el comienzo del disco, la excelente «Bitter Tears» deja claro las intenciones de Coxon. Sigue habiendo para los momentos a lo Pavement que tanto gustan al genial guitarrista («Escape Song«, «It Ain’t No Lie«), pero las influencias clásicas se filtran sin tapujos entre la telaraña de sonidos indies producida con bastante acierto por el propio Graham Coxon y Mike Pelanconi, sólo hay que escuchar «Locked Doors«, todo un blues, «Just Be Mine«, o la petetownshendiana «Walking Down The Highway» para comprender la mixtura de estilos o darle una oportunidad al excelente folk de «Baby, You’re Out of Your Mind» o la fabulosa «Mountain Of Regret» para volver a disfrutar de la querencia por los sonidos acústicos mostrada por Graham en todos sus trabajos en solitario. Un señor disco, muy bien recibido por la crítica y totalmente ignorado por el público (número 126).

La lucha de egos en un posible y futuro disco de Blur estaba sobre la mesa. «Blur» (1997) fue el triunfo de Graham en cuanto a sonido -más crudo y orgánico-, y «13» (1999) demostró que Damon quería apostar por una vía distinta, más cercana a nuevas tendencias. Este continuo contraste, presente desde los primeros álbumes del grupo, había sido hasta ahora una de las grandezas de una banda que alcanza un eclecticismo rara vez encontrado en un grupo de pop. Albarn siempre fue quien escribió las canciones en Blur, pero Coxon las llenaba de su impronta hasta conseguir ese fantástico sonido Blur. Pero en la primavera de 2002, fecha en la que el grupo entró al estudio con la idea de grabar un nuevo álbum, esta tensión artística otrora tan enriquecedora se convirtió en un polvorín.

El caso es que la banda se reunión con el productor Ben Hillier -elegido para la ocasión tras trabajar con Blur en su single «Music Is My Radar»- y, desde el principio, Graham empezó a faltar sistemáticamente a las sesiones. Conviene aclarar que Coxon se encontraba en medio de un proceso depresivo y había retornado al consumo de alcohol y drogas que tantos problemas le ocasionaron años atrás. El resto de miembros de la banda empezaron a hartarse de la actitud del guitarrista que nunca mostró demasiado interés en las nuevas canciones que Damon había preparado para Blur. Finalmente Graham, superado por la situación de tensión y sus adicciones, decide internarse durante 28 días en un centro de desintoxicación cuando apenas habían empezado las sesiones. El grupo simplemente decidió seguir adelante con Damon liderando la grabación y hacíendose prácticamente con el control del sonido de la banda. Las nuevas y variadas influencias de Albarn (dance, hip hop, jazz, dub y la música africana) dotan de nuevas y enriquecedores perspectivas a las nuevas composiciones del cantante.

Entre tanto, Graham salió del centro de desintoxicación y se encontró al grupo con el disco muy avanzado. Pero Coxon no estaba bien, faltaba a las sesiones o llegaba borracho y no paraba de discutir con todos los miembros del grupo. «Le dijimos que terminara de curarse que así no podía seguir», recuerda Alex James. Finalmente, a los cinco días de su vuelta, el manager del grupo se reunió con Graham y le dijo que el resto de la banda prefería que no siguiese en el estudio mientras estuviese en ese estado y el guitarrista decidió abandonar el grupo, «Fue como una señal, ya sabes, tenía una hija, estaba dejando de beber y era el momento de dejar el grupo».

Damon, Alex y Dave decidieron no sustituir a Coxon, «nadie puede tocar como Graham, si hay que tocar alguna guitarra lo haré yo», declaró Albarn. Reconvertidos en trío, la banda decide continuar la grabación del que sería el séptimo álbum de estudio de Blur en Marruecos. ¿Su título?, «Think Tank«.

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01. Ambulance
02. Out Of Time
03. Crazy Beat
04. Good Song
05. On The Way To The Club
06. Brothers And Sisters
07. Caravan
08. We’ve Got A File On You
09. Moroccan Peoples Revolutionary Bowls Club
10. Sweet Song
11. Jets
12. Gene By Gene
13. Battery In Your Leg

Con el grupo en Marruecos, William Orbit y Norman Cook (Fatboy Slim) se unieron a Ben Hillier y a los propios Blur como productores de que sería sin duda su disco más arriesgado hasta el momento. Publicado el 5 de mayo de 2003 consiguió un número 1 en las listas británicas y su mejor resultado en Estados Unidos (56), país que siempre se les ha resistido.

Desde su lanzamiento fue aclamado mayoritariamente por la crítica ( 8/10 en NME, 9/10 en Pitckfock, 9/10 en Spin. 4/5 en Rollingstone y 5/5 en Uncut) y , entre el público hubo división de opiniones en parte motivadas por el cambio sonoro del grupo, la salida de Coxon y el activismo de Damon en contra de la Guerra de Irak…, hay críticos que afirman que «las influencias arábigas patentes en el disco produjeron rechazo entre parte del público conservador americano y británico por motivo del conflicto armado».

Sea como fuere, estamos ante unos nuevos Blur, absolutamente dominados en lo artístico por Albarn, cuyas eclécticas influencias empapan el disco de hetereogeneidad. También destaca la múltiple participación de músicos adicionales y el aumento del peso de Alex y James en el sonido de los temas…, todo ello provocado por la enorme ausencia de Coxon. Y es que estamos ante un disco casi sin guitarras y en el que las líneas de bajo de Alex, los ritmos de Dave y los loops electrónicos cobran especial protagonismo.

