BLUR. Capítulo 1 (1968-1992). Los Orígenes. «Leisure»

Damon Albarn nació el 23 de Marzo de 1968 en el este de Londres. Recibió influencias musicales de su padre -que fue miembro de un grupo de los 60- desde muy pequeño. Sus padres, hippies convencidos, tuvieron una gran influencia en el amor del pequeño Damon por el arte en general. Cuando tenía 6 años se trasladaron a Essex y, en 1979, empezó a asistir a la Stanway Comprehensive School, donde no encajó muy bien. Al estar más interesado en la música que en la chicas, los compañeros de clase le apodaron «gay-boy» y se convirtió en un muchacho solitario e introvertido.

No era popular en la escuela y no tenía amigos hasta que, en torno a 1982, conoció a un joven llamado Graham Coxon.  Graham era un año y 10 días más joven que Damon, pero también era un gran aficionado a la música merced a la influencia de su padre, un militar saxofonista, cuya profesión obligó a su hijo a tener una infancia nómada. El joven Coxon era tan reservado como Damon, por lo que conectaron de inmediato.  A ambos les gustaba la música pop, especialmente los clásicos The Beatles, The Kinks y The Who, así como The Jam, Madness y XTC. No obstante, en 1987 se separaron cuando Albarn se mudó a Londres.

Los caminos de Damon y Graham no tardarían demasiado en volver a cruzarse, ya que este último se trasladó también a Londres  tras matricularse en un curso de francés en el Goldsmiths College. Era cuestión de tiempo que formaran una banda, y así lo hicieron en 1988 junto al bajista  Eddie Deedigan y el baterista heavy-metal Tom Aitkenhead. Pero el proyecto Circus  duró poco y, tras grabar algunas maquetas con temas como «Put Me To Bed» o «Hippy Children»  tanto Deedigan como Aitkenhead dejaron  el grupo.  Fue Coxon quien encontró a los nuevos miembros: el bajista Alex James (21-11-1968), al que conocía del Goldsmith College, y el baterista Dave Rowntree (8-5-1964) con quien trabó amistad en Colchester, donde su padre estuvo destinado por un tiempo.

El nuevo grupo se llamó Seymour, tomando el nombre de la novela de Salinger «Levantad, carpinteros, la viga del tejado y Seymour: una introducción» (1963), y comenzaron a dar conciertos en el verano de 1989. La «buena pinta» del grupo y su buen hacer sobre el escenario, hicieron que un cazatalentos de la compañía independiente Food Records se fijara en ellos.  Andy Ross, que así se llamaba el tipo de Food, les aconsejó que cambiaran inmediatamente de nombre. Tras barajar nombres como The Shining Path, Sub, Whirlpool o Sentisise, Damon, Graham, Alex y Dave firmaron con Food Records como… Blur… Estamos en 1990.

Tras realizar algunos conciertos como teloneros de The Cramps , en octubre de 1990, Blur edita su primer single: «She’s So High«. Se trataba de una competente canción -escrita por Damon y Graham- de pop psicodélico muy al estilo de los sonidos imperantes en una Inglaterra que, a finales de los 80 y principios de los 90, aún vivía de las rentas de la exquisita resaca provocada por el incomparable disco de debut de los Stone Roses. La canción alcanzó un meritorio número 48 en las listas de singles y el NME lo consideró «Single de la Semana».

La popularidad del grupo crecía como la espuma: eran guapos, tenían buen rollo y encima estaban a la moda… ¿Cómo iba la discográfica a desaprovechar semejante filón?, así que, metieron al cuarteto en el estudio para que grabaran cuanto antes su segundo single. La fantástica «There’s No Other Way«, un nuevo tema de Damon y Graham, alcanzó el número 8 en las listas a principios de 1991. La gran guitarra de Graham, las enrevesadas líneas de bajo de Alex, el ritmo baggy de Dave heredero del sonido Madchester y la perezosa voz de Damon se encargan de dar forma a otro buen corte de pop psicodélico que catapultó definitivamente al grupo a la fama.

