
02. Tracy Jacks
03. End Of A Century
04. Parklife
05. Bank Holiday
06. Badhead
07. The Debt Collector
08. Far Out
09. To The End
10. London Loves
11. Trouble In The Message Centre
12. Clover Over Dover
13. Magic America
14. Jubilee
15. This Is A Low
16. Lot 105
En agosto de 1993, Blur entró al estudio muy confiados en su nuevo material. Damon llegó a declarar a los medios: «Cuando nuestro tercer disco salga al mercado, nuestra posición como quintaesencia de las bandas británicas de los 90 estará asegurada». Albarn había escrito un buen número de canciones muy inspiradas en la novela de Martin Amis «London Fields», continuando con la línea de ácido cronista del costumbrismo británico que tanto debe a Ray Davies y que Damon inaguró con «Modern Life Is Rubbish».
Algo pasaba en el mundillo musical británico en 1994. La prensa británica reivindicaba el papel de su industria poniendo sobre la mesa a sus clásicos. Los Beatles habían vuelto al estudio para prepara sus Anthology, varios clásicos del pop británico (Madness, Who, Kinks) sacaban recopilaciones al mercado coincidiendo con un caldo de cultivo que pretendía poner en valor el lustroso pasado del pop inglés frente al omnipresente rock independiente americano. El negocio musical inglés se estaba defendiendo de la «invasión yanqui» con armas del pasado. «Vimos que poco a poco se iba creando un movimiento real. Fue como suele ocurrir: creció y se hizo más intenso. Fue nuestro nacimiento como el Blur moderno”, declaró Damon Albarn. La prensa estaba expectante y, esta vez, Blur no iba a decepcionar. Sabían que tenían en su poder un ramillete de singles que eran potenciales hits y un LP fabuloso en le bolsillo. Era la hora de pasar a la acción.
Paul McCartney, Paul Weller, Pete Townshend, David Bowie… todos, coincidieron en elogios hacia el nuevo álbum de Blur. La prensa se rindió a sus pies y recibió «5 estrellas» en la mayoría de publicaciones. Blur fueron elevados a líderes de la nueva generación musical británica… Había nacido el Britpop. Parklife es una celebración del pop británico. Partiendo de los cánones clásicos de sus mayores, consigue fusionar sonidos y ambientes de distintas épocas y sonar tan absolutamente moderno como evocadoramente clásico. Variado pero coherente, emocionante y tremendamente divertido, es un álbum que, como pocos han conseguido en la historia, es capaz de resumir en material musical una época: los años 90.
El arranque del álbum es inmejorable, un tema como «Girls & Boys» que engancha desde la primera escucha. Un single llenapistas que tuvo un buen comportamiento en listas (nº5) y un mucho mayor éxito popular. «Cuando escribimos ‘Girls and Boys’ nos dimos cuenta que teníamos algo grande entre manos», declaró Graham Coxon, «algo que merecía la pena», y no le faltaba razón, su fusión de de new wave, electrónica y dance pop inaguró nuevas sendas sonoras que serían profusamente aprovechadas por bandas venideras. Declarada mejor single de 1994, un himno, un tema absolutamente infeccioso y absolutamente perfecto en términos comerciales. La atrevida letra de Damon, la excelente base rítmica (¡qué bajo!) que sostiene la canción, todo en ella es fabuloso. Thom Yorke, líder de Radiohead, confesó años después, «Desearía haber escrito esa canción, es genial, lástima que esos bastardos de Blur la escribieran antes que yo«.
Tres canciones, tres maravillas…, y no hay tres sin cuatro: «Parklife«, la canción que se acabó considerando el «himno del britpop» fue editada como single y resume la intención revisionista de la banda. Cantada -o narrada- por Phil Daniels, el protagonista de la película «Quadrophenia» (basada en la opera-rock pro mod de los Who), resulta completamente atemporal. Desde luego no estamos ante ninguna súper melodía y seguramente sí ante uno de los temas más simplones del disco, pero eso no la hace menos infecciosa e irremediablemente adictiva. Una vez más el productor Stephen Street acierta dando la forma adecuada a otra gema pop de Damon en la que destacan no sólo las buenas guitarras rítmicas de Graham sino también las labores de éste como saxofonista. De nuevo un himno que mereció el premio Brit a la «mejor canción de 1994» a pesar de no haber pasado del «Top 10» en su edición como single.
