Save Us (McCartney-Epworth)
Alligator (McCartney)
On My Way To Work (McCartney)
Queenie Eye (McCartney-Epworth)
Early Days (McCartney)
New (McCartney)
Appreciate (McCartney)
Everybody Out There (McCartney)
Hosanna (McCartney)
I Can Bet (McCartney)
Looking At Her (McCartney)
Road (McCartney-Epworth)
Scared (oculta) (McCartney)
Tras trece álbumes de estudio con los Beatles, siete con Wings y quince en solitario, Paul McCartney afronta su lanzamiento discográfico de 2013 con el simbólico título de «New» (nuevo). Cincuenta años después de que el primer álbum de los Beatles saliera al mercado, el septuagenario bajista demuestra estar en un fenomenal estado de forma. «Perdón por no haber vuelto antes, he estado ocupado», dice McCartney en las notas interiores del disco tras seis años de silencio (cinco si consideramos el «Electric Arguments» de The Fireman parte de su discografía). Pero, sin duda, la espera mereció la pena. Entretanto, Paul nos entretuvo con un notable disco de versiones de clásicos jazz, «Kisses On The Bottom» que, sin embargo, no sació nuestra sed de nuevo material
McCartney fue componiendo las canciones que conforman este estupendo álbum es distintos ambientes, «algunas surgieron después de dejar a mi hija pequeña en el colegio…, otras surgieron a altas horas de la noche mientras improvisaba con el piano…, y algunas salieron en el estudio», explica. El caso es que con las canciones concluidas se comenzó a plantear con qué productor iba a darles forma en la grabación. Paul McCartney es perfectamente capaz de producir, de hecho, en gran parte de su discografía comparte las labores de producción o directamente las ejerce en solitario, pero en es esta ocasión quería sonar fresco, renovado…, moderno en definitiva, por lo que se planteó trabajar con un productor joven y actual.
La experiencia tanto con David Kahne («Driving Rain» y «Memory Almost Full») como con Nigel Godrich («Chaos And Creation In The Backyard») había sido muy positiva en lo artístico y las críticas de los tres últimos discos de McCartney habían resaltado de forma casi unánime su renovado sonido y su excelencia musical. Por todo esto, Paul se propuso probar a varios productores en boga y poder decidir con criterio con quién le apetecía más trabajar. «La idea original era grabar algunas cosas con una serie de productores cuyo trabajo me gustaba mucho y ver con quién podrían funcionar mejor…, pero ¡me entendí bien con todos». Hicimos cosas muy diferentes con cada uno de ellos».
De esta forma, Paul McCartney grabó sus nuevos temas durante los descansos de su enésima gira mundial en seis estudios diferentes (el estudio particular de Paul en Sussex, los Henson Recording Studios de Los Ángeles, los Avatar Studios en Nueva York, los londinenses Air Studios y Wolf Tone Studios y, cómo no, los míticos estudios de Abbey Road) y con cuatro jóvenes y brillantes productores. Mark Ronson, que se hizo muy popular en 2005 merced a su trabajo con la genial Amy Winehouse y trabajó posteriormente con Rufus Wainwright o Bruno Mars concluyó tres canciones con McCartney, «Secret Life of a Party Gir», «Alligator» y «New». Ronson declaró sobre su trabajo juntos: «Estaba muy nervioso y él lo entendió, es normal ponerse nervioso si vas a trabajar con Paul McCartney, pero me hizo sentir cómodo y me dio mucha libertad. Ya sabes, él lo ha hecho todo. De alguna forma él ha inventado lo que ahora hacemos… No sé si lo que hemos hecho juntos es revolucionario, lo que sé es que son canciones brillantes y que lo único que yo hice fue tratar de sonar como él quería que sonaran. Aprendí mucho con él, tiene ideas increíbles, toda una master class de armonías y arreglos».
