BRIAN WILSON: «No Pier Pressure» (2015) (6,5/10)

1. «This Beautiful Day»  (Wilson-Thomas)
2. «Runaway Dancer» (Wilson-Thomas)
3. «What Ever Happened»  (Wilson-Thomas)
4. «On The Island» (Wilson-Thomas)
5. «Our Special Love»  (Wilson-Thomas)
6. «The Right Time»  (Wilson-Thomas)
7. «Guess You Had To Be There»  (Wilson-Thomas)
8. «Tell Me Why»  (Wilson-Thomas)
9. «Sail Away» (Wilson-Thomas)
10. «One Kind Of Love» (Wilson-Thomas)
11. «Saturday Night» (Wilson-Thomas)

12. «Half Moon Bay» (Wilson-Thomas)
13. «The Last Song» (Wilson-Thomas)

Quede claro que Brian Wilson me parece uno de los mayores genios que ha dado la historia de la música. Probablemente, junto a Lennon, McCartney, Townshend y Davies represente la quintaesencia de la melodía sesentera. Discos como «Today», «Pet Sounds» o «Sunflower» deberían servir de prueba suficiente de semejante afirmación.

Desgraciadamente, en gran medida lastrado por sus problemas mentales, la carrera en solitario del genial músico ha quedado lejos de sus trabajos con los Chicos de la Playa. No obstante ha firmado algunos buenos trabajos como «Brian Wilson» (1998) o el más reciente «That Lucky Old Sun» de 2008. La extraordinaria reconstrucción de «Smile» que llevó a cabo en 2004,  los notables álbumes de versiones de Gershwin  («Brian Wilson Reimagines Gershwin» de 2010) y de películas Disney («In the Key of Disney» de 2011), así como su destacable aportación al más que decente disco de reunión de los Beach Boys «That’s Why God Made the Radio» de 2012, hacían pensar que el septuagenario Wilson se encontraba en un buen estado de forma musical. Entonces, ¿es «No Pier Pressure», que así se titula el álbum, un disco a la altura de su creador?. Veremos.

Por ponernos en situación. Como era de esperar, teniendo en cuenta los precedentes, la gira de reunión de los míticos Beach Boys no terminó del todo bien. El disco fue un éxito (número 3 en las listas Billboard), así como la recepción de los conciertos, pero las tensiones entre Mike Love y Wilson terminaron con un nuevo alejamiento de posturas. Mike seguiría girando con unos nuevos Beach Boys y Brian volvería a su retiro, aunque su página web enseguida anunció que estaba grabando y produciendo un nuevo trabajo en solitario que contaría con la participación del brillante guitarrista británico Jeff Beck, y sus ex-compañeros de The Beach Boys Al Jardine, David Marks y Blondie Chaplin.

Por razones aún no detalladas por ninguna de las partes, el material producido durante esas sesiones decidió desecharse y Wilson siguió trabajando en el estudio hasta que en el invierno de 2014 anunció que el disco estaba terminado. La idea era contar con varias voces colaboradoras y armar un disco de «duets». El título del álbum sería «No Pier Pressure» y se editaría en la primavera de 2015.

La primera mala noticia, al tener el álbum entre las manos, es comprobar que el disco estaba producido de nuevo por Joe Thomas, uno de los más recalcitrantes representantes del más puro sonido AOR. Amante del demoníaco Autotune y arquitecto de pulcros y fríos sonidos. Thomas ya colaboró con Wilson en la producción y la composición de los temas del último disco de los Beach Boys «Why God Made The Radio» y en algunos de sus trabajos en solitario, como el insípido «Imagination» de 1998.

No obstante, la cosas empiezan muy bien con la breve y preciosista «This Beautiful Day«, una bonita, serena y sobresaliente balada con una melosa melodía que a pesar de sus azucarados arreglos  funciona de forma fantástica como arranque del disco. Excelente comienzo que hace que empecemos a albergar unas esperanzas que se tambalean con «Runaway Dancer«, una extraña suerte de electro-pop con dueto con el miembro de Capital Cities Sebu Simonian. No es que sea una mala canción, simplemente descoloca.

La excelente bien conservada voz de su es-compañero de The Beach Boys, Al Jardine, es la protagonista de «Whatever Happened«, una evocadora balada que roza la ñoñería. Resulta agradable, está bien construida pero es tan blandita y autocomplaciente resulta absolutamente inofensiva. Es cierto que Wilson nunca ha sido muy amigo de decibelios y estridencias, pero su música siempre ha tenido un algo que aquí se pierde entre azucarados mantos de armonías autotuneadas. Está muy lejos de ser una mala canción, en cualquier caso. «On The Island«, la siguiente canción, cuenta con la colaboración del dúo de indie folk estadounidense She & Him, y se trata de una agradable canción de aromas hawaianos en la que destaca la acertada interpretación de  Zooey Deschanel. Buen tema.

 El comienzo y el final  de «Our Special Love» nos recuerdan al mejor Wilson, pero enseguida penetra en ambientes de «radio-fórmula madura» bastante prescindible. Una lástima porque esta canción apuntaba maneras. El joven cantante Peter Hollens colabora en el tema. También tiene muy buenos momentos «The Right Time» en la que el ex-Beach Boy Al Jardine vuelve a tomar la voz cantante en las estrofas mientras Brian luce falsetto en los estribillos. Muy agradable, muy blandita también, pero da gusto escucharla.

