BLUR. Capítulo 6 (1998-2000). «13», el fin de una época.

Damon Albarn quedó muy afectado tras la ruptura con Justine. «Estuvimos juntos durante ocho años. Es mucho tiempo, demasiado. Sobre todo si la relación es tan pública como era la nuestra. Fue poco realista e ingenuo pensar que podíamos atravesar aquella fama y no quedarnos en el centro. Estaba en una mala relación. Mi vida no estaba bien. No estaba en armonía. Fue una gran experiencia pero la verdad es que la cosa se jodió», declaraba el propio Albarn . Como ya hiciera en otros tiempos, se refugió en la bebida («El único momento en el cual yo me sentía seguro era encima de un escenario o cuando estaba realmente borracho. Beber se convirtió en un estilo de vida. Era una forma más llevadera para estar. Suena ridículo pero no sentía que fuese a vivir mucho tiempo, sentía que podía morir en cualquier instante«). Si bien, también encontró una gran fuente de inspiración en su desazón y empezó a escribir canciones de forma compulsiva («Pasé por una fase en la cual pensaba que tenía que justificar mis sentimientos, con todo lo que yo había invertido en esa relación. Como músico, la salida habitual es la música»). La actividad de Damon fue frenética, componiendo música para el que debería ser el próximo disco del grupo y , sobre todo, colaborando con terceros: empezó a trabajar con Michael Nyman en la banda sonora de la película «Ravenous» de Antonia Bird (que se acabaría editando en septiembre de 1999), e incluso hizo de gangster en la película «Face».

El resto de los miembros del grupo también llevaron una ajetreada agenda en este periodo entre discos. Graham empezó a preparar el que sería su primer disco en solitario The Sky Is Too High, mientras Alex montó el «grupo» Fat Les con dos de sus más célebres amigos de correrías nocturnas el artista Damien Hirst y el actor Keith Allen, con los que consiguió un gran éxito (número 2) con el single «Vindaloo» que se convirtió en el himno no oficial de la selección Inglesa de fútbol durante la Eurocopa de 1998. Por su parte, Dave, dejó la bebida, se casó y amplió sus estudios informáticos, “la mejor cosa de estar en Blur ahora es darnos a nosotros mismos la libertad de no tener que estar sólo en Blur”, declaró el batería.

Tras este periodo de «descanso», la banda decide lanzar, en febrero de 1998, Bustin ‘+ Dronin’. El disco se editaría en un principio sólo en Japón, país en el que la banda tenía un especial predicamento. El álbum en sí es una selección de temas del álbum «Blur» remezclados por varios productores, entre ellos  Thurston Moore , William Orbit y Moby. El grupo, especialmente Damon, quedó impresionado con el trabajo que Orbit había realizado con «Movin’ On«

Albarn estaba cada vez más interesado en la música electrónica y en cómo estos nuevos sonidos podrían dotar a sus nuevas canciones de atmósferas distintas que transmitiesen cómo se sentía. En su situación actual, no quería sonar alegre, todo lo que escribía era triste y pesaroso y creía que era necesario un cambio de sonido. Quería que Orbit fuera el productor del que debía ser el nuevo disco de Blur…, pero eso significaría abandonar al que ya era conocido como el «quinto Blur», Stephen Street. El resto del grupo era reticente al cambio, no sólo por la excelente labor de producción que Street había desempeñado en sus discos anteriores, si no por los lazos de amistad que les unían. Coxon se mostró especialmente temeroso al respecto. Stephen Street confesó que quedó «absolutamente desolado cuando Damon me dio la noticia».

Sea como fuere, y a pesar de las bajas, el grupo entró en junio de 1998 al estudio de grabación que Damon había alquilado en Ladbroke Grove, junto a su casa. Era un modesto y pequeño («era como grabar en un ascensor», dijo Alex) estudio rotulado con el número «13» en el que la banda trabajó durante tres semanas en sesiones de siete horas antes de trasladarse a los Mayfair Studios de Londres donde pasaron otros 15 días.

El ambiente durante la grabación no fue el mejor y como el productor dijo, «La tensión que había ido creciendo entre Graham y Damon llegó a su cenit aquí», versión que el batería Dave Rowntree respaldó, «El problema con 13 es que las cosas se empezaban a desmoronar entre nosotros cuatro. Hacerlo fue un proceso bastante triste. La gente no aparecía en las sesiones, o aparecían borrachos, insultaban y se iban cabreados». El propio Graham Coxon reconoce que tuvo gran parte de culpa en este ambiente, «Yo estaba muy loco cuando hicimos 13, con lo que tuve algunos buenos momentos musicales, pero quizá no era muy buena compañía. No tenía ni idea de que las cosas iban mal entre Damon y Justine, aunque fuera fácil de adivinar».

