Blur. Capítulo 9 (2009-2010). De la apoteosis en «Hyde Park» a «Fool’s Day».

El anunciado reencuentro de la banda fue recibido con alborozo por público y prensa especializada. Los ensayos entre los cuatro miembros del grupo se sucedieron a buen ritmo y, aunque en un principio a todos se les hizo un poco extraño, enseguida reinó la camaradería. «Ya no éramos un grupo, sino cuatro individuos que deciden estar juntos», dijo Alex James. Todos habían madurado, habían cruzado la cuarentena, tenían familia y estaban juntos «porque nos apetecía, no por el dinero», como dijo Damon. La situación más especial era la de Graham, el hijo pródigo, «la tensión desapareció tan pronto como empezamos a tocar…, sonó fantástico desde el principio. Incluso me dijeron que subiera más el volumen de mi ampli… ¡¡me pasé 13 años oyendo «baja eso»!!, fue genial».

Coxon aún tuvo tiempo para dar las últimas pinceladas y editar su séptimo álbum es solitario en mayo de 2009: «The Spinning Top«. Un estupendo y relajante álbum de folk en el que Graham recupera algunos de los sonidos de su álbum de debut. Los ambientes acústicos dominan por completo un disco en el que Graham pretende narrar la «vida de un hombre desde su nacimiento a su muerte». Está lleno de delicados  y deliciosos momentos como «Look Into The Light«, «This House«, la estupenda y paulsimoniana «In The Morning«, la dinámica «Sorrow’s Army«,»Brave The Storm» o la inconmensurable «Feel Alright«…, haciendo aparición las guitarras eléctricas en contados momentos como en la notable «If You Want Me» o la petetownshendiana «Caspian Sea«. La crítica recibió el disco, de nuevo, con entusiasmo. No es para menos.

Y mientras, EMI, intentó sacar tajada comercial de la esperada reunión de la banda editando en junio de 2009 un nuevo recopilatorio del grupo, el segundo de su carrera.  «Midlife: A Beginner’s Guide To Blur«, es un sorprendente doble álbum que, a diferencia de lo que suele ocurrir en este tipo de compilaciones, no se centra en los grandes éxitos del grupo recopilatorio sino en los temas cruciales en la historia del grupo. Así, de su primer álbum incluyen unicamente «She’s So High» y la estupenda «Sing», del frecuentemente olvidado y notabilísimo Modern Life Is Rubbish incluyen hasta cuatro canciones, «For Tomorrow», «Blue Jeans», «Chemical World», «Advert», además del single del 1993 «Popscene». El exitoso Parklife está representado por «Girls & Boys», «Parklife», «Badhead» y «This Is A Low» y The Great Escape por «He Thought Of Cars», «The Universal» y «Stereotypes». La época «madura» del grupo es la más representada con cuatro canciones del álbum Blur «Beetlebum», «Song 2», «Death Of A Party» y «Strange News From Another Star», otras cuatro de 13, «Coffee & TV», «Bugman», «Tender» y «Trimm Trabb» e incluso tres del polémico «Think Tank», «Out Of Time», «Good Song» y «Battery In Your Leg». La verdad es que se echa de menos algún clásico del grupo como «Sunday Sunday», «Star Shaped», «Tracy Jacks», «End Of A Century», «To The End», «London Loves», «Charmless Man» o «No Distance Left to Run», pero es un muy buen disco.

Y entonces empezaron los conciertos de la «Gira de Reunión», primero fueron ocho shows «menores» en el East Anglian Railway Museum en Chapel, en el Rough Trade, el O2 Academy, el Goldsmith College de Londres, el Cliffs Pavilion de Southend, el Civic Hall de Wolverhampton, el  O2 Academy de Newcastle y el Manchester Evening News de Manchester. El 28 de junio de 2009 cerraron, aclamados por la multitud, el festival de Glastonbury con un show simplemente sobresaliente que, aún hoy en día es considerado el mejor concierto de la historia del celebre festival. Inolvidable concierto de poco más de una hora (enlace), con un setlist de auténtico lujo: «Girls & Boys», Tracy Jacks», «There’s No Other Way», «Jubilee», «Badhead», «Beetlebum», «Out Of Time», «Tender», «Country House», «Sunday Sunday», «Parklife», «End Of A Century», «Song 2», «For Tomorrow» y  «The Universal».

Y, entonces, llegó el gran día: el 2 de julio de 2009. Las 60.000 entradas a la venta se agotaron en dos minutos, por lo que Blur decidió hacer un segundo concierto el día siguiente…, los tickets volvieron a durar un visto y no visto. A las 20:30 horas, son el sol despidiéndose  de Londres tras un calurosísimo día, la banda apareció en el escenario con «The Debt Collector» sonando de fondo y Graham atacando sin piedad los riffs arpegiados de «She’s So High«, el primer single del grupo a principo de los 90. Todo un símbolo, su primer single ilustraba el retorno de una de las más importantes bandas británicas de la historia.

Nada había cambiado, ¿o sí? Damon es por el que más se notaba el paso de los años, aunque mantuvo su megadinámica forma de comportarse en un escenario. Alex estaba momificado, como hace 15 años. Dave, también notablemente envejecido seguía en su discreto segundo plano…, quizás el que más había evolucionado fuera Graham, visiblemente más participativo y -si cabe- más seguro con su sobresaliente guitarreo (parece que los conciertos en solitario le hicieron ganar aplomo sobre el escenario). El caso es que la música de Blur, como comentó el NME, apoyada por coristas, sección de viento y teclados parecía haber ganado aplomo con el paso del tiempo, y nada como escuchar el tema que les llevó, junto a su ilustre «Parklife» que ya cumplía quince años por aquel entonces, a la fama definitiva: «Girls & Boys«. Fue emocionantemente coreada por el público mientras Damon entraba definitivamente en calor. La maravillosa «Tracy Jacks» sonó simplemente arrebatadora con el respetable entregado, pero no menos que ese himno shoegaze que siempre fue «There’s No Other Way«… Damon empebaba a a desatarse y sus saltos nos hacían recordar tiempos pretéritos… y dorados. Y volvemos a «Parklife» con la dinámica «Jubilee» y la frecuentemente olvidada «Badhead«, joya del pop.

Con los primeras notas de la estratosférica «Beetlebum«, las 60.000 personas reunidas en Hyde Park se unieron en una sola voz consiguiendo un absoluto climax musical, con Graham literalmente desatado en la parte final.  Acojonante.  El guitarrista más emocional de todos los tiempos.

Resulta especialmente curioso escuchar «Out Of Time» con Graham, ya que no participó en la grabación original. Al parecer, fue el propio Coxon el que inistió en que se tocaran canciones de «Think Tank», puesto que «es un disco de Blur, ¿no?», en cualquier caso, suena fantástica. Llegó el momento de atacar «13», primero con «Trimm Trabb» y luego con la excelente «Coffe & TV«, coreada apasionadamente por el gentío. Y así llegamos al momentazo de la noche: «Tender«, nueve minutos de deparrame emocional con el público entregado y cantando de forma catártica  «Oh My Baby/Oh My Baby/Oh Why/Oh My» . Brutal. «Supongo que esto es como el «Hey Jude» de Blur», dijo Albarn, «es increíble lo especial que se ha hecho esta canción». Impresionante.

Tras tanta transcendencia «Country House» y sus fantásticos metales devolvieron el aire festivo y permitieron a Damon demostrar el gran frontman que siempre fue. El público definitivamente en el bolsillo. Graham vuelve a salirse, por cierto.

La banda mira a sus orígenes atacando tres temas de su segundo álbum, «Modern Life Is Rubbish». La primera de ellas «Oily Water«, tan buena como poco conocida suena calcada al disco, pero el público disfrutó mucho más la excelsa «Chemical World«, todo un monumento al pop británico, como «Sunday Sunday«

El actor Phil Daniels (protagonista de la ópera rock de los Who ‘Quadrophenia’), como hiciera en la versión de estudio de 1994, tomó el micrófono para interpretar un eufórico y gozoso «Parklife» y dar paso a un nuevo set basado en el álbum homónimo. «End Of A Century«, para mí una canción de calibre histórico y probablemente el mejor tema de los años 90, provocó de nuevo la fusión de la banda y el público en una sola garganta y resultó sencillamente emocionante, y algo parecido ocurrió con la romántica «To The End«, fantástica. El maravilloso setlist concluyó con la excelsa «This Is A Low«, en la que tanto la guitarra de Graham como la voz de Damon demostraron un gran nivel. Enorme canción. Gran final para un gran concierto.

Pero…, el ´publico no se movía y seguía cantanto… «Oh My Baby/Oh My Baby/Oh Why/Oh My»…, y,  ¿cómo no?, llegaron los bises y lo hicieron con una salvaje descarga de adrenalina encadenando las punkis «Popscene» y «Advert«, antes de incendiar el parque londinense con la mítica «Song 2» y de nuevo a camerinos…

El público quería más… «Oh My Baby/Oh My Baby/Oh Why/Oh My»… y aún hubo unos segundos bises. La fenomenal «Death of a Party» fue una de las grandes sopresas ya que no la habían tocado en directo desde la gira del álbum «Blur». La fiesta se acababa definitivamente pero antes los asistentes pudieron disfrutar de  «For Tomorrow» y llegar al absoluto éxtasis comercial con la espectacular «The Universal«, la parte final con el público cantando es sencillamente orgásmica. Al día siguiente, todo se repitió. Un concierto histórico, al alcance de muy pocos…, si es que está al alcance de alguien.

Como podía preverse, semejante acontecimiento fue recogido en su correspondiente álbum en directo y «All The People Blur Live At Hyde Park» se editó en agosto de 2009, convirtiéndose en su primer disco en directo. Los fastos por la reunificación del grupo concluyeron con el estreno en cines de la película documental «No Distance Left To Run», un fabuloso documental de 104 minutos que recoge la historia del grupo así como numerosas entrevistas con los miembros del grupo. Sin duda el mejor documento gráfico sobre la banda que  se ha editado hasta el momento. La versión doméstica, en DVD, se publicó en febrero de 2010 incluyendo un segundo DVD con la actuación en Hyde Park completa. Imprescindible para los fans del grupo.

Con todo el subidón del regreso, a muchos les pilló por sorpresa la salida al mercado de un nuevo  álbum de Gorillaz. Cierto es que nadie nunca dijo que Damon fuera a centrarse en Blur, es más, todos los miembros del grupo hablaron de esta reunión como un hecho concreto que podía o no extenderse en el tiempo.De hecho, en septiembre de 2008, casi un año antes de los conciertos de Hyde Park, Damon y Hewlet ya afirmaron «estar trabajando en un nuevo disco de Gorillaz».

El caso es que «Plastic Beach«, el tercer disco de Gorillaz, fue editado el 8 de marzo de 2010, contando con importantes colaboraciones. El gran Lou Reed aparece en la notable «Some Kind Of Nature«, mientras los Clash Paul Simonon y Mick Jones participan en «Plastic Beach«, el rapero Snoop Dogg en «Welcome to the World of the Plastic Beach» y Bobby Womack lo hace por partida doble en la soul «Cloud of Unknowing» y el exitoso single «Stylo«.

Entre lo mejor del álbum sin duda estarían la exitosa «Superfast Jellyfish» (con De La Soul), la sosegada «Empire Ants«, la breve «Pirate Jet» y sobre todo la estupenda «On Melancholly Hill«, una joyita pop que Damon originalmente compuso para The Good, The Bad And The Queen y que demuestra una vez más que, aunque maneja varios estilos, Albarn es un verdadero maestro en esto de las melodías pop que se clavan en tu cerebro. Curiosamente la versión de estudio es probablemente la peor de todas las que se hicieron de la canción, basta con ver la actuación del grupo en el programa de Jools Hooland, o, sobre todo, la impresionante versión acústica que grabaron para la BBC. Producido por el propio Damon, es el trabajo más melódico de Gorillaz, mucho más cálido y orgánico que los anteriores. Fue un nuevo éxito alcanzando el número 2 tanto en Inglaterra como en Estados Unidos.

El álbum de Gorillaz dejó un buen gusto entre los fans y recibió críticas súper favorables pero, porqué no decirlo, supuso un pequeño bajón para los seguidores de Blur que veían como la reunificación del grupo parecía ser un bello sueño de una noche de verano…, hasta que llegó el 18 de abril de 2010, fecha en la que se editó, en vinilo y con una distribución limitada a 1.000 copias, el primer single de Blur desde 2003: la sobresaliente «Fool’s Day«. La canción es simplemente maravillosa, una absoluta joya, británica hasta la médula y, como se publicó, «heredera de todas las épocas de la banda, tiene un poco de cada una de ellas pero sigue siendo fresca y con un toque de magia que pocas bandas pueden conseguir».  La crítica se deshizo en elogios y NME habló de una canción «jodidamente fantástica» mientras The Guardian habló de un «tema adorable». Ante el éxito de la canción, el grupo decidió colgarla en su web para que quien quisiera pudiera descargarla de forma gratuita y así «evitar que la gente escuche copias de poca calidad». Temazo, a la altura de muchas de sus mejores obras.

A partir de la edición de «Fool’s Day» los rumores de reunión definitiva se dispararon y la edición de un nuevo álbum de estudio empezó a ser una opción. Los miembros de la banda daban una de cal y otra de arena y tan pronto decían «bueno, lo estamos pasando bien y tenemos material nuevo, ¿por qué no?», como decían «no creo, una cosa es tocar en unos escenarios y pasar un buen rato y otra es hacer un disco».

Mientras, y antes de que concluyera 2010, el hiperactivo Damon decidió editar bajo el nombre de Gorillaz las canciones que había grabado en su iPad durante la gira que realizaron por América para promocionar «Plastic Beach». El disco, al que tituló «The Fall«, se editó en formato digital el día de navidad y obtuvo muy buenas críticas a pesar de ser un disco mucho menos comercial y obviamente menos pulido que los anteriores. Muchas de las canciones son experimentos bastante oscuros como «Phoner To Arizona«, «Shy Town» o «Little Pink Plastic Bags«, pero también tiene momentos notables como «Revolving Doors» o la relajante «Amarillo«. A pesar de lo arriesgado del invento, el disco consiguió un número 12 en Inglaterra y un 24 en Estados Unidos. Era obvio, Gorillaz era un éxito y casi todo lo que tocaban se convertía en oro…, pero ¿y Blur?

TEXTO: Guillermo Mittelbrunn Beltrán. 25 de enero de 2014

BLUR. Capítulo 8 (2004-2008). El divorcio, la muerte y la resurrección.

En los meses posteriores a la salida de Graham de Blur y a la edición de «Think Tank», tanto Albarn como Coxon hicieron numerosas declaraciones públicas al respecto. Damon declaró estar muy satisfecho con el último disco del grupo y que a pesar «echar de menos a Graham, no pienso que sea ningún drama. Hoy por hoy la comunicación es más fluida entre tres que entre cuatro. Lo que pasó entre nosotros es que cuando nos citamos en el estudio para grabar Think Tank, Dave, Alex y yo estábamos allí y Graham no… Luego supimos que Graham iba a estar fuera un par de meses…» (recordemos que Coxon había ingresado en una clínica de desintoxicación) «fue una decisión difícil, ¿qué hacíamos, nos íbamos a casa i intentábamos hacer algo en el estudio?, así que decidimos empezar a trabajar y sonaba muy bien… Cuando Graham volvió ya no éramos un grupo de cuatro, así de simple. No hubo grandes peleas ni nada así. Simplemente Blur está por encima de los individuos, nada más».

Graham no se prodigó demasiado en los medios y aseguró no «odiar a los chicos, simplemente ya forman parte de mi pasado, tengo una vida nueva que es definitivamente mejor,  tengo tiempo para mí y los míos y me encanta…». No obstante Coxon sí llegó a opinar de forma ácida sobre «Think Tank» del que aseguró que «si yo hubiera estado en el estudio hubiera apagado el ordenador y hubiera trabajado sobre música real y no esa especie de Lego electrónico».

El caso es que pasada la, todo sea dicho, exitosa gira de promoción de «Think Tank», el grupo se desmembró y el final de Blur parecía más cerca que nunca. Antes de que acabara el año 2003, en diciembre, Damon editó una recopilación de demos en solitario bajo el título de «Democrazy«. Albarn grabó la mayoría de estos temas en un sencillo cuatro pistas en hoteles durante los descansos de la gira de «Think Tank». El formato elegido para su edición fue un doble EP de vinilo en edición limitada, por lo que no se puede considerar un debut en solitario propiamente dicho, sino más bien una rareza. En él encontramos temas muy en la línea de Gorillaz, como «A Rappy Song» o «I Need a Gun» (que, de hecho, en el futuro se convertiría en el «Dirty Harry» de Gorillaz) y algunas perlas como la íntima «Half A Song». Poco más que una curiosidad.

Mientras Graham, preraraba su contraataque. Ya fuera de Blur y superados sus problemas de adicción al alcohol, contacta con el que fuera productor de los tiempos dorados del grupo, Stephen Street, para grabar el que sería su quinto disco en solitario, «Happiness in Magazines«. Un álbum en el que Coxon toca todos los intrumentos -a excepción de los vientos y cuerdas que suenan en algunos temas- y que se convierte en el mayor éxito comercial del guitarrista alcanzando un meritorio puesto 19 en listas. La crítica, además, recibió muy bien el álbum hablando de un disco de «onda new wave con locos y geniales solos de guitarra y que, por momentos, suena más Blur que Blur». Es sin duda el disco más accesible de Graham Coxon, en una dirección que ya apuntó en «The Kiss Of Morning», pero con la ayuda de la excelente producción de Street.

Empujado por el razonable éxito de los singles «Spectacular» (número 32) y «Freakin’ Out» (nº19) y la excelente «Bittersweet Bundle of Misery«(22), el disco -editado en mayo de 2004- huye de cualquier efecto electrónico y muestra una clara vocación revisionista situándose en el extremo contrario a lo que habían hecho sus ex-compañeros de banda en «Think Tank». Mucho de punk melódico y más luces que sombras en un disco que demuestra que Coxon nunca fue sólo un comparsa. «No Good Time«, «Don’t Be a Stranger» o la muy influenciada por The Who «Hopeless Friend«,  suenan frescas y francamente estimulantes, y temas como la estupenda «All Over Me» ponen en valor las capacidades de Graham Coxon como compositor. Un muy buen disco que posiciona a Coxon en la industria musical, muy alejado de sus ex-compañeros de banda.