La joven estrella country Kacey Musgraves es la voz principal en «Guess You Had To Be There«, un pegadizo medio tiempo de country-pop  que es de lo mejor del disco pero en la que es difícil reconocer el estilo de Brian Wilson como compositor. Algo más reconocible resulta «Tell Me Why«, pero, de nuevo, lo mismo AOR puro, límpidos arreglos y un sonido demasiado empalagoso… Y cuando ya estamos a punto de rendirnos llega «Sail Away» con dos ex-Beach Boys, Blondie Chaplin y Al Jardine, compartiendo estudio con Brian y, sin ser ninguna joya, nos anima a seguir un poco más, y la espera merece la pena, pues, «One Kind Of Love» es, junto a «This Beautiful Day», lo mejor del disco. Ahora, sí, muy Brian Wilson…, lejos de su mejor material, pero muy reconocible. Muy buena canción y grandes arreglos vocales.

Hay esperanza, pero la soporífera «Saturday Night«, con el joven Nate Ruess al micro, nos devuelve a la radio-fórmula menos edificante. Lo peor del disco, una canción muy floja que no debería estar en el catálogo de semejante genio… Y es que no podemos olvidar que Brian Wilson ha sido uno de los grandes. Sus problemas mentales, el abuso de drogas y las influencias maliciosas de su entorno acabaron por apagar, hace ya mucho, una de las estrellas más brillantes del firmamento musical… Aún así, a veces, como si se escapara por una rendija de su torturado cerebro, su talento nos deja joyitas como «Half Moon Bay«, el maravilloso instrumental que encontramos a continuación y, para rematarlo, «The Last Song» con sus hermosos arreglos vocales y su maravillosa melodía deja el disco a una altura que ni siquiera los pomposos arreglos de la parte final de la canción consiguen estropear.

VALORACIÓN GUILLETEK: 6,5/10

Texto: Guillermo Mittelbrunn Beltrán. 26 de abril de 2015

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THE BEACH BOYS. Capítulo 16 (1972-1973). Carl toma el poder. “Carl & The Passions: So tought” y «Holland»

Con Nick Grillo sustituido y con Jack Rieley como manager personal y “casi” miembro del grupo, los Beach Boys contratan a Stephen Love (hermano de Mike) como representante. La labor de Steve no era sencilla: Brian (o lo que quedaba de él) estaba prácticamente fuera de combate y Bruce se había ido… los escarceos de Dennis con todo tipo de sustancias y su alborotadísima vida sentimental tampoco ayudaban a fomentar la estabilidad que todo representante desearía. Quedaba el núcleo duro, o lo que es lo mismo, Carl, Mike y Alan. Este núcleo duro, junto a los nuevos miembros (Rickie y Blondie ) y Steve Love tienen la titánica tarea de hacer resurgir al grupo de sus cenizas e intentar mantener la recuperación comercial que había supuesto “Surf’s Up” de cara a su compañía de discos.

Brian, ajeno a todo esto, centró su interés musical en producir un disco para Spring, el grupo de Marilyn -su mujer- y Diane, hermana de ésta y… amante de Brian… Marilyn lo sabía y soportó la situación, ”prefería que estuviera con mi hermana que con otra…, ella no me iba a robar a mi marido”. En lo musical, el disco de Spring es una maravilla. Sin duda, la última gran labor como productor de Brian Wilson. Integrado por versiones, destacan los arreglos del ”Superstar” de Leon Russell o las delicadas versiones de los propios Beach Boys como ”Forever” o la esencial ”This whole world”. Un paréntesis para el arte entre hamburguesas, heroína, alcohol, cocaína y una veintena de cajetillas de tabaco diaria… Pero nada, ni la música, podía parar esas malditas voces: ”Vas a morir pronto…, y sufrirás Brian, será una muerte horrible”.

Marilyn, que hasta ahora había interpretado las excentricidades de su marido como “rarezas de genio”, empezaba a estar preocupada por los cada vez más frecuentes episodios de abierta locura de Brian. Fue por esta época cuando ella se comenzó a plantear seriamente solicitar ayuda psiquiátrica para su marido, pero el grupo –aparentemente convencido de que no eran más que las citadas “rarezas de genio”– se negó en redondo por la mala publicidad que supondría para la banda. Poco, o nada, quedaba ya del genio, del muchacho brillante, físicamente desmejorado y mentalmente destrozado…

ImagenBrian en 1972
     1962                                                                                                                                           1972

Pero, como diría aquel, “el show debía continuar” y, siguiendo con frases hechas, “a rey muerto, rey puesto”. Para enfado de Mike, que se había erigido en líder del grupo en las actuaciones en directo tras el retiro de Brian, Carl asume la batuta del grupo con mano férrea.

En un hábil movimiento para mantener el interés del público sobre el grupo, Carl sorprende al mundo anunciando en marzo de este 1972 que las cintas de «SMiLE» estás siendo revisadas para, tras retocar algunas partes, ser editadas a finales del otoño de ese mismo año. Por desgracia, eso nunca ocurrió y destinaron sus esfuerzos a un nuevo trabajo. Apasionado por el soul, y empujado por el nuevo empaque que la recién incorporada base rítmica había dado al grupo, el benjamín de los Wilson lidera un nuevo giro de tuerca de la banda.