El grupo no engaña a nadie y ya desde el primer tema, «Ambulance«, avisan. Digamos adiós a los Blur del britpop, digamos adiós a los Blur influenciados por el indie americano… Ambientes densos y tupidas atmósferas parecen sobreponerse a una melodía que, aunque interesante, queda demasiado relegada como un instrumento más al servicio de la ambientación general. Susto. No obstante, las casi siempre excelentes melodías de Albarn vuelven a cobrar el protagonismo en la excelente «Out Of Time«, una extraordinaria canción llena de matices africanos, dotada de una melodía soberbia y arreglada de forma tan poco ortodoxa como brillante. Una maravilla que sin duda es una de las mejores canciones de la carrera del  grupo y que fue editada como single alcanzando el número 5 en listas. Joya.

Menos brillante resulta «Crazy Beat«, un acelerado tema de guitarra producido por Fatboy Slim que, si bien es una canción más que digno, no sobrevive a la ausencia de Graham ni resiste la comparación con otros temas similares del grupo editados en el pasado. Un buen tema en cualquier caso que también fue editado como single con escaso  éxito en Inglaterra pero alcanzando un meritorio puesto 22 en la siempre hostil para el grupo norteamérica.

 Tiempo para otro single y una de las mejores canciones del disco, «Good Song«, otra maravilla pop de la factoría Albarn que pone sobre la mesa su dominio del género antes de enfrentarnos a  la canutera «On The Way To The Club«, un buen corte soportado en la batería de Dave y el bajo de Alex  que quizás se recrea demasiado en los efectos y no tanto en la buena melodía de la que hace gala la canción. Una lástima, da la sensación de que podría haber dado más de sí.

La batería de Dave y, sobre todo, el excelso bajo de Alex vuelven a llevar el peso de la negroide «Brothers And Sisters«, una de esas canciones que es difícil imaginar con Graham en el grupo y mucho más cercana a Gorillaz que a los Blur que habíamos conocido hasta la fecha y bastante prescindible, la verdad. Mucho más cercana a los sonidos adelantados en «13» e incluso en «Blur» resulta la cadenciosa y melancólica «Caravan«, otro de los mejores momentos del disco.

En «We’ve Got a File On You» es un breve tema de raigambre punk en el que, como ocurre con «Crazy beat» volvemos a echar de menos las guitarras de Graham y, a pesar de que los sonidos arábigos suenan curiosos se queda en poca cosa. Más interesante resulta la animada «Moroccan Peoples Revolutionary Bowls Club» que, a pesar de sus horribles arreglos de sintetizador, resulta entretenida. De nuevo, mucho más Gorillaz que Blur.

Y así llegamos a la que, junto a «Out Of Time» y «Good Song», la sobresaliente «Sweet Song«, una hermosísima canción que Damon reconoció haber escrito «mientras miraba fotos de Graham» y en la que Albarn se desnuda ante su amigo con versos como «soy un alma oscura, lo mío es el pop y el oro, nuestras vidas estaban en la televisión y tú la apagaste e intentas dormir  (…) creo que así es como deben ser las cosas, espero que tú sientas lo mismo (…) Nunca quise hacerte daño, pero necesitamos tiempo,  así que me alejaré lentamente. Ahora que parece que todo se ha hecho pedazos espero poder ver las cosas buenas que hay en ti. Vuelve, yo siempre creí en ti». Una canción de una belleza sólo al alcance de un reducido grupo de genios entre los que sin duda se encuentra Damon Albarn. Preciosa. «Para mí es como un hermano y es extraño seguir adelante sin él» declaró Albarn en RADIO1.

Después de semejante intensidad emocional, «Jets» se convierte en una suerte de jam session que destensiona el ambiente si bien poco aporta más allá del excelente solo de saxo jazzy que aparece al final de la canción. La recta del final arranca con «Gene By Gene«, otro tema muy Gorillaz pero bastante aprovechable, antes de llegar a «Battery In Your Leg«, la única canción del disco en la que aparece la guitarra de Graham y una emocionante balada que resulta ideal para terminar el disco.

Y esto es «Think Tank», un buen disco de un grupo compuesto por Damon Albarn, Alex James y Dave Rowntree pero que, sin Graham Coxon, no terminan de ser Blur. Con todo tiene canciones soberbias y la mayoría del álbum está a la altura del grupo.

¿Y después qué?, el grupo empezó una gira para la que contrataron al guitarrista de The Verve Simon Tong. Fue una gira dolorosa aunque muy exitosa, con la ausencia de Graham muy presente…, en especial a la hora de tocar canciones como «Tender», «Siento un terrible agujero sin él (…), no sé qué nos pasó», dijo Damon en uno de los conciertos, «por favor, cantad conmigo su parte, cantad la parte de Graham».

TEXTO: Guillermo Mittelbrunn Beltrán. 11 de enero de 2014

BLUR. «13» (1999). (7,5/10)

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01. Tender
02. Bugman
03. Coffee & TV
04. Swamp Song
05. 1992
06. B.L.U.R.E.M.I.
07. Battle
08. Mellow Song
09. Trailerpark
10. Caramel
11. Trimm Trabb
12. No Distance Left To Run
13. Optigan 1

Damon Albarn quedó muy afectado tras la ruptura con Justine y, como ya hiciera en otros tiempos, se refugió en la bebida. No obstante, también encontró una gran fuente de inspiración en su desazón y empezó a escribir canciones de forma compulsiva. Mientras la compañía de discos decide lanzar, en febrero de 1998, Bustin ‘+ Dronin’. El álbum, sólo editado en Japón, es en sí es una selección de temas del álbum «Blur» remezclados por varios productores, entre ellos  Thurston Moore , William Orbit y Moby. El grupo, especialmente Damon, quedó impresionado con el trabajo que Orbit había realizado con «Movin’ On» y quiso ponerse en contacto con el productor.

Albarn estaba cada vez más interesado en los nuevos sonidos y en dotar a sus nuevas canciones de atmósferas distintas que transmitiesen cómo se sentía. En su situación actual, no quería sonar alegre, todo lo que escribía era triste y pesaroso y creía que era necesario un cambio de sonido. Quería que Orbit fuera el productor del que debía ser el nuevo disco de Blur…, pero eso significaría abandonar al que ya era conocido como el «quinto Blur», Stephen Street. El resto del grupo era reticente al cambio, no sólo por la excelente labor de producción que Street había desempeñado en sus discos anteriores, si no por los lazos de amistad que les unían. Coxon se mostró especialmente temeroso al respecto. 