Blur eran The New Big Thing en la industria del pop británico, aparecieron en TV, y comenzaron a alternar con la fauna del showbiz y a sentir la presión del negocio. De hecho, su tercer y forzado single, «Bang«, editado en julio de 1991, supuso un notable descenso en cuanto a calidad y popularidad respecto a sus predecesores a pesar de no ser, para nada, una mala canción. No obstante Food Records, su discográfica, tenía claro que era el momento de aprovechar la fama del grupo y editar un álbum.

«LEISURE» (1991)

1.She’s So High
2.Bang
3.Slow Down.
4.Repetition.
5.Bad Day.
6.Sing.
7.There’s No Other Way.
8.Fool.
9.Come Together.
10.High Cool.
11.Birthday.
12.Wear Me Down

El disco, producido por Stephen Street (tras su notable trabajo con The Smiths), Steve Lowell y Michael Thorne, se publicó el 27 de agosto de 1991 alcanzando un nº 7 en las listas británicas. El LP se vendió razonablemente bien arrastrado po el éxito de «There’s no other way» y de una excelente campaña de marketing basada en el atractivo físico  de Damon y Alex.

Partiendo de la base de que no estamos ante un gran álbum, el disco tiene perlas como «There’s no other way» o «Sing». Es un trabajo definido por las modas del momento, lleno de ritmos baggy herencia directa de The Stone Roses, Happy Mondays o The Soup Dragons. El propio Damon Albarn, al recordar el álbum, afirma «no quiero ni acordarme de él»… No obstante, la crítica musical británica, deseosa de encumbrar nuevos ídolos, recibió bastante bien el disco.

Y eso que el disco arranca razonablemente bien, con los singles «She’s So High» y  «Bang«, pero enseguida comienza a perder enteros con temas  como la noisy «Slow Down«. «Repetition» resulta mucho más edificante, pero «Bad Day» vuelve a caer en esquemas que, a fuerza de repetirse, provocan el tedio.
Sólo cuando escuchamos «Sing» empezamos a vislumbrar un gran talento tras tanta medianía. Soberbia canción. Su monótona cadencia psicodélica te atrapa desde la primera escucha y pone a las claras que estos imberbes jovencitos tenían que decir algo en esto de la música. Y así llegamos a la excelsa «There’s No Other Way«, la canción que les dio la fama y uno de los únicos cortes de este álbum que han soportado el paso del tiempo.
Tras estos buenos momentos, porporcionados por dos muy buenas canciones, el álbum se sume en la más absoluta medianía y ya no vuelve a remontar el vuelo. «Fool» tiene un corte más clásico y supone un ligero soplo de aire fresco entre tanta sobredosis de sonido shoegaze…, pero tampoco es gran cosa. «Come Together«, «High Cool» y «Wear Me Down» repiten de forma cansina la fórmula y, sin ser ninguna de ellas malas canciones, poco aportan a una escena más que saturada de este tipo de propuestas. La oscura y notable «Birthday«, en cambio, supone un soplo de esperanza. Vendrán tiempo mejores.

El éxito les llegó demasiado pronto y Blur era una banda sin bagaje ni experiencia. No supieron asimilarlo y, a medida que sus giras de conciertos se multiplicaron, comenzaron a internarse en una peligrosa espiral de fiestas y alcohol. «Solía ir a montones de fiestas y cuando llegaba allí Graham estaba en el suelo como un felpudo» dice Damon recordando esa época; «Solíamos beber mucho. Yo tenía una botella de vino debajo de la silla en la que estaba mi amplificador y tomaba un trago al pasar por allí» reconoce Graham.

Económicamente, el «negocio Blur» no iba bien. El tirón inicial del grupo se estaba diluyendo y a principio de 1992 tenían un agujero de unas 60.000 libras esterlinas. Era necesario volver al candelero y Food les pidió un nuevo single. En esos momentos, Graham y Damon, inquietos artísticamente, estaban en plena metamorfosis y se sentían muy lejos de los sonidos shoegaze que habían caracterizado, apenas unos meses antes, sus primeros singles. De esta forma, en Marzo de 1992, Blur publica el single «Popscene» que, a pesar de ser un importante avance en el sonido del grupo (más cercano al punk que al rancio pop psicodélico de «Leisure») y es una excelente composición, no tuvo ninguna repercusión comercial. La crítica sí reconoció los méritos del nuevo single del grupo y habló de «un torrente de guitarras punk,  ganchos pop de los 60, estridentes cuernos ingleses, furia controlada, y humor posmoderno». En un sentido creativo, el single fue un punto de inflexión para la banda musical, «Fue un gran cambio, un disco muy, muy Inglés», dijo Albarn, pero su fracaso comercial (número 32) hizo que los directivos de Food empezaran a preocuparse… No obstante, tal y como estaba programado, la banda comenzó una gira norteamericana.