Y es que en 2005 seguimos sin noticias de Blur como banda. Damon retomó su trabajo con Gorillaz y editaron su segundo disco, justo un año después de que el álbum de Graham saliera al mercado. «Demon Days» se publicó el 23 de Mayo de 2005. Inspirado a nivel creativo por un viaje de Pekín a Mongolia que Damon realizó con su novia Suzi y la hija de ambos, el disco fue un enorme éxito alcanzando el número 1 en Inglaterra y el 6 es Estados Unidos. La excelente «Last Living Souls» ya deja claro desde el principio que es un álbum mucho más profundo que «Gorillaz», más maduro y reflexivo y no tan dedicado al puro divertimento como el primer disco del grupo virtual.

El disco, con homenaje al «Let It Be» de los Beatles en la portada incluido, funcionó como un tiró merced al enorme éxito de sus singles: el soberbio megahit «Feel Good Inc» (nº2), la psicodélica «Dare» que, además de alcanzar el número 1, sirvió para recuperar al cantante de Happy Mondays Shaun Ryder, «Dirty Harry» (nº6) y la menos popular «Kids With Guns» (nº27). Un disco menos pop y más electrónico que el anterior, con mayor presencia de pasajes rapeados y una producción muy cuidada. Otro buen álbum.

Tras vender más de seis millones de álbumes, lo que se preveía tras el éxito del primer disco de Gorillaz se convierte en una realidad: Blur no es el grupo de más éxito de Damon Albarn, Gorillaz sí. No es de extrañar, entonces, que Albarn comenzara a centrase cada vez más en su nuevo y exitoso proyecto. Si unimos a este hecho la salida de Coxon y el razonable éxito de la carrera en solitario del guitarista, Blur parece estar herido de muerte. Para más inri, las vidas familiares del resto de los miembros del grupo cada vez parecían alejarles más del «sórdido» mundo del pop, incluso el playboy Alex se casó con Justine Andrew y tuvo a su primer hijo en febrero de 2004.

No obstante antes de que concluya 2005, la emisora XFM asegura tener constancia de que Blur está grabando un EP. Coxon no habría estado en la grabación y se habría confirmado que el grupo iba a seguir adelante como trío. Parece que la noticia tenía una base sólida y que Damon, Dave y Alex habrían grabado algunas canciones a finales de 2005 que, a día de hoy, siguen inéditas. Parece que no quedaron satisfechos con el trabajo y abortaron su publicación. Sólo se conocen unas declaraciones de Damon de la época en las que afirmaba que le apetecía grabar con Blur un disco de «punk en cuatro pistas», pero nunca se supo nada.

Entretanto, Graham, eufórico tras el resultado de «Happiness in Magazines», vuelve a repetir fórmula para su nuevo álbum, ya el sexto, «Love Travels at Illegal Speed«, editado en marzo de 2006. De nuevo Stephen Street está tras la mesa de mezclas y Coxon vuelve a reunir un catálogo de canciones directas y honestas, si bien no deja de ser un poco frustrante que, con 37 años, el guitarrista no pueda ofrecer algo un poco diferente. Volvemos a un disco lleno de power-punk-pop aderezado con algunas pinceladas de folk. No obstante, si bien es un disco muy continuista respecto al anterior, si hablamos de canciones tenemos donde y muy bueno donde elegir. El potente single «Standing On My Own Again» (número 20 en listas) o la anfetamínica «I Can’t Look At Your Skin» nos muestran al Coxon enamorado de los enérgicos sonidos de la Inglaterra de finales de los 70 y no es difícil encontrar reminiscencias de los Clash o los Jam punk británico . Pero también hay tiempo para el power pop con «What’s He Got» o la fenomenal «You And I» y las melodías más elaboradas de «Just A State Of Mind» o «See A Better Day«.   Un buen disco que mantiene el buen nivel y que recibió el favor de la crítica y de buena parte del público. Graham había encontrado su camino.

Más sorprendente fue el giro del siempre inquieto Damon quien, tras conseguir el éxito planetario con el segundo disco de Gorillaz en 2005, anunció a mediados de 2006 que estaba trabajando con una nueva formación. Se levantaron todo tipo de especulaciones hasta que se supo que Albarn había formado una banda con el ex bajista de The Clash, Paul Simonon, el guitarrista de The Verve, Simon Tong (que sustituyó a Graham en Blur durante la gira de Think Tank), y el veterano batería Tony Allen, creador del afrobeat y descrito por Brian Eno como «el más grande baterista que haya vivido». Al parecer, lo que estaba concebido como un disco en solitario de Damon acabó convirtiéndose en un grupo que editó su primer single, la sobresaliente «Herculean«, en octubre de 2006.

Tras el excelente single, la expectación creció de tal forma que el posterior álbum -publicado en enero de 2007- debutó directamente en el número 2. El nombre del disco, «The Good, The Band And The Queen» acabó siendo adoptado por la gente para referirse a la nueva banda que realmente permanecía innominada. Se trata de un muy buen disco con el que Albarn vuelve a dar muestra de su versatilidad a la hora de componer y a regalarnos canciones maravillosas como «History Song«, «80’s Life«, «Northern Whale«, «Kingdom Of Doom«, «Nature Springs» o la estratosférica «Green Fields» (pedazo de canción), todas ellas con un marcado aire de melancolía inglesa fruto de una deliciosamente triste mezcla de ambientes británicos, jamaicanos y africanos. Un discazo.

Tras el enorme éxito de Damon con todos sus proyectos, la consolidada y respetada carrera de Graham en solitario y las vidas apartadas de la núsica de Alex y Dave ya nadie daba un duro por Blur… Pero, entonces empezaron a aparece noticias esperanzadoras. A principios de 2007, Graham afirmó en una entrevista «no descarto volver al grupo, las cosas han mejorado entre nosotros» y, pocos meses después, se anuncia que la banda, Graham incluido, se reunirá en agosto para «tratar de grabar algo en el estudio».  Según declaró Alex James -que acababa de inaugurar un exitoso negocio de de fabricación de queso- el motivo de la reunión era decidir si iban a volver o a dejarlo definitivamente. La fecha se retrasó a septiembre…, y finalmente la reunión se produjo en octubre aunque según colgaron en la web del grupo «ha sido una divertida y agradable comida, por el momento no hay planes musicales para Blur».

Mientras, Damon vuelve a dar un giro a su carrera, y ¿cuántos van?, con el sorprendente «Monkey: Journey to The West«, editado el 18 de Agosto de 2008. En esta ocasión Albarn sorprende al más pintado, con una ópera moderna en idioma chino. Sí, no me he vuelto loco. Damon formó equipo con el director chino Chen Shi-Zheng y su compañero de Gorillaz Jamie Hewlett (que se ocupó del diseño artístico), para narrar un cuento tradicional chino del siglo XV basado en el viaje espiritual de un mono. Como no podía ser de otra forma dada la naturaleza del proyecto, es un disco muy complejo, de melodías enrevesadas. No se pueden aislar temas sueltos y debe ser escuchado en su totalidad. Sirvan este trailer , o la relajante «Heavenly Peach Banquet» como resumen.

Y entonces, cuando ya quedaban pocas esperanzas, llegó la gran noticia, en diciembre de 2008 Blur anunció un concierto en el Hyde Park de Londres que debería celebrarse en julio de 2009, se confirma que a la guitarra estaría Graham Coxon. Según declaró Damon, «hace 10 años Graham y yo estábamos muy incómodos el uno con el otro. Nos vimos, hablamos, nos dijimos lo que teníamos que decirnos y ya está…, ahora está todo bien, quiero a Graham, es mi amigo».

La reconciliación se escenificó dos meses después, durante la gala de entrega de los NME Awards. El edificio que acogía el evento a punto estuvo de caerse al suelo cuando el presentador anuncia la actuación de Damon y Graham en la que ambos interpretaron una versión acústica de  «This Is A Low» ante la atenta mirada de Dave y Alex, presentes entre el público. Blur volvía a existir. Aleluya.

TEXTO: Guillermo Mittelbrunn Beltrán, 18 de enero de 2014

BLUR. Capítulo 7 (2001-2003). Gorillaz, el adiós de Graham Coxon y «Think Tank»

A finales del año 2000, la relación entre Damon y Graham es prácticamente inexistente. Ambos decidieron dedicarse a sus proyectos personales y a sus vidas personales Damon estaba absorbido por su nueva aventura con Gorillaz y dedicado a su novia Suzi y la hija de ambos, por su parte, Coxon y su pareja Anna Norlander habían tenido a su primera hija, Pepper, en marzo de 2001.

Precisamente el 26 de Marzo de 2001, apenas dos semanas después del nacimiento de la hija de Graham, el primer y homónimo álbum de Gorillaz sale al mercado en medio de un importante seguimiento mediático empujado por el éxito del primer single del nuevo grupo, «Clint Eastwood«.

 En sí el álbum es una ligeramente desconcertante mezcla de géneros que van desde el hip hop al rock pasando por la música latina, el punk o el dub, acid jazz y el reggae. Este eclecticismo permite a Albarn sentirse libre, sin ataduras, y desarrollar todas sus ideas sin el corsé de Blur… Y parece disfrutarlo. La crítica recibió bastante bien un disco que, aunque apunta maneras, en mi opinión resulta demasiado confuso debido precisamente a esa excesiva mezcla de estilos.

Las comparaciones son odiosas, y Gorillaz no es Blur, ni de lejos. No obstante hay mucho y muy bueno en este disco, además de los singles como el citado «Clint Eastwood«, la hip-hopera «Rock The House» o el estupendo dance-pop  «19-2000«, se agradecen los decibelios de «Punk«, las reminiscencias Blur de «5/4«, la cadenciosa «Tomorrow Comes Today» o la extraordinaria «Latin Simone (¿Qué Pasa Contigo?)» que también tuvo una sobresaliente versión es español cantada por Ibrahim Ferrer. Temazo, para redondear un notable disco que sirvió para redefinir el concepto de «grupo paralelo», normalmente reservado a aventuras experimentales lejos de los circuitos comerciales y que, con Gorillaz, adquieren una nueva dimensión. No en vano, el disco fue un gran éxito y alcanzó el número 3 en Inglaterra y un sorprendente Top-10 en Estados Unidos. Las ventas superaron con creces las 10 millones de copias, de hecho, se vendió mucho más que cualquier disco de Blur…, incluso que varios de ellos juntos. Damon empezó a pensar que una vida sin Blur era más que posible.

Siguiendo con su frenética actividad, el  28 de Mayo de 2001 Albarn firma junto al líder de Sugarcubes, Einar Orn Benediktsson, la banda sonora de la película de Baltasar Kormákur «101 Reykjavik» (con Victoria Abril en el reparto).  El disco está salpicado de no demasiado elaborados fragmentos de trip-hop (como el tema original «101 Reykjavik Theme» y soprendentes versiones del «Lola» de los Kinks en los más variopintos estilos, desde el dub, a un supuesto sucedáneo de techno-flamenco. Nada destacable en este disco, la verdad, simplemente curioso.

Si Damon estaba activo, Graham no le iba a la zaga y,  en agosto de 2001, edita «Crow Sit on Blood Tree» su tercer álbum en solitario. Tras el relativo traspiés que supuso el caústico «The Golden D», Graham retoma los sonidos de su primer trabajo en solitario, el notable «The Sky Is To Hight», si bien este disco es mucho más oscuro y siniestro que su bucólico debut. El folk lo-fi vuelve a dominar, y a buen nivel, en temas como «Too Uptight«, «All Has Gone«, «Tired«, la preciosa «Bonfires» o la estupenda «Thank God For The Rain«, aunque Coxon también da rienda suelta a su pasión indie-yanqui con temas como la desproporcionada «Burn It Down» o las disfrutables «Empty World» y «You Never Will Be«. Un buen disco que recibió críticas favorables aunque no consiguió repercusión lejos de los circuitos underground.

La verdad es que, escuchando los dispares lanzamientos de ambos músicos, no es difícil deducir que sus inquietudes artísticas estaban muy alejadas en este principio del siglo XXI. Graham y Damon estaban cada vez más distantes, tanto en términos musicales como personales.

Las distancias en cuanto a intereses creativos se hacen si cabe más patentes con los siguientes trabajos de ambos. Damon tras editar, en diciembre de 2001, un compilado de lados B y remixes de Gorillaz titulado «G-sides«, sorprende a propios y extraños publicando «Mali Music«en abril 2002. Albarn viajó a Mali en julio de 2000 con novia, hija y poco más equipaje que una guitarra y una melódica. Damon intentó y consiguió alternar con los más prestigiosos músicos contemporáneos de la ciudad. Damon tocó en varios bares y clubs de la ciudad en actuaciones improvisadas junto a los músicos locales y, entre todos, decidieron que lo que sonaba era suficientemente bueno para convertirse en un disco. El Lp, editado bajo el nombre de «Afel Bocum, Damon Albarn & Friends : Mali Music» tuvo una finalidad benéfica, pues todo lo recaudado con sus ventas fue donado a programas de Oxfram Mali. Los sonidos africanos dominan en el álbum (sirva este «Niger» de ejemplo) y apenas en «Sunset Coming On» encontramos algo del «sonido Albarn». Es un disco muy estimulante, si bien no es lo más apropiado para el que busque algo parecido a Blur…, ni a Gorillaz…

Por su parte, Graham Coxon, publica en octubre de 2002, «The Kiss of Morning» su ya cuarto álbum en solitario y probablemente su  trabajo más accesible hasta esa fecha. Un muy buen disco en el que se filtran influencias de Nick Drake, Elliott Smith, Pavement, Sonic Youth y Nirvana unidas a sonidos mucho más retro en lo que algunos han definido como una «reacción anti-Gorilllaz». Ya desde el comienzo del disco, la excelente «Bitter Tears» deja claro las intenciones de Coxon. Sigue habiendo para los momentos a lo Pavement que tanto gustan al genial guitarrista («Escape Song«, «It Ain’t No Lie«), pero las influencias clásicas se filtran sin tapujos entre la telaraña de sonidos indies producida con bastante acierto por el propio Graham Coxon y Mike Pelanconi, sólo hay que escuchar «Locked Doors«, todo un blues, «Just Be Mine«, o la petetownshendiana «Walking Down The Highway» para comprender la mixtura de estilos o darle una oportunidad al excelente folk de «Baby, You’re Out of Your Mind» o la fabulosa «Mountain Of Regret» para volver a disfrutar de la querencia por los sonidos acústicos mostrada por Graham en todos sus trabajos en solitario. Un señor disco, muy bien recibido por la crítica y totalmente ignorado por el público (número 126).

La lucha de egos en un posible y futuro disco de Blur estaba sobre la mesa. «Blur» (1997) fue el triunfo de Graham en cuanto a sonido -más crudo y orgánico-, y «13» (1999) demostró que Damon quería apostar por una vía distinta, más cercana a nuevas tendencias. Este continuo contraste, presente desde los primeros álbumes del grupo, había sido hasta ahora una de las grandezas de una banda que alcanza un eclecticismo rara vez encontrado en un grupo de pop. Albarn siempre fue quien escribió las canciones en Blur, pero Coxon las llenaba de su impronta hasta conseguir ese fantástico sonido Blur. Pero en la primavera de 2002, fecha en la que el grupo entró al estudio con la idea de grabar un nuevo álbum, esta tensión artística otrora tan enriquecedora se convirtió en un polvorín.

El caso es que la banda se reunión con el productor Ben Hillier -elegido para la ocasión tras trabajar con Blur en su single «Music Is My Radar»- y, desde el principio, Graham empezó a faltar sistemáticamente a las sesiones. Conviene aclarar que Coxon se encontraba en medio de un proceso depresivo y había retornado al consumo de alcohol y drogas que tantos problemas le ocasionaron años atrás. El resto de miembros de la banda empezaron a hartarse de la actitud del guitarrista que nunca mostró demasiado interés en las nuevas canciones que Damon había preparado para Blur. Finalmente Graham, superado por la situación de tensión y sus adicciones, decide internarse durante 28 días en un centro de desintoxicación cuando apenas habían empezado las sesiones. El grupo simplemente decidió seguir adelante con Damon liderando la grabación y hacíendose prácticamente con el control del sonido de la banda. Las nuevas y variadas influencias de Albarn (dance, hip hop, jazz, dub y la música africana) dotan de nuevas y enriquecedores perspectivas a las nuevas composiciones del cantante.

Entre tanto, Graham salió del centro de desintoxicación y se encontró al grupo con el disco muy avanzado. Pero Coxon no estaba bien, faltaba a las sesiones o llegaba borracho y no paraba de discutir con todos los miembros del grupo. «Le dijimos que terminara de curarse que así no podía seguir», recuerda Alex James. Finalmente, a los cinco días de su vuelta, el manager del grupo se reunió con Graham y le dijo que el resto de la banda prefería que no siguiese en el estudio mientras estuviese en ese estado y el guitarrista decidió abandonar el grupo, «Fue como una señal, ya sabes, tenía una hija, estaba dejando de beber y era el momento de dejar el grupo».

Damon, Alex y Dave decidieron no sustituir a Coxon, «nadie puede tocar como Graham, si hay que tocar alguna guitarra lo haré yo», declaró Albarn. Reconvertidos en trío, la banda decide continuar la grabación del que sería el séptimo álbum de estudio de Blur en Marruecos. ¿Su título?, «Think Tank«.

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01. Ambulance
02. Out Of Time
03. Crazy Beat
04. Good Song
05. On The Way To The Club
06. Brothers And Sisters
07. Caravan
08. We’ve Got A File On You
09. Moroccan Peoples Revolutionary Bowls Club
10. Sweet Song
11. Jets
12. Gene By Gene
13. Battery In Your Leg

Con el grupo en Marruecos, William Orbit y Norman Cook (Fatboy Slim) se unieron a Ben Hillier y a los propios Blur como productores de que sería sin duda su disco más arriesgado hasta el momento. Publicado el 5 de mayo de 2003 consiguió un número 1 en las listas británicas y su mejor resultado en Estados Unidos (56), país que siempre se les ha resistido.