”CARL AND THE PASSIONS: SO TOUGHT”
Editado en USA en mayo de 1972

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CARA A
1. You Need a Mess of Help to Stand Alone (B.Wilson-J.Rieley)
2. Here She Comes (R.Fataar-B.Chaplin)
3. He Come Down (A.Jardine-C.Wilson-M.Love)
4. Marcella (B.Wilson-T.Almer-J.Rieley)

CARA B
5. Hold On Dear Brother (R.Fataar-B.Chaplin)
6. Make It Good (D.Wilson-D.Dragon)
7. All This Is That (A.Jardine-C.Wilson-M.Love)
8. Cuddle Up (D.Wilson-D.Dragon)

El 72 fue un buen año. Los Stones sacaron uno de sus mejores discos, si no el mejor, de su carrera: el fabuloso «Exile on Main St», Bowie se saca de la manga el inconmensurable «Ziggy Stardust«, Deep Purple incendian los escenarios desde su «Made in Japan», Lou Reed se reinventa con «Transformer», los Big Star se presentan al mundo… Y, ¿qué hacen unos Beach Boys que han recuperado parte del crédito perdido, pero que ya no tienen entre sus filas a su miembro principal?

En un simbólico giro la banda recupera, aunque sólo sea en el título, uno de los nombre que barajaron cuando formaron el grupo a principios de los años sesenta: Carl & The Passions. Bajo sus nuevos «alter ego» el grupo suena completamente distinto. Los Beach Boys apenas son reconocibles. Mucho más sólidos en lo rítmico (contribución de los nuevos fichajes), mas viscerales…, pero menos inspirados.

Los nuevos Beach Boys. Carl, Al, Ricky, Dennis, Blondie y Mike
Los nuevos Beach Boys. Carl, Al, Ricky, Dennis, Blondie y Mike

La discográfica, que rechazó el disco en primera instancia por su mediocridad, tomó la desgraciada decisión de editarlo en un disco doble junto a una reedición de “Pet Sounds” (de cuya adquisición de derechos querían sacar réditos). Obviamente, este “So tought” no soportaba la comparación. Casi ningún disco lo haría, estamos hablando de aguantar el envite de uno de los mejores LP’s de todos los tiempos. Sólo sirvió para que el público echara de menos a los viejos Beach Boys y, sobre todo, a Brian.

El LP no es, ni de lejos, una obra maestra, pero tampoco es tan malo como la historiografía del grupo se ha empeñado en destacar. Nunca he entendido cómo “Holland” (el disco que sigue a este “So Tought”) es tan elogiado y el que nos ocupa tan denostado. En mi opinión es un disco notable que adolece de singles y que sufre de la falta de cohesión del grupo. En la edad dorada del disco conceptual, el grupo se presenta dividido en cuatro grupúsculos: Brian por un lado, Dennis por otro, Carl, Al y Mike en el tercero, y Ricky y Blondie en el cuarto.

El disco se abre con la marchosa «You need a mess of help to stand alone» (enlace), una de las dos composiciones de Brian para el LP. En esta ocasión les dio la música y poco más ya que ni escribió un verso de la letra (a cargo del manager Jack Rieley). Carl y Brian produjeron juntos este tema que acabó siendo editado como single sin ninguna repercusión. La voz de Carl, como siempre, sobresaliente.

La pareja de nuevos miembros debutan con una composición propia, la fabulosa «Here she comes» (enlace), digna del mejor McCartney de los 70. Muy alejada del estilo clásico de los Beach Boys, demuestra que Ricky y Blondie eran mucho más que comparsas. De hecho, demuestran bastante más talento del que se destila de la composición del “nucleo duro” (Mike, Al y Carl) en la vulgar «He come down» (enlace). Otra canción dedicada al Maharishi, esta vez en tono pseudo-gospel… Muy floja.

La cara A de este breve LP (sólo 8 canciones) concluye con el que es el tema más comercial del disco y la segunda y última aportación de Brian: «Marcella» (enlace), la canción más recordada de este disco. Brian la compuso con su amigo Tandy Almer intentando imitar el estilo de los Rolling Stones (en la parte de las estrofas). Posteriormente, Jack Rieley le añadió una atrevida letra sobre una prostituta en un intento de alejar al grupo se su imagen mojigata. Queda lejos de las mejores obras de Brian, pero es infecciosamente pegadiza y es, técnicamente, perfecta. Mención especial merecen las guitarras en este otro fallido single del grupo.

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La cara B es inaugurada por el dúo Fataar-Chaplin con otra más que notable composición, la balada «Hold on dear brother» (enlace). Con un aire soul y de marcados arreglos country, vuelve a no tener nada que ver con el estilo beach boy y vuelve a ser una enorme canción. Ricky y Blondie componen bien, tocan fantásicamente y la voz del último es una joya.