Sea como fuere, y a pesar de las bajas, el grupo entró en junio de 1998 al estudio de grabación que Damon había alquilado en Ladbroke Grove, junto a su casa. Era un modesto y pequeño  estudio rotulado con el número «13» en el que la banda trabajó durante tres semanas en sesiones de siete horas antes de trasladarse a los Mayfair Studios de Londres donde pasaron otros 15 días.

El ambiente durante la grabación no fue el mejor.  Graham bebía de forma desatada e iba mucho a su bola por aquel entonces. En agosto de 1998 editó su disco The Sky Is Too High, en el que había estado trabajando desde meses atrás. Curiosamente, se trata de un sencillo y disfrutable álbum en el que predominan los sonidos acústicos folk en lugar de los sonidos del lo-fi indie americano tan defendidos por el guitarrista, hasta el punto que recuerda más a los primeros trabajos de Elliott Smith que a los de Pavement.  Pero volviendo a Blur, a pesar de no disfrutar del mejor ambiente, la banda gozó del sistema de trabajo de Orbit basado en largas jam sessions y un ingente trabajo de edición posterior.

«13» el el álbum que Damon Albarn, alma creativa de Blur, utilizó para vomitar sus sentimientos tras su ruptura con Justine Frischmann. Los títulos que barajaron para el álbum dejaban a las claras y desde el principio la inspiración y el ambiente reinante en el mismo: «Blue» o «When You’re Walking Backwards To Hell, No One Can See You, Only God», fueron algunos de los posibles títulos pensados, pero -afortunadamente- acabaron decidiéndose por «13» en referencia al estudio en el que se concibió la mayoría del álbum.

Lanzado en marzo del 99, es un disco especialmente experimental en el que se nota mucho, quizás demasiado, la mano del nuevo productor. Blur nunca quisieron repetirse y con «13» pensaban dar un paso más (o varios) de lo que hicieron en «Blur» y es posible que, en cierta medida, se les fuera la mano. La crítica recibió bien el disco en líneas generales si bien no dejaron pasar por alto los dos puntos débiles más marcados del disco: la producción (Allmusic afirmó que «la banda alcanza aquí alguno de sus picos creativos aunque la efectista producción de Orbit no está al servicio de las canciones») y la excesiva duración del mismo («le sobran al menos 15 minutos y se hace pesado…, y es una lástima porque Damon nunca cantó tan bien como aquí, Graham está brillante y hay canciones estupendas», NME).

Y es que este «13» es definitivamente un buen álbum. Tiene algunos momentos sobresalientes -quizás de los mejores de su carrera- y mucho notables, pero, en algún momento de su minutaje da la sensación de no estar controlado. Es como si el afán amoroso-exorcizador de Damon por una parte, y las ganas de hacerse notar como productor de Orbit por otra, hubieran acabado fagocitando a Blur como entidad. El disco contiene pasajes instrumentales a raudales, tan brillantes algunos como tediosos otros, que colaboran a crear el ambiente pesaroso y tristón que inunda el disco dotándolo de una coherencia que hace que éste deba ser degustado en su totalidad, como unidad… Y esto no es fácil, debido a su más de una hora de duración. En mi opinión, Orbit se quedó corto en su trabajo de edición y debió conseguir mayor concreción en muchos de los temas que componen el LP.

Con una bonita pintura -obra de Graham Coxon- en la portada, el álbum alcanzó el número 1 en Inglaterra y volvió a ser un Top-100 en Estados Unidos empujado por su glorioso tema de apertura y primer sencillo del disco: la tremebunda «Tender«. ¿Qué decir? Una de las canciones más emotivas, emocionantes y radicalmente buenas de la historia. Un pelotazo que no consiguió el número 1 tapada por el «Baby One More Time» de Britney Spears y quedó en un tan honroso como injusto segundo puesto. Fruto de la colaboración de Damon y de Graham (que aportó la parte de «Ooh my Baby, oh my baby, Oh Why, Oh my»), la canción roza literalmente el cielo gracias a la intervención del London Community Gospel Choir y sus cuarenta épicas y portentosas voces que hicieron descartar la idea original de arreglar el tema con cuerdas. El NME la definió como «rock gospel espacial», yo la defino como una canción sencillamente enorme, un triste canto a la esperanza tras el amor perdido que se convierte por derecho propio en uno de los mejores momentos de la carrera de Blur.

Tras el delicioso sosiego y la paz en la que nos acompaña «Tender», «Bugman» nos devuelve a los Blur más noisy  y vuelve a ser un edificante ejercicio de guitarreo efectista. La producción de Orbit la dota de un ambiente opresivo que resulta interesante pero que le resta frescura al tema e impide disfrutar de algunos instrumentos (batería y bajo) que acaban devorados por la densa capa de efectos que cubren la canción, mucho mejor en directo. Buen tema en cualquier caso.