Graham bebía de forma desatada e iba mucho a su bola por aquel entonces. En agosto de 1998 editó su disco The Sky Is Too High, en el que había estado trabajando desde meses atrás. Curiosamente, se trata de un sencillo y disfrutable álbum en el que predominan los sonidos acústicos folk en lugar de los sonidos del lo-fi indie americano tan defendidos por el guitarrista, hasta el punto que recuerda más a los primeros trabajos de Elliott Smith que a los de Pavement. Hay momentos para el noise («That’s All I Wanna Do«, «I Wish«) pero brilla especialmente en sus momentos más sosegados como en la estupenda «Where’d You Go?«, «R U Lonely?«, la elliottsmithiana «Hard and Slow» o la extraordinaria «A Day Is Far Too Long«. Un muy apreciable debut que no tuvo la más mínima repercusión comercial pero que recibió excelentes críticas por la práctica totalidad de la crítica musical especializada.

Volviendo a Blur, a pesar de no disfrutar del mejor ambiente, la banda gozó del sistema de trabajo de Orbit basado en largas jam sessions y un gran trabajo de edición posterior. «Nosotros nos limitamos a hacer las cosas como nos gustaban y al final de cada sesión William guardaba las cintas, con horas y horas de jams, grooves e ideas con las cuales se puso a trabajar», recordaba Albarn. Por su parte, Coxon afirmó en el mismo sentido «13 es un disco real y muy creativo. Salió de muchas sesiones de improvisación. Horas y horas y horas para hacer estas canciones. Escuchar eso estaba lleno de magia».

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01. Tender
02. Bugman
03. Coffee & TV
04. Swamp Song
05. 1992
06. B.L.U.R.E.M.I.
07. Battle
08. Mellow Song
09. Trailerpark
10. Caramel
11. Trimm Trabb
12. No Distance Left To Run
13. Optigan 1

«13» el el álbum que Damon Albarn, alma creativa de Blur, utilizó para vomitar sus sentimientos tras su ruptura con Justine Frischmann. Los títulos que barajaron para el álbum dejaban a las clarasy desde el principio la inspiración y el ambiente reinante en el mismo: «Blue» o «When You’re Walking Backwards To Hell, No One Can See You, Only God», fueron algunos de los posibles títulos pensados, pero -afortunadamente- acabaron decidiéndose por «13» en referencia al estudio en el que se concibió la mayoría del álbum.

Lanzado en marzo del 99, es un disco especialmente experimental en el que se nota mucho, quizás demasiado, la mano del nuevo productor. Blur nunca quisieron repetirse y con «13» pensaban dar un paso más (o varios) de lo que hicieron en «Blur» y es posible que, en cierta medida, se les fuera la mano. La crítica recibió bien el disco en líneas generales si bien no dejaron pasar por alto los dos puntos débiles más marcados del disco: la producción (Allmusic afirmó que «la banda alcanza aquí alguno de sus picos creativos aunque la efectista producción de Orbit no está al servicio de las canciones») y la excesiva duración del mismo («le sobran al menos 15 minutos y se hace pesado…, y es una lástima porque Damon nunca cantó tan bien como aquí, Graham está brillante y hay canciones estupendas», NME).

Y es que este «13» es definitivamente un buen álbum. Tiene algunos momentos sobresalientes -quizás de los mejores de su carrera- y mucho notables, pero, en algún momento de su minutaje da la sensación de no estar controlado. Es como si el afán amoroso-exorcizador de Damon por una parte, y las ganas de hacerse notar como productor de Orbit por otra, hubieran acabado fagocitando a Blur como entidad. El disco contiene pasajes instrumentales a raudales, tan brillantes algunos como tediosos otros, que colaboran a crear el ambiente pesaroso y tristón que inunda el disco dotándolo de una coherencia que hace que éste deba ser degustado en su totalidad, como unidad… Y esto no es fácil, debido a su más de una hora de duración. En mi opinión, Orbit se quedó corto en su trabajo de edición y debió conseguir mayor concreción en muchos de los temas que componen el LP.