Pero a pesar del buen hacer de los nuevos, y aún con los buenos temas de lo que queda del genio Brian Wilson, el beach boy más en forma en términos de creatividad en estos primeros setenta era el díscolo Dennis. Y desde luego que lo demuestra con la simpar «Make it good» (enlace). Orquestada por Daryl Dragon es un homenaje a la sensibilidad. Una barbaridad. La mejor canción del disco con sus apenas dos minutos de duración. Si aguantas sin emocionarte, no eres de los míos. Dennis Wilson era un genio, no se hable más.

Medio atontados por el golpeo emocional que supone el temazo de Dennis, asistimos a una nueva creación del trío Al, Mike y Carl, y una nueva canción dedicada a la meditación… ¿nos echamos a temblar?, pues, a pesar de los precedentes, no. «All this is that» (enlace) es un pedazo de canción, con maravillosos juegos vocales y una melodía muy inspirada. Fantástica canción en definitiva que da paso de nuevo a Dennis quien vuelve con otra buena canción, «Cuddle Up» (enlace), de preciosas estrofas (también muy mccartianas) e intrigante estribillo para poner fin al disco.

“Carl & The Passions: So tought” alcanzó un número 50 en listas y fue recibido de forma tibia por la crítica. Rolling Stone fue clara ”al menos han sido honestos al llamarse Carl & The Passions en lugar de Beach Boys, porque la diferencia es importante, se llama Brian Wilson”.

Mientras, en su lujosa casa californiana, Brian, por primera vez desde que tenía uso de razón, había dejado de escuchar música en su cabeza…, ni una nota, sólo esas voces. Era un hecho, estaba loco…

Jack Rieley, líder comercial de la banda en aquel 1972, tenía una idea: ”¡¡Vamos a Holanda a grabar una obra maestra!!”. Su ocurrencia consistía en intentar recuperar a Brian sacándolo de la enfermiza cueva en la que se había convertido su mansión californiana. Además, si el destino era un lugar tan favorable a la banda como Holanda, mejor que mejor. Desde “Pet Sounds”, los Beach Boys fueron mucho mejor recibidos en Europa que en su país natal.

Salir de su entorno habitual podría ser, en la estrategia trazada por Rieley, una especie de terapia de grupo. La banda está disgregada en cuatro partes (Brian por un lado, Dennis por otro, los surafricanos en un tercero y el núcleo duro en el último) y “llevarlos de excursión” podía servir para estrechar viejos lazos. El grupo recibió bien la idea. Conocían el destino, les gustaba, y veían con buenos ojos la idea de cambiar de aires durante un tiempo…, todos, menos Brian. El mayor de los Wilson se negó en redondo y el resto tuvo que utilizar todas sus capacidades de persuasión para convencerlo.

Brian seguía cayendo y, además, era consciente de ello. Su consumo de drogas obsesivo y la continua presencia de aquellas amenazadoras voces lo tenían al borde del precipicio. Con la banda preocupada esencialmente por su carrera musical y Marilyn ocupándose de las hijas del matrimonio, apenas unos pocos amigos se ocupaban de Brian. Uno de ellos era Van Dyke Parks, sí, el letrista del frustrado «SMiLE». Parks amaba la música de Wilson y no perdía oportunidad de intentar sentar a su amigo al piano convencido de que, la música, era la única medicina que podía salvarlo. Así que cuando un día Brian, sabedor de que Parks practicaba sesiones de hipnosis, le pidió desesperadamente que lo hipnotizase para convencerlo de que no estaba loco, lo tuvo claro: ”Vale Brian, lo haré, pero quiero que compongas una buena canción para mí…, una buena”…

Entre tanto, el resto seguía preparando el desembarco holandés. En la primavera de 1972, los siete Beach Boys , otras treinta personas (equipo técnico y mujeres, novias e hijos de los miembros del grupo) y dos perros estaban citados en el aeropuerto de Los Ángeles para partir rumbo a Amsterdam. Trasladar a Brian no fue fácil, desapareció del aeropuerto un par de veces alegando que ”había olvidado cosas muy importantes”. Al final lograron subirlo en el avión a la fuerza, pero, en algún momento consiguió bajarse sin ser visto. Cuando llegaron a Amsterdam y no encontraron a Brian por ningún sitio, Marilyn llamó alarmada al aeropuerto de Los Ángeles… ”tranquila señora…, su marido está bien…, lo encontramos dormido en la sala de equipajes…” Finalmente Brian fue, otra vez a la fuerza.

El grupo no reparó en gastos, hasta 500.000 dólares en ocho meses de estancia. Alquilaron once casas y diez coches de lujo y además compraron una furgoneta y tres utilitarios. Lo pasaron bien pero llegado el momento de trabajar se encontraron con un problema: los estudios locales no eran lo que técnicamente necesitaba la banda. Nadie escuchó la sensata sugerencia de Brian de grabar en los estudios de los Beatles en la cercana Londres, y decidieron trasladar, pieza a pieza, el estudio de Brian hasta Amsterdam .