ImagenTras un tema de «gospel espacial» y otro de punk futurista, la soberbia «Coffe & TV» nos recuerda por qué Blur serán recordados como uno los mejores creadores de pop de la historia. Con reminiscencias britpoperas (recuerda a sus tiempos de «Modern Life Is Rubbish»), vuelve a ser -como Tender- un ejemplo de la colaboración Albarn+Coxon. Damon compuso la música, mucho más tranquila en origen y no terminaba de conseguir una letra, así que se la dio a Graham para que la escribiera. Al día siguiente, Coxon llegó con una letra sobre el café y la televisión -los dos elementos que le estaban ayudando a superar su adicción al alcohol-, modificó el ritmo de la canción y…, bueno, es la joya que todos conocemos. Damon recuerda: «Cuando la escribí era más lenta, un Country Blues calmado. Yo realmente no podía sentir más, estaba seco, por lo que no podía terminar la letra y se la pasé a Graham. Empezamos a tocarla y nadie entraba en ella. Graham lo intentó más rápido y consiguió el ritmo, él estaba oyendo mucho a Sonic Youth y lo intentamos un poco a su estilo . Entonces cogimos prestado el ritmo y funcionó. Después Graham la cantó y no lo hizo muy bien. Yo le dije: ‘Eso no es suficientemente bueno’. Días más tarde él la cantó de nuevo y yo canté para completar las armonías. Ahí estaba el tema final». La canción es maravillosa en sí, pero acabó de redondearse merced al fabuloso videoclip que dirigieron Hammer & Tongs, sí el de los tetrabricks de leche… Maravilloso single que sólo alcanzó un puesto 11 en listas.

La caústica «Swamp Song» mantiene el buen tono y demuestra que las referencias a Pavement sobrevivieron a «Blur» y permanecen vivitas y coleando en este «13». Las referencias a Justine y su adicción a la heroina se vuelven a hacer patentes, «Nunca he conocido el amor verdadero, incrústalo en mis venas», grita Damon.

«1992«, es una de las mejores canciones del disco. Muy emocional, su título hace referencia al annus horribilis del grupo, en el que estuvieron a punto de desaparecer, mientras que su letra vuelve a tratar el tema de la ruptura entre Damon y Justine («Te gustaba mi cama, pero acabaste eligiendo la del otro…»). A nivel sonoro recuerda a las tristes melodías de las primeras baladas del grupo, si bien la mezcla final no termina de cuajar. Orbit dijo de Coxon que era «el mejor guitarrista que he oído, ese tío es capaz de hacerte llorar con su guitarra», sin embargo en esta canción no le saca el partido que la sobresaliente interpretación de Graham merece…, sólo hace falta oirla en directo para apreciar la diferencia.

Tiempo para el siempre presente corte punk del disco, una cita ineludible en todos los discos de Blur. En esta ocasión, «B.L.U.R.E.M.I.«, no es de los mejores exponentes del particular catálogo del grupo y yo la hubiera sustituido por algunos de las buenas caras B que acompañaron a los singles del disco, como «All We Want» (cara B de Tender) o «So You» (cara B de «No Distance Left To Run»). Resulta entretenida pero poco más. Perfectamente prescindible si bien mejora muchísimo en directo donde, desprovista de los artificiosos efectos de Orbit, sí resulta edificantemente anfetamínica. Y es que, a estas alturas del disco, la producción de Orbit tiene más sombras que luces, el anterior productor de Blur, Stephen Street opinó al respecto del trabajo de su colega «Me gusta, pero no soy imparcial, yo soy un gran fan de Blur. Sin embargo, puedo imaginar que algunas personas pueden estar un poco desilusionadas con la dirección que ellos han tomado. La voz de Damon pesa mucho,  el bajo de Alex está demasiado reducido … No es como yo lo habría producido pero aún así creo que es un buen disco».

Con todo, Orbit también produjo con maestría temas como «Tender» o  «Coffee And TV», pero en temas como la excelente «Battle» se le fue la mano. Quizás es el tema que mejor ilustra el cambio sonoro que estaba afrontando el grupo y sería mucho mejor de lo que ya es si redujera a poco más de la mitad su excesivo minutaje (7’44»). Sus mejores momentos -que son brillantísimos- acaban diluyéndose en un desarrollo excesivamente largo. Orbit consigue una atmósfera genial, pero necesita de mayor concreción.

Con «Mellow Song» llega otros de los momentos más inspirados del disco, sus sorprendentes aires psicodélico-arábigos en la segunda parte de la canción ejercen de excelente contrapunto a la encantadora y perezosa primera mitad del tema. Muy, muy buena.  «Trailerpark«, aunque podría haberse desarrollado un poco más, es otro corte muy disfrutable que nos devuelve a los Blur más influenciados por los sonidos de su admirado Beck y por la electrónica.

«Caramel» es otro acto de incontinencia de Orbit, o de Damon, o de ambos…, la tercera canción, tras «Tender» y «Battle», que supera los siete minutos…, y de nuevo le sobra la mitad. Es muy, pero que muy buena, pero se hace tediosa a causa de su artificial y excesiva duración. Es una lástima, porque tiene momentos soberbios. De hecho, en la gira que el grupo realizó en 2013, 14 años después del lanzamiento del disco, volvieron a tocar este tema reduciendo su duración a poco más de cuatro minutos con excelentes resultados.

A estas alturas el disco ya se hace largo y llegamos justos de fuerzas, pero es el momento de no desfallecer porque parte de lo mejor que nos ofrece este «13» está al final.  La cadenciosa y más que notable «Trimm Trabb» da comienzo al fin de fiesta, una fija de sus conciertos a partir de entonces y un excelente tema que nos prepara para una de las obras maestras de la carrear del grupo y quizás la más emocionante canción de desamor que se haya escrito con permiso del «Layla» de Eric Clapton, estoy hablando de la estratosférica «No Distance Left To Run«.  «Se acabó, no tienes que decírmelo. Espero que esta noche la pases con alguien que te haga sentir segura mientras duermes, no me mataré intentando permanecer en tu vida, no me queda camino que recorrer» canta con voz quejumbrosa Damon mientras Graham hace arte con la guitarra. Una maravillosa balada con una letra demoledora  y una melodía extremadamente triste que acompaña perfectamente. Coxon, muy en su mundo interior y enormemente distanciado de Albarn en esta época, se enteró de los problemas de la pareja al escuchar la letra del tema, «Me quedó muy claro cuando escuchamos la letra. En cierto modo fue una forma de darme cuenta de que Damon no era un maníaco ambicioso y despiadado sin sentimientos. Era de carne y hueso y estaba sufriendo. Ese tipo de cosas me hacen quererlo de nuevo. Pensé: ‘Vaya, es como yo, sólo que lo hace de otra forma’, me gustó ver que era capaz de sentir de esa forma». La canción se editó como single y alcanzó un puesto 14 en listas.

