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A pesar del prestigio recuperado, la situación económica de Blur era absolutamente precaria a mediados de 1993. Damon empezó a componer de forma compulsiva tras la gira de promoción de «Modern Life Is Rubbish» y, tan pronto como fue posible, el grupo entró al estudio dispuesto a grabar el que sería su tercer álbum. Tras la excelentes críticas recibidas por la producción de su anterior disco, el grupo decidió volver a contra con Stephen Street.

Así, en agosto de 1993, la banda entró al estudio muy confiada en su nuevo material. Damon llegó a declarar a los medios: «Cuando nuestro tercer disco salga al mercado, nuestra posición como quintaesencia de las bandas británicas de los 90 estará asegurada».

Albarn había escrito un buen número de canciones muy inspiradas en la novela de Martin Amis «London Fields», continuando con la línea de ácido cronista del costumbrismo británico que tanto debe a Ray Davies y que Damon inaguró con «Modern Life Is Rubbish». De alguna forma, Albarn estaba construyendo una especie de álbum conceptual al menos en lo temático.

De la misma forma que hiciera con su anterior álbum,  Blur quiso apoyar su celebración de lo británico en general y de lo londienense en particular con una imagen en consecuencia. De Imagenlas más sobrias «British Images 1 & 2» del LP anterior, el cuarteto pasó a presentarse como una especie de mods de fin de siglo combinando prendas genuinamente británicas con distintas marcas deportivas europeas. Una imagen mucho más actual y que les alejaba del peligro del excesivo revisionismo del que podía pecar «Modern Life».

Pero Blur no podía ser sólo imagen (esto ya les había costado caro en el pasado), tenían una base musical convincente y «Modern Life» había recibido muy buenas críticas, pero ya era necesario volver a la senda del éxito. De hecho, su compañía de discos -Food- seguía sin ver con buenos ojos la dirección que estaba tomado el grupo y, a pesar de que «Modern Life» había dado buenas señales y obtenido buenas críticas, su paciencia comenzaba a agotarse

Habían tocado casi todos los «palos» de la música británica. Los ritmos baggy del movimiento Madchester, el punk, el pop… No obstante, no habían tocado los sonidos más discotequeros y electrónicos. Su nuevo single, que serviría de adelanto a su nuevo disco mezclaría el sonido «new wave» con algo de dance-pop… El resultado, editado en febrero de 1994. es un «llena pistas» histórico, un himno: «Girls & Boys«

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El single «sólo» fue nº5, pero preparó el camino para lo que sería el asalto definitivo a la fama del grupo. Es un tema absolutamente infeccioso y absolutamente perfecto en términos comerciales. La atrevida letra de Damon, la excelente base rítmica (¡qué bajo!) que sostiene la canción. Todo en ella es fabuloso. Thom Yorke, líder de Radiohead, confesó años después, «Desearía haber escrito esa canción, es genial, lástima que esos bastardos de Blur la escribieran antes que yo«.

«Girls And Boys» fue un excelente adelanto de lo que Albarn y compañía venían preparando: el álbum que debería colocarles en la posición de privilegio en el statement del pop británico que ellos estaban convencidos de merecer. Un álbum que pasó por distintos títulos y portadas antes de llegar al definitivo. La idea oríginal era titular el disco «London», pero era demasiado obvio y optaron por «Soft Porn». La portada sería una foto del palacio de Buckingham, aunque también se barajó la posibilidad de fotografiar un puesto de frutas y verduras de Portobello Road.

El título y la portadas fueron descartadas y optaron, tras barajar otros títulos como «Magic Arrows» y «Sport», por el título de «Parklife» y recurrir para el arte del disco a una sesión de fotos con el grupo contemplando las típicas carreras de galgos. Una imaginería absolutamente británica que casaba perfectamente con la temática de un excelente álbum que llegaría a las tiendas en abril de 1994.

