Apenas concluida la promoción de «Parklife», Blur entró de nuevo en el estudio. Tenían un gran número de canciones (Damon estaba componiendo y escribiendo de forma casi compulsiva) y la compañía quería sacar un nuevo disco cuanto antes para aprovechar el gran tirón del grupo. Ahora eran estrellas. Tenían una fama que nunca pudieron imaginar, una celebridad que nunca antes había conseguido un grupo indie. Eran la banda más importante del país y su vida personal se vio afectada en gran medida por una fama tan repentina como desproporcionada. De un día para otro pasaron a ser objetivo continuo de fans y paparazzis, especialmente Damon y su pareja Justine, líder de Elastica, que fueron bautizados como el Príncipe y la Princesa de pop Británico.
Fue Graham quien más dificultades tuvo para asumir esta situación. Tímido y poco amigo de los movimientos de masas, Coxon se refugió en el alcohol y empezó beber de forma compulsiva…, y no como ya hacía desde tiempo atrás antes y después de los conciertos, sino en su día a día. Sólo el glamuroso Alex parecía disfrutar de la fama y sus excesos erótico festivos pronto fueron de boca en boca entre los pobladores de la noche londinense.
Sin tiempo para asumir su nuevo estatus, el grupo empezó en enero de 1995 a grabar las nuevas canciones de Damon. Una vez más Stephen Street sería el productor. Ya desde el principio, surgieron las primeras diferencias musicales entre Damon y Graham. Albarn deseaba continuar revitalizando el pop británico y rematar el trabajo iniciado dos LP’s atrás con «Modern Life Is Rubbish»; Coxon, atraído por los sonidos lo-fi del indie americano, deseaba un cambio de sonido que les permitiera escapar de la fama masiva y de todo ese asunto del britpop. No obstante, a estas alturas, eran más los puntos en común que las diferencias y el guitarrista acabó cediendo, «Damon es mucho más fuerte que yo…, ya sabes, se le da bien eso de ser un hombre… Es un líder frío y no se rinde…, yo…, en fin, soy muy diferente».
Entre tanto la prensa continuó cultivando la rivalidad con Oasis. Los de Manchester, además, colaboraron con buenas dosis de queroseno a una hoguera que de por sí ya se estaba haciendo excesivamente grande. Noel Gallaguer llegó a decir «espero que Damon y Alex cojan el SIDA y la palmen«, aunque luego se disculpó públicamente. El caso es que los fans comenzaron a dividirse manejados como marionetas por una prensa que aprovechó sin dudarlo la ocasión para enfrentar a los rudos rockeros de Oasis con los elegantes estilistas de Blur. De hecho, escenificaron la clásica «batalla de clases» británica entre el norte obrero y la clase media representativa del  sur.
Sin embargo, aunque fueron Oasis los que más calentaron el ambiente en la prensa, fueron Blur y concretamente Damon los que decidieron ir a la guerra. OasisImagen había anunciado que su nuevo single, «Roll With It» adelanto de su segundo trabajo de estudio, sería publicado el 14 de agosto de 1995. El single de Blur, «Country House«, tenía fecha de edición a finales del mismo mes sin embargo, y tras una conversación de Albarn con la discográfica, la fecha del nuevo sencillo de los londinense se adelantó al mismo día en el que estaba anunciado el single de Oasis. La batalla estaba servida.
El NME anunció el «Campeonato británico de los Pesos Pesados» y caldeó el ambiente hasta que llegó el día D. Damon terminó de exaltar los ánimos apareciendo el mismo día del lanzamiento en las Noticias matutinas afirmando con una socarrona y desafiante sonrisa de oreja a oreja, «son momentos de tensión, porque sabes que uno acabará perdiendo».
¿El resultado? Ganaron las compañías: Casi medio millón de singles vendidos en un día. Objetivamente, el vencedor fue Blur. Por un escaso margen, las 274.000 copias de «Country House» derrotaron a los 216.000 ejemplares de «Roll With it». Blur había conseguido su primer número 1 en las listas de singles y, de paso, había ganado la primera batalla del Britpop. El cuarteto aguardó la noticia del resultado final unido en una habitación de hotel. Los vítores y aplausos llegaron junto a la noticia mientras Graham, superado por los acontecimientos, realizó un fallido intento de arrojarse por una ventana. Simplemente no era capaz de llevar una situación que, en cambio, Damon potenciaba y disfrutaba.
La prensa, las radios, la televisión… Todos los medios se hicieron eco del resultado mientras Gran Bretaña revivía la mítica rivalidad entre los Beatles y los Rolling Stones. Los papeles estaban repartidos, Oasis, de actitud desafiante y postureo rock, serían los Stones, mientras Blur, sofisticados, arty y mucho más pop serían los Beatles. Propaganda fácil y tremendamente efectiva en términos comerciales.