Un gran final para un disco (si bien la experimental e instrumental «Optigan 1» ejerce de cierre real) que, siendo muy bueno, podría haber sido mucho mejor con una mayor contención en la duración de las canciones (de los tres cortes que superan los siete minutos «Tender», «Battle» y «Caramel», sólo la duración del primero parece justificada) y con una producción menos atmosférica o, por lo menos, no tan exclusivamente atmosférica. Las baterías y los líneas de bajo se pierden habitualmente entre los mantos de efectos propuestos por Orbit restando muchos matices a las canciones. Es un álbum es el que se nos presenta a unos Blur muy distintos -no hay ni un solo tema medianamente alegre (si acaso la nostágica «Coffee & TV») y tanto sonidos como versos se vuelven mucho más introspectivos y reflexivos-, pero de nuevo demostrando un desbordante y arriesgado talento.

VALORACIÓN GUILLETEK’S: 7,5/10

BLUR. Capítulo 6 (1998-2000). «13», el fin de una época.

Damon Albarn quedó muy afectado tras la ruptura con Justine. «Estuvimos juntos durante ocho años. Es mucho tiempo, demasiado. Sobre todo si la relación es tan pública como era la nuestra. Fue poco realista e ingenuo pensar que podíamos atravesar aquella fama y no quedarnos en el centro. Estaba en una mala relación. Mi vida no estaba bien. No estaba en armonía. Fue una gran experiencia pero la verdad es que la cosa se jodió», declaraba el propio Albarn . Como ya hiciera en otros tiempos, se refugió en la bebida («El único momento en el cual yo me sentía seguro era encima de un escenario o cuando estaba realmente borracho. Beber se convirtió en un estilo de vida. Era una forma más llevadera para estar. Suena ridículo pero no sentía que fuese a vivir mucho tiempo, sentía que podía morir en cualquier instante«). Si bien, también encontró una gran fuente de inspiración en su desazón y empezó a escribir canciones de forma compulsiva («Pasé por una fase en la cual pensaba que tenía que justificar mis sentimientos, con todo lo que yo había invertido en esa relación. Como músico, la salida habitual es la música»). La actividad de Damon fue frenética, componiendo música para el que debería ser el próximo disco del grupo y , sobre todo, colaborando con terceros: empezó a trabajar con Michael Nyman en la banda sonora de la película «Ravenous» de Antonia Bird (que se acabaría editando en septiembre de 1999), e incluso hizo de gangster en la película «Face».

El resto de los miembros del grupo también llevaron una ajetreada agenda en este periodo entre discos. Graham empezó a preparar el que sería su primer disco en solitario The Sky Is Too High, mientras Alex montó el «grupo» Fat Les con dos de sus más célebres amigos de correrías nocturnas el artista Damien Hirst y el actor Keith Allen, con los que consiguió un gran éxito (número 2) con el single «Vindaloo» que se convirtió en el himno no oficial de la selección Inglesa de fútbol durante la Eurocopa de 1998. Por su parte, Dave, dejó la bebida, se casó y amplió sus estudios informáticos, “la mejor cosa de estar en Blur ahora es darnos a nosotros mismos la libertad de no tener que estar sólo en Blur”, declaró el batería.

Tras este periodo de «descanso», la banda decide lanzar, en febrero de 1998, Bustin ‘+ Dronin’. El disco se editaría en un principio sólo en Japón, país en el que la banda tenía un especial predicamento. El álbum en sí es una selección de temas del álbum «Blur» remezclados por varios productores, entre ellos  Thurston Moore , William Orbit y Moby. El grupo, especialmente Damon, quedó impresionado con el trabajo que Orbit había realizado con «Movin’ On«

Albarn estaba cada vez más interesado en la música electrónica y en cómo estos nuevos sonidos podrían dotar a sus nuevas canciones de atmósferas distintas que transmitiesen cómo se sentía. En su situación actual, no quería sonar alegre, todo lo que escribía era triste y pesaroso y creía que era necesario un cambio de sonido. Quería que Orbit fuera el productor del que debía ser el nuevo disco de Blur…, pero eso significaría abandonar al que ya era conocido como el «quinto Blur», Stephen Street. El resto del grupo era reticente al cambio, no sólo por la excelente labor de producción que Street había desempeñado en sus discos anteriores, si no por los lazos de amistad que les unían. Coxon se mostró especialmente temeroso al respecto. Stephen Street confesó que quedó «absolutamente desolado cuando Damon me dio la noticia».

Sea como fuere, y a pesar de las bajas, el grupo entró en junio de 1998 al estudio de grabación que Damon había alquilado en Ladbroke Grove, junto a su casa. Era un modesto y pequeño («era como grabar en un ascensor», dijo Alex) estudio rotulado con el número «13» en el que la banda trabajó durante tres semanas en sesiones de siete horas antes de trasladarse a los Mayfair Studios de Londres donde pasaron otros 15 días.

El ambiente durante la grabación no fue el mejor y como el productor dijo, «La tensión que había ido creciendo entre Graham y Damon llegó a su cenit aquí», versión que el batería Dave Rowntree respaldó, «El problema con 13 es que las cosas se empezaban a desmoronar entre nosotros cuatro. Hacerlo fue un proceso bastante triste. La gente no aparecía en las sesiones, o aparecían borrachos, insultaban y se iban cabreados». El propio Graham Coxon reconoce que tuvo gran parte de culpa en este ambiente, «Yo estaba muy loco cuando hicimos 13, con lo que tuve algunos buenos momentos musicales, pero quizá no era muy buena compañía. No tenía ni idea de que las cosas iban mal entre Damon y Justine, aunque fuera fácil de adivinar».