Desde su lanzamiento fue aclamado mayoritariamente por la crítica ( 8/10 en NME, 9/10 en Pitckfock, 9/10 en Spin. 4/5 en Rollingstone y 5/5 en Uncut) y , entre el público hubo división de opiniones en parte motivadas por el cambio sonoro del grupo, la salida de Coxon y el activismo de Damon en contra de la Guerra de Irak…, hay críticos que afirman que «las influencias arábigas patentes en el disco produjeron rechazo entre parte del público conservador americano y británico por motivo del conflicto armado».

Sea como fuere, estamos ante unos nuevos Blur, absolutamente dominados en lo artístico por Albarn, cuyas eclécticas influencias empapan el disco de hetereogeneidad. También destaca la múltiple participación de músicos adicionales y el aumento del peso de Alex y James en el sonido de los temas…, todo ello provocado por la enorme ausencia de Coxon. Y es que estamos ante un disco casi sin guitarras y en el que las líneas de bajo de Alex, los ritmos de Dave y los loops electrónicos cobran especial protagonismo.

El grupo no engaña a nadie y ya desde el primer tema, «Ambulance«, avisan. Digamos adiós a los Blur del britpop, digamos adiós a los Blur influenciados por el indie americano… Ambientes densos y tupidas atmósferas parecen sobreponerse a una melodía que, aunque interesante, queda demasiado relegada como un instrumento más al servicio de la ambientación general. Susto. No obstante, las casi siempre excelentes melodías de Albarn vuelven a cobrar el protagonismo en la excelente «Out Of Time«, una extraordinaria canción llena de matices africanos, dotada de una melodía soberbia y arreglada de forma tan poco ortodoxa como brillante. Una maravilla que sin duda es una de las mejores canciones de la carrera del  grupo y que fue editada como single alcanzando el número 5 en listas. Joya.

Menos brillante resulta «Crazy Beat«, un acelerado tema de guitarra producido por Fatboy Slim que, si bien es una canción más que digno, no sobrevive a la ausencia de Graham ni resiste la comparación con otros temas similares del grupo editados en el pasado. Un buen tema en cualquier caso que también fue editado como single con escaso  éxito en Inglaterra pero alcanzando un meritorio puesto 22 en la siempre hostil para el grupo norteamérica.

 Tiempo para otro single y una de las mejores canciones del disco, «Good Song«, otra maravilla pop de la factoría Albarn que pone sobre la mesa su dominio del género antes de enfrentarnos a  la canutera «On The Way To The Club«, un buen corte soportado en la batería de Dave y el bajo de Alex  que quizás se recrea demasiado en los efectos y no tanto en la buena melodía de la que hace gala la canción. Una lástima, da la sensación de que podría haber dado más de sí.

La batería de Dave y, sobre todo, el excelso bajo de Alex vuelven a llevar el peso de la negroide «Brothers And Sisters«, una de esas canciones que es difícil imaginar con Graham en el grupo y mucho más cercana a Gorillaz que a los Blur que habíamos conocido hasta la fecha y bastante prescindible, la verdad. Mucho más cercana a los sonidos adelantados en «13» e incluso en «Blur» resulta la cadenciosa y melancólica «Caravan«, otro de los mejores momentos del disco.

En «We’ve Got a File On You» es un breve tema de raigambre punk en el que, como ocurre con «Crazy beat» volvemos a echar de menos las guitarras de Graham y, a pesar de que los sonidos arábigos suenan curiosos se queda en poca cosa. Más interesante resulta la animada «Moroccan Peoples Revolutionary Bowls Club» que, a pesar de sus horribles arreglos de sintetizador, resulta entretenida. De nuevo, mucho más Gorillaz que Blur.

Y así llegamos a la que, junto a «Out Of Time» y «Good Song», la sobresaliente «Sweet Song«, una hermosísima canción que Damon reconoció haber escrito «mientras miraba fotos de Graham» y en la que Albarn se desnuda ante su amigo con versos como «soy un alma oscura, lo mío es el pop y el oro, nuestras vidas estaban en la televisión y tú la apagaste e intentas dormir  (…) creo que así es como deben ser las cosas, espero que tú sientas lo mismo (…) Nunca quise hacerte daño, pero necesitamos tiempo,  así que me alejaré lentamente. Ahora que parece que todo se ha hecho pedazos espero poder ver las cosas buenas que hay en ti. Vuelve, yo siempre creí en ti». Una canción de una belleza sólo al alcance de un reducido grupo de genios entre los que sin duda se encuentra Damon Albarn. Preciosa. «Para mí es como un hermano y es extraño seguir adelante sin él» declaró Albarn en RADIO1.

Después de semejante intensidad emocional, «Jets» se convierte en una suerte de jam session que destensiona el ambiente si bien poco aporta más allá del excelente solo de saxo jazzy que aparece al final de la canción. La recta del final arranca con «Gene By Gene«, otro tema muy Gorillaz pero bastante aprovechable, antes de llegar a «Battery In Your Leg«, la única canción del disco en la que aparece la guitarra de Graham y una emocionante balada que resulta ideal para terminar el disco.

Y esto es «Think Tank», un buen disco de un grupo compuesto por Damon Albarn, Alex James y Dave Rowntree pero que, sin Graham Coxon, no terminan de ser Blur. Con todo tiene canciones soberbias y la mayoría del álbum está a la altura del grupo.

¿Y después qué?, el grupo empezó una gira para la que contrataron al guitarrista de The Verve Simon Tong. Fue una gira dolorosa aunque muy exitosa, con la ausencia de Graham muy presente…, en especial a la hora de tocar canciones como «Tender», «Siento un terrible agujero sin él (…), no sé qué nos pasó», dijo Damon en uno de los conciertos, «por favor, cantad conmigo su parte, cantad la parte de Graham».

TEXTO: Guillermo Mittelbrunn Beltrán. 11 de enero de 2014

BLUR. Capítulo 6 (1998-2000). «13», el fin de una época.

Damon Albarn quedó muy afectado tras la ruptura con Justine. «Estuvimos juntos durante ocho años. Es mucho tiempo, demasiado. Sobre todo si la relación es tan pública como era la nuestra. Fue poco realista e ingenuo pensar que podíamos atravesar aquella fama y no quedarnos en el centro. Estaba en una mala relación. Mi vida no estaba bien. No estaba en armonía. Fue una gran experiencia pero la verdad es que la cosa se jodió», declaraba el propio Albarn . Como ya hiciera en otros tiempos, se refugió en la bebida («El único momento en el cual yo me sentía seguro era encima de un escenario o cuando estaba realmente borracho. Beber se convirtió en un estilo de vida. Era una forma más llevadera para estar. Suena ridículo pero no sentía que fuese a vivir mucho tiempo, sentía que podía morir en cualquier instante«). Si bien, también encontró una gran fuente de inspiración en su desazón y empezó a escribir canciones de forma compulsiva («Pasé por una fase en la cual pensaba que tenía que justificar mis sentimientos, con todo lo que yo había invertido en esa relación. Como músico, la salida habitual es la música»). La actividad de Damon fue frenética, componiendo música para el que debería ser el próximo disco del grupo y , sobre todo, colaborando con terceros: empezó a trabajar con Michael Nyman en la banda sonora de la película «Ravenous» de Antonia Bird (que se acabaría editando en septiembre de 1999), e incluso hizo de gangster en la película «Face».

El resto de los miembros del grupo también llevaron una ajetreada agenda en este periodo entre discos. Graham empezó a preparar el que sería su primer disco en solitario The Sky Is Too High, mientras Alex montó el «grupo» Fat Les con dos de sus más célebres amigos de correrías nocturnas el artista Damien Hirst y el actor Keith Allen, con los que consiguió un gran éxito (número 2) con el single «Vindaloo» que se convirtió en el himno no oficial de la selección Inglesa de fútbol durante la Eurocopa de 1998. Por su parte, Dave, dejó la bebida, se casó y amplió sus estudios informáticos, “la mejor cosa de estar en Blur ahora es darnos a nosotros mismos la libertad de no tener que estar sólo en Blur”, declaró el batería.

Tras este periodo de «descanso», la banda decide lanzar, en febrero de 1998, Bustin ‘+ Dronin’. El disco se editaría en un principio sólo en Japón, país en el que la banda tenía un especial predicamento. El álbum en sí es una selección de temas del álbum «Blur» remezclados por varios productores, entre ellos  Thurston Moore , William Orbit y Moby. El grupo, especialmente Damon, quedó impresionado con el trabajo que Orbit había realizado con «Movin’ On«

Albarn estaba cada vez más interesado en la música electrónica y en cómo estos nuevos sonidos podrían dotar a sus nuevas canciones de atmósferas distintas que transmitiesen cómo se sentía. En su situación actual, no quería sonar alegre, todo lo que escribía era triste y pesaroso y creía que era necesario un cambio de sonido. Quería que Orbit fuera el productor del que debía ser el nuevo disco de Blur…, pero eso significaría abandonar al que ya era conocido como el «quinto Blur», Stephen Street. El resto del grupo era reticente al cambio, no sólo por la excelente labor de producción que Street había desempeñado en sus discos anteriores, si no por los lazos de amistad que les unían. Coxon se mostró especialmente temeroso al respecto. Stephen Street confesó que quedó «absolutamente desolado cuando Damon me dio la noticia».

Sea como fuere, y a pesar de las bajas, el grupo entró en junio de 1998 al estudio de grabación que Damon había alquilado en Ladbroke Grove, junto a su casa. Era un modesto y pequeño («era como grabar en un ascensor», dijo Alex) estudio rotulado con el número «13» en el que la banda trabajó durante tres semanas en sesiones de siete horas antes de trasladarse a los Mayfair Studios de Londres donde pasaron otros 15 días.

El ambiente durante la grabación no fue el mejor y como el productor dijo, «La tensión que había ido creciendo entre Graham y Damon llegó a su cenit aquí», versión que el batería Dave Rowntree respaldó, «El problema con 13 es que las cosas se empezaban a desmoronar entre nosotros cuatro. Hacerlo fue un proceso bastante triste. La gente no aparecía en las sesiones, o aparecían borrachos, insultaban y se iban cabreados». El propio Graham Coxon reconoce que tuvo gran parte de culpa en este ambiente, «Yo estaba muy loco cuando hicimos 13, con lo que tuve algunos buenos momentos musicales, pero quizá no era muy buena compañía. No tenía ni idea de que las cosas iban mal entre Damon y Justine, aunque fuera fácil de adivinar».

Graham bebía de forma desatada e iba mucho a su bola por aquel entonces. En agosto de 1998 editó su disco The Sky Is Too High, en el que había estado trabajando desde meses atrás. Curiosamente, se trata de un sencillo y disfrutable álbum en el que predominan los sonidos acústicos folk en lugar de los sonidos del lo-fi indie americano tan defendidos por el guitarrista, hasta el punto que recuerda más a los primeros trabajos de Elliott Smith que a los de Pavement. Hay momentos para el noise («That’s All I Wanna Do«, «I Wish«) pero brilla especialmente en sus momentos más sosegados como en la estupenda «Where’d You Go?«, «R U Lonely?«, la elliottsmithiana «Hard and Slow» o la extraordinaria «A Day Is Far Too Long«. Un muy apreciable debut que no tuvo la más mínima repercusión comercial pero que recibió excelentes críticas por la práctica totalidad de la crítica musical especializada.

Volviendo a Blur, a pesar de no disfrutar del mejor ambiente, la banda gozó del sistema de trabajo de Orbit basado en largas jam sessions y un gran trabajo de edición posterior. «Nosotros nos limitamos a hacer las cosas como nos gustaban y al final de cada sesión William guardaba las cintas, con horas y horas de jams, grooves e ideas con las cuales se puso a trabajar», recordaba Albarn. Por su parte, Coxon afirmó en el mismo sentido «13 es un disco real y muy creativo. Salió de muchas sesiones de improvisación. Horas y horas y horas para hacer estas canciones. Escuchar eso estaba lleno de magia».

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01. Tender
02. Bugman
03. Coffee & TV
04. Swamp Song
05. 1992
06. B.L.U.R.E.M.I.
07. Battle
08. Mellow Song
09. Trailerpark
10. Caramel
11. Trimm Trabb
12. No Distance Left To Run
13. Optigan 1

«13» el el álbum que Damon Albarn, alma creativa de Blur, utilizó para vomitar sus sentimientos tras su ruptura con Justine Frischmann. Los títulos que barajaron para el álbum dejaban a las clarasy desde el principio la inspiración y el ambiente reinante en el mismo: «Blue» o «When You’re Walking Backwards To Hell, No One Can See You, Only God», fueron algunos de los posibles títulos pensados, pero -afortunadamente- acabaron decidiéndose por «13» en referencia al estudio en el que se concibió la mayoría del álbum.

Lanzado en marzo del 99, es un disco especialmente experimental en el que se nota mucho, quizás demasiado, la mano del nuevo productor. Blur nunca quisieron repetirse y con «13» pensaban dar un paso más (o varios) de lo que hicieron en «Blur» y es posible que, en cierta medida, se les fuera la mano. La crítica recibió bien el disco en líneas generales si bien no dejaron pasar por alto los dos puntos débiles más marcados del disco: la producción (Allmusic afirmó que «la banda alcanza aquí alguno de sus picos creativos aunque la efectista producción de Orbit no está al servicio de las canciones») y la excesiva duración del mismo («le sobran al menos 15 minutos y se hace pesado…, y es una lástima porque Damon nunca cantó tan bien como aquí, Graham está brillante y hay canciones estupendas», NME).

Y es que este «13» es definitivamente un buen álbum. Tiene algunos momentos sobresalientes -quizás de los mejores de su carrera- y mucho notables, pero, en algún momento de su minutaje da la sensación de no estar controlado. Es como si el afán amoroso-exorcizador de Damon por una parte, y las ganas de hacerse notar como productor de Orbit por otra, hubieran acabado fagocitando a Blur como entidad. El disco contiene pasajes instrumentales a raudales, tan brillantes algunos como tediosos otros, que colaboran a crear el ambiente pesaroso y tristón que inunda el disco dotándolo de una coherencia que hace que éste deba ser degustado en su totalidad, como unidad… Y esto no es fácil, debido a su más de una hora de duración. En mi opinión, Orbit se quedó corto en su trabajo de edición y debió conseguir mayor concreción en muchos de los temas que componen el LP.

Con una bonita pintura -obra de Graham Coxon- en la portada, el álbum alcanzó el número 1 en Inglaterra y volvió a ser un Top-100 en Estados Unidos empujado por su glorioso tema de apertura y primer sencillo del disco: la tremebunda «Tender«. ¿Qué decir? Una de las canciones más emotivas, emocionantes y radicalmente buenas de la historia. Un pelotazo que no consiguió el número 1 tapada por el «Baby One More Time» de Britney Spears y quedó en un tan honroso como injusto segundo puesto. Fruto de la colaboración de Damon y de Graham (que aportó la parte de «Ooh my Baby, oh my baby, Oh Why, Oh my»), la canción roza literalmente el cielo gracias a la intervención del London Community Gospel Choir y sus cuarenta épicas y portentosas voces que hicieron descartar la idea original de arreglar el tema con cuerdas. El NME la definió como «rock gospel espacial», yo la defino como una canción sencillamente enorme, un triste canto a la esperanza tras el amor perdido que se convierte por derecho propio en uno de los mejores momentos de la carrera de Blur.

Tras el delicioso sosiego y la paz en la que nos acompaña «Tender», «Bugman» nos devuelve a los Blur más noisy  y vuelve a ser un edificante ejercicio de guitarreo efectista. La producción de Orbit la dota de un ambiente opresivo que resulta interesante pero que le resta frescura al tema e impide disfrutar de algunos instrumentos (batería y bajo) que acaban devorados por la densa capa de efectos que cubren la canción, mucho mejor en directo. Buen tema en cualquier caso.

ImagenTras un tema de «gospel espacial» y otro de punk futurista, la soberbia «Coffe & TV» nos recuerda por qué Blur serán recordados como uno los mejores creadores de pop de la historia. Con reminiscencias britpoperas (recuerda a sus tiempos de «Modern Life Is Rubbish»), vuelve a ser -como Tender- un ejemplo de la colaboración Albarn+Coxon. Damon compuso la música, mucho más tranquila en origen y no terminaba de conseguir una letra, así que se la dio a Graham para que la escribiera. Al día siguiente, Coxon llegó con una letra sobre el café y la televisión -los dos elementos que le estaban ayudando a superar su adicción al alcohol-, modificó el ritmo de la canción y…, bueno, es la joya que todos conocemos. Damon recuerda: «Cuando la escribí era más lenta, un Country Blues calmado. Yo realmente no podía sentir más, estaba seco, por lo que no podía terminar la letra y se la pasé a Graham. Empezamos a tocarla y nadie entraba en ella. Graham lo intentó más rápido y consiguió el ritmo, él estaba oyendo mucho a Sonic Youth y lo intentamos un poco a su estilo . Entonces cogimos prestado el ritmo y funcionó. Después Graham la cantó y no lo hizo muy bien. Yo le dije: ‘Eso no es suficientemente bueno’. Días más tarde él la cantó de nuevo y yo canté para completar las armonías. Ahí estaba el tema final». La canción es maravillosa en sí, pero acabó de redondearse merced al fabuloso videoclip que dirigieron Hammer & Tongs, sí el de los tetrabricks de leche… Maravilloso single que sólo alcanzó un puesto 11 en listas.

La caústica «Swamp Song» mantiene el buen tono y demuestra que las referencias a Pavement sobrevivieron a «Blur» y permanecen vivitas y coleando en este «13». Las referencias a Justine y su adicción a la heroina se vuelven a hacer patentes, «Nunca he conocido el amor verdadero, incrústalo en mis venas», grita Damon.

«1992«, es una de las mejores canciones del disco. Muy emocional, su título hace referencia al annus horribilis del grupo, en el que estuvieron a punto de desaparecer, mientras que su letra vuelve a tratar el tema de la ruptura entre Damon y Justine («Te gustaba mi cama, pero acabaste eligiendo la del otro…»). A nivel sonoro recuerda a las tristes melodías de las primeras baladas del grupo, si bien la mezcla final no termina de cuajar. Orbit dijo de Coxon que era «el mejor guitarrista que he oído, ese tío es capaz de hacerte llorar con su guitarra», sin embargo en esta canción no le saca el partido que la sobresaliente interpretación de Graham merece…, sólo hace falta oirla en directo para apreciar la diferencia.