El caso es que los victoriosos Blur editaron su nuevo LP, The Great Escape,  el 11 de septiembre de 1995. Habían ganado la batalla del Britpop, pero aún lo guerra y este debería ser el disco que confirmara su hegemonía entre las bandas  británicas. Con «Country House» en el nº1, el nuevo álbum de Blur tenía todas las «excusas» para ser un éxito. El nivel que habían alcanzado con «Parklife» era muy alto y, además, la comparación con el nuevo álbum de Oasis iba a ser obligada.

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01. Stereotypes
02. Country House
03. Best Days
04. Charmless Man
05. Fade Away
06. Top Man
07. The Universal
08. Mr. Robinson’s Quango
09. He Thought Of Cars
10. It Could Be You
11. Ernold Same
12. Globe Alone
13. Dan Abnormal
14. Entertain Me
15. Yuko & Hiro

De nuevo bajo la batuta de Stephen Street, «The Great Escape» (1995) podría haberse titulado perfectamente «Parklife II», puesto que es una continuación de los valores, ambientes sonoros y estilos del LP de 1994. En palabras del propio productor, «Parklife tomó vida por sí mismo. Seis, siete y ocho meses después todavía estaba en el Top 10. Recibí una llamada al poco de terminar Parklife diciendo: “¿Estás listo para hacer el siguiente?” Great Escape siempre pareció como un álbum extraño en el sentido que ellos aún estaban promocionando Parklife. Ese álbum no había muerto del todo y aún tenía cuerda. Otros grupos habrían esperado para que el disco siguiese su curso, lo que podría haber sido más sensato, pero Damon en particular es tan prolífico que no pudieron quedarse quietos y quisieron aprovechar el momento»

«Modern life is rubbish», «Parklife» y «The Great escape» conformaron una trilogía que, a nivel lírico caricaturizaba la sociedad británica de fin de siglo, así que Damon volvió a utilizar esencialmente la tercera persona para sus narraciones y descripciones de personajes que ejemplificaban distintos arquetipos que quiso retratar.

Este álbum no supone una gran evolución en el grupo -hasta ahora cada disco había supuesto un giro estilístico-, sino una consolidación. Como reflexionó el bajista Alex James, «era un poco lo mismo…, de hecho no tengo la sensación de haber parado entre un disco y otro…, fue todo muy seguido. Pero en éste todo era más elaborado, más orquestal, más teatral, y las letras eran aún más retorcidas… Todos los personajes eran disfuncionales, ya sabes, jodidos inadaptados». Es obvio que Albarn estaba muy contento con los resultados de «Parklife» y, en gran medida, pretendió repetir muchas de las fórmulas que tan bien le habían funcionado, hasta el punto que muchas canciones del nuevo álbum parecían ser la réplica a los mayores éxitos de «Parklife». De esta forma, no es fácil establecer puentes entre el dance pop de «Girls & Boys» y el de «Entertain Me», el jovial pop de «Parklife» y «Country House» o la grandilocuencia romántica de «To The End» y «The Universal». No obstante, a pesar de dicho inmovilismo, algunas canciones comienzan a mostrar ambientes mucho más reflexivos y parecen adentrase en algunos de los caminos a los que se dirigiría el grupo años después.

