John Lennon. «Walls And Bridges» (1974). (8,5/10)

Going Down On Love (Lennon)
Whatever Gets You Thru The Night (Lennon)
Old Dirt Road (Lennon, Harry Nilsson)
What You Got (Lennon)
Bless You (Lennon)
Scared (Lennon)

#9 Dream (Lennon)
Surprise, Surprise (Sweet Bird Of Paradox) (Lennon)
Steel And Glass (Lennon)
Beef Jerky (Lennon)
Nobody Loves You (When You’re Down And Out) (Lennon)
Ya Ya (Morgan Robinson, Lee Dorsey, Clarence Lewis, Morris Levy)

 

En el verano de 1973, John Lennon y Yoko Ono  decidieron darse un tiempo en su relación. Según dijeron posteriormente, necesitaban «ver si lo suyo era lo suficientemente fuerte para querer volver a estar juntos». Tras dieciséis meses de separación -periodo que es conocido en la historiografía Lennoniana como el «Lost Weekend»-, John y Yoko volvieron a unirse.

Al comienzo de aquel celebre «Fin de semana perdido», John editó «Mind Games» pero es este «Walls And Bridges» el disco que se concibió, grabó y editó durante esta turbulenta época de su vida. Tras su separación de Yoko, John se refugia en los brazos  de May Pang, que había estado trabajando como secretaria de la pareja. Lo más sorprendente en que fue la propia Yoko la que propició la relación, prefiriendo que John estuviera con Pang, conocida, que con otras mujeres.

John y May Pang, dejaron Nueva York a finales de 1973 para trasladarse a Los Ángeles. Una vez allí, John recibió por parte de su amigo Harry Nilsson, el encargo de producir el que iba a ser su nuevo disco («Pussy Cats»). A John y May les pareció buena idea que los músicos vivieran bajo el mismo techo y tener el estudio instalado allí mismo. Así que Pang alquiló una casa de playa en Santa Mónica en marzo de 1974, instalaron un estudio de grabación, y  Ringo Starr, Harry Nilsson y Keith Moon se trasladaron allí.

Fue una época muy convulsa para Lennon. que se refugió en las drogas y en el alcohol para superar la depresión que le había ocasionado la separación de Yoko. May Pang, que fue fundamental para John durante este periodo, intentó que John afrontara sus problemas y se enfrentara a sus fantasmas, especialmente su familia y sus amigos. En primer lugar, hizo que John retomara su relación con Julian, su hijo, al que no veía desde hacía cuatro años. Pero quedaba un cabo suelto: Paul McCartney. Los McCartney decidieron visitar a John, sabedores de que éste estaba en Los Ángeles donde ellos se encontraban aquel 28 de marzo de 1974. Christopher Sandford, uno de los testigospresentes, describió la escena del reencuentro Lennon-McCartney de la siguiente manera: «La habitación se congeló cuando McCartney entró, y se quedó en absoluto silencio hasta que Lennon dijo: ‘Valiant Paul, supongo?’ McCartney respondió: ‘Señor Jasper Lennon, supongo? (Valiant Paul y Sir Jasper eran personajes interpretados por los dos, en un juego televisado de Navidad a inicios de la carrera de The Beatles). Extendió una mano McCartney, Lennon se la estrechó, y el ambiente era agradable, pero moderado, cordial, pero no especialmente cálido, por lo menos inicialmente». Paul y John, prácticamente no se hablaban desde hacía cuatro años y el reencuentro fue no demasiado afectuoso en un principio. Poco a poco el ambiente se relajó y comenzaron a hablar sobre los viejos tiempos, especialmente sobre la época de Hamburgo. Los litros de alcohol y las drogas probablemente contribuyeron a rebajar la tensión, hasta el punto que Lennon y McCartney empezaron a mostrarse a gusto con la situación y empezó a respirarse una auténtico ambiente de camaradería.