Tiempo para el siempre presente corte punk del disco, una cita ineludible en todos los discos de Blur. En esta ocasión, «B.L.U.R.E.M.I.«, no es de los mejores exponentes del particular catálogo del grupo y yo la hubiera sustituido por algunos de las buenas caras B que acompañaron a los singles del disco, como «All We Want» (cara B de Tender) o «So You» (cara B de «No Distance Left To Run»). Resulta entretenida pero poco más. Perfectamente prescindible si bien mejora muchísimo en directo donde, desprovista de los artificiosos efectos de Orbit, sí resulta edificantemente anfetamínica. Y es que, a estas alturas del disco, la producción de Orbit tiene más sombras que luces, el anterior productor de Blur, Stephen Street opinó al respecto del trabajo de su colega «Me gusta, pero no soy imparcial, yo soy un gran fan de Blur. Sin embargo, puedo imaginar que algunas personas pueden estar un poco desilusionadas con la dirección que ellos han tomado. La voz de Damon pesa mucho,  el bajo de Alex está demasiado reducido … No es como yo lo habría producido pero aún así creo que es un buen disco».

Con todo, Orbit también produjo con maestría temas como «Tender» o  «Coffee And TV», pero en temas como la excelente «Battle» se le fue la mano. Quizás es el tema que mejor ilustra el cambio sonoro que estaba afrontando el grupo y sería mucho mejor de lo que ya es si redujera a poco más de la mitad su excesivo minutaje (7’44»). Sus mejores momentos -que son brillantísimos- acaban diluyéndose en un desarrollo excesivamente largo. Orbit consigue una atmósfera genial, pero necesita de mayor concreción.

Con «Mellow Song» llega otros de los momentos más inspirados del disco, sus sorprendentes aires psicodélico-arábigos en la segunda parte de la canción ejercen de excelente contrapunto a la encantadora y perezosa primera mitad del tema. Muy, muy buena.  «Trailerpark«, aunque podría haberse desarrollado un poco más, es otro corte muy disfrutable que nos devuelve a los Blur más influenciados por los sonidos de su admirado Beck y por la electrónica.

«Caramel» es otro acto de incontinencia de Orbit, o de Damon, o de ambos…, la tercera canción, tras «Tender» y «Battle», que supera los siete minutos…, y de nuevo le sobra la mitad. Es muy, pero que muy buena, pero se hace tediosa a causa de su artificial y excesiva duración. Es una lástima, porque tiene momentos soberbios. De hecho, en la gira que el grupo realizó en 2013, 14 años después del lanzamiento del disco, volvieron a tocar este tema reduciendo su duración a poco más de cuatro minutos con excelentes resultados.

A estas alturas el disco ya se hace largo y llegamos justos de fuerzas, pero es el momento de no desfallecer porque parte de lo mejor que nos ofrece este «13» está al final.  La cadenciosa y más que notable «Trimm Trabb» da comienzo al fin de fiesta, una fija de sus conciertos a partir de entonces y un excelente tema que nos prepara para una de las obras maestras de la carrear del grupo y quizás la más emocionante canción de desamor que se haya escrito con permiso del «Layla» de Eric Clapton, estoy hablando de la estratosférica «No Distance Left To Run«.  «Se acabó, no tienes que decírmelo. Espero que esta noche la pases con alguien que te haga sentir segura mientras duermes, no me mataré intentando permanecer en tu vida, no me queda camino que recorrer» canta con voz quejumbrosa Damon mientras Graham hace arte con la guitarra. Una maravillosa balada con una letra demoledora  y una melodía extremadamente triste que acompaña perfectamente. Coxon, muy en su mundo interior y enormemente distanciado de Albarn en esta época, se enteró de los problemas de la pareja al escuchar la letra del tema, «Me quedó muy claro cuando escuchamos la letra. En cierto modo fue una forma de darme cuenta de que Damon no era un maníaco ambicioso y despiadado sin sentimientos. Era de carne y hueso y estaba sufriendo. Ese tipo de cosas me hacen quererlo de nuevo. Pensé: ‘Vaya, es como yo, sólo que lo hace de otra forma’, me gustó ver que era capaz de sentir de esa forma». La canción se editó como single y alcanzó un puesto 14 en listas.

Un gran final para un disco (si bien la experimental e instrumental «Optigan 1» ejerce de cierre real) que, siendo muy bueno, podría haber sido mucho mejor con una mayor contención en la duración de las canciones (de los tres cortes que superan los siete minutos «Tender», «Battle» y «Caramel», sólo la duración del primero parece justificada) y con una producción menos atmosférica o, por lo menos, no tan exclusivamente atmosférica. Las baterías y los líneas de bajo se pierden habitualmente entre los mantos de efectos propuestos por Orbit restando muchos matices a las canciones. Es un álbum es el que se nos presenta a unos Blur muy distintos -no hay ni un solo tema medianamente alegre (si acaso la nostágica «Coffee & TV») y tanto sonidos como versos se vuelven mucho más introspectivos y reflexivos-, pero de nuevo demostrando un desbordante y arriesgado talento.

Parece que, la terapia de desintoxicación de su adicción a Justine que supuso para Albarn este «13»,  funcionó y empezó a dejarse ver acompañado de la artista de origen cubano Suzi Winstanley con la que ,unos meses después, en octubre de 1999, acabaría teniendo una hija, Missy Albarn. Un mes antes del nacimento de su hija, Damon vería como se editaba «Ravenous», banda sonoro de la película del mismo título y que el líder de Blur firmó junto al minimalista músico clásico Michael Nyman.

Y es que, después de 13 y su posterior gira,  la banda entró en un paréntesis durante lel que los miembros de Blur se dedicaron a llevar a cabo otros proyectos. El disco había tenido éxito, pero era más que obvio que ya no eran un grupo unido así que un descanso parecía una buena opción. De esta forma, Graham Coxon, comenzó a preparar su segundo álbum en solitario que, bajo el título de «The Golden D» acabaría editándose en junio de 2000.

Comparando las buenas sensaciones que transmitió en 1998 su debut en solitario («The Sky Is Too Hight»), este «The Golden D» resulta francamente decepcionante. Absolutamente arrojado en brazos del rock independiente americano, suena potente y descarnado pero va justito de inspiración. Lo mejor del álbum es la versión del «That’s When I Reach For My Revolver» de los post-punk Mission of Burma (1981) y la acústica «Keep Hope Alive«, la única que recuerda a su muy apreciable disco de debut.

Por su parte, Damon continuó con su relación con el cine, componiendo la estupenda banda sonora de «Ordinary Decent Criminal», película protagonizada en 2000 por Kevin Spacey y Collin Farrell. El disco incluye cinco fantásticas canciones de Damon. «One Day At a Time«, en el que Damon colabora con Massive Attack, «Kevin On A Motorbike«, «Chase After Gallery» y la estupenda «Bank Job» son mucho más ambientales, pero «Dying Isn’t Easy» es un temazo en toda regla, una fantástica canción -con coro negro incluido- en la que Albarn demuestra una vez más sus enormes dotes como creador de melodías.

En octubre de 2000, y ante la aparente inactividad de Blur como grupo, EMI/Parlophone con la excusa del décimo aniversario del grupo, intenta seguir exprimiendo el grupo lanzando el primer recopilatorio del grupo, «Blur: The Best Of» incluyendo 17 de los 23 singles que el grupo había editado hasta el momento -«There’s No Other Way» y «She’s So High» (de Leisure); «For Tomorrow» (de Modern Life Is Rubbish) «Parklife», «End of a Century», «Girls & Boys», «This Is a Low» y «To the End» (de Parklife); «The Universal», «Charmless Man» y «Country House» (de The Great Escape); «Beetlebum», «Song 2» y «On Your Own» (de Blur); «Coffee & TV», «No Distance Left to Run» y «Tender» (de 13)- más un nuevo tema compuesto para la ocasión. «Music Is My Radar«,  que así se tituló la canción, fue un nuevo giro de tuerca de Damon y compañía. De marcado tono experimental y electrónico, fue lanzado como single sin ninguna repercusión, si bien sirvió de apoyo para un álbum recopilatorio que alcanzó el puesto número 3 en las listas de ventas.

A finales de 2000, Blur no parecía ser una prioridad para ninguno de los miembros del grupo y todos parecían estar más ocupados en sus proyectos personales. Es en este escenario cuando Damon decide centrarse en un antiguo proyecto que había creado junto su amigo el dibujante de comics Jamie Hewlett. Un proyecto consistente en una banda virtual que parodiara lo «insustancial que resultaba  toda esa mierda prefabricada que estábamos viendo en la MTV”. Jaime se encargaría del arte gráfico y Damon de la música. El grupo se llamaría Gorillaz y estaría liderado por 2D (encarnación virtual del propio Albarn) y  Murdoc (Jamie Hewlet) y secundados por Noodle y Russel, interpretados en esta primera versión de la banda por Miho Hatori y Russel Hobbs respectivamente. Gorillaz no era un divertimento para Damon, era una alternativa a Blur, pero eso es otra historia.

TEXTO: Guillermo Mittelbrunn Beltrán, 4 de enero de 2014.

BLUR. Capítulo 5 (1996-1997). El disco Fénix: «Blur».

Tras ser ampliamente derrotados por Oasis en las listas de ventas de LP’s y fracasar en su segundo intento de abordar el mercado norteamericano, el grupo entró en un estado de melancolía que les hizo revivir algunos de los momentos previos al lanzamiento de «Modern Life Is Rubbish». En aquel entonces, 1992-1993,  unos jóvenes shoegazers decidieron que había que volver al pop británico de siempre y lanzaron un fantástico álbum que iba en contra-dirección a toda la hornada de bandas grunge que surgieron a las faldas de Nirvana. Sí, fueron los mismos jóvenes que, un año después pusieron de moda el pop inglés en toda Europa con el nunca suficientemente elogiado «Parklife».

Sin embargo, en 1996, incluso después de editar un muy buen disco como «The Great Escape» (elogiadísimo por la critica en su momento), eran el grupo menos cool de Inglaterra. La maniquea prensa británica necesitaba vencedores y vencidos, estaba claro que Oasis eran los vencedores («Morning Glory» vendió 25 millones de álbumes en todo el mundo), por lo que Blur debían ser necesariamente los vencidos. No sólo eso, sus rivales en la absurda «batalla del Britpop» eran proclamados máximos exponentes de la música británica de los 90…, el puesto al que Blur habían aspirado y el que creían merecer.

Por si fuera poco, Damon Albarn, líder y principal motor creativo del grupo pasaba por un mal momento en su tormentosa relación amorosa con  Justine Frischmann, partidaria de un tipo de relación liberal que él nunca llevó bien. La relación de Damon y Justine estaba en punto muerto, él quería tener hijos y ella no quería dejar su carrera de estrella del pop con Elastica. Albarn no asumió la situación y empezó a consumir drogas y alcohol de forma desmesurada.

La relación entre los miembros del grupo también se estaba viendo afectada. Graham ya no escondía sus recelos hacia la forma de vida propia de un playboy del pop de Alex y hacia el absoluto control artístico de Damon sobre el grupo. Su relación personal se había enfriado mucho y artísticamente también estaban empezando a distanciarse.  Coxon, aburrido del pop británico, ya se había dedicado durante la grabación de «The Great Escape» a escuchar a Pavement y sus intereses artísticos se acercaban mucho más el indie lo-fi americano. Poco a poco Albarn fue empapándose de los nuevos gustos de su compañero Graham. Empezó escuchando a Beck y luego siguió con Pavement e incluso los Beastie Boys, grupos que nunca le habían interesado.

El caso es que, como iba diciendo, las cosas no iban bien: Damon era vilipendiado en la prensa musical, su relación con Graham Coxon era muy fría y su amorío con Justine  muy problemático. Parecía que todo estaba a punto de explotar. Incluso el NME extendió en febrero de 1996 el rumor de que la banda estaba a punto de separarse tras que no aparecieran en su concierto en el festival de San Remo.

En un intento de superar sus problemas, Damon decidió «fugarse» a Islandia con Justine e intentar arreglar su relación. Justine recuerda, «Un día se levantó, dijo que había estado soñando con la tundra barrida por el viento y soltó: ‘Debo irme a Islandia’. Fue un auténtico punto de inflexión  para él. Me sorprendió porque no nos gustaba el frío y, de hecho, habíamos hablado de comprar algo en España…, pero pensé que merecía la pena intentarlo».

Justine fue con Damon y, tras un tiempo, volvieron a Inglaterra. Damon volvió muchas veces a la fría isla. Según Alex James, «allí conoció a una chica y empezó algo con ella». Sea como fuere, Albarn encontró en Islandia la paz que no tenía en Inglaterra y propuso al grupo que fueran con él. Inglaterra ya nos le quería y era momento de poner distancia, y no sólo en lo geográfico.En un ambiente más relajado, el grupo volvió a estrechar lazos . Graham consiguió dejar la bebida y recuperó su ilusión por la música al poder participar mucho más activamente en la creación…, volvía a sentirse importante. Coxon le descubrió a Damon a Sonic Youth, Throwing Muses, e incluso estuvieron escuchando cosas de  Nirvana. Albarn, auténtica esponja para esto de la música, no tardó en incorporar las influencias de estos nuevos sonidos a sus  composiciones.

Blur entró al estudio de grabación en Junio de 1996. En primera instancia sorprende la elección de Stephen Street nuevamente como productor. Teniendo en cuenta el interés de la banda por cambiar su clásico sonido, no deja de ser extraño que se decantaran por el artífice del característico sonido british de sus anteriores trabajos. Pero Stephen Street era algo así como «el quinto Blur», algo más que un productor sólo a nivel profesional. Tras unas primeras sesiones en los estudios Mayfair de Londres la banda se trasladó a Islandia para continuar con la grabación del álbum.

Aparte del cambio de estilo, Blur cambió su dinámica de trabajo. Habituados a llegar al estudio con las canciones estudiadas y aprendidas al milímetro, pasaron a un estilo más libre e improvisado en el que tocaban juntos durante horas y se quedaban con los mejores momentos. «Nunca habíamos hecho jam sessions hasta entonces. Éramos muy de laboratorio. Aquí nos liberamos  expresando lo que sentíamos en el momento y luego editándolo. Fue realmente excitante», recordaba Coxon años después. Querían realizar un disco más puro y ausente de grandes arreglos orquestales y posproducciones, «Queríamos purificar nuestro sonido y no tener nada en el disco que no estuviera tocado por nosotros», afirmó el batería Dave Rowntree.

Los Blur de finales de 1996 empiezan a aparecer en publicaciones con ropas y estética americanizada. Esto hizo que, parte del público que generaron en Uk tras el éxito de «Parklife» (la parte «mod»), comenzase a mirarles con recelo.  Damon y Graham concedieron varias entrevistas en las que afirmaban que sus inquietudes musicales estaban cambiando y que empezaban a tener más en común con las nuevas bandas americanas que con la tradición inglesa. Todo este «cambio anunciado» creo cierto cosquilleo tanto en la prensa especializada como en los fans ante la anunciada edición del single de adelanto del que sería su quinto LP de estudio.

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Y, llegó el momento, en diciembre de 1996 se edita el single «Beetlebum» que alcanza fulminantemente el nº1, el segundo que conseguían tras «Country House». Es posiblemente el tema más «beatle» que nunca han compuesto. Una preciosa canción que, aunque innovadora a nivel sonoro, entronca con el mejor pop universal (ya no tan británico). Un verdadero temazo que aúpa a Blur otra vez a lo más alto. Las publicaciones especializadas emiten críticas muy favorables (Melody Maker sale con un «beetlemania» en portada jugando con la histórica «beAtlemanía»)

En muchos sentidos eran un grupo nuevo, el propio Stephen Street, su productor de siempre declaró: «Eran muy distintos y el ambiente en el estudio era completamente diferente, habían decidido que las presiones comerciales por escribir hits eran cosas del pasado. La atmósfera era genial, no trataban de competir con nadie, sólo querían un gran álbum para mantener al grupo unido».  No es de extrañar que este álbum pueda considerarse un rebautismo del grupo y, por lo tanto, su título no podía ser otro que «Blur»…

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01. Beetlebum
02. Song 2
03. Country Sad Ballad Man
04. M.O.R.
05. On Your Own
06. Theme From Retro
07. You’re So Great
08. Death Of A Party
09. Chinese Bombs
10. I’m Just A Killer For Your Love
11. Look Inside America
12. Strange News From Another Star
13. Movin’ On
14. Essex Dogs

Casi todas las bandas que duran un cierto tiempo, alcanzan un momento en que tienen necesidad de cambiar. Es una necesidad que está al margen de haber tenido éxito o no, la música es arte y las inquietudes artísticas son cambiantes por definición. No obstante, algunos grupos dan un paso más, y no sólo cambian de estilo, sino que se reinventan, cambian la concepción de sí mismos. Lo hicieron los Beatles con «The Beatles», o  de forma más reciente,  Metallica con sus «Load». Esto es este «Blur», editado en febrero de 1997, una reinvención de la banda que encabezó el resurgir del pop británico en los años 90 y que, tras ser derrotados comercialmente en una mediática confrontación con Oasis, decidió explorar nuevas vías artísticas. «Con «Blur» Blur pretende reinventarse al igual que «The Beatles» (conocido como «álbum blanco») renovó a The Beatles» publica el Melody Maker…
De nuevo producido por el inefable Stephen Street, el álbum estuvo a punto de titularse «Five», pero «Blur» acabó considerándose más apropiado por el significado de «nuevo bautismo» que transmitía. Es exactamente lo mismo que hicieron los Beatles con «The Beatles» (el famoso álbum blanco). Blur, en la cumbre del éxito, había decidido cambiar, arriesgar en definitiva.  Rowntree dijo, «creo que esta es la música que siempre hemos querido hacer pero que, por unas cosas o por otras, no habíamos hecho». Mucho riesgo, tanto, que los ejecutivos de Food Records hicieron lo posible por convencer al grupo para que rehicieran el disco…, pero ya no había marcha atrás.