La gira de dos meses en territorio yanqui fue enormemente frustrante para la banda. El éxito de sus conciertos era más que discutible y las múltiples juergas empezaban a hacer mella es su estado físico. A esto había que añadir un creciente sentimiento de nostalgia.«Empezaba a echar de menos cosas muy sencillas…, me perdí todo lo relacionado con Inglaterra, así que empecé a escribir canciones que me recordaban a mi tierra», declaraba Damon. Esto acabó desencadenando un proceso de «britanización» del grupo que desarrollaría y mucho en los meses siguientes.

Pero lo que se encontraron a su regreso al Reino Unido es que ya no eran el grupo de moda, les habían comido la tostada…, y lo que más les dolía era saber quiénes eran los nuevos ídolos de la escena.  Durante los primeros «bolos» de Blur, un joven llamado Bernard Butler era el ayudante de Graham, su «pipa». No obstante Bernad, que era un competente guitarrista y que intentaba aprender todo lo que podía de Coxon,  tenía su propia banda  junto a Brett Anderson (voz), Justine Frischmann (teclados y novia de Anderson) , Mat Osman (bajo) y Simon Gilbert (batería) . Esa banda era Suede.

Los medios británicos estaban deseosos de contrarrestar el estallido del  grunge. Todas las miradas se dirigieron hacia el rock alternativo y el indie rock que se estaba haciendo en Norteamérica y  las listas de éxitos se llenaron de grupos americanos.  Los jóvenes ingleses mostraban más interés en lo que se hacía al otro lado del Atlántico y eso era una afrenta para la industria musical británica, acostumbrada a llevar la batuta en las nuevas tendencias del pop y el rock. Así que, con los Stone Roses en un misterioso retiro, la prensa musical se lanzó a buscar a un grupo que hiciera frente a la amenaza yanqui. De esta forma, cuando Suede publicaron su primer single en mayo de 1992, la crítica se rindió a sus pies. “The Drowners”,  que era el título del single,  era una canción estupenda y Suede se convirtió en la gran esperanza del pop británico.

Esto cabreaba a Blur… Su ex-ayudante tenía más éxito que ellos. Además, Brett Anderson (cantante de Suede) se lo restregaba por la cara. ¿La razón para este «mal rollo»?, sencilla, Justine Frichmann (que había abandonado la banda para fundar Elastica), la que era novia de Anderson, estaba liada con Damon. No obstante el peor momento para Blur llegó cuando ambos grupo compartieron escenario. Suede realizó una estupenda actuación y Blur, borrachos como cubas, hicieron el más absoluto ridículo.

A pesar de la malas críticas hicieron una pequeña gira. Era el comienzo de los desastrosos doce  meses siguientes. «Popscene» no obtuvo el reconocimiento que ellos esperaban y los conciertos tampoco. En cambio Suede, sus rivales, estaban en lo más alto. Sus singles eran todo un pelotazo y su primer álbum (homónimo), que se publicaría en 1993 fue un rotundo nº1.

Se hundieron; empezaron a beber exageradamente antes de los conciertos y, como se puede imaginar, sus actuaciones eran una verdadera basura. Graham y Alex eran recogidos cada noche por las asistencias y Damon estaba absolutamente deprimido y con el talento agotado. Durante meses no hicieron nada nuevo y Food, su compañía discográfica, fue clara al respecto; si en un mes no entregaban nuevo material serían despedidos.