Algo pasaba en el mundillo musical británico en 1994. La prensa británica reivindicaba el papel de su industria poniendo sobre la mesa a sus clásicos. Los Beatles habían vuelto al estudio para prepara sus Anthology, varios clásicos del pop británico (Madness, Who, Kinks) sacaban recopilaciones al mercado coincidiendo con un caldo de cultivo que pretendía poner en valor el lustroso pasado del pop inglés frente al omnipresente rock independiente americano. El negocio musical inglés se estaba defendiendo de la «invasión yanqui» con armas del pasado. «Vimos que poco a poco se iba creando un movimiento real. Fue como suele ocurrir: creció y se hizo más intenso. Fue nuestro nacimiento como el Blur moderno”, declaró Damon Albarn. La prensa estaba expectante y, esta vez, Blur no iba a decepcionar. Sabían que tenían en su poder un ramillete de singles que eran potenciales hits y un LP fabuloso en le bolsillo. Era la hora de pasar a la acción.

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01. Girls & Boys
02. Tracy Jacks
03. End Of A Century
04. Parklife
05. Bank Holiday
06. Badhead
07. The Debt Collector
08. Far Out
09. To The End
10. London Loves
11. Trouble In The Message Centre
12. Clover Over Dover
13. Magic America
14. Jubilee
15. This Is A Low
16. Lot 105

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Producido de nuevo por un brillante  Stephen Street, «Parklife» es un disco absolutamente perfecto. No tiene fisuras. Son canciones pop perfectas, redondas y sin altibajos que componen unos de los mejores álbumes que jamás se ha editado.
Además de debutar directamente en el número 1 y de permanecer en listas 90 semanas, la prensa se deshizo en elogios hacia el álbum. NME habló de un «disco de pop maravilloso», Rolling Stone escribió: «un gran disco, han conseguido lo que se proponían: absorber todos los estilos y demostrar por qué el rock británico es tan genial». Allmusic, lo describió como «el álbum que definirá esta década»… Y no es para menos, estamos ante un disco tremendamente cohesionado en el que Blur consigue reformular lo mejor del pop británico de todos los tiempos y ponerlo a disposición de las nuevas generaciones que parecían haber olvidado su glorioso pasado musical.

Paul McCartney, Paul Weller, Pete Townshend, David Bowie… todos, coincidieron en elogios hacia el nuevo álbum de Blur. La prensa se rindió a sus pies y recibió «5 estrellas» en la mayoría de publicaciones. Blur fueron elevados a líderes de la nueva generación musical británica… Había nacido el Britpop. Parklife es una celebración del pop británico. Partiendo de los cánones clásicos de sus mayores, consigue fusionar sonidos y ambientes de distintas épocas y sonar tan absolutamente moderno como evocadoramente clásico. Variado pero coherente, emocionante y tremendamente divertido, es un álbum que, como pocos han conseguido en la historia, es capaz de resumir en material musical una época: los años 90.

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El arranque del álbum es inmejorable, un tema como «Girls & Boys» que engancha desde la primera escucha. Un single llenapistas que tuvo un considerable comportamiento en listas (nº5) y un mucho mayor éxito popular. «Cuando escribimos  ‘Girls and Boys’ nos dimos cuenta que teníamos algo grande entre manos», declaró Graham Coxon, «algo que merecía la pena», y no le faltaba razón, su fusión de de new wave, electrónica y dance pop inaguró nuevas sendas sonoras que serían profusamente aprovechadas por bandas venideras. Declarada mejor single de 1994, un himno.

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Pero si «Girls & Boys» resulta innovadora, el siguiente corte, la genial «Tracy Jacks«, es una desacomplejada mirada hacia el pasado.  Los primeros The Who sonando en 1994 tras haberse metido en una batidora de sonido Madchester. Su sobresaliente trabajo de guitarras, su inteligente letra sobre un amargado cuarentón atrapado en el día a día de la Inglaterra de fin de siglo, su excelente producción…, segunda canción y segunda joya.

Y así llegamos a la que, en mi opinión, es la mejor canción de los años 90: «End Of A Century«. Pop ultramegabritánico (la canción «huele» a Inglaterra) con una letra en la línea del mejor Ray Davies. El «Waterloo Sunset de los 90», llegó a escribir un crítico. Todo en ella es perfecto y pone a las claras que el señor Damon Albarn es un extraordinario compositor, un excelente escritor y un muy competente vocalista. De nuevo una sobresaliente producción de Stephen Street quien, junto a la gran guitarra de Coxon y las fantásticas armonías, consigue elevar aún más un tema ya de por si inconmensurable.  Un clásico del grupo que no tuvo mucho éxito en su edición como single (número 19) pero que adquiría dimensiones catárticas en directo.