No obstante, si bien las nuevas influencias provenían fundamentalmente del indie americano, éstas se quedan sobre todo en la superficie y afectan más que nada al tipo de producción y  las referencias a los clásicos británicos siguen muy presentes en las melodías de Albarn. De hecho, quizás es el álbum con influencias Beatles más claras, y aparece muy destacada la nueva y poderosa influencia de David Bowie. Con todo, la americanización del sonido es clara y Graham Coxon tiene mucho que ver en ello. En una banda dominada hasta la fecha con mano férrea por Albarn, el guitarrista se había limitado a ejercer de (brillantísimo) arreglista y en este «Blur», aunque Damon compone todas las canciones del álbum salvo una, la influencia de las ideas de Graham es mucho más notable. El batería Dave Rowntree reconoció que «habíamos tenido a Graham contenido, fue aquí cuando decidimos entre todos darle mucha más cancha».

El cambio de sonido es claro, mucho más emocional, pero el cambio más importante es a nivel lírico. Lejos queda ya ese estilo de retratista de la cotidianidad británica tan raydaviesiano de sus tres últimos trabajos. Las letras eran distintas. Damon dejaba de describir/caricaturizar la sociedad británica para empezar a escribir sobre sus sentimientos. Albarn empieza a escribir letras mucho más personales y a cantarlas de forma mucho más íntima y cercana.

El disco fue recibido con alborozo por la crítica, Allmusic lo describió como una «lógica progresión que exalta el rico eclecticismo del grupo y su excelente sentido de la composición musical», mientras Rolling Stone afirmaba que «lo que hace a Blur tan grande es su profunda comprensión del estilo y género. No se han caído de la cama y se han puesto a imitar sonidos indies americanos sino que éste es un disco que comprende el actual rock americano de forma tan convincente e inteligente como Parklife recopiló las últimas décadas de rock británico». La crítica fue unánime en reconocer los indudables méritos de un disco que, además, también contó con el favor del público británico alcanzando el número 1 en las listas de ventas.

La forma de arrancar del disco es inmejorable, «Beetlebum«, es una canción redonda, perfecta. Innova y recoge del pasado a partes iguales. Uno de mis temas de cabecera. Un lustroso Nº1 en Inglaterra en el que Damon se muestra desnudo, despojado de todo artificio hablando de su complicada relación con su novia Justine  y con la adicción de ésta a la heroina en un momento en que él, además, también tenía problemas con la cocaína. Musicalmente es algo así como si Pavement hubiera sido invitado a una sesión de grabación de los Beatles de 1968 (Allmusic afirmó que «la canción recorre el Álbum Blanco de los Beatles en 5 minutos»). Una canción 10. Las caras B del single fueron también fantásticas, desde la excelente miniatura «Woodpigeon Song» a la davidbowieana «All Your Life«.

Pero si el principio es bueno, la segunda canción, que además de titularse «Song 2«, dura 2 minutos y 2 segundos exactos y fue el segundo single del disco, es una canción para la historia y el tema por el que probablemente siempre serán recordados. Dos minutos de descarga intensa de adrenalina liderados por los míticos y antológicos Whooo Oooh de Damon. Si alguno de vosotros, como yo, ha vivido algo de la noche de los 90 sabe lo que era que en un local pusieran esta canción (sí, hace unos años, en los bares ponían algo más que mierda). La batería de Dave, el antológico riff de acordes de Graham, la perfecta voz de Damon, el potente bajo de Alex, su excelente videoclip (muy similar al de «Popscene» por cierto)… Todo es perfecto. Coxon reveló que le apetecía hacer «música menos dulce, algo que realmente asuste a la gente»…, nunca estuvieron tan cerca de conseguirlo que con esta canción que fue editada como single y ¡¡¡al fin!!!, les permitió triunfar en los States con un meritorio número 6. Parte de la crítica la concibió como una parodia del grunge, sea como fuere es un temazo que en Inglaterra alcanzó el número 2 y aún hoy es recordada como una de las mejores canciones del final del siglo XX.

¡Menudo arranque de disco!, «Country Sad Ballad Man» relaja los ánimos. Aquí sí que se notan, y mucho, las nuevas influencias. Pavement está muy presente, y también Beck. Su buena melodía quasi-folk, las excelentes guitarras de Graham (hay que darle mucho mérito a él en el resultado final de la canción) y el curioso tratamiento para la voz -a través de un amplificador de guitarra- realzan mucho una canción más que interesante a pesar de que, en mi opinión, es un poco más larga de lo que debiera.

Ya hemos comentado que la influencia de David Bowie se había dejado notar en varias canciones de «The Great Escape» y en algunas caras B de singles, pues bien en «M.O.R.» la influencia, el homenaje y el plagio juegan juntos al corro de la patata con el «Boys Keep Swinging» en medio del círculo…, tanto que tanto Bowie como su productor Brian Eno tuvieron que acabar siendo acreditados en la canción. Tuvo un éxito considerable como single (nº15) pero, en mi opinión es de lo peor del disco y su excelente cara B «Swallows in the Heatwave» (Beck puro) la supera con creces.

Tampoco es santo de mi devoción el siguiente corte «On Your Own«, quizás la canción más americana del álbum. No obstante el público no coincidió conmigo y tuvo bastante éxito llegando a alcanzar un número 5. Entre la crítica anglofila más dura se oyó decir que parecían unos «Beastie Boys pijos» y no creo que fueran muy desencaminados del que no salvaría mucho más que algunos loops de Street y al excelente guitarra de Coxon. No obstante, también hubo críticos que la definieron como. La canción fue descrita como «una pieza de pop increíblemente pegadiza enriquecida con erupciones synth». Gustos y colores.

Tras un par de baches que, sin ser malas canciones, se alejan mucho del nivelazo de las tres primeras, «Theme From Retro«, una maravilla instrumental escondida y lisérgica a más no poder, recupera el buen tono y nos prepara para la excelente «You’re So Great«. Es curioso que el gran impulsor del cambio sonoro de Blur y el guía en los para el grupo inexplorados caminos de los sonidos yanquis debute como compositor con el tema más pop del disco.  Compuesta e interpretada en solitario por Graham (voz y guitarras) podría ser un descarte de los Beatles. Simplemente genial. Es una melodía preciosa que quizás se ve empequeñecida por las limitaciones de Graham a la hora de cantar pero que no por ello pierde un ápice de encanto. Las guitarras, maravillosas, como es habitual.

El excelente nivel si mantiene en lo más alto con la sobresaliente «Death Of A Party«, una canción que ya estaba compuesta en la época de «Modern Life Is Rubbish», se intentó recuperar para «The Great Escape» y que finalmente vio la luz en este «Blur». De alguna forma sigue la senda marcada por «He Thought Of Cars» y, como aquella, disfruta de una soberbia y pesarosa ambientación de la que hay que dar gran parte de mérito a Stephen Street. Líricamente supone la frontera entre los «festivos Blur» y los «nuevos y reflexivos Blur» y musicalmente vuelve a ser una rendición ante David Bowie por parte de Damon. Uno de los mejores momentos del álbum. Una maravilla.

«Chinese Bombs» es una nueva incursión por parte del grupo en los sonidos punk. Quizás a excepción de «Leisure» todos los discos de la banda han tenido una o varias concesiones a un género tan genuinamente británico. De nuevo una anfetamínica guitarra de Graham sirve de base para un potente tema en el que las estrofas están mucho más inspiradas que el estribillo. Buen y brevísimo tema que vuelve a demostrar que los de Colchester dominan el género.

«I’m Just a Killer For Your Love» es, posiblemente, el tema más americano del disco. Con un riff que es lo más cercano al rock que ha hecho Blur en toda su carrera y que supone una gran intro para un tema especialmente instrumental en el que Damon recita una monótona melodía sobre un amplio manto de efectos. Resulta curiosa, pero poco más, demuestra buenas ideas pero renuncia completamente a la melodía, cosa que no hace la fantástica «Look Inside America«, sin duda el tema que más recuerda a los Blur de antes de 1997. Un fantástico tema pop con una fabulosa melodía, bonitas armonías y unas soberbias guitarra. Es, además, una de las canciones en las que más brilla el bajo de Alex James, quizás el más sacrificado por el cambio estilístico del grupo, y es que sus habitualmente imaginativas  y complejas líneas de bajo no casaban con el sonido lo-fi pretendido por el grupo con este «Blur». De alguna forma es la compensación a «Magic America», editada en «Parklife» tres años antes, en la que criticaban con ironía el estilo de vida americano.

Y llegamos a otro de los puntos álgidos del disco, «Strange News From Another Star«, si nos dijeran que es una canción del Bowie de la época de «Space Odity» o «The Man Who Sold The World» nos lo creeríamos. Muy buena canción, con Damon realizando una de sus interpretaciones vocales más convincentes y dejándonos absoluta y deliciosamente relajados para afrontar la recta final del disco… Y empezamos con «Movin’ On» en la que volvemos a encontrar a un grupo mucho más dinámico con un acelerado tema construido en torno a un buen estribillo, y en el que vuelve a destacar el bajo de James . Buen corte que, además, resultaba especialmente disfrutable en directo.

El final del disco, «Essex Dogs«, tiene un marcado espíritu experimental y se basa en un poema de Damon narrado sobre una compleja telaraña de bizarros efectos. El propio Graham reconoció «sé que resulta difícil de escuchar, pero nos apetecía hacer algo así». Es un tema olvidable, si bien resulta extrañamente apropiado como remate al conjunto. Una especie de amarga guinda para este pastel de «nuevos Blur», menos joviales, menos divertidos, menos pegadizos…, pero igualmente brillantes. Un grandísimo disco.

La crítica americana, como había hecho la inglesa, reaccionó muy bien al disco y la respuesta del público yanqui fue la mejor que un disco del grupo había consguido. El éxito de «Song 2» permitió a Blur triunfar al fin en una tierra que les había resultado absolutamente hostil hasta la fecha. En Inglaterra alcanzó, como hemos comentado, el número 1 en febrero de 1997 si bien bajó pronto puestos en las listas, su arriesgada reinvención atrajo a nuevos fans si bien no tuvo una cálida acogida entre la audiencia clásica del grupo que no aceptó su metamorfosis. En muchos sentidos fue el punto final del Britpop, un movimiento musical para el que Blur puso las bases con «Modern Life Is Rubbish», elevó a la categoría de arte con «Parklife» y con el que hizo negocio con «The Great Escape»…, pero… ¿qué fue de los grandes rivales en la batalla del Britpop? Oasis lanzó su tercer disco, «Be Here Now» en agosto del mismo año y, aunque tuvo un gran éxito comercial inicial arrastrado por la inercia de «Morning Glory», acabó siendo  masacrado por la crítica (incluso el propio Noel Gallaguer lo define como «una puta mierda») y marcó el inicio de una cuesta abajo artística de la que los de Manchester jamás se recuperarían.

Blur salió de gira mundial durante la mayor parte de 1997 y Justine, la novia de Damon se quedó en casa. La otrora líder de Elastica seguía sin poder vencer su adicción a la heroína y esto le estaba ocasionando serios problemas profesionales y afectivos. Con Albarn ausente, decidió retomar su antigua relación con uno de los archi-enemigos de Damon: el cantante de Suede, Brett Anderson. Recordemos que la enemistad de Anderson y Albarn data de principios de los 90 cuando ambos pelearon por ser la nueva sensación británica del pop y por el corazón de la Frischmann. Damon supo de la restauración de los lazos entre su novia y su rival cuando supo que Justine había compartido escenario con Anderson en el festival de Reading, si bien, no le dio demasiada importancia por el momento. De hecho, Albarn parecía estar empezando algo con una chica islandesa.

Cuando Blur volvió de gira, Damon y Justine decidieron darse una nueva oportunidad, más por él que por ella. «Lo nuestro ya estaba acabado. Yo le decía que se fuera y él me decía que  me calmara y que me tumbara, que todo se arreglaría… Él quería niños y yo no iba a dárselos… Nos costó demasiado romper…», recuerda Justine. Finalmente, en la primavera de 1998, decidieron separarse, «ya ni dormíamos en la misma cama».

Albarn quedó muy tocado por la ruptura y, no sintiéndose capaz de vivir solo, acabó en la casa de su amigo Jamie Hewlett, un reputado dibujante de cómics (popular por la creación de Tank Girl) al que conoció en 1990 merced a un encuentro con Graham, gran fan del trabajo de Hewlett. El dibujante también acababa de romper con su novia, Jane Olliver (que previamente había tenido una relación con Graham Coxon) y tamnbién necesitaba un hombro sobre el que llorar… Así que ambos compartieron un piso de solteros en Westbourne Grove en Londres.

Un día estaban viendo la MTV y tuvieron una extraña idea, ¿qué tal si hacemos una banda virtual de dibujos animados?, «todo surgió», explica Hewlett, «al darnos cuenta de lo insustancial que era lo que estábamos viendo en la MTV, era como una parodia de toda esa mierda». Así que se pusieron a pensar en el concepto y , rápido, surgió un nombre: «Gorillaz»

TEXTO: Guillermo Mittelbrunn Beltrán. 28 de diciembre de 2013

Blur. Capítulo 4 (1995-1996). «The Great Escape» y la batalla del Britpop

Apenas concluida la promoción de «Parklife», Blur entró de nuevo en el estudio. Tenían un gran número de canciones (Damon estaba componiendo y escribiendo de forma casi compulsiva) y la compañía quería sacar un nuevo disco cuanto antes para aprovechar el gran tirón del grupo. Ahora eran estrellas. Tenían una fama que nunca pudieron imaginar, una celebridad que nunca antes había conseguido un grupo indie. Eran la banda más importante del país y su vida personal se vio afectada en gran medida por una fama tan repentina como desproporcionada. De un día para otro pasaron a ser objetivo continuo de fans y paparazzis, especialmente Damon y su pareja Justine, líder de Elastica, que fueron bautizados como el Príncipe y la Princesa de pop Británico.
Fue Graham quien más dificultades tuvo para asumir esta situación. Tímido y poco amigo de los movimientos de masas, Coxon se refugió en el alcohol y empezó beber de forma compulsiva…, y no como ya hacía desde tiempo atrás antes y después de los conciertos, sino en su día a día. Sólo el glamuroso Alex parecía disfrutar de la fama y sus excesos erótico festivos pronto fueron de boca en boca entre los pobladores de la noche londinense.
Sin tiempo para asumir su nuevo estatus, el grupo empezó en enero de 1995 a grabar las nuevas canciones de Damon. Una vez más Stephen Street sería el productor. Ya desde el principio, surgieron las primeras diferencias musicales entre Damon y Graham. Albarn deseaba continuar revitalizando el pop británico y rematar el trabajo iniciado dos LP’s atrás con «Modern Life Is Rubbish»; Coxon, atraído por los sonidos lo-fi del indie americano, deseaba un cambio de sonido que les permitiera escapar de la fama masiva y de todo ese asunto del britpop. No obstante, a estas alturas, eran más los puntos en común que las diferencias y el guitarrista acabó cediendo, «Damon es mucho más fuerte que yo…, ya sabes, se le da bien eso de ser un hombre… Es un líder frío y no se rinde…, yo…, en fin, soy muy diferente».
Entre tanto la prensa continuó cultivando la rivalidad con Oasis. Los de Manchester, además, colaboraron con buenas dosis de queroseno a una hoguera que de por sí ya se estaba haciendo excesivamente grande. Noel Gallaguer llegó a decir «espero que Damon y Alex cojan el SIDA y la palmen«, aunque luego se disculpó públicamente. El caso es que los fans comenzaron a dividirse manejados como marionetas por una prensa que aprovechó sin dudarlo la ocasión para enfrentar a los rudos rockeros de Oasis con los elegantes estilistas de Blur. De hecho, escenificaron la clásica «batalla de clases» británica entre el norte obrero y la clase media representativa del  sur.
Sin embargo, aunque fueron Oasis los que más calentaron el ambiente en la prensa, fueron Blur y concretamente Damon los que decidieron ir a la guerra. OasisImagen había anunciado que su nuevo single, «Roll With It» adelanto de su segundo trabajo de estudio, sería publicado el 14 de agosto de 1995. El single de Blur, «Country House«, tenía fecha de edición a finales del mismo mes sin embargo, y tras una conversación de Albarn con la discográfica, la fecha del nuevo sencillo de los londinense se adelantó al mismo día en el que estaba anunciado el single de Oasis. La batalla estaba servida.
El NME anunció el «Campeonato británico de los Pesos Pesados» y caldeó el ambiente hasta que llegó el día D. Damon terminó de exaltar los ánimos apareciendo el mismo día del lanzamiento en las Noticias matutinas afirmando con una socarrona y desafiante sonrisa de oreja a oreja, «son momentos de tensión, porque sabes que uno acabará perdiendo».
¿El resultado? Ganaron las compañías: Casi medio millón de singles vendidos en un día. Objetivamente, el vencedor fue Blur. Por un escaso margen, las 274.000 copias de «Country House» derrotaron a los 216.000 ejemplares de «Roll With it». Blur había conseguido su primer número 1 en las listas de singles y, de paso, había ganado la primera batalla del Britpop. El cuarteto aguardó la noticia del resultado final unido en una habitación de hotel. Los vítores y aplausos llegaron junto a la noticia mientras Graham, superado por los acontecimientos, realizó un fallido intento de arrojarse por una ventana. Simplemente no era capaz de llevar una situación que, en cambio, Damon potenciaba y disfrutaba.
La prensa, las radios, la televisión… Todos los medios se hicieron eco del resultado mientras Gran Bretaña revivía la mítica rivalidad entre los Beatles y los Rolling Stones. Los papeles estaban repartidos, Oasis, de actitud desafiante y postureo rock, serían los Stones, mientras Blur, sofisticados, arty y mucho más pop serían los Beatles. Propaganda fácil y tremendamente efectiva en términos comerciales.

El caso es que los victoriosos Blur editaron su nuevo LP, The Great Escape,  el 11 de septiembre de 1995. Habían ganado la batalla del Britpop, pero aún lo guerra y este debería ser el disco que confirmara su hegemonía entre las bandas  británicas. Con «Country House» en el nº1, el nuevo álbum de Blur tenía todas las «excusas» para ser un éxito. El nivel que habían alcanzado con «Parklife» era muy alto y, además, la comparación con el nuevo álbum de Oasis iba a ser obligada.