Última foto de John y Paul juntos, marzo de 1974

Paul y Linda se quedaron en casa de John y May unos días. El 31 de marzo de 1974, Stevie Wonder y Harry Nilsson, en mitad de una juerga, convencieron a John y Paul de que estaría bien grabar algo de música… y ocurrió… La sesión no tuvo mucha calidad a causa de la borrachera que llevaban todos. La marihuana y la cocaína también contribuyeron. Tras esta sesión Paul y John se vieron en muchas ocasiones durante 1974. May Pang recuerda esos encuentros: «Un día, los McCartney nos hicieron una visita sorpresa. De hecho, después de ese encuentro, nos vimos bastante con los McCartney. John  estaba mucho más tranquilo y más abierto a sus viejos amigos y a su familia«. Podríamos decir que nunca existió una posibilidad tan real de que los miembros de los Beatles volvieran a trabajar juntos como a lo largo de este periodo de 1974.

Sea como fuere, el caso es que, tras unos meses de desenfreno, y sintiendo que su carrera profesional necesitaba un empujón, John volvió a Nueva York dispuesto a grabar las canciones que había escrito entre juerga y juerga. Solicitó que las drogas y el alcohol desaparecieran del estudio y se dispuso a trabajar en «las sesiones más profesionales en las que he participado». Tras un par de días ensayando las canciones con su banda de acompañamiento (Nicky Hopkins y Ken Ascher a los teclados, Jesse Ed Davis, Eddie Mottauy en las guitarras, Klaus Voormann al bajo y Jim Keltner tras la batería), el disco se grabó en un periodo de dos meses entre julio y agosto de 1974.

El disco se editó el 26 de septiembre en Estados Unidos y un par de semanas después en Europa. Alcanzó un lustroso número 1 en Estados Unidos y fue bastante bien recibido en el resto del mundo. En Inglaterra, llegó al sexto puesto. Su portada, con un dibujo sobre un partido entre el Arsenal y el Newcastle  del propio John a los once años de edad, se acompañó de una curiosa contraportada en la que, gracias a un ingenioso troquelado, podía intercambiar parte de la cara de Lennon.

«Walls And Bridges» es un álbum notable, con cierta tendencia a la irregularidad y con un par de temas de relleno pero, en general, es un muy buen LP. En mi opinión, el mejor de su producción es solitario tras los excelsos «Plastic Ono Band» e «Imagine». Cabe destacar también la labor de John Lennon como productor ya que, si bien en «Mind Games» (primer álbum que produjo) no estuvo demasiado fino, en este consigue un sonido fantástico.

«Going Down On Love» , la canción que abre el disco, es un tema fantástico. Los aires orientales de la intro (la canción es un canto de amor a Yoko) dan paso a una canción de aires soul en la que los metales, el buen trabajo rítmico de la banda y la acertada voz de John redondean un corte de muchos kilates.

No obstante la canción más recordada del disco (junto a «#9 dream») es la exitosa «Whatever Gets You Thru The Night«, editada como single supuso el primer y único número 1 estadounidense de Lennon es solitario. Un infeccioso tema que aunque a John no le gustaba mucho, aceptó a editar como single ante la insistencia de Elton John, que colabora en la grabación. Lennon era el único Beatle que no había conseguido un número 1 en Estados Unidos y Elton John estaba tan seguro del potencial del tema que le hizo prometer a Lennon, retirado de los escenarios por aquel entonces, que se subiría con él al escenario del Madison Square Garden de Nueva York… John cumplió pagó su apuesta su promesa el 28 de noviembre de 1974

En «Old Dirt Road«, John tampoco está solo. En esta ocasión es Harry Nilsson quien le acompaña a los coros y, a su vez coescribe este fantástico y sinuoso tema. Maravilloso piano del inefable Nicky Hopkins y excelente guitarra slide de Jesse Ed Davis. Muy buena. Tras este relajado tema, «What You Got» sube los índices de adrenalina de forma notable. A medio camino entre el funk y el rock, este brillante y vigoroso tema ha servido de más que obvia inspiración a músicos posteriores como Lenny Kravitz. Otra estupenda canción.