Con una bonita pintura -obra de Graham Coxon- en la portada, el álbum alcanzó el número 1 en Inglaterra y volvió a ser un Top-100 en Estados Unidos empujado por su glorioso tema de apertura y primer sencillo del disco: la tremebunda «Tender«. ¿Qué decir? Una de las canciones más emotivas, emocionantes y radicalmente buenas de la historia. Un pelotazo que no consiguió el número 1 tapada por el «Baby One More Time» de Britney Spears y quedó en un tan honroso como injusto segundo puesto. Fruto de la colaboración de Damon y de Graham (que aportó la parte de «Ooh my Baby, oh my baby, Oh Why, Oh my»), la canción roza literalmente el cielo gracias a la intervención del London Community Gospel Choir y sus cuarenta épicas y portentosas voces que hicieron descartar la idea original de arreglar el tema con cuerdas. El NME la definió como «rock gospel espacial», yo la defino como una canción sencillamente enorme, un triste canto a la esperanza tras el amor perdido que se convierte por derecho propio en uno de los mejores momentos de la carrera de Blur.

Tras el delicioso sosiego y la paz en la que nos acompaña «Tender», «Bugman» nos devuelve a los Blur más noisy  y vuelve a ser un edificante ejercicio de guitarreo efectista. La producción de Orbit la dota de un ambiente opresivo que resulta interesante pero que le resta frescura al tema e impide disfrutar de algunos instrumentos (batería y bajo) que acaban devorados por la densa capa de efectos que cubren la canción, mucho mejor en directo. Buen tema en cualquier caso.

ImagenTras un tema de «gospel espacial» y otro de punk futurista, la soberbia «Coffe & TV» nos recuerda por qué Blur serán recordados como uno los mejores creadores de pop de la historia. Con reminiscencias britpoperas (recuerda a sus tiempos de «Modern Life Is Rubbish»), vuelve a ser -como Tender- un ejemplo de la colaboración Albarn+Coxon. Damon compuso la música, mucho más tranquila en origen y no terminaba de conseguir una letra, así que se la dio a Graham para que la escribiera. Al día siguiente, Coxon llegó con una letra sobre el café y la televisión -los dos elementos que le estaban ayudando a superar su adicción al alcohol-, modificó el ritmo de la canción y…, bueno, es la joya que todos conocemos. Damon recuerda: «Cuando la escribí era más lenta, un Country Blues calmado. Yo realmente no podía sentir más, estaba seco, por lo que no podía terminar la letra y se la pasé a Graham. Empezamos a tocarla y nadie entraba en ella. Graham lo intentó más rápido y consiguió el ritmo, él estaba oyendo mucho a Sonic Youth y lo intentamos un poco a su estilo . Entonces cogimos prestado el ritmo y funcionó. Después Graham la cantó y no lo hizo muy bien. Yo le dije: ‘Eso no es suficientemente bueno’. Días más tarde él la cantó de nuevo y yo canté para completar las armonías. Ahí estaba el tema final». La canción es maravillosa en sí, pero acabó de redondearse merced al fabuloso videoclip que dirigieron Hammer & Tongs, sí el de los tetrabricks de leche… Maravilloso single que sólo alcanzó un puesto 11 en listas.

La caústica «Swamp Song» mantiene el buen tono y demuestra que las referencias a Pavement sobrevivieron a «Blur» y permanecen vivitas y coleando en este «13». Las referencias a Justine y su adicción a la heroina se vuelven a hacer patentes, «Nunca he conocido el amor verdadero, incrústalo en mis venas», grita Damon.

«1992«, es una de las mejores canciones del disco. Muy emocional, su título hace referencia al annus horribilis del grupo, en el que estuvieron a punto de desaparecer, mientras que su letra vuelve a tratar el tema de la ruptura entre Damon y Justine («Te gustaba mi cama, pero acabaste eligiendo la del otro…»). A nivel sonoro recuerda a las tristes melodías de las primeras baladas del grupo, si bien la mezcla final no termina de cuajar. Orbit dijo de Coxon que era «el mejor guitarrista que he oído, ese tío es capaz de hacerte llorar con su guitarra», sin embargo en esta canción no le saca el partido que la sobresaliente interpretación de Graham merece…, sólo hace falta oirla en directo para apreciar la diferencia.