Graham bebía de forma desatada e iba mucho a su bola por aquel entonces. En agosto de 1998 editó su disco The Sky Is Too High, en el que había estado trabajando desde meses atrás. Curiosamente, se trata de un sencillo y disfrutable álbum en el que predominan los sonidos acústicos folk en lugar de los sonidos del lo-fi indie americano tan defendidos por el guitarrista, hasta el punto que recuerda más a los primeros trabajos de Elliott Smith que a los de Pavement. Hay momentos para el noise («That’s All I Wanna Do«, «I Wish«) pero brilla especialmente en sus momentos más sosegados como en la estupenda «Where’d You Go?«, «R U Lonely?«, la elliottsmithiana «Hard and Slow» o la extraordinaria «A Day Is Far Too Long«. Un muy apreciable debut que no tuvo la más mínima repercusión comercial pero que recibió excelentes críticas por la práctica totalidad de la crítica musical especializada.

Volviendo a Blur, a pesar de no disfrutar del mejor ambiente, la banda gozó del sistema de trabajo de Orbit basado en largas jam sessions y un gran trabajo de edición posterior. «Nosotros nos limitamos a hacer las cosas como nos gustaban y al final de cada sesión William guardaba las cintas, con horas y horas de jams, grooves e ideas con las cuales se puso a trabajar», recordaba Albarn. Por su parte, Coxon afirmó en el mismo sentido «13 es un disco real y muy creativo. Salió de muchas sesiones de improvisación. Horas y horas y horas para hacer estas canciones. Escuchar eso estaba lleno de magia».

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01. Tender
02. Bugman
03. Coffee & TV
04. Swamp Song
05. 1992
06. B.L.U.R.E.M.I.
07. Battle
08. Mellow Song
09. Trailerpark
10. Caramel
11. Trimm Trabb
12. No Distance Left To Run
13. Optigan 1

«13» el el álbum que Damon Albarn, alma creativa de Blur, utilizó para vomitar sus sentimientos tras su ruptura con Justine Frischmann. Los títulos que barajaron para el álbum dejaban a las clarasy desde el principio la inspiración y el ambiente reinante en el mismo: «Blue» o «When You’re Walking Backwards To Hell, No One Can See You, Only God», fueron algunos de los posibles títulos pensados, pero -afortunadamente- acabaron decidiéndose por «13» en referencia al estudio en el que se concibió la mayoría del álbum.

Lanzado en marzo del 99, es un disco especialmente experimental en el que se nota mucho, quizás demasiado, la mano del nuevo productor. Blur nunca quisieron repetirse y con «13» pensaban dar un paso más (o varios) de lo que hicieron en «Blur» y es posible que, en cierta medida, se les fuera la mano. La crítica recibió bien el disco en líneas generales si bien no dejaron pasar por alto los dos puntos débiles más marcados del disco: la producción (Allmusic afirmó que «la banda alcanza aquí alguno de sus picos creativos aunque la efectista producción de Orbit no está al servicio de las canciones») y la excesiva duración del mismo («le sobran al menos 15 minutos y se hace pesado…, y es una lástima porque Damon nunca cantó tan bien como aquí, Graham está brillante y hay canciones estupendas», NME).

Y es que este «13» es definitivamente un buen álbum. Tiene algunos momentos sobresalientes -quizás de los mejores de su carrera- y mucho notables, pero, en algún momento de su minutaje da la sensación de no estar controlado. Es como si el afán amoroso-exorcizador de Damon por una parte, y las ganas de hacerse notar como productor de Orbit por otra, hubieran acabado fagocitando a Blur como entidad. El disco contiene pasajes instrumentales a raudales, tan brillantes algunos como tediosos otros, que colaboran a crear el ambiente pesaroso y tristón que inunda el disco dotándolo de una coherencia que hace que éste deba ser degustado en su totalidad, como unidad… Y esto no es fácil, debido a su más de una hora de duración. En mi opinión, Orbit se quedó corto en su trabajo de edición y debió conseguir mayor concreción en muchos de los temas que componen el LP.

Con una bonita pintura -obra de Graham Coxon- en la portada, el álbum alcanzó el número 1 en Inglaterra y volvió a ser un Top-100 en Estados Unidos empujado por su glorioso tema de apertura y primer sencillo del disco: la tremebunda «Tender«. ¿Qué decir? Una de las canciones más emotivas, emocionantes y radicalmente buenas de la historia. Un pelotazo que no consiguió el número 1 tapada por el «Baby One More Time» de Britney Spears y quedó en un tan honroso como injusto segundo puesto. Fruto de la colaboración de Damon y de Graham (que aportó la parte de «Ooh my Baby, oh my baby, Oh Why, Oh my»), la canción roza literalmente el cielo gracias a la intervención del London Community Gospel Choir y sus cuarenta épicas y portentosas voces que hicieron descartar la idea original de arreglar el tema con cuerdas. El NME la definió como «rock gospel espacial», yo la defino como una canción sencillamente enorme, un triste canto a la esperanza tras el amor perdido que se convierte por derecho propio en uno de los mejores momentos de la carrera de Blur.

Tras el delicioso sosiego y la paz en la que nos acompaña «Tender», «Bugman» nos devuelve a los Blur más noisy  y vuelve a ser un edificante ejercicio de guitarreo efectista. La producción de Orbit la dota de un ambiente opresivo que resulta interesante pero que le resta frescura al tema e impide disfrutar de algunos instrumentos (batería y bajo) que acaban devorados por la densa capa de efectos que cubren la canción, mucho mejor en directo. Buen tema en cualquier caso.