«Bless You» rebaja de nuevo los ánimos. De nuevo con Yoko como protagonista era la canción preferida de Lennon entre las incluidas en este álbum. No comparto su criterio, pero sin duda es una muy buena canción.
«Scared«, una de mis preferidas, cierra la cara A en un tono muy similar al estilo que John exhibiera en «Plastic Ono Band». Fantástica y siniestra a partes iguales.

Tras una notable cara A, la cara B se abre de forma inmejorable con «#9 Dream«, un clásico en toda regla. Ya desde su sobresaliente introducción la canción te invita a disolverte en su onírica melodía. Una maravilla atemporal que se editó como single alcannzando un número 8 en Inglaterra y un número 9 en Estados Unidos. Genial.

«Surprise, Surprise (Sweet Bird Of Paradox)» es otra estupenda canción de nuevo con Elton John como compañero de micrófono. Uno de los cortes más comerciales del disco. tan breve como extremadamente disfrutable. Mucho más densa, pero igual de fantástica, resulta «Steel And Glass«:  la canción con la que Lennon ajusta cuentas con Allen Klein, quien fuera manager y amigo de los Beatles tras la muerte de Brian Epstein. Otra canción fabulosa, y ya van unas cuantas…

«Beef Jerky«, en cambio supone el primer bajón de este muy buen álbum, no por su ausencia de calidad (es un apreciable instrumental) si no por su status de canción de relleno. Prescindible, no como la preciosa y sensible «Nobody Loves You (When You’re Down And Out)» , una balada absolutamente sobresaliente que John imaginó «para que la cantara Frank Sinatra, hubiera hecho un trabajo fantástico, ¿no crees?». Una canción frecuentemente olvidada a la hora de recordar al genio de Liverpool y que hubiera supuesto un final perfecto para el disco, de no ser por la inclusión de «Ya ya«, una versión bastante tontorrona del clásico de Lee Dorsey cuyo principal atractivo es escuchar a Julian Lennon aporrear la batería con 11 años.

La crítica recibió el disco de forma tibia si bien, como ha ocurrido tantas otras veces con trabajos de ex-beatles, con el tiempo han rectificado su postura. Lennon como le sucediera (y le sucede) a McCartney tuvo que soportar siempre la comparación con la estratosférica calidad de su material anterior. Es cierto, este disco no alcanza el nivel del material beatle de John Lennon…, también es verdad que probablemente está por debajo del de sus dos primeros discos…, pero si ese es el baremo para decidir si un álbum es bueno o no, señores músicos, cuelguen sus bártulos.

VALORACIÓN GUILLETEK’S: 8,5/10

 

Texto: Guillermo Mittelbrunn Beltrán. 7 de septiembre de 2014

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Paul McCartney: «New» (2013). (7/10)

Save Us (McCartney-Epworth)
Alligator (McCartney)
On My Way To Work (McCartney)
Queenie Eye (McCartney-Epworth)
Early Days (McCartney)
New (McCartney)
Appreciate (McCartney)
Everybody Out There (McCartney)
Hosanna (McCartney)
I Can Bet (McCartney)
Looking At Her (McCartney)
Road (McCartney-Epworth)

Scared (oculta) (McCartney)

Tras trece álbumes de estudio con los Beatles, siete con Wings y quince en solitario, Paul McCartney afronta su lanzamiento discográfico de 2013 con el simbólico título de «New» (nuevo). Cincuenta años después de que el primer álbum de los Beatles saliera al mercado, el septuagenario bajista demuestra estar en un fenomenal estado de forma. «Perdón por no haber vuelto antes, he estado ocupado», dice McCartney en las notas interiores del disco tras seis años de silencio (cinco si consideramos el «Electric Arguments» de The Fireman parte de su discografía). Pero, sin duda, la espera mereció la pena. Entretanto, Paul nos entretuvo con un notable disco de versiones de clásicos jazz, «Kisses On The Bottom» que, sin embargo, no sació nuestra sed de nuevo material

McCartney fue componiendo las canciones que conforman este estupendo álbum es distintos ambientes, «algunas surgieron después de dejar a mi hija pequeña en el colegio…, otras surgieron a altas horas de la noche mientras improvisaba con el piano…, y algunas salieron en el estudio», explica. El caso es que con las canciones concluidas se comenzó a plantear con qué productor iba a darles forma en la grabación. Paul McCartney es perfectamente capaz de producir, de hecho, en gran parte de su discografía comparte las labores de producción o directamente las ejerce en solitario, pero en es esta ocasión quería sonar fresco, renovado…, moderno en definitiva, por lo que se planteó trabajar con un productor joven y actual.