Tiempo para el siempre presente corte punk del disco, una cita ineludible en todos los discos de Blur. En esta ocasión, «B.L.U.R.E.M.I.«, no es de los mejores exponentes del particular catálogo del grupo y yo la hubiera sustituido por algunos de las buenas caras B que acompañaron a los singles del disco, como «All We Want» (cara B de Tender) o «So You» (cara B de «No Distance Left To Run»). Resulta entretenida pero poco más. Perfectamente prescindible si bien mejora muchísimo en directo donde, desprovista de los artificiosos efectos de Orbit, sí resulta edificantemente anfetamínica. Y es que, a estas alturas del disco, la producción de Orbit tiene más sombras que luces, el anterior productor de Blur, Stephen Street opinó al respecto del trabajo de su colega «Me gusta, pero no soy imparcial, yo soy un gran fan de Blur. Sin embargo, puedo imaginar que algunas personas pueden estar un poco desilusionadas con la dirección que ellos han tomado. La voz de Damon pesa mucho,  el bajo de Alex está demasiado reducido … No es como yo lo habría producido pero aún así creo que es un buen disco».

Con todo, Orbit también produjo con maestría temas como «Tender» o  «Coffee And TV», pero en temas como la excelente «Battle» se le fue la mano. Quizás es el tema que mejor ilustra el cambio sonoro que estaba afrontando el grupo y sería mucho mejor de lo que ya es si redujera a poco más de la mitad su excesivo minutaje (7’44»). Sus mejores momentos -que son brillantísimos- acaban diluyéndose en un desarrollo excesivamente largo. Orbit consigue una atmósfera genial, pero necesita de mayor concreción.

Con «Mellow Song» llega otros de los momentos más inspirados del disco, sus sorprendentes aires psicodélico-arábigos en la segunda parte de la canción ejercen de excelente contrapunto a la encantadora y perezosa primera mitad del tema. Muy, muy buena.  «Trailerpark«, aunque podría haberse desarrollado un poco más, es otro corte muy disfrutable que nos devuelve a los Blur más influenciados por los sonidos de su admirado Beck y por la electrónica.

«Caramel» es otro acto de incontinencia de Orbit, o de Damon, o de ambos…, la tercera canción, tras «Tender» y «Battle», que supera los siete minutos…, y de nuevo le sobra la mitad. Es muy, pero que muy buena, pero se hace tediosa a causa de su artificial y excesiva duración. Es una lástima, porque tiene momentos soberbios. De hecho, en la gira que el grupo realizó en 2013, 14 años después del lanzamiento del disco, volvieron a tocar este tema reduciendo su duración a poco más de cuatro minutos con excelentes resultados.

A estas alturas el disco ya se hace largo y llegamos justos de fuerzas, pero es el momento de no desfallecer porque parte de lo mejor que nos ofrece este «13» está al final.  La cadenciosa y más que notable «Trimm Trabb» da comienzo al fin de fiesta, una fija de sus conciertos a partir de entonces y un excelente tema que nos prepara para una de las obras maestras de la carrear del grupo y quizás la más emocionante canción de desamor que se haya escrito con permiso del «Layla» de Eric Clapton, estoy hablando de la estratosférica «No Distance Left To Run«.  «Se acabó, no tienes que decírmelo. Espero que esta noche la pases con alguien que te haga sentir segura mientras duermes, no me mataré intentando permanecer en tu vida, no me queda camino que recorrer» canta con voz quejumbrosa Damon mientras Graham hace arte con la guitarra. Una maravillosa balada con una letra demoledora  y una melodía extremadamente triste que acompaña perfectamente. Coxon, muy en su mundo interior y enormemente distanciado de Albarn en esta época, se enteró de los problemas de la pareja al escuchar la letra del tema, «Me quedó muy claro cuando escuchamos la letra. En cierto modo fue una forma de darme cuenta de que Damon no era un maníaco ambicioso y despiadado sin sentimientos. Era de carne y hueso y estaba sufriendo. Ese tipo de cosas me hacen quererlo de nuevo. Pensé: ‘Vaya, es como yo, sólo que lo hace de otra forma’, me gustó ver que era capaz de sentir de esa forma». La canción se editó como single y alcanzó un puesto 14 en listas.

Un gran final para un disco (si bien la experimental e instrumental «Optigan 1» ejerce de cierre real) que, siendo muy bueno, podría haber sido mucho mejor con una mayor contención en la duración de las canciones (de los tres cortes que superan los siete minutos «Tender», «Battle» y «Caramel», sólo la duración del primero parece justificada) y con una producción menos atmosférica o, por lo menos, no tan exclusivamente atmosférica. Las baterías y los líneas de bajo se pierden habitualmente entre los mantos de efectos propuestos por Orbit restando muchos matices a las canciones. Es un álbum es el que se nos presenta a unos Blur muy distintos -no hay ni un solo tema medianamente alegre (si acaso la nostágica «Coffee & TV») y tanto sonidos como versos se vuelven mucho más introspectivos y reflexivos-, pero de nuevo demostrando un desbordante y arriesgado talento.