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01. Stereotypes
02. Country House
03. Best Days
04. Charmless Man
05. Fade Away
06. Top Man
07. The Universal
08. Mr. Robinson’s Quango
09. He Thought Of Cars
10. It Could Be You
11. Ernold Same
12. Globe Alone
13. Dan Abnormal
14. Entertain Me
15. Yuko & Hiro

De nuevo bajo la batuta de Stephen Street, «The Great Escape» (1995) podría haberse titulado perfectamente «Parklife II», puesto que es una continuación de los valores, ambientes sonoros y estilos del LP de 1994. En palabras del propio productor, «Parklife tomó vida por sí mismo. Seis, siete y ocho meses después todavía estaba en el Top 10. Recibí una llamada al poco de terminar Parklife diciendo: “¿Estás listo para hacer el siguiente?” Great Escape siempre pareció como un álbum extraño en el sentido que ellos aún estaban promocionando Parklife. Ese álbum no había muerto del todo y aún tenía cuerda. Otros grupos habrían esperado para que el disco siguiese su curso, lo que podría haber sido más sensato, pero Damon en particular es tan prolífico que no pudieron quedarse quietos y quisieron aprovechar el momento»

«Modern life is rubbish», «Parklife» y «The Great escape» conformaron una trilogía que, a nivel lírico caricaturizaba la sociedad británica de fin de siglo, así que Damon volvió a utilizar esencialmente la tercera persona para sus narraciones y descripciones de personajes que ejemplificaban distintos arquetipos que quiso retratar.

Este álbum no supone una gran evolución en el grupo -hasta ahora cada disco había supuesto un giro estilístico-, sino una consolidación. Como reflexionó el bajista Alex James, «era un poco lo mismo…, de hecho no tengo la sensación de haber parado entre un disco y otro…, fue todo muy seguido. Pero en éste todo era más elaborado, más orquestal, más teatral, y las letras eran aún más retorcidas… Todos los personajes eran disfuncionales, ya sabes, jodidos inadaptados». Es obvio que Albarn estaba muy contento con los resultados de «Parklife» y, en gran medida, pretendió repetir muchas de las fórmulas que tan bien le habían funcionado, hasta el punto que muchas canciones del nuevo álbum parecían ser la réplica a los mayores éxitos de «Parklife». De esta forma, no es fácil establecer puentes entre el dance pop de «Girls & Boys» y el de «Entertain Me», el jovial pop de «Parklife» y «Country House» o la grandilocuencia romántica de «To The End» y «The Universal». No obstante, a pesar de dicho inmovilismo, algunas canciones comienzan a mostrar ambientes mucho más reflexivos y parecen adentrase en algunos de los caminos a los que se dirigiría el grupo años después.

The Great Escape fue lanzado en septiembre de 1995  y entró en las listas del Reino Unido directamente al número uno, rodeado de críticas absolutamente elogiosas. El NME lo describió como «un disco espectacularmente realizado, lujoso y pleno de inspiración» y lo puntuó con un 9, la revista Q le dió un «perfecto», y Melody Maker cambió su sistema de clasificación para darle un ¡¡12 sobre 10!!. Sin duda, semejante euforia de la crítica tuvo mucho que ver con el revuelo mediático que rodeo a todo el asunto de la batalla del Britpop. «The Great Escape» es un buen álbum, incluso muy bueno, pero queda lejos de «Parklife» y dista de ser perfecto. Blur se muestran más complacientes consigo mismos que en trabajos anteriores (y posteriores) y se enfocan más a la búsqueda del éxito. Hay muy buenas canciones, muchas, pero también se acercan peligrosamente en algunas de ellas a estándares meramente comerciales que provocan cierta pérdida de identidad. En cualquier caso, alcanzó un rutilante número 1 tan pronto como fue editado
Como es habitual en los discos del grupo, la primera canción del álbum es un pelotazo y, en esta ocasión, el honor es para «Stereotypes«, una suerte de pop-punk-pseudo electrónico cuya teatralidad y atractivo sonido la convierten en una excelente canción de arranque. Es el tema que Coxon quería utilizar como single de adelanto un lugar de la comercialoide «Country House» y que finalmente fue lanzado como tercer sencillo del disco con un éxito razonable (número 3). Muy buena canción.
En cuanto a su lanzamiento como single, cabe reseñar la calidad de sus caras B: la fantástica y davidbowieana «The Man Who Left Himself«, el simpático instrumental «Ludwig» y la sobresaliente y siniestra «Tame«. Y es que es esta excelencia es una contante entre todos los temas que acompañaron a los sencillos de «The Great Escape». De hecho, muchas de estas canciones son bastante superiores a algunas de las que formaron parte del LP. Parece como si Blur hubieran estado decididos a lanzar un álbum lo más comercial posible y hubieran dejado sus cortes más intrépidos en un segundo plano. Una lástima.
El megahit «Country House» aparece como segundo corte del álbum. Seamos claros, el tema es divertido y está muy bien arreglado (geniales los metales de la parte final), pero dista de ser una gran canción. Es agradable, melódica, extraordinariamente pegadiza y comercial. Coxon fue bastante crítico con el tema y, sobre todo, con su videoclip en el que estuvo a punto de negarse a participar, «parecía un episodio de Benny Hill», dijo el guitarrista. Con todo, su primer número 1, un gran éxito a pesar de ser uno de los temas menos notables de un grupo sobresaliente. Un peligroso acercamiento a la música de masas que alejó a muchos fasn históricos del grupo y atrajo a millares de féminas preadolescentes. Miedito. Como dijo Alex «Blur se convirtió en propiedad pública» y tenían la sensación de que se iban hacia el mainstream.
Mejor a todos los efectos resulta «Best Days«, una estupenda y perezosa balada que retoma los mejores valores del grupo. Rematada por un buen estribillo y unas partes instrumentales barrocas que quitan el hipo, es uno de las mejores canciones del disco y uno de los más destacables temas lentos de la carrera del grupo. Muy bonita.
Tiempo para otro pelotazo comercial, pero esta vez mucho mejor que «Country House», la frenética «Charmless Man«. Otra vez pop perfecto y potente de sarcástica letra que, al parecer, podría estar dedicada al líder de Suede. Poco más que decir, pop perfecto con Coxon saliéndose con la guitarra y el grupo en perfecta sintonía con la estupenda melodía de Albarn. Fue editada como single en abril de 1996 obteniendo un número 5 en las listas. De nuevo el single fue escoltado por notables caras B, como el bucólico instrumental «The Horrors«, la sinuosa y extraordinaria «A Song» y el encantador pop de «St. Louis«. Insisto en que este disco hubiera sido bastante mejor de lo que ya es si se hubieran aprovechado algunas de estas canciones «menores».
«Fade Away«, el siguiente corte, parece sacada de un álbum de los Specials. Excelente trabajo rítmico y gran línea de bajo de Alex que firma en este álbum sus mejores interpretaciones. Y es que Alex James es uno de los bajistas más infravalorados de la historia. Posiblemente su aparente superficialidad e incluso su tontorrona belleza hacen que frecuentemente se olvide que estamos ante uno de los más brillantes bajistas del pop universal. En resumen, un ska más que notable que hace recordar y mucho algunos momentos de «Parklife».
«Top Man» es una de esas canciones que desmerece respecto a muchas de las caras B que se editaron junto a los singles del álbum. Es pegadizo pero insustancial. No es para nada un mal tema pero tampoco es nada destacable, del montón. Todo lo contrario que ocurre con la colosal «The Universal«, una grandísima canción con sabor a clásico de todos los tiempos. Absolutamente todo en ella es enorme y fantástico: la excelsa melodía, los arreglos orquestales, los coros femeninos, la fantástica voz de Damon e incluso su sobresaliente videoclip homenajeando a la «Naranja Mecánica» de Kubrick. Una maravilla, una joya de todos los tiempos, un tema perfecto que obtuvo un número 5 en listas.
…Y de nuevo vuelvo a recalcar la calidad de las caras B que acompañaron al single, la fantástica «Ultranol» y la potente y caústica «No Monsters in Me«.
«Mr. Robinson’s Quango«, el siguiente corte, es uno de los momentos más bizarros de un disco que, en general, resulta muy comercial. Vuelven Blur y su punk, pero con una estructura realmente extraña. Damon era un habitual consumidor de cocaína y alcohol en este momento de su vida y puede ser que compusiera este tema en algún momento de «estados alterados». Tienes momentos realmente brillantes y, aunque resulta un poco desconcertante, siempre será una de mis preferidas.
«He Tought Of Cars» es una canción muy importante, no tanto por su enorme calidad (que la tiene) sino porque, en gran medida, da medida del cambio estilístico que se está produciendo en la banda y que de no ser por el «momentazo britpop» seguramente hubiera sido más explotado en este disco . Blur está madurando y empiezan a querer buscar nuevas vías, la letra deja la caricatura social para hablar de temas más personales y el sonido es mucho menos jovial. De una tristeza extremadamente bella y conmovedora, vuelve a recordarnos que, a pesar de sus coqueteos con el mainstream, estamos ante uno de los mejores grupos de pop de toda la historia. Enorme melodía y excelente producción. Otra joya.
Andy Partridge estuvo a punto de producir a los Blur de «Modern Life Is Rubbish» y parece que dejó su impronta, porque «It Could Be You» está más que influenciada por el «Statue Of Liberty«. En cualquier caso, otra buena porción de happy pop con una impecable factura. Un tema adorable, merced a su frescura.
Más experimental resulta «Ernold Same«, en la que una narración sobre la rutina del actor Ken Livingstone descansa sobre una parte instrumental  muy en la línea de los Beatles de «Magical Mystery Tour», antes de llegar a un bonito, delicado y melódico estribillo a lo Bowie que contrasta con el acelerado comienzo de «Globe Alone«, ahora sí, punk, suavizado con algunos sintetizadores y desatado en los estribillos. Un muy buen corte que recupera las sensaciones de temas pretéritos como «Popscene», «Advert» o «Bank Holiday» y demuestra que el grupo se siente muy cómodo en este estilo.
Damon colaboró habitualmente tocando los teclados con Elastica, el grupo de su novia y siempre lo hizo bajo pseudónimo. «Dan Abnormal» es, además de un acróstico de su propio nombre, el título de la siguiente canción y el pseudónimo bajo el que se ocultaba en los discos de Elastica. Como canción es uno de los peores cortes del álbum y hubiera sido un buen candidato a cara B a cambio de rescatar alguna de las joyitas escondidas desaprovechadas como meros escuderos de los lustrosos singles del disco.
Y así llegamos al final. Blur recupera con «Entertain Me» el dance pop de «Girls & Boys» pero en un tono mucho menos festivo. Es un fabuloso tema que, a pesar de su brioso sonido, transmite un aura de tristeza que le sienta como un guante. Una vez más destaca mucho el bajo de James y, en general, la canción suena fantástica. Temazo. La guinda final la pone «Yuko and Hiro«, una bonita aunque algo aburrida canción de ambientación japonesa con la Blur volvió a redondear un gran álbum que , como hemos comentado, fue respaldado por crítica y público.
Esto es «The Great Escape». Un álbum con el que Blur se acerca a la música de masas pero que tampoco está exento de experimentación. De hecho, a pesar de la indudable comercialidad de cortes como «Country House», «Charmless Man» o «It Could Be You», hay muchas más concesiones a la experimentación que en «Parklife», más clásico. Es un disco de notable alto que podría haber sido de sobresaliente si se hubiera terminado de redondear y no se hubiera editado con las prisas propias de querer aprovechar el tirón del britpop. No dejo de imaginar este disco sin «Top Man», «Dan Abnormal» y «Yuko And Hiro» (yo no quitaría «Country House» que, vale, no es ninguna joya pero es una de esas canciones que siempre te saca una sonrisa) y con «The Man Who Left Himself«, «A Song«, «Tame» o «St. Louis» en su lugar . El propio Albarn se refiriría posteriormente a este ábum como «un disco un poco desordenado» que deja entrever que no terminó de estar satisfecho con el resultado final del LP. Un gran disco en cualquier caso termina de confirmar, tras «Modern Life Is Rubbish» y «Parklife» a los de Colchester como la banda más estimulante del momento.
¿… O no?, porque… ¿qué había pasado con sus rivales?, ¿qué había pasado con Oasis? Los de Manchester editaron su «(What’s The Story) Morning Glory?» el 2 de octubre e 1995, un mes después del disco de Blur y, aunque la primera hornada de críticas fueron mucho menos elogiosas que las de «The Great Escape», el álbum comenzó a venderse de forma espectacular y alcanzó rápidamente el número 1… Oasis vendió 4.500.000 millones de discos en Inglaterra por los 900.000 de Blur. Como dijeron algunos medios «Blur ganó la guerra del Britpop…, pero Oasis ha ganado la guerra».
«Morning Glory» es inferior a «The Great Escape», incluso al notable «Definitely Maybe» (disco de debut de Oasis) pero tiene buenos singles como «Wonderwall» o «Don’t Look Back In Anger» que dan lustro a un buen álbum que, en mi opinión, siempre se ha sobrevalorado y que a pesar de tener canciones espectacularmente buenas como las citadas o la excelsa «Champagne Supernova«, también tiene varios temas «tramposos» llenos de pastiches y referencias sonoras a la discografía de los clásicos británicos, especialmente The Beatles. George Harrison llegó a quejarse por los plagios encubiertos  de los Beatles en temas de Oasis y dijo «es una banda para niños de 14 años pero nadie les recordará en la historia», a lo que Liam Gallagher contestó con amenazas de agresión física. Sea como fuere, la victoria de Oasis fue apabullante.

A la prensa le costó poco, muy poco, cambiar de bando y  en cuestión de un par de meses empezaron a publicar abiertas críticas a Damon tachándolo de «niño de papá de clase media escribiendo letras criticando a la clase obrera» y definiendo  a la banda como un «grupo de niños pijos». Como dijo Álex, «en cuestión de semanas Damon pasó de ser el ídolo de Inglaterra al mayor capullo de Inglaterra, un perdedor». Y es que Albarn tenía verdaderos problemas para caminar por la calle sin que la gente le abordara hacíendole mención a su derrota contra Oasis, «no podía entrar a un bar, todo me miraban y ponían una canción de Oasis…, si estaba en casa y miraba por la ventana, el vecino de enfrente me enseñaba un cartel de Oasis…, era una locura».

Vista la situación, era hora de afrontar la aventura americana. Los Blur de 1995-1996, ya estaban cansados de la «gloria británica» (sobre todo Coxon) y tenían intención de aspirar al mercado yanqui. El éxito de «The Great Escape» en Inglaterra les permitía llegar a Estados Unidos como la «última sensación británica». La idea era programar una gran gira que serviría de promoción. Sin embargo, Blur sólo consiguió atraer al mercado anglófilo pero ni siquiera despertaron la curiosidad del americano medio (más rockero). La música de Blur era extremadamente británica y, aunque «The Great Escape» fue el primer disco de Blur en llegar a los charts americanos (nº150), apenas vendieron 200.000 copias y su visita pasó bastante desapercibida.

El desencanto de Blur aumentó cuando contempló como sus «rivales» Oasis no sólo conseguieron un mayor éxito, sino que también lograron vender 4.000.000 de álbums y alcanzar el número 1 en Estados Unidos. Blur era un grupo de moral frágil (recordad sus primeros tiempos), pero habían madurado como personas y no se lo tomaron de la misma forma. Su estancia en USA les sirvió para empaparse de las nuevas tendencias indies americanas. Graham ya era un amante del panorama alternativo americano y Damon, músico inquieto por naturaleza, comenzó a interesarse por estos sonidos hasta el punto de declarar que «la música británica ya no me interesa en absoluto. Ya está todo hecho»

El final de la «Guerra del Britpop» se escenificó en la ceremonia de los Brits con Oasis recibiendo todos los premios (Mejor Grupo, Mejor Disco y Mejor Video) y parodiando, son su habitual elegancia, el Parklife de Blur sobre el escenario… «Shite-Life» («vida de mierda») cantaron… Oasis había ganado definitivamente la guerra.

TEXTO: Guillermo Mittelbrunn Beltrán. 22 de diciembre de 2013

BLUR. Capítulo 3 (1994-1995). «Parklife» y el nacimiento del Britpop

Blur

A pesar del prestigio recuperado, la situación económica de Blur era absolutamente precaria a mediados de 1993. Damon empezó a componer de forma compulsiva tras la gira de promoción de «Modern Life Is Rubbish» y, tan pronto como fue posible, el grupo entró al estudio dispuesto a grabar el que sería su tercer álbum. Tras la excelentes críticas recibidas por la producción de su anterior disco, el grupo decidió volver a contra con Stephen Street.

Así, en agosto de 1993, la banda entró al estudio muy confiada en su nuevo material. Damon llegó a declarar a los medios: «Cuando nuestro tercer disco salga al mercado, nuestra posición como quintaesencia de las bandas británicas de los 90 estará asegurada».

Albarn había escrito un buen número de canciones muy inspiradas en la novela de Martin Amis «London Fields», continuando con la línea de ácido cronista del costumbrismo británico que tanto debe a Ray Davies y que Damon inaguró con «Modern Life Is Rubbish». De alguna forma, Albarn estaba construyendo una especie de álbum conceptual al menos en lo temático.

De la misma forma que hiciera con su anterior álbum,  Blur quiso apoyar su celebración de lo británico en general y de lo londienense en particular con una imagen en consecuencia. De Imagenlas más sobrias «British Images 1 & 2» del LP anterior, el cuarteto pasó a presentarse como una especie de mods de fin de siglo combinando prendas genuinamente británicas con distintas marcas deportivas europeas. Una imagen mucho más actual y que les alejaba del peligro del excesivo revisionismo del que podía pecar «Modern Life».

Pero Blur no podía ser sólo imagen (esto ya les había costado caro en el pasado), tenían una base musical convincente y «Modern Life» había recibido muy buenas críticas, pero ya era necesario volver a la senda del éxito. De hecho, su compañía de discos -Food- seguía sin ver con buenos ojos la dirección que estaba tomado el grupo y, a pesar de que «Modern Life» había dado buenas señales y obtenido buenas críticas, su paciencia comenzaba a agotarse

Habían tocado casi todos los «palos» de la música británica. Los ritmos baggy del movimiento Madchester, el punk, el pop… No obstante, no habían tocado los sonidos más discotequeros y electrónicos. Su nuevo single, que serviría de adelanto a su nuevo disco mezclaría el sonido «new wave» con algo de dance-pop… El resultado, editado en febrero de 1994. es un «llena pistas» histórico, un himno: «Girls & Boys«

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El single «sólo» fue nº5, pero preparó el camino para lo que sería el asalto definitivo a la fama del grupo. Es un tema absolutamente infeccioso y absolutamente perfecto en términos comerciales. La atrevida letra de Damon, la excelente base rítmica (¡qué bajo!) que sostiene la canción. Todo en ella es fabuloso. Thom Yorke, líder de Radiohead, confesó años después, «Desearía haber escrito esa canción, es genial, lástima que esos bastardos de Blur la escribieran antes que yo«.