El segundo de los productores, el brillante Ethan Johns (Kings Of Leon, Kaiser Chiefs, Ryan Adams), concluyó hasta cuatro canciones con McCartney, de las que sólo dos «Early Days» y «Hosanna» acabaron en la selección final del álbum. El productor también destacó el buen ambiente de trabajo en el estudio: “El primer día que trabajamos fue genial. Él llegó con esta canción increíble («Hosanna»), pusimos un par de micrófonos y en cuatro horas tuvimos esta gran grabación. Tenía una sensación increíble, una melodía realmente evocadora, una letra muy interesante, y la interpretación fue genial. Entonces empezamos a experimentar con ella, y poner un montón de rareza psicodélica en el tema. Nos divertimos. ¡Oh, prueba esto! ¡Hazlo! Es muy inspirador estar con él. Lo primero que dijo fue: ‘¿Qué te apetece hacer?’. Yo podría haber dicho: «Vamos a pasar el día haciendo loops de percusión con cajas de ritmos», y él hubiera contestado, «¡Genial! Vamos a hacer eso!» Ninguna vez dijo: “No”. Es su marca como artista, de verdad. Está siempre listo para probar algo nuevo”.
Paul Epworth, el tercero del póker de productores presentes en el disco, alcanzó fama mundial gracias a su trabajo con Adele, pero no se puede pasar por alto su colaboración con Bloc Party, Primal Scream, Robbie Williams o Maximo Park. Epworth produjo cuatro canciones, «Save Us», «Queenie Eye», «Struggle» y «Road» en las que, además, tocó la batería.
El cuarto jinete fue nada menos que Giles Martin, el hijo de George Martin, el productor de los Beatles. No obstante, los méritos de Giles como productor no deben ser ensombrecidos por ser hijo de quien es y su trabajo con Hayley Westenra, Kula Shaker, Jeff Beck, Elvis Costello o Kate Bush dan fe de ello. Martin y McCartney grabaron juntos al menos seis canciones «On My Way To Work», «Appreciate», «Everybody Out There», «I Can Bet», «Looking At Her» y «Get Me Out Of Here».
Con todo este material grabado, llegó el momento de decidir. «Le puse lo que tenía a mis amigos y se quedaron sorprendidos. «¿Eres tú en serio?», me decían. El diferente toque de cada productor hacía que sonara muy distinto y variado. Entonces me di cuenta de que no quería descartar nada. Había algo bueno en el trabajo de cada uno de ellos…, así que…, me quede con todos». Y así fue: el 14 de octubre de 2013, y de nuevo bajo el sello Hear Music, se editó el nuevo disco de Paul McCartney: «New».
La crítica recibió muy bien el disco. The New York Times lo describió como «un gran álbum lleno de contrastes», Allmusic dijo de New que era «uno de los mejores discos de los últimos días de McCartney, dispuesto, incluso ansioso, a comprometerse con la música moderna», The Telegraph comentó: «McCartney no tiene que estar a la defensiva, o preocupado por sus detractores. Este álbum demuestra que su talento no tiene edad« , por su parte Entertainment Weekly escribió en su reseña sobre el disco: «New demuestra que la música pop puede todavía vigorizar, inspirar y sorprender, incluso si has sido uno de los que la han inventado». Siguiendo con críticas elogiosas, la revista Clash comentó: «Como ejercicio de diversidad, es una pieza maestra. Hay sitio para fuzz rock («Save Us»), melodías retro («New»), resplandores acústicos («Early Days») e incluso electrónica («I’m Looking at Her»). Tangentes guiadas por Paul Epworth, Mark Ronson, Ethan Johns y Giles Martin, respectivamente», Rolling Stone destacó que «A los 71 años, McCartney ha vuelto por suerte a la música de la eterna juventud. New parece enérgico y lleno de alegres invenciones de rock and roll. Más que un viaje sentimental, es un disco que quiere ser parte del diálogo del pop del siglo XXI», The Washington Post publicó que “varias de las canciones del disco cuentan con interludios que actualizan para la era digital los bucles analógicos y los efectos escuchados en piedras angulares de los Beatles, como ‘Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band’ y ‘Revolver’”, por último el NME habló del «álbum de McCartney más disfrutable en años». Además, los resultados comerciales también fueron notables, alcanzando un número 3 tanto en las listas británicas como norteamericanas, manteniendo la racha de éxito iniciada por «Chaos And Creation».