Parece que, la terapia de desintoxicación de su adicción a Justine que supuso para Albarn este «13»,  funcionó y empezó a dejarse ver acompañado de la artista de origen cubano Suzi Winstanley con la que ,unos meses después, en octubre de 1999, acabaría teniendo una hija, Missy Albarn. Un mes antes del nacimento de su hija, Damon vería como se editaba «Ravenous», banda sonoro de la película del mismo título y que el líder de Blur firmó junto al minimalista músico clásico Michael Nyman.

Y es que, después de 13 y su posterior gira,  la banda entró en un paréntesis durante lel que los miembros de Blur se dedicaron a llevar a cabo otros proyectos. El disco había tenido éxito, pero era más que obvio que ya no eran un grupo unido así que un descanso parecía una buena opción. De esta forma, Graham Coxon, comenzó a preparar su segundo álbum en solitario que, bajo el título de «The Golden D» acabaría editándose en junio de 2000.

Comparando las buenas sensaciones que transmitió en 1998 su debut en solitario («The Sky Is Too Hight»), este «The Golden D» resulta francamente decepcionante. Absolutamente arrojado en brazos del rock independiente americano, suena potente y descarnado pero va justito de inspiración. Lo mejor del álbum es la versión del «That’s When I Reach For My Revolver» de los post-punk Mission of Burma (1981) y la acústica «Keep Hope Alive«, la única que recuerda a su muy apreciable disco de debut.

Por su parte, Damon continuó con su relación con el cine, componiendo la estupenda banda sonora de «Ordinary Decent Criminal», película protagonizada en 2000 por Kevin Spacey y Collin Farrell. El disco incluye cinco fantásticas canciones de Damon. «One Day At a Time«, en el que Damon colabora con Massive Attack, «Kevin On A Motorbike«, «Chase After Gallery» y la estupenda «Bank Job» son mucho más ambientales, pero «Dying Isn’t Easy» es un temazo en toda regla, una fantástica canción -con coro negro incluido- en la que Albarn demuestra una vez más sus enormes dotes como creador de melodías.

En octubre de 2000, y ante la aparente inactividad de Blur como grupo, EMI/Parlophone con la excusa del décimo aniversario del grupo, intenta seguir exprimiendo el grupo lanzando el primer recopilatorio del grupo, «Blur: The Best Of» incluyendo 17 de los 23 singles que el grupo había editado hasta el momento -«There’s No Other Way» y «She’s So High» (de Leisure); «For Tomorrow» (de Modern Life Is Rubbish) «Parklife», «End of a Century», «Girls & Boys», «This Is a Low» y «To the End» (de Parklife); «The Universal», «Charmless Man» y «Country House» (de The Great Escape); «Beetlebum», «Song 2» y «On Your Own» (de Blur); «Coffee & TV», «No Distance Left to Run» y «Tender» (de 13)- más un nuevo tema compuesto para la ocasión. «Music Is My Radar«,  que así se tituló la canción, fue un nuevo giro de tuerca de Damon y compañía. De marcado tono experimental y electrónico, fue lanzado como single sin ninguna repercusión, si bien sirvió de apoyo para un álbum recopilatorio que alcanzó el puesto número 3 en las listas de ventas.

A finales de 2000, Blur no parecía ser una prioridad para ninguno de los miembros del grupo y todos parecían estar más ocupados en sus proyectos personales. Es en este escenario cuando Damon decide centrarse en un antiguo proyecto que había creado junto su amigo el dibujante de comics Jamie Hewlett. Un proyecto consistente en una banda virtual que parodiara lo «insustancial que resultaba  toda esa mierda prefabricada que estábamos viendo en la MTV”. Jaime se encargaría del arte gráfico y Damon de la música. El grupo se llamaría Gorillaz y estaría liderado por 2D (encarnación virtual del propio Albarn) y  Murdoc (Jamie Hewlet) y secundados por Noodle y Russel, interpretados en esta primera versión de la banda por Miho Hatori y Russel Hobbs respectivamente. Gorillaz no era un divertimento para Damon, era una alternativa a Blur, pero eso es otra historia.

TEXTO: Guillermo Mittelbrunn Beltrán, 4 de enero de 2014.