ImagenTras un tema de «gospel espacial» y otro de punk futurista, la soberbia «Coffe & TV» nos recuerda por qué Blur serán recordados como uno los mejores creadores de pop de la historia. Con reminiscencias britpoperas (recuerda a sus tiempos de «Modern Life Is Rubbish»), vuelve a ser -como Tender- un ejemplo de la colaboración Albarn+Coxon. Damon compuso la música, mucho más tranquila en origen y no terminaba de conseguir una letra, así que se la dio a Graham para que la escribiera. Al día siguiente, Coxon llegó con una letra sobre el café y la televisión -los dos elementos que le estaban ayudando a superar su adicción al alcohol-, modificó el ritmo de la canción y…, bueno, es la joya que todos conocemos. Damon recuerda: «Cuando la escribí era más lenta, un Country Blues calmado. Yo realmente no podía sentir más, estaba seco, por lo que no podía terminar la letra y se la pasé a Graham. Empezamos a tocarla y nadie entraba en ella. Graham lo intentó más rápido y consiguió el ritmo, él estaba oyendo mucho a Sonic Youth y lo intentamos un poco a su estilo . Entonces cogimos prestado el ritmo y funcionó. Después Graham la cantó y no lo hizo muy bien. Yo le dije: ‘Eso no es suficientemente bueno’. Días más tarde él la cantó de nuevo y yo canté para completar las armonías. Ahí estaba el tema final». La canción es maravillosa en sí, pero acabó de redondearse merced al fabuloso videoclip que dirigieron Hammer & Tongs, sí el de los tetrabricks de leche… Maravilloso single que sólo alcanzó un puesto 11 en listas.

La caústica «Swamp Song» mantiene el buen tono y demuestra que las referencias a Pavement sobrevivieron a «Blur» y permanecen vivitas y coleando en este «13». Las referencias a Justine y su adicción a la heroina se vuelven a hacer patentes, «Nunca he conocido el amor verdadero, incrústalo en mis venas», grita Damon.

«1992«, es una de las mejores canciones del disco. Muy emocional, su título hace referencia al annus horribilis del grupo, en el que estuvieron a punto de desaparecer, mientras que su letra vuelve a tratar el tema de la ruptura entre Damon y Justine («Te gustaba mi cama, pero acabaste eligiendo la del otro…»). A nivel sonoro recuerda a las tristes melodías de las primeras baladas del grupo, si bien la mezcla final no termina de cuajar. Orbit dijo de Coxon que era «el mejor guitarrista que he oído, ese tío es capaz de hacerte llorar con su guitarra», sin embargo en esta canción no le saca el partido que la sobresaliente interpretación de Graham merece…, sólo hace falta oirla en directo para apreciar la diferencia.

Tiempo para el siempre presente corte punk del disco, una cita ineludible en todos los discos de Blur. En esta ocasión, «B.L.U.R.E.M.I.«, no es de los mejores exponentes del particular catálogo del grupo y yo la hubiera sustituido por algunos de las buenas caras B que acompañaron a los singles del disco, como «All We Want» (cara B de Tender) o «So You» (cara B de «No Distance Left To Run»). Resulta entretenida pero poco más. Perfectamente prescindible si bien mejora muchísimo en directo donde, desprovista de los artificiosos efectos de Orbit, sí resulta edificantemente anfetamínica. Y es que, a estas alturas del disco, la producción de Orbit tiene más sombras que luces, el anterior productor de Blur, Stephen Street opinó al respecto del trabajo de su colega «Me gusta, pero no soy imparcial, yo soy un gran fan de Blur. Sin embargo, puedo imaginar que algunas personas pueden estar un poco desilusionadas con la dirección que ellos han tomado. La voz de Damon pesa mucho,  el bajo de Alex está demasiado reducido … No es como yo lo habría producido pero aún así creo que es un buen disco».

Con todo, Orbit también produjo con maestría temas como «Tender» o  «Coffee And TV», pero en temas como la excelente «Battle» se le fue la mano. Quizás es el tema que mejor ilustra el cambio sonoro que estaba afrontando el grupo y sería mucho mejor de lo que ya es si redujera a poco más de la mitad su excesivo minutaje (7’44»). Sus mejores momentos -que son brillantísimos- acaban diluyéndose en un desarrollo excesivamente largo. Orbit consigue una atmósfera genial, pero necesita de mayor concreción.

Con «Mellow Song» llega otros de los momentos más inspirados del disco, sus sorprendentes aires psicodélico-arábigos en la segunda parte de la canción ejercen de excelente contrapunto a la encantadora y perezosa primera mitad del tema. Muy, muy buena.  «Trailerpark«, aunque podría haberse desarrollado un poco más, es otro corte muy disfrutable que nos devuelve a los Blur más influenciados por los sonidos de su admirado Beck y por la electrónica.

«Caramel» es otro acto de incontinencia de Orbit, o de Damon, o de ambos…, la tercera canción, tras «Tender» y «Battle», que supera los siete minutos…, y de nuevo le sobra la mitad. Es muy, pero que muy buena, pero se hace tediosa a causa de su artificial y excesiva duración. Es una lástima, porque tiene momentos soberbios. De hecho, en la gira que el grupo realizó en 2013, 14 años después del lanzamiento del disco, volvieron a tocar este tema reduciendo su duración a poco más de cuatro minutos con excelentes resultados.