«Girls And Boys» fue un excelente adelanto de lo que Albarn y compañía venían preparando: el álbum que debería colocarles en la posición de privilegio en el statement del pop británico que ellos estaban convencidos de merecer. Un álbum que pasó por distintos títulos y portadas antes de llegar al definitivo. La idea oríginal era titular el disco «London», pero era demasiado obvio y optaron por «Soft Porn». La portada sería una foto del palacio de Buckingham, aunque también se barajó la posibilidad de fotografiar un puesto de frutas y verduras de Portobello Road.

El título y la portadas fueron descartadas y optaron, tras barajar otros títulos como «Magic Arrows» y «Sport», por el título de «Parklife» y recurrir para el arte del disco a una sesión de fotos con el grupo contemplando las típicas carreras de galgos. Una imaginería absolutamente británica que casaba perfectamente con la temática de un excelente álbum que llegaría a las tiendas en abril de 1994.

Algo pasaba en el mundillo musical británico en 1994. La prensa británica reivindicaba el papel de su industria poniendo sobre la mesa a sus clásicos. Los Beatles habían vuelto al estudio para prepara sus Anthology, varios clásicos del pop británico (Madness, Who, Kinks) sacaban recopilaciones al mercado coincidiendo con un caldo de cultivo que pretendía poner en valor el lustroso pasado del pop inglés frente al omnipresente rock independiente americano. El negocio musical inglés se estaba defendiendo de la «invasión yanqui» con armas del pasado. «Vimos que poco a poco se iba creando un movimiento real. Fue como suele ocurrir: creció y se hizo más intenso. Fue nuestro nacimiento como el Blur moderno”, declaró Damon Albarn. La prensa estaba expectante y, esta vez, Blur no iba a decepcionar. Sabían que tenían en su poder un ramillete de singles que eran potenciales hits y un LP fabuloso en le bolsillo. Era la hora de pasar a la acción.

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01. Girls & Boys
02. Tracy Jacks
03. End Of A Century
04. Parklife
05. Bank Holiday
06. Badhead
07. The Debt Collector
08. Far Out
09. To The End
10. London Loves
11. Trouble In The Message Centre
12. Clover Over Dover
13. Magic America
14. Jubilee
15. This Is A Low
16. Lot 105

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Producido de nuevo por un brillante  Stephen Street, «Parklife» es un disco absolutamente perfecto. No tiene fisuras. Son canciones pop perfectas, redondas y sin altibajos que componen unos de los mejores álbumes que jamás se ha editado.
Además de debutar directamente en el número 1 y de permanecer en listas 90 semanas, la prensa se deshizo en elogios hacia el álbum. NME habló de un «disco de pop maravilloso», Rolling Stone escribió: «un gran disco, han conseguido lo que se proponían: absorber todos los estilos y demostrar por qué el rock británico es tan genial». Allmusic, lo describió como «el álbum que definirá esta década»… Y no es para menos, estamos ante un disco tremendamente cohesionado en el que Blur consigue reformular lo mejor del pop británico de todos los tiempos y ponerlo a disposición de las nuevas generaciones que parecían haber olvidado su glorioso pasado musical.

Paul McCartney, Paul Weller, Pete Townshend, David Bowie… todos, coincidieron en elogios hacia el nuevo álbum de Blur. La prensa se rindió a sus pies y recibió «5 estrellas» en la mayoría de publicaciones. Blur fueron elevados a líderes de la nueva generación musical británica… Había nacido el Britpop. Parklife es una celebración del pop británico. Partiendo de los cánones clásicos de sus mayores, consigue fusionar sonidos y ambientes de distintas épocas y sonar tan absolutamente moderno como evocadoramente clásico. Variado pero coherente, emocionante y tremendamente divertido, es un álbum que, como pocos han conseguido en la historia, es capaz de resumir en material musical una época: los años 90.

Blur

El arranque del álbum es inmejorable, un tema como «Girls & Boys» que engancha desde la primera escucha. Un single llenapistas que tuvo un considerable comportamiento en listas (nº5) y un mucho mayor éxito popular. «Cuando escribimos  ‘Girls and Boys’ nos dimos cuenta que teníamos algo grande entre manos», declaró Graham Coxon, «algo que merecía la pena», y no le faltaba razón, su fusión de de new wave, electrónica y dance pop inaguró nuevas sendas sonoras que serían profusamente aprovechadas por bandas venideras. Declarada mejor single de 1994, un himno.

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Pero si «Girls & Boys» resulta innovadora, el siguiente corte, la genial «Tracy Jacks«, es una desacomplejada mirada hacia el pasado.  Los primeros The Who sonando en 1994 tras haberse metido en una batidora de sonido Madchester. Su sobresaliente trabajo de guitarras, su inteligente letra sobre un amargado cuarentón atrapado en el día a día de la Inglaterra de fin de siglo, su excelente producción…, segunda canción y segunda joya.

Y así llegamos a la que, en mi opinión, es la mejor canción de los años 90: «End Of A Century«. Pop ultramegabritánico (la canción «huele» a Inglaterra) con una letra en la línea del mejor Ray Davies. El «Waterloo Sunset de los 90», llegó a escribir un crítico. Todo en ella es perfecto y pone a las claras que el señor Damon Albarn es un extraordinario compositor, un excelente escritor y un muy competente vocalista. De nuevo una sobresaliente producción de Stephen Street quien, junto a la gran guitarra de Coxon y las fantásticas armonías, consigue elevar aún más un tema ya de por si inconmensurable.  Un clásico del grupo que no tuvo mucho éxito en su edición como single (número 19) pero que adquiría dimensiones catárticas en directo.

Tres canciones, tres maravillas…, y no hay tres sin cuatro: «Parklife«, la canción que se acabó considerando el «himno del britpop» fue editada como single y resume la intención revisionista de la banda. Cantada -o narrada-  por Phil Daniels, el protagonista Imagende la película «Quadrophenia» (basada en la opera-rock pro mod de los Who), resulta completamente atemporal. Desde luego no estamos ante ninguna súper melodía y seguramente sí ante uno de los temas más simplones del disco, pero eso no la hace menos infecciosa e irremediablemente adictiva. Una vez más el productor Stephen Street acierta dando la forma adecuada a otra gema pop de Damon en la que destacan no sólo las buenas guitarras rítmicas de Graham sino también las labores de éste como saxofonista. De nuevo un himno que mereció el premio Brit a la «mejor canción de 1994» a pesar de no haber pasado del «Top 10» en su edición como single.

Hasta aquí, el disco alcanza tal perfección que más bien parece un recopilatorio que un Lp con nuevo material. «Bank Holiday» si bien, aún siendo un fantástico tema, no mantiene el sobresaliente nivel de los anteriores, sí sirve para elevar los decibelios…, y se agradece. Punk-británico puro en la mejor tradición de los Sex Pistols. En directo era demoledora.

Y si los Sex Pistols inspiran «Bank Holiday», los Beatles parecen estar tras las musas de «Badhead«, una de las maravillas ocultas del disco. Delicada y preciosa balada, una de las mejores melodías de Damon -al parecer bastante asistido por Graham- que, además, está producida e interpretada con un gusto pasmoso. Su letra, sobre un día de resaca pone la guinda a un delicioso pastel agridulce. Joya, otra

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«The Debt Collector» es el  primero de los dos divertidos y circenses instrumentales del álbum. Original y disfrutable, como la psicodélica «Far Out«, la única canción no compuesta por Damon (el autor es Alex James), y aunque es, sin duda, la más floja del disco tiene el honor de no desentonar en un disco que roza la perfección. Buen cierre para la cara A.

La cara B se abre con otro de los puntos álgidos del álbum, «To The End» otro baladón con aires de clásico con un encantador toque afrancesado exquisitamente arreglado y producido por Stephen Hague en ausencia de Stephen Street. Fue editado como single con un reslutado (nº16) muy por debajo de lo que su calidad merecía. Damon comparte la voz principal con Laetitia Sadier (de Stereolab) que pone el contrapunto femenino (y en francés) a los versos del tema dotándolo un épico ambiente romántico. Una canción absolutamente maravillosa y una de las mejores interpretaciones vocales de Damon en su carrera. Otra joya para el cofre del tesoro.

Tras tanto (y tan buen) azúcar, «London Loves» nos devuelve a los mejores tiempos de la «new wave«. Potente tema pop con geniales teclados y la habitual maestría de Graham a la guitarra. La vena ochentera se deja ver también en la excelente «Message In The Trouble Center«, otro temazo en toda regla y una de las más queridas por los fans del grupo.

Mucho más relajada resulta «Clover Over Dover«, otra maravilla pop introducida a golpe de clavicordio y en la que todo suena perfecto y muy estimulante. El siguiente tema, «Magic America» es, en cambio, sensiblemente más vulgar en lo musical y sólo la guitarra de Coxon consigue darle un punto de originalidad a un tema que vive de su efectivo y pegadizo estribillo, ¿suficiente?, probablemente sí  y más si atendemos a la irónica crítica a la sociedad americana de sus versos.

«Jubilee» es el segundo acercamiento al punk del disco, aunque esta vez de una forma mucho más melódica. Otra muy buena canción aunque a estas alturas ya no debe extrañar. Y en estas llegamos al gran final: la espectacular «This Is A Low«. Sólo por las guitarras de Graham Coxon (el solo es de otro mundo) ya merecería un puesto en la historia, pero es que todo en ella es Babsolutamente sobresaliente. Su cadenciosa y tristona melodía te transporta a un lugar desde el que sólo puedes felicitarte por haber tenido la suerte de disfrutar de semejante monumento melódico. La última joya de un disco que se despide con «Lot 105«, un segundo instrumental que resta transcendencia al final del álbum y resulta muy simpático.

Uno de los mejores discos que jamas se han publicado, un absoluto imprescindible en cualquier colección y un disco 10. Una sucesión de himnos a la clase media británica que caló hondo en la cultura y en la sociedad de una generación definiéndola y describiéndola como sólo los grandes álbumes son capaces de hacer

Eran los reyes. Damon era el símbolo del éxito, joven, guapo, famoso, millonario, emparejado con la líder de los cool Elastica (con los que colaboró en varias ocasiones). Lo había conseguido, eran el grupo del momento y eran los abanderados de una nueva generación de pop puramente británico que pretendía reivindicar la música británica, un movimiento que se conoció como Britpop. Menswear, Elastica,  Echobelly, Dodgy, Cast, Ash, The Bluetones,  Gene, los revitalizados Pulp, Thurman o Supergrass salieron a la palestra,  otros como Boo Radleys y Dodgy, eran bandas ya conocidas que se subieron al carro… Entre todos los grupos de esta generación, sólo uno parecía poder disputarle a Blur el trono, una banda de cinco malencarados mancunianos que afirmaban ser directos herederos de los Beatles y que habían debutado con un notable álbum titulado «Definitely Maybe»…, Oasis…

Liderada por los polémicos hermanos Gallagher -Noel y Liam-, Oasis dieron muestra de una arrogancia que le hizo ganarse detractores y admiradores con gran celeridad. Su álbum, si bien también bebía de fuentes clásicas, resultaba mucho más rockero y la prensa británica vio la oportunidad perfecta para revitalizar el clásico duelo Beatles-Stones de los 60. Blur serían los melódicos e innovadores -los Beatles- y Oasis los «sucios» rockeros. No obstante, Oasis -admiradores de los de Liverpool- no aceptaban ese papel…, de ahí que el NME saliera a toda página a finales de 1994 con el titular «LOS DOS QUIEREN SER LOS BEATLES, NINGUNO LOS STONES»

El caso es que, como comentó el batería Dave Rowntree, «coincidieron dos buenos discos de dos grupos ingleses el mismo año, el nuestro y el de Oasis…, así que supongo que sí se podría hablar de un movimiento, eso fue el principio de lo que llamaron Britpop». Tener un movimiento entre manos y poder polarizarlo en dos bandas era algo que la prensa musical inglesa, maniquea y muy tendente al amarillismo, no podía desaprovechar

No obstante, esta polémica fue -por lo menos en inicio- un invento de la prensa. De hecho, durante la entrega de los Brit awards de 1994, en la que Blur ganó cuatro premios (álbum, banda, single y vídeo) para los que Oasis también estaba nominado, Damon declaró «nosotros Blurmerecemos estos premios tanto como Oasis» y Noel Gallagher afirmaba que «si yo tuviera 16 años creo que me molarían tanto Oasis como Blur».

Poco a poco la relación entre ambas bandas se fue calentando auspiciada por la prensa y por las frecuentes salidas de tono de los Gallagher que atizaban a todo y a todos.

Blur habían conseguido el número 1 en ventas de discos, pero no habían logrado el ansiado y prestigioso número 1 en la lista de singles, algo que si logró poco después Oasis con «Some Might Say«. Blur fue invitado a la fiesta de celebración de los de Manchester, Damon fue a felicitar a lo que éste contestó con un «Somos número 1, jódete segundón»… Como Albarn reconoció años después, «yo era joven, estúpido y muy competitivo, eso no iba a quedar así». La guerra estaba servida y la prensa iba a seguir echando leña al fuego…, pero eso será otra historia.

TEXTO: Guillermo Mittelbrunn Beltrán. 14 de diciembre de 2013.

BLUR. Capítulo 2 (1992-1993). La vida moderna es basura. El resurgir.

Las sesiones con el genial Andy Partridge como productor pronto se torcieron. Damon y especialmente Graham eran devotos admiradores de XTC, la banda de Partridge y Moulding, pero la cosa no cuajó. Parece que Partridge se empeñaba en hacer que sonasen de una forma demasiado similar a su ex-banda. No obstante, han quedado testimonios sonoros de las sesiones que demuestran que la dirección que Partridge pretendía dar al grupo era más que interesante. No hay más que escuchar las versiones de «Sunday Sunday«, «Coping» o «Seven Days«. En cualquier caso, una vez descartado Partridge, decidieron recurrir a un viejo conocido: Stephen Street, uno de los productores de su primer álbum.

Entre tanto, la banda continuó con su campaña de márketing pro-británico. Aún sin haber terminado de grabar el disco, Damon apareció en la portada del NME envuelto en una bandera del Reino Unido bajo el título de «The Return of the British Empire». En la entrevista interior afirmaba que «echaremos a los grunges como los punks echaron a los hippies», haciendo referencia al último gran movimiento musical estrictamente británico.

La banda repartió entre la prensa la foto del grupo con su nuevo uniforme de faena, que definieron como «British Image nº1», una mezcla entre estética mod y skin que pretendía reivindicar lo británico frente al «invasor americano». No obstante mucho medios la tacharon de excesivamente nacionalista e incluso xenófoba y decidieron distribuir una versión mucho más tradicional e inofensiva de su visión de lo británico. De esta forma la «British Image nº2», mostraba al grupo con aires aristocráticos dispuestos a una velada en torno a una taza de té.

Volviendo a lo musical, y con el disco terminado, la compañía dijo que, aunque era un álbum considerablemente bueno, no tenía gancho y resultaba monótono. Además no compartían el giro pro-británico de la banda: ¿en plena invasión grunge querían sacar un disco de pop británico? Damon insistió en que era la dirección correcta y que los jóvenes no tardarían en darse cuenta…, «ya sabes», declaraba tiempo después el propio Albarn, «Nirvana era bueno y estaba bien, pero todo lo demás era una jodida mierda desagradable». La directiva acabó cediendo advirtiendo a Albarn que tenía crédito para un disco, no más. El manager del grupo les advirtió que se estaban «suicidando comercialmente» y les animó a que al menos incluyeran material que pudiera funcionar en las radios como single. Cuenta la leyenda que Damon apareció al día siguiente con dos nuevas canciones…, ambas acabarían siendo los dos singles del LP y dos de las mejores canciones de la carrera de Blur: «Chemical World» y «For Tomorrow»

Finalmente, el 10 de mayo de 1993, el segundo trabajo de Blur llegó a las tiendas: señoras, señores, la vida moderna es basura…

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01. For Tomorrow
02. Advert
03. Colin Zeal
04. Pressure On Julian
05. Starshaped
06. Blue Jeans
07. Chemical World
Intermission
08. Sunday Sunday
09. Oily Water
10. Miss America
11. Villa Rosie
12. Coping
13. Turn It Up
14. Resigned
Commercial Break

«Modern Life Is Rubbish» es el segundo álbum de Blur, no obstante  en muchos sentidos es el primero. Su disco de debut, «Leisure», tiene mucho más de lanzamiento apresurado para aprovechar el éxito de un par de singles cool por parte de un grupo de moda que de trabajo relamente meditado. En este «Modern Life» tenemos a un grupo concentrado en demostrar su valía y a una pareja creadora -Albarn y Coxon- dispuestos a poner en valor su talento. Basta con escuchar  los cuatro primeros acordes del álbum para notar que el cambio es total. En primer lugar las marcadas influencias del indie mas noisy -especialmente de My Bloody Valentine- que empapaban el primer álbum del grupo, dejan paso a sonidos reminiscentes de lo más granado del pop británico: Beatles, Kinks, Small Faces, Who, Madness, XTC…todos están ahí. No parece mal cambio. «Quería demostrar que éramos un grupo que merecía la pena, la verdad es que he de reconocer que el pique con Suede y nuestro fracaso en América me cargaron las pilas…, no tenía otro objetivo en la vida que demostrar nuestra valía», recordaba Damon Albarn años después al recordar estos tiempos.