Ante ese ultimátum, ellos mismos crearon la primera y única regla del grupo: no beber antes de los conciertos. Entonces comenzaron a escribir canciones de nuevo y decidieron que la dirección del grupo debía seguir la línea de exaltación de lo británico que habían comenzado con «Popscene». La idea era celebrar su herencia británica y convertirse en los paladines en la lucha contra la invasión musical estadounidense. Damon le presentó a los directivos de Food, fotografías con la nueva imagen del grupo bajo el título de «British Image 1», una reinvención y puesta al día de la estética mod. En las mismas reuniones, Albarn presentó parte del nuevo material y solicitó al genial líder de los fantásticos XTC, Andy Partridge, como productor. David Balfe, presidente de Food, no quedó muy convencido, pero decidió dar su visto bueno al proyecto.

Por su parte, el grupo no tardó en decidir el título de lo que sería su segundo disco:»Modern Life Is Rubbish», la vida moderna es basura. Pero eso es otra historia.

TEXTO: Guillermo Mittelbrunn Beltrán. 30 de Noviembre de 2013

Paul McCartney: «Off The Ground» (1993). (7,5/10)

Off The Ground (McCartney)
Looking For Changes (McCartney)
Hope Of Deliverance (McCartney)
Mistress And Maid (McCartney-MacManus)
I Owe It All To You (McCartney)
Biker Like An Icon (McCartney)
Peace In The Neighbourhood (McCartney)
Golden Earth Girl (McCartney)
The Lovers That Never Were (McCartney-MacManus)
Get Out Of My Way (McCartney)
Winedark Open Sea (McCartney)
C’Mon People (McCartney)

Cosmically Conscious (tema oculto)

Tras editar «Tripping The Life Fantastic», un prodigioso triple disco en directo que recogía su gira de 1989-1990,  «Unplugged», un LP acústico para un programa de MTV, y «Liverpool Oratorio», su soprendente incursión en la música clásica, este «Off The Ground» supone el primer disco de McCartney en la década de los 90 y tiene la difícil misión de suceder al sobresaliente «Flowers in the Dirt», con el que guarda varias similitudes.

La primera similitud entre ambos LP’s es que Paul repite banda de acompañamiento, a excepción del batería Chris Whitten que se enroló en los nuevos Dire Straits y fue sustituido por Blair Cunningham. De esta forma Robbie McIntosh, Hamish Stuart y Paul «Wix» Wickens, acompañaron a Paul y Linda McCartney en una grabación dirigida por el productor Julian Mendelsohn (Pet Shop Boys, Level 42, Elton John) y cuyas primeras sesiones tuvieron lugar en noviembre de 1991. La segunda coincidencia con «Flowers In The Dirt» es la aparición de Elvis Costello como co-compositor de un par de canciones.

No obstante, la idea de Paul era hacer un disco menos sofisticado y más directo que «Flowers»: «Le dije a Julian, mi productor, que mis más satisfactorias grabaciones fueron con los Beatles. En esa época grabábamos de 10:30 de la mañana a las 13:30, entonces nos íbamos a comer y volvíamos de 14:30 hasta las 17h. Era como una jornada de trabajo. Y quería hacer lo mismo con este disco, y así lo hicimos. Para eso hace falta conocer bien las canciones… Algunas de las canciones que escucháis en el resultado final están grabadas en una toma». 

Las sesiones transcurrieron a buen ritmo y el grupo terminó 22 canciones, pero apenas una docena de ellas acabaron incluyéndose en el LP final. «Peace In The Neighbourhood» , «Biker Like An Icon», «Off The Ground», «Looking For Changes», «Hope Of Deliverance», «Mistress And Maid», «I Owe It All To You», «Golden Earth Girl», «The Lovers That Never Were», «Get Out Of My Way», «Winedark Open Sea», «C’mon People», «Long Leather Coat», «Big Boys Bickering», «Kicked Around No More», «I Can’t Imagine», «Keep Coming Back To Love», «Down To The River», «Style, Style», «Sweet Sweet Memories», «Soggy Noodle» y «Cosmically Conscious»… Y este,  la selección de canciones, es uno de los fallos de un LP sólido, pero no sobresaliente: muchas de las canciones descartadas para el LP (que fueron utilizadas como caras B de singles) son mucho mejores que algunas de las editadas como parte del álbum final. Y es que «Long Leather Coat«, la anti-política «Big Boys Bickering«, la encantadora pieza acústica «Down To The River» y sobre todo las excelentes «I Can’t Imagine«, «Style, Style» y «Sweet Sweet Memories» son mucho (pero mucho) mejores que «Looking For Changes», «Peace In The Neighbourhood» y algún otro tema que acabó en la selección final del disco.