Y es que estamos ante un muy buen álbum. Completo y ecléctico, equilibra de forma magistral innovación y clasicismo y resulta muy entretenido de escuchar. La voz de McCartney comienza a apagarse a sus 71 años y, aunque defiende las canciones con soltura, se echa de menos la excelencia vocal de antaño…, sin embargo, a nivel instrumental el álbum raya a gran altura. No es un álbum que presente una coherencia interna clara como «Flaming Pie», «Driving Rain» o, sobre todo, «Chaos And Creation», sino que es más bien una (excelente) colección de canciones. La presencia de varios productores y la variedad estilística de las canciones hace que, en ocasiones, tienda excesivamente a la heterogeneidad y es la mano de Giles Martin -que acaba apareciendo como productor en casi la mitad del álbum- la que le otorga cierta unidad.
Arrancamos con buen rock de la mano de «Save Us«, un notable corte producido por Paul Epworth del que Macca afirma fue fruto de la improvisación en el estudio («Empecé a tocar algo al piano, él [Epworth] comenzó a tocar la batería, metí algo de bajo y ya teníamos la base de la canción hecha»). Con reminiscencias de Kiss y un sonido general cercano a los Strokes, McCartney retoma su estilo roquero y nos regala un tema que, sin ser inolvidable, resulta extremadamente adictivo y funciona de forma excelente como arranque del álbum.
El tiempo para la primera dosis de pop llega con «Alligator«, la primera de las dos canciones producidas por el revisionista Mark Ronson. Un excelente estribillo ilumina otra muy buena canción en la que un McCartney muy contenido (o limitado) vocalmente vuelve a dar muestras de su maestría en el manejo de las melodías pop, al igual que hace en la acústica y excelente «On My Way To Work«, la primera de las producciones de Giles Martin y una evocadora canción en la Paul toca todo lo que suena y que hará las delicias de cualquier amante de los sonidos sesenteros británicos.
Nuevo turno para Epworth como productor, en esta ocasión con uno de los temas más pegadizos del disco, el single «Quennie Eye«. Infecciosa y enérgica, tiene aires de hit, pero no lo será…, en parte porque parece que la obra de McCartney no interesa a las radiofórmulas en los últimos años, pero eso no es óbice para que no nos enganche a aquellos que sepamos apreciar su perfecta construcción en torno a una insistente rueda de acordes de piano. Gran tema.
Ethan Johns hace su debut como productor en el disco con «Early Days«. Estamos ante una canción monumental. Una joya folk en la que McCartney desnuda su sonido para recordar los tiempos en los que conoció a su compañero John Lennon, «empecé a recuperar imágenes de nosotros en la tienda de discos escuchando rock and roll y mirando los pósters y la felicidad que eso me dio recordando todos aquellos momentos». La voz de McCartney suena frágil, sin efectos ni trucos y recordando a alguna de las últimas grabaciones del gran Johnny Cash. Es la quebradiza voz de un señor de 71 años que lo ha hecho todo en el mundo de la música y que mira al pasado con nostalgia. Uno de los temas más sinceros y emotivos que McCartney jamás haya escrito gracias a su gran melodía y sus certeros versos, no exentos de cierto carácter reivindicativo: «Todo el mundo tiene una opinión formada/ De quién hizo esto y quién hizo aquello»/ Pero no sé cómo hacen para acordarse/ si ni siquiera estaban ahí». Joya absoluta.