Mientras, el grupo se había dedicado a sus juergas…, y a componer. Lo hicieron por separado: Al y Mike por un lado, Ricky y Blondie por otro, Dennis y Carl cada uno por su cuenta… ¿y Brian? Quería hacer una obra maestra. Rememorando su época de «SMiLE» comenzó a esbozar fragmentos sueltos –sus famosos feels-, apenas pequeños esbozos sobre los que quería narrar (no cantar) un cuento infantil sobre un transistor mágico…”Yo creía haber compuesto una obra maestra”, recuerda Brian, ”pero cuando se la toque a los chicos…, recuerdo la cara de Carl, parecía decir “¿qué mierda es ésta?”… yo quería que estuviera en el disco”. Por primera vez, en diez años, el grupo rechazaba una composición de Brian, la única que creó para este disco, “Mount Vernon and Fairway

Finalmente el grupo no grabó demasiado material en Holanda. Grabaron el cuerpo del disco pero coincidieron en que lo mejor sería terminarlo en casa. Y así lo hicieron. Pero no todos volvieron de Holanda, Rieley se quedó. La banda lo despidió oficialmente por no fomentar la unidad del grupo desde la distancia, la razón real en que Mike y Al no iban a admitir lo que habían descubierto de su otrora adorado y –como ellos- ultraconservador manager: era homosexual y se había instalado con su novio en una casa en Amsterdam.

Terminado el disco en California, estaban convencidos de que el LP era una joya, lo mejor que habían hecho… Lástima que los directivos de Warner no pensaran lo mismo y lo tacharan de ”blando, pretencioso y carente de singles”. El descontento de los ejecutivos llegó a tal grado (no olvidemos el pastizal que la discográfica había tenido que desembolsar por el capricho de la banda de grabar en Holanda) que se plantearon despedir al grupo. Conocedor de esto, Van Dyke Parks acudió al rescate y se reunió con Mo Ostin, el presidente de la compañía… ”Brian aún es capaz de componer cosas fantásticas…, escucha esto”. Ostin quedó impresionado al escuchar aquella canción que Brian había regalado a Parks a cambio de una sesión de hipnosis, la enorme ”Sail on sailor” (enlace). Tenemos single, tenemos disco. «Sail On Sailor«, sustituyó en el tracklist al «We got love» (enlace) de Blondie Chaplin, para enfado de éste.

”HOLLAND”
Editado en USA en enero de 1973

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CARA A
1. Sail on Sailor (B.Wilson-T.Almer-J.Rieley-V.D.Parks)
2. Steamboat (D.Wilson-J.Rieley)
3. California Saga: Big Sir (M.Love)
4. California Saga: The Beaks of Eagles (R.Jeffers-A.Jardine-L.Jardine)
5. California Saga: California (A.Jardine)

CARA B
6. The Trader (C.Wilson-J.Rieley)
7. Leaving This Town (R.Fataar-B.Chaplin-C.Wilson-M.Love)
8. Only with you (D.Wilson-M.Love)
9. Funky Pretty (B.Wilson-M.Love-J.Rieley)

El disco arranca con la poderosa ”Sail on sailor” (enlace), fabulosamante cantada por Blondie Chaplin. Para muchos es la última gran canción que Brian Wilson compuso para los Beach Boys. Sin embargo, ya ni siquiera participaba en las grabaciones: llamó a Blondie por teléfono para decirle cómo quería que cantara la canción y al resto para explicarles las armonías. Tampoco quiso participar en la producción y finalmente Carl fue quien tuvo que encargarse. En cualquier caso el resultado es excelente. Fuerte, potente y pegadiza, todo un single que se tuvo que conformar con un mísero nº49. La cosa pinta bien.

«Steamboat» (enlace), es la primera aportación al disco de Dennis como compositor. Una joyita producida por Dennis y Carl. Dennis deja a su hermano menor cantar esta fenomenal melodía sobre un manto tejido con sonidos y texturas industriales. Como en Sail On Sailor, Rieley se ocupó de la letra. Otra muy buena canción.

Hasta ahora el disco mantiene un buen nivel. Con «California Saga» (enlace) llega la polémica. La idea era componerImagen una ambiciosa suite de tres movimientos que recorriera la geografía norteamericana. No tiene mala pinta, el problema es que los creadores son Al y Mike…¿nos echamos a temblar?, pues sí y no. Esta “California Saga” fue una de las principales razones por las que la dirección ejecutiva de Warner rechazó en primera instancia el disco, les pareció pretenciosa en lo lírico y mala en lo musical. Sin embargo, si bien es cierto que las partes de Al son bastante malas, Mike compone la mejor canción que ha escrito en su vida. «Big Sur» (enlace) es la excelente aportación de Mike a esta suite. De sosegado aire country rock y alejado de sus habituales histrionismos vocales, Love compone una fantástica canción que ridiculiza la pretenciosa «The Beak of Eagles» y la patética «California» (enlace).

La cara B se abre con la maravillosa «The Trader» (enlace), la mejor canción que Carl Wilson compuso en su vida. Una fantástica canción dividida en dos partes, a cual mejor. La primera de aires soul y la segunda, más melódica, de una belleza arrebatadora. Cantada de forma sublime y producida con una clase al alcance de muy pocos, estamos ante uno de los puntos álgidos de la música de los 70. Imprescindible.