El caso es que el LP arranca con la alegre «Off The Ground«. Un correcto tema pop en el Paul juguetea con la electrónica. «Wix me preguntó si quería probar con una grabación computerizada como alternativa a todo ese material en vivo que estábamos produciendo. Le dije a todos que se tomaran un día libre y experimenté con una cancioncilla folk llamada Off The Ground». Es un tema agradable y pegadizo no exento de calidad al que no termina de favorecer el exceso de azúcar en su estribillo. Buen arranque.

«Looking For Changes«, con letra contra el maltrato animal incluida, no es ni mucho menos una mala canción (McCartney hace pocas de esas, la verdad sea dicha) pero es un rock bastante simplón y, a pesar de sus méritos, es uno de los temas que debería haber alternado su puesto con algunos de los descartes anteriormente mencionados. Mucho mejor resulta  «Hope Of Deliverance«, un tema simplemente redondo y el single más recordado del disco a pesar de tener sólo un relativo éxito en Reino Unido (nº18) y fracasar estrepitosamente en Estados Unidos (83). Muy clásica, muy Buddy Holly y muy buena.

Mejor, si cabe, resulta «Mistress & Maid«, otro fruto de la colaboración entre Macca y Costello y uno de los temas más beatle de la carrera en solitario de Paul. Con ecos del glorioso 1967, Paul y Elvis nos regalan una circense e inspirada melodía con una comprometida letra de tintes feministas. Una estupenda canción que eleva y mucho el nivel del LP.

Notable es también la dulce «I Owe It All To You«, merced a un efectivo arpegio y a un pegadizo estribillo que hace que la canción resulte muy agradable y sirva para coger fuerza para una nueva incursión en el rock con «Biker Like An Icon«, un sencillo corte roquero en el que los juegos de palabras destacan más que la melodía en sí pero que en conjunto resulta una buena canción, todo lo contrario que le ocurre a «Peace In The Neighbourhood«, un elegante pero soporífero tema que  la prodigiosa «Golden Earth Girl«, verdaderamente sobresaliente, compensa con creces. Una de las canciones más inspiradas del McCartney crepuscular y que rara vez aparece destacada. Evocadora y con una melodía intachable es otro de los puntos álgidos de un álbum que alcanza su cénit con la espectacular «The Lovers That Never Were«, la última joyita de la factoría McCartney-Costello.

Los clásicos compases rock de la olvidable «Get Out Of My Way«, un muy sencillo rock que no aporta demasiado (aunque tampoco molesta. a decir verdad), nos introducen en la parte final que arranca con la onírica «Winedark Open Sea«, una mágica canción con algunas partes sencillamente memorables. El gran final llega con la pomposa, «C’Mon People«, una ampulosa balada que aunque queda lejos de ser una mala canción (más bien es todo lo contrario), parece un futil intento de construir un nuevo «Hey Jude»…, lo mejor: el arreglo de cuerda de George Martin. No obstante, cuando parece que todo ha acabado, Paul rescata del baúl de canciones que se trajo en 1968 de la India,  «Cosmically Conscious«, un tema de absoluto sabor Beatle que ni siquiera aparece en los créditos y que es un estupendo fin de fiesta.

«Off The Ground» salió al mercado en Febrero de 1993  alcanzando un puesto número 5 en Inglaterra y obteniendo un notable éxito a nivel europeo y, algo menos, en el americano (número 17). La critica en general acogió bien un disco que no mantiene el excelso nivel de «Flowers In The Dirt» pero que tiene canciones estupendas como «Hope Of Deliverance», «Mistress And Maid», «I Owe It All To You», «Golden Earth Girl», «The Lovers That Never Were» o «Winedark Open Sea» y que podría haber sido mucho mejor de haberse incluido «I Can’t Imagine«, «Style, Style» o «Sweet Sweet Memories» que se utilizaron como caras B cuando tenían nivel de sobras para ser parte de álbum. Merece un notable en cualquier caso.

VALORACIÓN GUILLETEK: 7,5/10