Y si los Sex Pistols inspiran «Bank Holiday», los Beatles parecen estar tras las musas de «Badhead«, una de las maravillas ocultas del disco. Delicada y preciosa balada, una de las mejores melodías de Damon -al parecer bastante asistido por Graham- que, además, está producida e interpretada con un gusto pasmoso. Su letra, sobre un día de resaca pone la guinda a un delicioso pastel agridulce. Joya, otra
«The Debt Collector» es el primero de los dos divertidos y circenses instrumentales del álbum. Original y disfrutable, como la psicodélica «Far Out«, la única canción no compuesta por Damon (el autor es Alex James), y aunque es, sin duda, la más floja del disco tiene el honor de no desentonar en un disco que roza la perfección. Buen cierre para la cara A.
La cara B se abre con otro de los puntos álgidos del álbum, «To The End» otro baladón con aires de clásico con un encantador toque afrancesado exquisitamente arreglado y producido por Stephen Hague en ausencia de Stephen Street. Fue editado como single con un reslutado (nº16) muy por debajo de lo que su calidad merecía. Damon comparte la voz principal con Laetitia Sadier (de Stereolab) que pone el contrapunto femenino (y en francés) a los versos del tema dotándolo un épico ambiente romántico. Una canción absolutamente maravillosa y una de las mejores interpretaciones vocales de Damon en su carrera. Otra joya para el cofre del tesoro.
Tras tanto (y tan buen) azúcar, «London Loves» nos devuelve a los mejores tiempos de la «new wave«. Potente tema pop con geniales teclados y la habitual maestría de Graham a la guitarra. La vena ochentera se deja ver también en la excelente «Message In The Trouble Center«, otro temazo en toda regla y una de las más queridas por los fans del grupo.
Mucho más relajada resulta «Clover Over Dover«, otra maravilla pop introducida a golpe de clavicordio y en la que todo suena perfecto y muy estimulante. El siguiente tema, «Magic America» es, en cambio, sensiblemente más vulgar en lo musical y sólo la guitarra de Coxon consigue darle un punto de originalidad a un tema que vive de su efectivo y pegadizo estribillo, ¿suficiente?, probablemente sí y más si atendemos a la irónica crítica a la sociedad americana de sus versos.
«Jubilee» es el segundo acercamiento al punk del disco, aunque esta vez de una forma mucho más melódica. Otra muy buena canción aunque a estas alturas ya no debe extrañar. Y en estas llegamos al gran final: la espectacular «This Is A Low«. Sólo por las guitarras de Graham Coxon (el solo es de otro mundo) ya merecería un puesto en la historia, pero es que todo en ella es absolutamente sobresaliente. Su cadenciosa y tristona melodía te transporta a un lugar desde el que sólo puedes felicitarte por haber tenido la suerte de disfrutar de semejante monumento melódico. La última joya de un disco que se despide con «Lot 105«, un segundo instrumental que resta transcendencia al final del álbum y resulta muy simpático.
Uno de los mejores discos que jamas se han publicado, un absoluto imprescindible en cualquier colección y un disco 10. Cuatro premios Brit (álbum, banda, single y vídeo) sirvieron para destacarlo aún más pero el nivel de la música habla por si solo. Una sucesión de himnos a la clase media británica que caló hondo en la cultura y en la sociedad de una generación definiéndola y describiéndola como sólo los grandes álbumes son capaces de hacer
VALORACIÓN GUILLETEK: 10/10
Hola, Guilletek. La verdad es que no te quedas corto en tus elogios, pero estoy totalmente de acuerdo contigo: escuchado ya con cierta perspectiva, este disco es ya no un clásico de los 90′ sino del rock de todas las épocas.