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El dúo surafricano formado por Rocky y Blondie, toman el relevo con una efectiva balada «Leaving this town» (enlace) que, aunque es una muy buena canción, vuelve a estar (demasiado) alejada del estilo del grupo y más cercana a los sonidos imperantes en el momento. Sería la última canción de la talentosa pareja para los chicos de la playa.Imagen

Dennis vuelve con su segunda y brillante composición «Only with you» (enlace). Lo sorprendente es que lo hace con Mike como letrista, con quien nunca se llevó bien y con quien, por aquel entonces, apenas se hablaba. Mike fue el principal impedimento para que Dennis introdujera más canciones en los discos de la banda, le parecían muy rockeras unas veces, muy tristes otras… Además Love jamás aprobó el alocado estilo de vida de Dennis quien, sabedor de esto, hacía las locuras más inverosímiles en presencia de su primo en un infantil intento de provocar su ira. Sea como fuere, es una canción enorme que pretende beber del mismo sentimiento romántico que «Forever» y, aunque no llega a su nivel, lo hace con excelente resultado. Baladón cantado una vez más de forma sublime por Carl Wilson, que da paso a la la irregular «Funky Pretty» (enlace) de Brian en la que lo que más destaca es el avanzado uso de los sintetizadores. No es una mala canción ni mucho menos pero tampoco es nada destacable.

Carl al final cedió a los deseos de su hermano mayor y permitió que Brian editara su bizarro cuento “Mount Vernon and Fairway”, eso sí fuera del disco, se regalaría junto al LP en un EP de 7”. Carl ayudó a su hermano con la producción y Jack Rieley hace de narrador en esta sorprendente historia que, aún con todo, tiene pasajes musicales realmente brillantes.

El LP no tuvo demasiado éxito (nº 37), pero fue recibido con alborozo por la crítica. Rollingstone, que fue siempre tan dura con el grupo, lo eleva al disco del año en 1973. “Holland” es un buen disco pero elevarlo a esa categoría en un año que se editaron por ejemplo “The Dark side of the Moon” (Pink Floyd), “Berlin” (Lou Reed), “Quadrophenia” (The Who), “Band on the run” (Paul McCartney & Wings), es poco menos que una majadería. Ni tanto ni tan calvo.

Buen disco y con apenas ayuda de Brian quien, definitivamente, estaba fuera de órbita, y aún tendría que recibir otro golpe: el 4 de junio de 1973, Marilyn recibió una llamada de teléfono, era Audree Wilson… «Brian, era tu madre…, es, por tu padre…, Murry ha muerto». Wilson quedó paralizado e inmediatamente rompió a llorar gritando a garganta viva «¡Papá!». Ni Dennis, ni Brian acudieron al funeral de Murry Wilson, fallecido por infarto de miocardio. Brian volvió a casa, no saldría de ella en los próximos tres años en los que apenas pasó por la ducha por un patológico miedo a que no saliera agua, ”¿te imaginas que abro el grifo y no sale agua?, ¡sería terrible!, ¡no podría soportarlo!”. Marilyn volvió a insistir en la necesidad de recurrir a ayuda psiquiátrica, pero se encontró con la negativa del grupo que no quería arriesgar su recién recuperada reputación.

TEXTO: Guillermo Mittelbrunn. 11 de septiembre de 2012

THE BEACH BOYS. Capítulo 15 (1971). Un corcho en el océano. «Surf’s Up»

Tras el fiasco que supuso “Sunflower” y de igual forma que ocurrió tras “20/20”, el grupo se disgregó temporalmente. Dennis aprovechó la ocasión para casarse con Barbara Charren (con la que tuvo un hijo –Mike- nueve meses después), y empezar el rodaje de “Carretera asfaltada en dos direcciones” del director Monte Hellman, película para la que había conseguido un papel junto a Laurie Bird, Warren Oates y James Taylor.

Entre tanta actividad, Dennis tenía tiempo para sacar a Brian de casa alguna noche. Eran las únicas ocasiones en las que salía de su casa de Beverly Hills y siempre con las mismas compañías, Dennis y la cocaína. Brian seguía en su cuesta abajo sin frenos. Nada valía ya la pena. Una noche condujo su coche sin rumbo definido hasta el desierto de Mojave, de ahí viajó hasta Santa Mónica y se dispuso a arrojarse al océano…, esa tarde había ordenado al jardinero que cavase una agujero en su jardín, donde quería ser enterrado. Finalmente no tuvo valor y, al regresar a casa, escribió los siguientes versos:

”Soy un corcho en el océano,
flotando sobre el mar embravecido,
¿Cuán profundo es el océano?
He perdido mi caminoSoy una roca en un alud,
Rodando por la ladera de la montaña
¿Cuán profundo es el valle?
Esto destroza mi almaSoy una hoja en un día ventoso
Muy pronto volaré
¿Cuánto tiempo soplará el viento?
Hasta que me muera Estas cosas seré hasta que muera “Imagen

Entre tanto, Carl siguió practicando sus habilidades como productor, en esta ocasión con The Flame, aquel grupo sudafricano que conoció con Mike y que, bajo la tutela del pequeño de los Wilson, edita su álbum homónimo a principios de 1971. Por su parte Mike y Al siguieron profundizando en la Meditación Transcendental, ”el Maharishi nos ha dicho que nos enseñará a levitar”.