Tras tanta transcendencia, «New«, el tema que da título al disco nos ofrece «una alegre fusión de melodías beatle con ondulantes armonías de los Beach Boys», según escribía The Telegraph. El mayor maestro del pop dando una nueva lección, poco más que decir. Mark Ronson hace un gran trabajo de producción actualizando los sonidos sixtie que inundan la canción mientras por su parte, McCartney, rodeado de su fantástica banda de acompañamiento (Laboriel, Anderson, Ray y Wickens) suena fresco como nunca. Tema redondo y sin fisura alguna.
Giles Martin reivindica su calidad como productor con «Appreciate«, sin duda el tema más arriesgado del álbum y en el que Martin consigue que el ex-Beatle suene completamente actualizado. Como canción no es ninguna súper melodía pero sí tiene los suficientes ingredientes para resultar muy intersante. No obstante, donde McCartney demuestra moverse como pez en el agua es en temas como «Everybody Out There«, un espectacular corte acústico que supone uno de los momentos álgidos del disco. Pegadiza y llena de sonoridades Beatle, su tratamiento de guitarras la eleva a gran altura y la convierte en una canción perfecta para interpretar en directo. Nadie hace pop como Paul McCartney, y Giles Martin parece saber sacarle provecho.
Tras su excelente trabajo con «Early Days», Ethan Johns vuelve a estar tras los mandos de la mesa de mezclas en «Hosanna«, otro austero corte acústico empapapado de psicodelia. McCartney vuelve a encargarse de todos los instrumentos y voces en esta excelente y sugerente canción de tintes oscuros que contrastan con el colorista tema que la sucede, «I Can Bet«. Sobresaliente y balilable pieza de fresquísimo pop en la que McCartney vuelve a estar detrás de todo lo que suena con la única ayuda de Rusty Anderson a la guitarra, y en la que Giles Martin vuelve a hacer una excelente labor de producción. Gran tema, mucho más Wings que Beatles.
Ya en la recta final, «Looking At Her» es lo más parecido que encontramos en este álbum a la típica balada «made in McCartney», soprendentemente ausente en este trabajo. Si bien, en esta ocasión Giles Martin la matiza con multitud de arreglos electrónicos que la hacen sonar de forma absolutamente distinta y tan brillante como estimulante. Paul, que reconoce haber escrito esta canción para su nueva esposa Nancy Shevell, utiliza el recurso del falsete y el resultado global es excelente. Para concluir, «Road» con producción de Paul Epworth, quien además de tocar la batería aparece como co-autor del tema. Es la canción en el que más se echa a faltar la voz que McCartney exhibió en el pasado, no obstante, este oscuro tema resulta tremendamente interesante y es un excelente cierre para un álbum de notable alto…¿o aún no ha terminado?, pues no, como es práctica habitual en muchos de sus trabajos, Paul decidió incluir un hidden track y en esta ocasión es la excelente «Scared«, una fantástica balada de piano que, en mi opinión y dada su calidad, debiera haber formado parte del cuerpo oficial del álbum y cerrar el mismo estando acreditada. Muy buena.
Para los que decidieran comprar la versión «deluxe» del disco aún quedarían dos muy buenos temas aún que disfrutar.»Turned Out» es un buen medio tiempo pop producido por Ethan Jones y Giles Martin pero que suena mucho al trabajo que Jeff Lynne hizo con McCartney en Flaming Pie (1997), no es ninguna joya pero cumple su papel como bonus track. Mucho más interesante resulta «Get Me Out Of Here«, un excelente acústico de corte eminentemente sesentero que por calidad perfectamente podría haber formado parte del disco estándar. Los fans japoneses pudieron disfrutar además de un tema adicional en la edición para su país, la experimental «Struggle«.
En resumen, un gran disco…, un gran disco creado por la más afinada fábrica de crear melodías que ha conocido el mundo: Sir James Paul McCartney.
VALORACIÓN GUILLETEK: 7/10