The Great Escape fue lanzado en septiembre de 1995  y entró en las listas del Reino Unido directamente al número uno, rodeado de críticas absolutamente elogiosas. El NME lo describió como «un disco espectacularmente realizado, lujoso y pleno de inspiración» y lo puntuó con un 9, la revista Q le dió un «perfecto», y Melody Maker cambió su sistema de clasificación para darle un ¡¡12 sobre 10!!. Sin duda, semejante euforia de la crítica tuvo mucho que ver con el revuelo mediático que rodeo a todo el asunto de la batalla del Britpop. «The Great Escape» es un buen álbum, incluso muy bueno, pero queda lejos de «Parklife» y dista de ser perfecto. Blur se muestran más complacientes consigo mismos que en trabajos anteriores (y posteriores) y se enfocan más a la búsqueda del éxito. Hay muy buenas canciones, muchas, pero también se acercan peligrosamente en algunas de ellas a estándares meramente comerciales que provocan cierta pérdida de identidad. En cualquier caso, alcanzó un rutilante número 1 tan pronto como fue editado
Como es habitual en los discos del grupo, la primera canción del álbum es un pelotazo y, en esta ocasión, el honor es para «Stereotypes«, una suerte de pop-punk-pseudo electrónico cuya teatralidad y atractivo sonido la convierten en una excelente canción de arranque. Es el tema que Coxon quería utilizar como single de adelanto un lugar de la comercialoide «Country House» y que finalmente fue lanzado como tercer sencillo del disco con un éxito razonable (número 3). Muy buena canción.
En cuanto a su lanzamiento como single, cabe reseñar la calidad de sus caras B: la fantástica y davidbowieana «The Man Who Left Himself«, el simpático instrumental «Ludwig» y la sobresaliente y siniestra «Tame«. Y es que es esta excelencia es una contante entre todos los temas que acompañaron a los sencillos de «The Great Escape». De hecho, muchas de estas canciones son bastante superiores a algunas de las que formaron parte del LP. Parece como si Blur hubieran estado decididos a lanzar un álbum lo más comercial posible y hubieran dejado sus cortes más intrépidos en un segundo plano. Una lástima.
El megahit «Country House» aparece como segundo corte del álbum. Seamos claros, el tema es divertido y está muy bien arreglado (geniales los metales de la parte final), pero dista de ser una gran canción. Es agradable, melódica, extraordinariamente pegadiza y comercial. Coxon fue bastante crítico con el tema y, sobre todo, con su videoclip en el que estuvo a punto de negarse a participar, «parecía un episodio de Benny Hill», dijo el guitarrista. Con todo, su primer número 1, un gran éxito a pesar de ser uno de los temas menos notables de un grupo sobresaliente. Un peligroso acercamiento a la música de masas que alejó a muchos fasn históricos del grupo y atrajo a millares de féminas preadolescentes. Miedito. Como dijo Alex «Blur se convirtió en propiedad pública» y tenían la sensación de que se iban hacia el mainstream.
Mejor a todos los efectos resulta «Best Days«, una estupenda y perezosa balada que retoma los mejores valores del grupo. Rematada por un buen estribillo y unas partes instrumentales barrocas que quitan el hipo, es uno de las mejores canciones del disco y uno de los más destacables temas lentos de la carrera del grupo. Muy bonita.
Tiempo para otro pelotazo comercial, pero esta vez mucho mejor que «Country House», la frenética «Charmless Man«. Otra vez pop perfecto y potente de sarcástica letra que, al parecer, podría estar dedicada al líder de Suede. Poco más que decir, pop perfecto con Coxon saliéndose con la guitarra y el grupo en perfecta sintonía con la estupenda melodía de Albarn. Fue editada como single en abril de 1996 obteniendo un número 5 en las listas. De nuevo el single fue escoltado por notables caras B, como el bucólico instrumental «The Horrors«, la sinuosa y extraordinaria «A Song» y el encantador pop de «St. Louis«. Insisto en que este disco hubiera sido bastante mejor de lo que ya es si se hubieran aprovechado algunas de estas canciones «menores».
«Fade Away«, el siguiente corte, parece sacada de un álbum de los Specials. Excelente trabajo rítmico y gran línea de bajo de Alex que firma en este álbum sus mejores interpretaciones. Y es que Alex James es uno de los bajistas más infravalorados de la historia. Posiblemente su aparente superficialidad e incluso su tontorrona belleza hacen que frecuentemente se olvide que estamos ante uno de los más brillantes bajistas del pop universal. En resumen, un ska más que notable que hace recordar y mucho algunos momentos de «Parklife».
«Top Man» es una de esas canciones que desmerece respecto a muchas de las caras B que se editaron junto a los singles del álbum. Es pegadizo pero insustancial. No es para nada un mal tema pero tampoco es nada destacable, del montón. Todo lo contrario que ocurre con la colosal «The Universal«, una grandísima canción con sabor a clásico de todos los tiempos. Absolutamente todo en ella es enorme y fantástico: la excelsa melodía, los arreglos orquestales, los coros femeninos, la fantástica voz de Damon e incluso su sobresaliente videoclip homenajeando a la «Naranja Mecánica» de Kubrick. Una maravilla, una joya de todos los tiempos, un tema perfecto que obtuvo un número 5 en listas.
…Y de nuevo vuelvo a recalcar la calidad de las caras B que acompañaron al single, la fantástica «Ultranol» y la potente y caústica «No Monsters in Me«.