La experiencia tanto con David Kahne («Driving Rain» y «Memory Almost Full») como con Nigel Godrich («Chaos And Creation In The Backyard») había sido muy positiva en lo artístico y las críticas de los tres últimos discos de McCartney habían resaltado de forma casi unánime su renovado sonido y su excelencia musical. Por todo esto, Paul se propuso probar a varios productores en boga y poder decidir con criterio con quién le apetecía más trabajar. «La idea original era grabar algunas cosas con una serie de productores cuyo trabajo me gustaba mucho y ver con quién podrían funcionar mejor…, pero ¡me entendí bien con todos». Hicimos cosas muy diferentes con cada uno de ellos».

De esta forma, Paul McCartney grabó sus nuevos temas durante los descansos de su enésima gira mundial en seis estudios diferentes (el estudio particular de Paul en Sussex, los Henson Recording Studios de Los Ángeles, los Avatar Studios en Nueva York, los londinenses Air Studios y Wolf Tone Studios y, cómo no, los míticos estudios de Abbey Road) y con cuatro jóvenes y brillantes productores. Mark Ronson, que se hizo muy popular en 2005 merced a su trabajo con la genial Amy Winehouse y trabajó posteriormente con Rufus Wainwright o Bruno Mars concluyó tres canciones con McCartney, «Secret Life of a Party Gir», «Alligator» y «New». Ronson declaró sobre su trabajo juntos: «Estaba muy nervioso y él lo entendió, es normal ponerse nervioso si vas a trabajar con Paul McCartney, pero me hizo sentir cómodo y me dio mucha libertad. Ya sabes, él lo ha hecho todo. De alguna forma él ha inventado lo que ahora hacemos… No sé si lo que hemos hecho juntos es revolucionario, lo que sé es que son canciones brillantes y que lo único que yo hice fue tratar de sonar como él quería que sonaran. Aprendí mucho con él, tiene ideas increíbles, toda una master class de armonías y arreglos».

El segundo de los productores, el brillante Ethan Johns (Kings Of Leon, Kaiser Chiefs, Ryan Adams), concluyó hasta cuatro canciones con McCartney, de las que sólo dos «Early Days» y «Hosanna» acabaron en la selección final del álbum. El productor también destacó el buen ambiente de trabajo en el estudio: “El primer día que trabajamos fue genial. Él llegó con esta canción increíble («Hosanna»), pusimos un par de micrófonos y en cuatro horas tuvimos esta gran grabación. Tenía una sensación increíble, una melodía realmente evocadora, una letra muy interesante, y la interpretación fue genial. Entonces empezamos a experimentar con ella, y poner un montón de rareza psicodélica en el tema. Nos divertimos. ¡Oh, prueba esto! ¡Hazlo! Es muy inspirador estar con él. Lo primero que dijo fue: ‘¿Qué te apetece hacer?’. Yo podría haber dicho: «Vamos a pasar el día haciendo loops de percusión con cajas de ritmos», y él hubiera contestado, «¡Genial! Vamos a hacer eso!» Ninguna vez dijo: “No”. Es su marca como artista, de verdad. Está siempre listo para probar algo nuevo”.

Paul Epworth, el tercero del póker de productores presentes en el disco, alcanzó fama mundial gracias a su trabajo con Adele, pero no se puede pasar por alto su colaboración con  Bloc Party, Primal Scream, Robbie Williams o Maximo Park. Epworth produjo cuatro canciones, «Save Us», «Queenie Eye», «Struggle» y «Road» en las que, además, tocó la batería.