Tres canciones, tres maravillas…, y no hay tres sin cuatro: «Parklife«, la canción que se acabó considerando el «himno del britpop» fue editada como single y resume la intención revisionista de la banda. Cantada -o narrada-  por Phil Daniels, el protagonista Imagende la película «Quadrophenia» (basada en la opera-rock pro mod de los Who), resulta completamente atemporal. Desde luego no estamos ante ninguna súper melodía y seguramente sí ante uno de los temas más simplones del disco, pero eso no la hace menos infecciosa e irremediablemente adictiva. Una vez más el productor Stephen Street acierta dando la forma adecuada a otra gema pop de Damon en la que destacan no sólo las buenas guitarras rítmicas de Graham sino también las labores de éste como saxofonista. De nuevo un himno que mereció el premio Brit a la «mejor canción de 1994» a pesar de no haber pasado del «Top 10» en su edición como single.

Hasta aquí, el disco alcanza tal perfección que más bien parece un recopilatorio que un Lp con nuevo material. «Bank Holiday» si bien, aún siendo un fantástico tema, no mantiene el sobresaliente nivel de los anteriores, sí sirve para elevar los decibelios…, y se agradece. Punk-británico puro en la mejor tradición de los Sex Pistols. En directo era demoledora.

Y si los Sex Pistols inspiran «Bank Holiday», los Beatles parecen estar tras las musas de «Badhead«, una de las maravillas ocultas del disco. Delicada y preciosa balada, una de las mejores melodías de Damon -al parecer bastante asistido por Graham- que, además, está producida e interpretada con un gusto pasmoso. Su letra, sobre un día de resaca pone la guinda a un delicioso pastel agridulce. Joya, otra

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«The Debt Collector» es el  primero de los dos divertidos y circenses instrumentales del álbum. Original y disfrutable, como la psicodélica «Far Out«, la única canción no compuesta por Damon (el autor es Alex James), y aunque es, sin duda, la más floja del disco tiene el honor de no desentonar en un disco que roza la perfección. Buen cierre para la cara A.

La cara B se abre con otro de los puntos álgidos del álbum, «To The End» otro baladón con aires de clásico con un encantador toque afrancesado exquisitamente arreglado y producido por Stephen Hague en ausencia de Stephen Street. Fue editado como single con un reslutado (nº16) muy por debajo de lo que su calidad merecía. Damon comparte la voz principal con Laetitia Sadier (de Stereolab) que pone el contrapunto femenino (y en francés) a los versos del tema dotándolo un épico ambiente romántico. Una canción absolutamente maravillosa y una de las mejores interpretaciones vocales de Damon en su carrera. Otra joya para el cofre del tesoro.

Tras tanto (y tan buen) azúcar, «London Loves» nos devuelve a los mejores tiempos de la «new wave«. Potente tema pop con geniales teclados y la habitual maestría de Graham a la guitarra. La vena ochentera se deja ver también en la excelente «Message In The Trouble Center«, otro temazo en toda regla y una de las más queridas por los fans del grupo.

Mucho más relajada resulta «Clover Over Dover«, otra maravilla pop introducida a golpe de clavicordio y en la que todo suena perfecto y muy estimulante. El siguiente tema, «Magic America» es, en cambio, sensiblemente más vulgar en lo musical y sólo la guitarra de Coxon consigue darle un punto de originalidad a un tema que vive de su efectivo y pegadizo estribillo, ¿suficiente?, probablemente sí  y más si atendemos a la irónica crítica a la sociedad americana de sus versos.