De vuelta al trabajo tras sus “escarceos extragrupales”, la banda ficha a Jack Rieley como relaciones públicas después de que, éste, disc-jockey, les presentara un informe de cinco folios sobre cómo volver a la primera plana. ”Debéis sonar más potentes, más funky”. La idea apasionó a Carl y Mike que se apresuraron en contratar músicos de apoyo para dotar a sus actuaciones de más aplomo.

Con la nueva formación, de hasta trece músicos –entre ellos los Flame de Carl-, la banda ofrece ocho conciertos en el mítico Whiskey a Go Go de Los Ángeles, la sorpresa es que, en los tres primeros recitales, está Brian. Poco después y con energías renovadas, aceptan la invitación para tocar en el Big Sur Festival con gran éxito y, casi sin descanso, participan en un concierto junto a los Grateful Dead dejándolos a la altura del betún. Durante estas exitosas actuaciones, Mike demostró su disconformidad a la hora de tocar con “rojos comunistas” y “para pandas de drogadictos” empezando a demostrar un derechismo que se iría acrecentando hasta el extremo con los años.

El caso es que la banda estaba funcionando. Eran un espectáculo divertidísimo. Decenas de hits, una banda potentísima de acompañamiento y las cristalinas voces de las que siempre hicieron gala. En 1971 dieron hasta 75 conciertos e ingresaron algo más de 300.000 dólares sólo en este concepto. Habían vuelto al candelero y ni la banda ni la compañía quería dejar pasar la oportunidad de largo. Deciden incorporar como miembros fijos de la banda para los directos a dos integrantes de The Flame (el batería Rickie Fatarr y el bajista Blondie Chaplin) y grabar un nuevo disco

”SURF’S UP”
Editado en USA en agosto de 1971

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CARA A
1.Don’t go near the Water (A.Jardine-M.Love)
2. Long promise road (C.Wilson-J.Rieley)
3. Take a load at your feet (A.Jardine-G.Winfrey)
4. Disney girls (B.Johnston)
5. Student demonstration time (J.Leiber-M.Stoller-M.Love)

CARA B
6. Feel Flows (C.Wilson)
7. Looking at tomorrow (A.Jardine-G.Winfrey)
8. A day in the life of a tree (B.Wilson-J.Rieley)
9. Till I die (B.Wilson)
10. Surf’s Up (B.Wilson-V.D.Parks)

Para muchos «Surf’s Up» es el último gran disco de los Beach Boys. No estoy en absoluto de acuerdo. Primero porque “The Beach Boys Love you” (1977) me parece muy superior y, segundo y más importante, porque este «Surf’s Up», si no es por contadas gemas, no es tan bueno . Siempre he pensado que era un disco con seis canciones muy buenas, pero en el que el resto son bastante mediocres, eso, para mí, no es un gran álbum.

Las razones son varias. La primera es que Brian no está. De hecho, se opuso a que el disco contuviera “Surf’s up” -la canción titular- porque le provocaba recuerdos terribles de su época «SMiLE». El grupo no cedió y Brian pasó de la grabación aportando sólo dos canciones (además de Surf’s Up). La segunda razón es que Dennis, más preocupado por su vida nocturna, tampoco participó apenas. En resumen: tres canciones de Al Jardine (dos de ellas terribles), dos de Carl (bastante buenas), una patética versión de Mike, y cuatro joyas maravillosas, las tres canciones de Brian y otra preciosidad pop del poco reconocido Bruce.

Jack Rieley no era sólo un relaciones públicas. Se involucró en la creación del disco, tocando instrumentos, escribiendo letras e incluso cantando. El giro hacia la temática ecologista del disco es también aportación de Rieley, así como la sugerencia de que Carl fuera el director del grupo a nivel artístico en ausencia de Brian. Y es que esto es el punto más destacado de este disco: el relevo en el liderazgo del grupo, Brian cede el testigo a su hermano Carl.

La cara A se abre con la desafortunada composición de Al, «Don’t go near the water» (enlace), una inofensiva cancioncilla con una letra patética. Mala forma de empezar. Menos mal que llega Carl con su fantástico debut en el mundo de la composición, la genial «Long Promised Road» (enlace)… ¡qué callado te lo tenías Carl!, la canción es buenísima y está arreglada, producida y cantada por el propio Carl con enorme maestría. El hermano pequeño que, en un simbólico gesto de madurez se había dejado barba, se había hecho mayor.

El excelente sabor de boca se disipa rápido cuando, atónitos, escuchamos una canción sobre los beneficios de ¡¡levar chanclas!!, la horripilante «Take a load off your feet» (enlace)… horrible. Cuando estamos a punto de levantar la aguja del tocadiscos, llega Bruce y su incomparable «Disney Girls (1957)» (enlace), preciosa canción llena de melancolía que provocó los más elogiosos comentarios en el propio Brian, ”es perfecta”, dijo. Belleza frente a estupidez en dos canciones, disco de contrastes este «Surf’s Up». Las armonías merecen especial atención.

Contrastes que vuelven a mostrar su parte más desafortunada con «Student demostration time» (enlace). El problema aquí no es la música (versión más que competente del excelente «Riot in cell number nine» de Leiber y Stoller), sino por la reaccionaria letra de Mike Love en la que recomienda a los estudiantes dejar su actitud reivindicativa y quedarse en casa con sus padres, no fuese a ser que pudieran conseguir cambiar algo en este “maravilloso” mundo. Siendo justos, aunque la letra es de Mike el concepto es de Rieley, de ideas tan o más retrógradas que las de Love. Vamos mal.