A estas alturas el disco ya se hace largo y llegamos justos de fuerzas, pero es el momento de no desfallecer porque parte de lo mejor que nos ofrece este «13» está al final.  La cadenciosa y más que notable «Trimm Trabb» da comienzo al fin de fiesta, una fija de sus conciertos a partir de entonces y un excelente tema que nos prepara para una de las obras maestras de la carrear del grupo y quizás la más emocionante canción de desamor que se haya escrito con permiso del «Layla» de Eric Clapton, estoy hablando de la estratosférica «No Distance Left To Run«.  «Se acabó, no tienes que decírmelo. Espero que esta noche la pases con alguien que te haga sentir segura mientras duermes, no me mataré intentando permanecer en tu vida, no me queda camino que recorrer» canta con voz quejumbrosa Damon mientras Graham hace arte con la guitarra. Una maravillosa balada con una letra demoledora  y una melodía extremadamente triste que acompaña perfectamente. Coxon, muy en su mundo interior y enormemente distanciado de Albarn en esta época, se enteró de los problemas de la pareja al escuchar la letra del tema, «Me quedó muy claro cuando escuchamos la letra. En cierto modo fue una forma de darme cuenta de que Damon no era un maníaco ambicioso y despiadado sin sentimientos. Era de carne y hueso y estaba sufriendo. Ese tipo de cosas me hacen quererlo de nuevo. Pensé: ‘Vaya, es como yo, sólo que lo hace de otra forma’, me gustó ver que era capaz de sentir de esa forma». La canción se editó como single y alcanzó un puesto 14 en listas.

Un gran final para un disco (si bien la experimental e instrumental «Optigan 1» ejerce de cierre real) que, siendo muy bueno, podría haber sido mucho mejor con una mayor contención en la duración de las canciones (de los tres cortes que superan los siete minutos «Tender», «Battle» y «Caramel», sólo la duración del primero parece justificada) y con una producción menos atmosférica o, por lo menos, no tan exclusivamente atmosférica. Las baterías y los líneas de bajo se pierden habitualmente entre los mantos de efectos propuestos por Orbit restando muchos matices a las canciones. Es un álbum es el que se nos presenta a unos Blur muy distintos -no hay ni un solo tema medianamente alegre (si acaso la nostágica «Coffee & TV») y tanto sonidos como versos se vuelven mucho más introspectivos y reflexivos-, pero de nuevo demostrando un desbordante y arriesgado talento.

Parece que, la terapia de desintoxicación de su adicción a Justine que supuso para Albarn este «13»,  funcionó y empezó a dejarse ver acompañado de la artista de origen cubano Suzi Winstanley con la que ,unos meses después, en octubre de 1999, acabaría teniendo una hija, Missy Albarn. Un mes antes del nacimento de su hija, Damon vería como se editaba «Ravenous», banda sonoro de la película del mismo título y que el líder de Blur firmó junto al minimalista músico clásico Michael Nyman.

Y es que, después de 13 y su posterior gira,  la banda entró en un paréntesis durante lel que los miembros de Blur se dedicaron a llevar a cabo otros proyectos. El disco había tenido éxito, pero era más que obvio que ya no eran un grupo unido así que un descanso parecía una buena opción. De esta forma, Graham Coxon, comenzó a preparar su segundo álbum en solitario que, bajo el título de «The Golden D» acabaría editándose en junio de 2000.

Comparando las buenas sensaciones que transmitió en 1998 su debut en solitario («The Sky Is Too Hight»), este «The Golden D» resulta francamente decepcionante. Absolutamente arrojado en brazos del rock independiente americano, suena potente y descarnado pero va justito de inspiración. Lo mejor del álbum es la versión del «That’s When I Reach For My Revolver» de los post-punk Mission of Burma (1981) y la acústica «Keep Hope Alive«, la única que recuerda a su muy apreciable disco de debut.

Por su parte, Damon continuó con su relación con el cine, componiendo la estupenda banda sonora de «Ordinary Decent Criminal», película protagonizada en 2000 por Kevin Spacey y Collin Farrell. El disco incluye cinco fantásticas canciones de Damon. «One Day At a Time«, en el que Damon colabora con Massive Attack, «Kevin On A Motorbike«, «Chase After Gallery» y la estupenda «Bank Job» son mucho más ambientales, pero «Dying Isn’t Easy» es un temazo en toda regla, una fantástica canción -con coro negro incluido- en la que Albarn demuestra una vez más sus enormes dotes como creador de melodías.

En octubre de 2000, y ante la aparente inactividad de Blur como grupo, EMI/Parlophone con la excusa del décimo aniversario del grupo, intenta seguir exprimiendo el grupo lanzando el primer recopilatorio del grupo, «Blur: The Best Of» incluyendo 17 de los 23 singles que el grupo había editado hasta el momento -«There’s No Other Way» y «She’s So High» (de Leisure); «For Tomorrow» (de Modern Life Is Rubbish) «Parklife», «End of a Century», «Girls & Boys», «This Is a Low» y «To the End» (de Parklife); «The Universal», «Charmless Man» y «Country House» (de The Great Escape); «Beetlebum», «Song 2» y «On Your Own» (de Blur); «Coffee & TV», «No Distance Left to Run» y «Tender» (de 13)- más un nuevo tema compuesto para la ocasión. «Music Is My Radar«,  que así se tituló la canción, fue un nuevo giro de tuerca de Damon y compañía. De marcado tono experimental y electrónico, fue lanzado como single sin ninguna repercusión, si bien sirvió de apoyo para un álbum recopilatorio que alcanzó el puesto número 3 en las listas de ventas.

A finales de 2000, Blur no parecía ser una prioridad para ninguno de los miembros del grupo y todos parecían estar más ocupados en sus proyectos personales. Es en este escenario cuando Damon decide centrarse en un antiguo proyecto que había creado junto su amigo el dibujante de comics Jamie Hewlett. Un proyecto consistente en una banda virtual que parodiara lo «insustancial que resultaba  toda esa mierda prefabricada que estábamos viendo en la MTV”. Jaime se encargaría del arte gráfico y Damon de la música. El grupo se llamaría Gorillaz y estaría liderado por 2D (encarnación virtual del propio Albarn) y  Murdoc (Jamie Hewlet) y secundados por Noodle y Russel, interpretados en esta primera versión de la banda por Miho Hatori y Russel Hobbs respectivamente. Gorillaz no era un divertimento para Damon, era una alternativa a Blur, pero eso es otra historia.

TEXTO: Guillermo Mittelbrunn Beltrán, 4 de enero de 2014.