«Mr. Robinson’s Quango«, el siguiente corte, es uno de los momentos más bizarros de un disco que, en general, resulta muy comercial. Vuelven Blur y su punk, pero con una estructura realmente extraña. Damon era un habitual consumidor de cocaína y alcohol en este momento de su vida y puede ser que compusiera este tema en algún momento de «estados alterados». Tienes momentos realmente brillantes y, aunque resulta un poco desconcertante, siempre será una de mis preferidas.
«He Tought Of Cars» es una canción muy importante, no tanto por su enorme calidad (que la tiene) sino porque, en gran medida, da medida del cambio estilístico que se está produciendo en la banda y que de no ser por el «momentazo britpop» seguramente hubiera sido más explotado en este disco . Blur está madurando y empiezan a querer buscar nuevas vías, la letra deja la caricatura social para hablar de temas más personales y el sonido es mucho menos jovial. De una tristeza extremadamente bella y conmovedora, vuelve a recordarnos que, a pesar de sus coqueteos con el mainstream, estamos ante uno de los mejores grupos de pop de toda la historia. Enorme melodía y excelente producción. Otra joya.
Andy Partridge estuvo a punto de producir a los Blur de «Modern Life Is Rubbish» y parece que dejó su impronta, porque «It Could Be You» está más que influenciada por el «Statue Of Liberty«. En cualquier caso, otra buena porción de happy pop con una impecable factura. Un tema adorable, merced a su frescura.
Más experimental resulta «Ernold Same«, en la que una narración sobre la rutina del actor Ken Livingstone descansa sobre una parte instrumental  muy en la línea de los Beatles de «Magical Mystery Tour», antes de llegar a un bonito, delicado y melódico estribillo a lo Bowie que contrasta con el acelerado comienzo de «Globe Alone«, ahora sí, punk, suavizado con algunos sintetizadores y desatado en los estribillos. Un muy buen corte que recupera las sensaciones de temas pretéritos como «Popscene», «Advert» o «Bank Holiday» y demuestra que el grupo se siente muy cómodo en este estilo.
Damon colaboró habitualmente tocando los teclados con Elastica, el grupo de su novia y siempre lo hizo bajo pseudónimo. «Dan Abnormal» es, además de un acróstico de su propio nombre, el título de la siguiente canción y el pseudónimo bajo el que se ocultaba en los discos de Elastica. Como canción es uno de los peores cortes del álbum y hubiera sido un buen candidato a cara B a cambio de rescatar alguna de las joyitas escondidas desaprovechadas como meros escuderos de los lustrosos singles del disco.
Y así llegamos al final. Blur recupera con «Entertain Me» el dance pop de «Girls & Boys» pero en un tono mucho menos festivo. Es un fabuloso tema que, a pesar de su brioso sonido, transmite un aura de tristeza que le sienta como un guante. Una vez más destaca mucho el bajo de James y, en general, la canción suena fantástica. Temazo. La guinda final la pone «Yuko and Hiro«, una bonita aunque algo aburrida canción de ambientación japonesa con la Blur volvió a redondear un gran álbum que , como hemos comentado, fue respaldado por crítica y público.
Esto es «The Great Escape». Un álbum con el que Blur se acerca a la música de masas pero que tampoco está exento de experimentación. De hecho, a pesar de la indudable comercialidad de cortes como «Country House», «Charmless Man» o «It Could Be You», hay muchas más concesiones a la experimentación que en «Parklife», más clásico. Es un disco de notable alto que podría haber sido de sobresaliente si se hubiera terminado de redondear y no se hubiera editado con las prisas propias de querer aprovechar el tirón del britpop. No dejo de imaginar este disco sin «Top Man», «Dan Abnormal» y «Yuko And Hiro» (yo no quitaría «Country House» que, vale, no es ninguna joya pero es una de esas canciones que siempre te saca una sonrisa) y con «The Man Who Left Himself«, «A Song«, «Tame» o «St. Louis» en su lugar . El propio Albarn se refiriría posteriormente a este ábum como «un disco un poco desordenado» que deja entrever que no terminó de estar satisfecho con el resultado final del LP. Un gran disco en cualquier caso termina de confirmar, tras «Modern Life Is Rubbish» y «Parklife» a los de Colchester como la banda más estimulante del momento.
¿… O no?, porque… ¿qué había pasado con sus rivales?, ¿qué había pasado con Oasis? Los de Manchester editaron su «(What’s The Story) Morning Glory?» el 2 de octubre e 1995, un mes después del disco de Blur y, aunque la primera hornada de críticas fueron mucho menos elogiosas que las de «The Great Escape», el álbum comenzó a venderse de forma espectacular y alcanzó rápidamente el número 1… Oasis vendió 4.500.000 millones de discos en Inglaterra por los 900.000 de Blur. Como dijeron algunos medios «Blur ganó la guerra del Britpop…, pero Oasis ha ganado la guerra».
«Morning Glory» es inferior a «The Great Escape», incluso al notable «Definitely Maybe» (disco de debut de Oasis) pero tiene buenos singles como «Wonderwall» o «Don’t Look Back In Anger» que dan lustro a un buen álbum que, en mi opinión, siempre se ha sobrevalorado y que a pesar de tener canciones espectacularmente buenas como las citadas o la excelsa «Champagne Supernova«, también tiene varios temas «tramposos» llenos de pastiches y referencias sonoras a la discografía de los clásicos británicos, especialmente The Beatles. George Harrison llegó a quejarse por los plagios encubiertos  de los Beatles en temas de Oasis y dijo «es una banda para niños de 14 años pero nadie les recordará en la historia», a lo que Liam Gallagher contestó con amenazas de agresión física. Sea como fuere, la victoria de Oasis fue apabullante.