El cuarto jinete fue nada menos que Giles Martin, el hijo de George Martin, el productor de los Beatles. No obstante, los méritos de Giles como productor no deben ser ensombrecidos por ser hijo de quien es y su trabajo con Hayley Westenra, Kula Shaker, Jeff Beck, Elvis Costello o Kate Bush dan fe de ello. Martin y McCartney grabaron juntos al menos seis canciones «On My Way To Work», «Appreciate», «Everybody Out There», «I Can Bet», «Looking At Her» y «Get Me Out Of Here».

Con todo este material grabado, llegó el momento de decidir. «Le puse lo que tenía a mis amigos y se quedaron sorprendidos. «¿Eres tú en serio?», me decían. El diferente toque de cada productor hacía que sonara muy distinto y variado. Entonces me di cuenta de que no quería descartar nada. Había algo bueno en el trabajo de cada uno de ellos…, así que…, me quede con todos». Y así fue: el 14 de octubre de 2013, y de nuevo bajo el sello Hear Music, se editó el nuevo disco de Paul McCartney: «New».

La crítica recibió muy bien el disco.  The New York Times lo describió como «un gran álbum lleno de contrastes»,   Allmusic dijo de New que era «uno de los mejores discos de los últimos días de McCartney, dispuesto, incluso ansioso, a comprometerse con la música moderna»,  The Telegraph comentó: «McCartney no tiene que estar a la defensiva, o preocupado por sus detractores. Este álbum demuestra que su talento no tiene edad« , por su parte Entertainment Weekly escribió en su reseña sobre el disco: «New demuestra que la música pop puede todavía vigorizar, inspirar y sorprender, incluso si has sido uno de los que la han inventado». Siguiendo con críticas elogiosas, la revista Clash comentó: «Como ejercicio de diversidad, es una pieza maestra. Hay sitio para fuzz rock («Save Us»), melodías retro («New»), resplandores acústicos («Early Days») e incluso electrónica («I’m Looking at Her»). Tangentes guiadas por Paul Epworth, Mark Ronson, Ethan Johns y Giles Martin, respectivamente», Rolling Stone destacó que «A los 71 años, McCartney ha vuelto por suerte a la música de la eterna juventud. New parece enérgico y lleno de alegres invenciones de rock and roll. Más que un viaje sentimental, es un disco que quiere ser parte del diálogo del pop del siglo XXI»,  The Washington Post publicó que “varias de las canciones del disco cuentan con interludios que actualizan para la era digital los bucles analógicos y los efectos escuchados en piedras angulares de los Beatles, como ‘Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band’ y ‘Revolver’”, por último el NME habló del «álbum de McCartney más disfrutable en años». Además, los resultados comerciales también fueron notables, alcanzando un número 3 tanto en las listas británicas como norteamericanas, manteniendo la racha de éxito  iniciada por «Chaos And Creation».

Y es que estamos ante un muy buen álbum. Completo y ecléctico, equilibra de forma magistral innovación y clasicismo y resulta muy entretenido de escuchar. La voz de McCartney comienza a apagarse a sus 71 años y, aunque defiende las canciones con soltura, se echa de menos la excelencia vocal de antaño…, sin embargo, a nivel instrumental el álbum raya a gran altura. No es un álbum que presente una coherencia interna clara como «Flaming Pie», «Driving Rain» o, sobre todo, «Chaos And Creation», sino que es más bien una (excelente) colección de canciones. La presencia de varios productores y la variedad estilística de las canciones hace que, en ocasiones, tienda excesivamente a la heterogeneidad y es la mano de Giles Martin -que acaba apareciendo como productor en casi la mitad del álbum- la que le otorga cierta unidad.

Arrancamos con buen rock de la mano de «Save Us«, un notable corte producido por Paul Epworth del que Macca afirma fue fruto de la improvisación en el estudio («Empecé a tocar algo al piano, él [Epworth] comenzó a tocar la batería, metí algo de bajo y ya teníamos la base de la canción hecha»). Con reminiscencias de Kiss y un sonido general cercano a los Strokes, McCartney retoma su estilo roquero y nos regala un tema que, sin ser inolvidable, resulta extremadamente adictivo y funciona de forma excelente como arranque del álbum.