«Jubilee» es el segundo acercamiento al punk del disco, aunque esta vez de una forma mucho más melódica. Otra muy buena canción aunque a estas alturas ya no debe extrañar. Y en estas llegamos al gran final: la espectacular «This Is A Low«. Sólo por las guitarras de Graham Coxon (el solo es de otro mundo) ya merecería un puesto en la historia, pero es que todo en ella es Babsolutamente sobresaliente. Su cadenciosa y tristona melodía te transporta a un lugar desde el que sólo puedes felicitarte por haber tenido la suerte de disfrutar de semejante monumento melódico. La última joya de un disco que se despide con «Lot 105«, un segundo instrumental que resta transcendencia al final del álbum y resulta muy simpático.

Uno de los mejores discos que jamas se han publicado, un absoluto imprescindible en cualquier colección y un disco 10. Una sucesión de himnos a la clase media británica que caló hondo en la cultura y en la sociedad de una generación definiéndola y describiéndola como sólo los grandes álbumes son capaces de hacer

Eran los reyes. Damon era el símbolo del éxito, joven, guapo, famoso, millonario, emparejado con la líder de los cool Elastica (con los que colaboró en varias ocasiones). Lo había conseguido, eran el grupo del momento y eran los abanderados de una nueva generación de pop puramente británico que pretendía reivindicar la música británica, un movimiento que se conoció como Britpop. Menswear, Elastica,  Echobelly, Dodgy, Cast, Ash, The Bluetones,  Gene, los revitalizados Pulp, Thurman o Supergrass salieron a la palestra,  otros como Boo Radleys y Dodgy, eran bandas ya conocidas que se subieron al carro… Entre todos los grupos de esta generación, sólo uno parecía poder disputarle a Blur el trono, una banda de cinco malencarados mancunianos que afirmaban ser directos herederos de los Beatles y que habían debutado con un notable álbum titulado «Definitely Maybe»…, Oasis…

Liderada por los polémicos hermanos Gallagher -Noel y Liam-, Oasis dieron muestra de una arrogancia que le hizo ganarse detractores y admiradores con gran celeridad. Su álbum, si bien también bebía de fuentes clásicas, resultaba mucho más rockero y la prensa británica vio la oportunidad perfecta para revitalizar el clásico duelo Beatles-Stones de los 60. Blur serían los melódicos e innovadores -los Beatles- y Oasis los «sucios» rockeros. No obstante, Oasis -admiradores de los de Liverpool- no aceptaban ese papel…, de ahí que el NME saliera a toda página a finales de 1994 con el titular «LOS DOS QUIEREN SER LOS BEATLES, NINGUNO LOS STONES»

El caso es que, como comentó el batería Dave Rowntree, «coincidieron dos buenos discos de dos grupos ingleses el mismo año, el nuestro y el de Oasis…, así que supongo que sí se podría hablar de un movimiento, eso fue el principio de lo que llamaron Britpop». Tener un movimiento entre manos y poder polarizarlo en dos bandas era algo que la prensa musical inglesa, maniquea y muy tendente al amarillismo, no podía desaprovechar

No obstante, esta polémica fue -por lo menos en inicio- un invento de la prensa. De hecho, durante la entrega de los Brit awards de 1994, en la que Blur ganó cuatro premios (álbum, banda, single y vídeo) para los que Oasis también estaba nominado, Damon declaró «nosotros Blurmerecemos estos premios tanto como Oasis» y Noel Gallagher afirmaba que «si yo tuviera 16 años creo que me molarían tanto Oasis como Blur».

Poco a poco la relación entre ambas bandas se fue calentando auspiciada por la prensa y por las frecuentes salidas de tono de los Gallagher que atizaban a todo y a todos.

Blur habían conseguido el número 1 en ventas de discos, pero no habían logrado el ansiado y prestigioso número 1 en la lista de singles, algo que si logró poco después Oasis con «Some Might Say«. Blur fue invitado a la fiesta de celebración de los de Manchester, Damon fue a felicitar a lo que éste contestó con un «Somos número 1, jódete segundón»… Como Albarn reconoció años después, «yo era joven, estúpido y muy competitivo, eso no iba a quedar así». La guerra estaba servida y la prensa iba a seguir echando leña al fuego…, pero eso será otra historia.

TEXTO: Guillermo Mittelbrunn Beltrán. 14 de diciembre de 2013.

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