A la prensa le costó poco, muy poco, cambiar de bando y  en cuestión de un par de meses empezaron a publicar abiertas críticas a Damon tachándolo de «niño de papá de clase media escribiendo letras criticando a la clase obrera» y definiendo  a la banda como un «grupo de niños pijos». Como dijo Álex, «en cuestión de semanas Damon pasó de ser el ídolo de Inglaterra al mayor capullo de Inglaterra, un perdedor». Y es que Albarn tenía verdaderos problemas para caminar por la calle sin que la gente le abordara hacíendole mención a su derrota contra Oasis, «no podía entrar a un bar, todo me miraban y ponían una canción de Oasis…, si estaba en casa y miraba por la ventana, el vecino de enfrente me enseñaba un cartel de Oasis…, era una locura».

Vista la situación, era hora de afrontar la aventura americana. Los Blur de 1995-1996, ya estaban cansados de la «gloria británica» (sobre todo Coxon) y tenían intención de aspirar al mercado yanqui. El éxito de «The Great Escape» en Inglaterra les permitía llegar a Estados Unidos como la «última sensación británica». La idea era programar una gran gira que serviría de promoción. Sin embargo, Blur sólo consiguió atraer al mercado anglófilo pero ni siquiera despertaron la curiosidad del americano medio (más rockero). La música de Blur era extremadamente británica y, aunque «The Great Escape» fue el primer disco de Blur en llegar a los charts americanos (nº150), apenas vendieron 200.000 copias y su visita pasó bastante desapercibida.

El desencanto de Blur aumentó cuando contempló como sus «rivales» Oasis no sólo conseguieron un mayor éxito, sino que también lograron vender 4.000.000 de álbums y alcanzar el número 1 en Estados Unidos. Blur era un grupo de moral frágil (recordad sus primeros tiempos), pero habían madurado como personas y no se lo tomaron de la misma forma. Su estancia en USA les sirvió para empaparse de las nuevas tendencias indies americanas. Graham ya era un amante del panorama alternativo americano y Damon, músico inquieto por naturaleza, comenzó a interesarse por estos sonidos hasta el punto de declarar que «la música británica ya no me interesa en absoluto. Ya está todo hecho»

El final de la «Guerra del Britpop» se escenificó en la ceremonia de los Brits con Oasis recibiendo todos los premios (Mejor Grupo, Mejor Disco y Mejor Video) y parodiando, son su habitual elegancia, el Parklife de Blur sobre el escenario… «Shite-Life» («vida de mierda») cantaron… Oasis había ganado definitivamente la guerra.

TEXTO: Guillermo Mittelbrunn Beltrán. 22 de diciembre de 2013

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