A pesar de que no obtuvo un gran éxito comercial, el disco sirvió para que el grupo recuperara el prestigio perdido. La crítica recibió muy bien el álbum -NME habló de un disco «melódico y fabulosamente producido con grandes arreglos de viento cuerda y voz. Sus excelentes melodías de corte clásico tienen un excelente contrapunto en las impredecibles guitarras de Coxon y las dinámicas líneas de bajo de James»- y luminarias como Paul Weller (otrora líder de los Jam) afirmó que «Blur es lo mejor que hay hoy en día en Inglaterra». Musicalmente es muy notable, pero no podemos olvidar el esfuerzo lírico de Albarn a la hora de escribir los versos del LP. La influencia del ácido punto de vida de la cotidianidad heredado de Ray Davies es más que obvio. «Soy yo intentado escribir con flema británica y actualizando la iconografía inglesa a un lenguaje moderno. Ahí tienes todas esas melodías y progresiones de acordes de aire nostágico, mezcladas con estas letras tan caústicas y tan apegadas a la Inglaterra actual…, esa era la idea…, nada de todo ese American Way Of Life que empapa los medios», recordaba Albarn

Es un muy buen álbum que resulta tremendamente ecléctico en lo estilístico, del monótono baggy psicodélico de «Leiseure» pasamos a un collage-pop con pinceladas de punk rock, psicodelia, vaudevill y music-hall… Y su arranque no puede ser mejor, «For Tomorrow» es un temazo con mayúsculas. Puro pop británico, con una muy buena letra y un estribillo en la mejor tradición de los Kinks. Un tema sobresaliente, excelentemente producido y arreglado con maestría. Poco más que decir, una joya que, aunque no tuvo demasiado éxito como single (número 28), obtuvo el absoluto reconocimiento de la crítica.

«Advert» tiene un rollo pseudo-punk muy interesante y retoma la línea abierta con «Popscene». Un muy buen tema que comienza a dejar ver la importancia de los teclados en el nuevo sonido del grupo. Buena melodía, gran producción y una buena letra actualizando a nuestros días el más puro estilo de Ray Davies. Una fórmula perfecta.

«Colin Zeal» y, sobre todo «Pressure On Julian«,  recuerdan poderosamente a XTC y tienen un marcado aire new wave, enormes James y Coxon al bajo y la guitarra. Dos buenas canciones que oscurecen el tono ambiental del disco antes de llegar al luminoso y esplendoroso pop de «Starshaped«, una maravillosa melodía engrandecida por una excelente guitarra de Graham y el oboe de la prestigiosa Kate St John. Excelente a todos los efectos.

La línea de excelente pop se mantiene con la preciosista «Blue Jeans» una fabulosa balada que se eleva hasta la estratosfera al llegar al estribillo. A estas alturas, y tras media docena de canciones, cualquiera que hubiera escuchado «Leisure» y disfrutara ahora de este «Modern Life Is Rubbish» podría constatar que los nexos de unión entre ambos álbumes son prácticamente inexistentes. Sensación que se acrecenta al escuchar la nunca suficientemente ponderada «Chemical World«, uno de los mejores temas de los años 90. Imprescindible si gusta el pop británico con raíces… Todo en ella es excelente, la melodía, la letra, las guitarras, las armonías… Un tema 10, que se editó como single con la notable «Young And Lovely» como cara B, y fue un nuevo éxito de crítica…, en lo comercial se tuvo que conformar con un Top-30.

«Intermission«, sirve de ecuador del disco. Se trata de una sencilla y disfrutable línea instrumental de piano a la que se van incorporando instrumentos conforme su tempo avanza irremediable hacia el desmadre punk que precende a «Sunday Sunday«, el último de los singles que se extrajeron del disco. Mucho más clásica en su concepción, es un sobresaliente pop fuertemente influenciado por los Kinks. Probablemente el tema más comercial del disco.

A partir de este momento, el ambiente del álbum se torna sensiblemente más pesaroso. «Oily Water» es un tema procedente de la época de «Leisure» y, a pesar del interesante tratamiento instrumental (la guitarra y el bajo son excelentes) del tema, la melodía es tan plana y monótona como muchas de las que se incluyeron en el disco de debut del grupo. Mucho más edificantes resultan la bucólica «Miss America» y la newavera «Villa Rosie«. Dos buenas canciones que, aunque no alcanzan el nivel de los mejores temas de este «Modern Life» si ejercen el papel de más que dignas comparsas.

«Coping» vuelve a ser una disfrutable incursión en el soft-punk, muy en la línea de la ya comentada «Advert». Un muy buen tema que sostiene el disco en su recta final escoltado por inofensiva «Turn It Up» (el corte menos destacable del disco) y la estupenda «Resigned«, una especie de re-lectura de «Blue Jeans» con la que comparte varios elementos.

Si «Intermission» ejerció de ecuador, «Commercial Break» lo hace como punto final. Un nuevo y alocado instrumental punk que pone la guinda a un estupendo álbum que, a pesar de tener pequeños bajones a lo largo de su minutaje, dispone de al menos media docena de canciones («For Tomorrow», «Advert», «Starshaped», «Blue Jeans», «Chemical World», «Sunday Sunday») que deberían figurar en cualquier enciclopedia sobre el pop en general y en su vertiente británica en particular. Un disco que supone el debut de unos nuevos Blur, lo que, sin duda, fue una gran noticia para los amantes de la buena música.

Con todo, y a pesar de los elogios de la crítica especializada, el álbum no tuvo demasiado éxito y se tuvo que conformar con un decimoquinto puesto en las listas de ventas inglesas. En Estados Unidos, su «anglocentrismo» impidió que tuviera repercusión alguna. Sin embargo, el disco sirvió para que el grupo recuperara todo el prestigio perdido y se convirtiera en un grupo a seguir tanto por público como por crítica. Blur había encontrado el camino, ahora sólo faltaba darle el toque final. La prensa británica comenzaba a recargarse de moral musical… «La mejor banda británica desde los Beatles» escribió alguno…

TEXTO: Guillermo Mittelbrunn Beltrán. 8 de diciembre de 2013

BLUR. Capítulo 1 (1968-1992). Los Orígenes. «Leisure»

Damon Albarn nació el 23 de Marzo de 1968 en el este de Londres. Recibió influencias musicales de su padre -que fue miembro de un grupo de los 60- desde muy pequeño. Sus padres, hippies convencidos, tuvieron una gran influencia en el amor del pequeño Damon por el arte en general. Cuando tenía 6 años se trasladaron a Essex y, en 1979, empezó a asistir a la Stanway Comprehensive School, donde no encajó muy bien. Al estar más interesado en la música que en la chicas, los compañeros de clase le apodaron «gay-boy» y se convirtió en un muchacho solitario e introvertido.

No era popular en la escuela y no tenía amigos hasta que, en torno a 1982, conoció a un joven llamado Graham Coxon.  Graham era un año y 10 días más joven que Damon, pero también era un gran aficionado a la música merced a la influencia de su padre, un militar saxofonista, cuya profesión obligó a su hijo a tener una infancia nómada. El joven Coxon era tan reservado como Damon, por lo que conectaron de inmediato.  A ambos les gustaba la música pop, especialmente los clásicos The Beatles, The Kinks y The Who, así como The Jam, Madness y XTC. No obstante, en 1987 se separaron cuando Albarn se mudó a Londres.

Los caminos de Damon y Graham no tardarían demasiado en volver a cruzarse, ya que este último se trasladó también a Londres  tras matricularse en un curso de francés en el Goldsmiths College. Era cuestión de tiempo que formaran una banda, y así lo hicieron en 1988 junto al bajista  Eddie Deedigan y el baterista heavy-metal Tom Aitkenhead. Pero el proyecto Circus  duró poco y, tras grabar algunas maquetas con temas como «Put Me To Bed» o «Hippy Children»  tanto Deedigan como Aitkenhead dejaron  el grupo.  Fue Coxon quien encontró a los nuevos miembros: el bajista Alex James (21-11-1968), al que conocía del Goldsmith College, y el baterista Dave Rowntree (8-5-1964) con quien trabó amistad en Colchester, donde su padre estuvo destinado por un tiempo.

El nuevo grupo se llamó Seymour, tomando el nombre de la novela de Salinger «Levantad, carpinteros, la viga del tejado y Seymour: una introducción» (1963), y comenzaron a dar conciertos en el verano de 1989. La «buena pinta» del grupo y su buen hacer sobre el escenario, hicieron que un cazatalentos de la compañía independiente Food Records se fijara en ellos.  Andy Ross, que así se llamaba el tipo de Food, les aconsejó que cambiaran inmediatamente de nombre. Tras barajar nombres como The Shining Path, Sub, Whirlpool o Sentisise, Damon, Graham, Alex y Dave firmaron con Food Records como… Blur… Estamos en 1990.

Tras realizar algunos conciertos como teloneros de The Cramps , en octubre de 1990, Blur edita su primer single: «She’s So High«. Se trataba de una competente canción -escrita por Damon y Graham- de pop psicodélico muy al estilo de los sonidos imperantes en una Inglaterra que, a finales de los 80 y principios de los 90, aún vivía de las rentas de la exquisita resaca provocada por el incomparable disco de debut de los Stone Roses. La canción alcanzó un meritorio número 48 en las listas de singles y el NME lo consideró «Single de la Semana».

La popularidad del grupo crecía como la espuma: eran guapos, tenían buen rollo y encima estaban a la moda… ¿Cómo iba la discográfica a desaprovechar semejante filón?, así que, metieron al cuarteto en el estudio para que grabaran cuanto antes su segundo single. La fantástica «There’s No Other Way«, un nuevo tema de Damon y Graham, alcanzó el número 8 en las listas a principios de 1991. La gran guitarra de Graham, las enrevesadas líneas de bajo de Alex, el ritmo baggy de Dave heredero del sonido Madchester y la perezosa voz de Damon se encargan de dar forma a otro buen corte de pop psicodélico que catapultó definitivamente al grupo a la fama.

Blur eran The New Big Thing en la industria del pop británico, aparecieron en TV, y comenzaron a alternar con la fauna del showbiz y a sentir la presión del negocio. De hecho, su tercer y forzado single, «Bang«, editado en julio de 1991, supuso un notable descenso en cuanto a calidad y popularidad respecto a sus predecesores a pesar de no ser, para nada, una mala canción. No obstante Food Records, su discográfica, tenía claro que era el momento de aprovechar la fama del grupo y editar un álbum.

«LEISURE» (1991)

1.She’s So High
2.Bang
3.Slow Down.
4.Repetition.
5.Bad Day.
6.Sing.
7.There’s No Other Way.
8.Fool.
9.Come Together.
10.High Cool.
11.Birthday.
12.Wear Me Down

El disco, producido por Stephen Street (tras su notable trabajo con The Smiths), Steve Lowell y Michael Thorne, se publicó el 27 de agosto de 1991 alcanzando un nº 7 en las listas británicas. El LP se vendió razonablemente bien arrastrado po el éxito de «There’s no other way» y de una excelente campaña de marketing basada en el atractivo físico  de Damon y Alex.

Partiendo de la base de que no estamos ante un gran álbum, el disco tiene perlas como «There’s no other way» o «Sing». Es un trabajo definido por las modas del momento, lleno de ritmos baggy herencia directa de The Stone Roses, Happy Mondays o The Soup Dragons. El propio Damon Albarn, al recordar el álbum, afirma «no quiero ni acordarme de él»… No obstante, la crítica musical británica, deseosa de encumbrar nuevos ídolos, recibió bastante bien el disco.

Y eso que el disco arranca razonablemente bien, con los singles «She’s So High» y  «Bang«, pero enseguida comienza a perder enteros con temas  como la noisy «Slow Down«. «Repetition» resulta mucho más edificante, pero «Bad Day» vuelve a caer en esquemas que, a fuerza de repetirse, provocan el tedio.
Sólo cuando escuchamos «Sing» empezamos a vislumbrar un gran talento tras tanta medianía. Soberbia canción. Su monótona cadencia psicodélica te atrapa desde la primera escucha y pone a las claras que estos imberbes jovencitos tenían que decir algo en esto de la música. Y así llegamos a la excelsa «There’s No Other Way«, la canción que les dio la fama y uno de los únicos cortes de este álbum que han soportado el paso del tiempo.
Tras estos buenos momentos, porporcionados por dos muy buenas canciones, el álbum se sume en la más absoluta medianía y ya no vuelve a remontar el vuelo. «Fool» tiene un corte más clásico y supone un ligero soplo de aire fresco entre tanta sobredosis de sonido shoegaze…, pero tampoco es gran cosa. «Come Together«, «High Cool» y «Wear Me Down» repiten de forma cansina la fórmula y, sin ser ninguna de ellas malas canciones, poco aportan a una escena más que saturada de este tipo de propuestas. La oscura y notable «Birthday«, en cambio, supone un soplo de esperanza. Vendrán tiempo mejores.

El éxito les llegó demasiado pronto y Blur era una banda sin bagaje ni experiencia. No supieron asimilarlo y, a medida que sus giras de conciertos se multiplicaron, comenzaron a internarse en una peligrosa espiral de fiestas y alcohol. «Solía ir a montones de fiestas y cuando llegaba allí Graham estaba en el suelo como un felpudo» dice Damon recordando esa época; «Solíamos beber mucho. Yo tenía una botella de vino debajo de la silla en la que estaba mi amplificador y tomaba un trago al pasar por allí» reconoce Graham.

Económicamente, el «negocio Blur» no iba bien. El tirón inicial del grupo se estaba diluyendo y a principio de 1992 tenían un agujero de unas 60.000 libras esterlinas. Era necesario volver al candelero y Food les pidió un nuevo single. En esos momentos, Graham y Damon, inquietos artísticamente, estaban en plena metamorfosis y se sentían muy lejos de los sonidos shoegaze que habían caracterizado, apenas unos meses antes, sus primeros singles. De esta forma, en Marzo de 1992, Blur publica el single «Popscene» que, a pesar de ser un importante avance en el sonido del grupo (más cercano al punk que al rancio pop psicodélico de «Leisure») y es una excelente composición, no tuvo ninguna repercusión comercial. La crítica sí reconoció los méritos del nuevo single del grupo y habló de «un torrente de guitarras punk,  ganchos pop de los 60, estridentes cuernos ingleses, furia controlada, y humor posmoderno». En un sentido creativo, el single fue un punto de inflexión para la banda musical, «Fue un gran cambio, un disco muy, muy Inglés», dijo Albarn, pero su fracaso comercial (número 32) hizo que los directivos de Food empezaran a preocuparse… No obstante, tal y como estaba programado, la banda comenzó una gira norteamericana.

La gira de dos meses en territorio yanqui fue enormemente frustrante para la banda. El éxito de sus conciertos era más que discutible y las múltiples juergas empezaban a hacer mella es su estado físico. A esto había que añadir un creciente sentimiento de nostalgia.«Empezaba a echar de menos cosas muy sencillas…, me perdí todo lo relacionado con Inglaterra, así que empecé a escribir canciones que me recordaban a mi tierra», declaraba Damon. Esto acabó desencadenando un proceso de «britanización» del grupo que desarrollaría y mucho en los meses siguientes.

Pero lo que se encontraron a su regreso al Reino Unido es que ya no eran el grupo de moda, les habían comido la tostada…, y lo que más les dolía era saber quiénes eran los nuevos ídolos de la escena.  Durante los primeros «bolos» de Blur, un joven llamado Bernard Butler era el ayudante de Graham, su «pipa». No obstante Bernad, que era un competente guitarrista y que intentaba aprender todo lo que podía de Coxon,  tenía su propia banda  junto a Brett Anderson (voz), Justine Frischmann (teclados y novia de Anderson) , Mat Osman (bajo) y Simon Gilbert (batería) . Esa banda era Suede.

Los medios británicos estaban deseosos de contrarrestar el estallido del  grunge. Todas las miradas se dirigieron hacia el rock alternativo y el indie rock que se estaba haciendo en Norteamérica y  las listas de éxitos se llenaron de grupos americanos.  Los jóvenes ingleses mostraban más interés en lo que se hacía al otro lado del Atlántico y eso era una afrenta para la industria musical británica, acostumbrada a llevar la batuta en las nuevas tendencias del pop y el rock. Así que, con los Stone Roses en un misterioso retiro, la prensa musical se lanzó a buscar a un grupo que hiciera frente a la amenaza yanqui. De esta forma, cuando Suede publicaron su primer single en mayo de 1992, la crítica se rindió a sus pies. “The Drowners”,  que era el título del single,  era una canción estupenda y Suede se convirtió en la gran esperanza del pop británico.

Esto cabreaba a Blur… Su ex-ayudante tenía más éxito que ellos. Además, Brett Anderson (cantante de Suede) se lo restregaba por la cara. ¿La razón para este «mal rollo»?, sencilla, Justine Frichmann (que había abandonado la banda para fundar Elastica), la que era novia de Anderson, estaba liada con Damon. No obstante el peor momento para Blur llegó cuando ambos grupo compartieron escenario. Suede realizó una estupenda actuación y Blur, borrachos como cubas, hicieron el más absoluto ridículo.

A pesar de la malas críticas hicieron una pequeña gira. Era el comienzo de los desastrosos doce  meses siguientes. «Popscene» no obtuvo el reconocimiento que ellos esperaban y los conciertos tampoco. En cambio Suede, sus rivales, estaban en lo más alto. Sus singles eran todo un pelotazo y su primer álbum (homónimo), que se publicaría en 1993 fue un rotundo nº1.

Se hundieron; empezaron a beber exageradamente antes de los conciertos y, como se puede imaginar, sus actuaciones eran una verdadera basura. Graham y Alex eran recogidos cada noche por las asistencias y Damon estaba absolutamente deprimido y con el talento agotado. Durante meses no hicieron nada nuevo y Food, su compañía discográfica, fue clara al respecto; si en un mes no entregaban nuevo material serían despedidos.

Ante ese ultimátum, ellos mismos crearon la primera y única regla del grupo: no beber antes de los conciertos. Entonces comenzaron a escribir canciones de nuevo y decidieron que la dirección del grupo debía seguir la línea de exaltación de lo británico que habían comenzado con «Popscene». La idea era celebrar su herencia británica y convertirse en los paladines en la lucha contra la invasión musical estadounidense. Damon le presentó a los directivos de Food, fotografías con la nueva imagen del grupo bajo el título de «British Image 1», una reinvención y puesta al día de la estética mod. En las mismas reuniones, Albarn presentó parte del nuevo material y solicitó al genial líder de los fantásticos XTC, Andy Partridge, como productor. David Balfe, presidente de Food, no quedó muy convencido, pero decidió dar su visto bueno al proyecto.

Por su parte, el grupo no tardó en decidir el título de lo que sería su segundo disco:»Modern Life Is Rubbish», la vida moderna es basura. Pero eso es otra historia.

TEXTO: Guillermo Mittelbrunn Beltrán. 30 de Noviembre de 2013