El tiempo para la primera dosis de pop llega con «Alligator«, la primera de las dos canciones producidas por el revisionista Mark Ronson. Un excelente estribillo ilumina otra muy buena canción en la que un McCartney muy contenido (o limitado) vocalmente vuelve a dar muestras de su maestría en el manejo de las melodías pop, al igual que hace en la acústica y excelente «On My Way To Work«, la primera de las producciones de Giles Martin y una evocadora canción en la Paul toca todo lo que suena y que hará las delicias de cualquier amante de los sonidos sesenteros británicos.

Nuevo turno para Epworth como productor, en esta ocasión con uno de los temas más pegadizos del disco, el single «Quennie Eye«. Infecciosa y enérgica, tiene aires de hit, pero no lo será…, en parte porque parece que la obra de McCartney no interesa a las radiofórmulas en los últimos años, pero eso no es óbice para que no nos enganche a aquellos que sepamos apreciar su perfecta construcción en torno a una insistente rueda de acordes de piano. Gran tema.

Ethan Johns hace su debut como productor en el disco con «Early Days«. Estamos ante una canción monumental. Una joya folk en la que McCartney desnuda su sonido para recordar los tiempos en los que conoció a su compañero John Lennon, «empecé a recuperar imágenes de nosotros en la tienda de discos escuchando rock and roll y mirando los pósters y la felicidad que eso me dio recordando todos aquellos momentos». La voz de McCartney suena frágil, sin efectos ni trucos y recordando a alguna de las últimas grabaciones del gran Johnny Cash. Es la quebradiza voz de un señor de 71 años que lo ha hecho todo en el mundo de la música y que mira al pasado con nostalgia. Uno de los temas más sinceros y emotivos que McCartney jamás haya escrito gracias a su gran melodía y sus certeros versos, no exentos de cierto carácter reivindicativo: «Todo el mundo tiene una opinión formada/ De quién hizo esto y quién hizo aquello»/ Pero no sé cómo hacen para acordarse/ si ni siquiera estaban ahí». Joya absoluta.

Tras tanta transcendencia, «New«, el tema que da título al disco nos ofrece «una alegre fusión de melodías beatle con ondulantes armonías de los Beach Boys», según escribía The Telegraph. El mayor maestro del pop dando una nueva lección, poco más que decir. Mark Ronson hace un gran trabajo de producción actualizando los sonidos sixtie que inundan la canción mientras por su parte, McCartney, rodeado de su fantástica banda de acompañamiento (Laboriel, Anderson, Ray y Wickens) suena fresco como nunca. Tema redondo y sin fisura alguna.

Giles Martin reivindica su calidad como productor con «Appreciate«, sin duda el tema más arriesgado del álbum y en el que Martin consigue que el ex-Beatle suene completamente actualizado. Como canción no es ninguna súper melodía pero sí tiene los suficientes ingredientes para resultar muy intersante. No obstante, donde McCartney demuestra moverse como pez en el agua es en temas como «Everybody Out There«, un espectacular corte acústico que supone uno de los momentos álgidos del disco. Pegadiza y llena de sonoridades Beatle, su tratamiento de guitarras la eleva a gran altura y la convierte en una canción perfecta para interpretar en directo. Nadie hace pop como Paul McCartney, y Giles Martin parece saber sacarle provecho.

Tras su excelente trabajo con «Early Days», Ethan Johns vuelve a estar tras los mandos de la mesa de mezclas en «Hosanna«, otro austero corte acústico empapapado de psicodelia. McCartney vuelve a encargarse de todos los instrumentos y voces en esta excelente y sugerente canción de tintes oscuros que contrastan con el colorista tema que la sucede, «I Can Bet«. Sobresaliente y balilable pieza de fresquísimo pop en la que McCartney vuelve a estar detrás de todo lo que suena con la única ayuda de Rusty Anderson a la guitarra, y en la que Giles Martin vuelve a hacer una excelente labor de producción. Gran tema, mucho más Wings que Beatles.