La cara B vuelve a brillar con Carl de nuevo cogiendo la batuta. «Feel Flows» (enlace) es atmosférica, vaporosa, inteligente y maravillosamente buena. De nuevo el benjamín compone, arregla y produce una joya pop para la historia. ”Esa canción de Carl es sublime”, dice Brian al recordar el tema. Buena, buena de verdad. Tras semejante goce, viene otra canción de Al, ¿nos echamos a temblar?, por suerte no. «Lookin’ at Tomorrow (A Welfare Song)» (enlace) es la mejor canción que Al compuso nunca y, aunque no es una maravilla, mejora mucho el nivel de sus anteriores composiciones.

Llevamos ocho canciones y Brian aún no ha aparecido ni tocando, ni cantando…, ni componiendo. Simplemente no estaba. La banda sabía que no podía permitirse tal atrevimiento ni a nivel artístico (aún tullido mentalmente tenía más talento que todos los demás juntos), ni comercial (los pocos fans que tenían lo eran más de Brian que del grupo), ni empresarial (el sello exigía canciones nuevas de Wilson). Así que, sin demasiado convencimiento, Brian les da dos canciones.

«A day in the life of a tree» (enlace) es una bonita melodía que queda lejos de sus mejores composiciones. Jack Rieley es el letrista y la voz principal, pretendidamente quebradiza y ligeramente desafinada por petición expresa de Brian. No es una canción maravillosa pero, aún con todo, es de lo mejor del disco.  «Till I die» (enlace) es la canción a la que corresponde aquella letra que Brian escribió poco después de su frustrado intento de suicidio. Tan maravillosamente bella como terroríficamente triste, tan conmovedora como inquietante, es uno de los puntos álgidos de la historia del rock. Absolutamente brillante. Si alguien duda que este hombre es un genio que se lo haga mirar.

Y llegó el momento. El gran final. La canción estrella de «SMiLE», veía la luz. Originalmente este disco se iba a titular “Landlocked” pero, a sugerencia de Carl, «Surf’s Up» -la vieja joya escondida de «SMiLE»- sería el tema central del disco y la canción que le daría título. Brian rechazó trabajar siquiera en el arreglo, así que Carl cogió la maravillosa versión desnuda que su hermano había grabado para «SMiLE» y se dispuso a rehacerla. Para ello, decidió regrabar la primera parte de la canción –incompleta en la versión de Brian- y compuso un nuevo arreglo para esta primera parte. La segunda parte permanecería como estaba en la grabación del 66. La sorpresa para todos fue que Brian, a punto de terminar la grabación, se presentó con un arreglo para la parte final (“Child is father of the man”). El resultado es la mítica aunque nunca suficientemente elogiada «Surf’s Up» (enlace). Carl imita -con muy buen resultado- la forma de cantar de Brian (falsetto incluido) en un honesto intento de no ultrajar la original. Resulta irónico que la canción que más críticas recibió por parte del grupo en la época de SMiLE por los extraños versos de Parks, aparezca aquí como tema estrella y sin que se toque una sola coma de la letra. Paradójico.

Y así termina “Surf’s Up”, un disco que despierta polémica. Para algunos es una obra maestra, para otros, una muestra más de un grupo en caída libre. Me quedo en el punto medio. Creo que el disco gusta más o menos en la medida que el oyente soporte más o menos las canciones de Al Jardine. Yo no las digiero bien, pero para el que lo consiga, el álbum puede subir muchos enteros, “Long promised road”, “Disney Girls (1957)”, “Fell Flows”, “Till I die” y “Surf’s Up” bien lo merecen.

De hecho, es el disco que mejores críticas recibe en Estados Unidos desde “Pet Sounds”, Rollinstone acaba su elogiosa review (en la que de paso reconoce que el disco anterior –«Sunflower»– no había sido justamente tratado como la maravilla que realmente era) con la siguiente sentencia ”Son el más importante de los grupos americanos. Podéis volver a casa chicos, está todo olvidado” dando a entender una reconciliación entre el público y la crítica norteamericanas y la banda californiana tras sus fracasos “post-pet sounds”. El disco alcanzó un número 29, su mejor resultado en años. En Inglaterra, los elogios son continuos y llega al puesto 15.

Pero la alegría es breve en casa del pobre. Sin apenas tiempo de disfrutar el éxito del disco, estalla una guerra intestina entre los dos managers del grupo: Nick Grillo y el recientemente incorporado Jack Rieley. Con Brian fuera de combate y Dennis pasando del tema, Mike, Carl y Al se ponen de parte de Rieley y Bruce defiende a Grillo. Como resultado Bruce es expulsado del grupo, oficialmente por ”discrepancias musicales”.

Mientras, el grupo siguió su camino. Estamos ante unos nuevos Beach Boys dirigidos por Jack Rieley, sin Brian, sin Bruce, dirigidos por Carl y con Rickie y Blondie en sus filas. Nuevos tiempos, pero ¿buenos?

TEXTO: Guillermo Mittelbrunn. 10 de septiembre de 2012