Ya en la recta final, «Looking At Her» es lo más parecido que encontramos en este álbum a la típica balada «made in McCartney», soprendentemente ausente en este trabajo. Si bien, en esta ocasión Giles Martin la matiza con multitud de arreglos electrónicos que la hacen sonar de forma absolutamente distinta y tan brillante como estimulante. Paul, que reconoce haber escrito esta canción para su nueva esposa  Nancy Shevell, utiliza el recurso del falsete y el resultado global es excelente. Para concluir, «Road» con producción de Paul Epworth, quien además de tocar la batería aparece como co-autor del tema. Es la canción en el que más se echa a faltar la voz que McCartney  exhibió en el pasado, no obstante, este oscuro tema resulta tremendamente interesante y es un excelente cierre para un álbum de notable alto…¿o aún no ha terminado?, pues no, como es práctica habitual en muchos de sus trabajos, Paul decidió incluir un hidden track y en esta ocasión es la excelente «Scared«, una fantástica balada de piano que, en mi opinión y dada su calidad, debiera haber formado parte del cuerpo oficial del álbum y cerrar el mismo estando acreditada. Muy buena.

Para los que decidieran comprar la versión «deluxe» del disco aún quedarían dos muy buenos temas aún que disfrutar.»Turned Out» es un buen medio tiempo pop producido por Ethan Jones y Giles Martin pero que suena mucho al trabajo que Jeff Lynne hizo con McCartney en Flaming Pie (1997), no es ninguna joya pero cumple su papel como bonus track. Mucho más interesante resulta «Get Me Out Of Here«, un excelente acústico de corte eminentemente sesentero que por calidad perfectamente podría haber formado parte del disco estándar. Los fans japoneses pudieron disfrutar además de un tema adicional en la edición para su país, la experimental «Struggle«.

En resumen, un gran disco…, un gran disco creado por la más afinada fábrica de crear melodías que ha conocido el mundo: Sir James Paul McCartney.

VALORACIÓN GUILLETEK: 7/10

Paul McCartney (The Fireman): «Electric Arguments» (2008). (7/10)

Nothing Too Much Just Outta Sight (McCartney)
Two Magpies (McCartney)
Sing the Changes (McCartney)
Travelling Light (McCartney)
Highway (McCartney)
Light From Your Lighthouse (McCartney)
Sun is Shining (McCartney)
Dance Til We’re High (McCartney)
Lifelong Passion (McCartney)
Is This Love (McCartney)
Lovers In a Dream (McCartney)
Universal Here, Everlasting Now (McCartney)
Don’t Stop Running  (McCartney)

Bonus Track: Road Trip (McCartney)

En 1993, Paul McCartney y el ex-bajista de Killing Joke  y ahora productor Martin Glover -conocido artísticamente como Youth-, decidieron crear el proyecto The Fireman o, lo que es lo mismo, una especie de banda virtual de música electrónica. Ninguno de ellos utilizaría su nombre en los dos primeros álbumes de la banda «Strawberries Oceans Ships Forest» (1993) y «Rushes» (1998), absolutamente instrumentales y de carácter eminentemente experimental. Ambos obtuvieron excelentes críticas.

No obstante, para su tercer trabajo querían hacer algo diferente. McCartney y Youth llegaron al estudio sin planes específicos y sólo tenían una cosa clara: esta vez el bombero cantaría. Pronto decidieron que era momento de dejar las pesadas cadencias electrónicas y ondas “ambient dance” para adaptarse más a un estilo más clásico y mucho más cercanos al rock y el disco se fue «haciendo en el estudio, llegué sin una sola canción escrita y las canciones fueron surgiendo…, fue como caminar en una cuerda floja: emocionante y aterrador a la vez», según declaró el ex-Beatle.

De esta forma, Paul acabó componiendo en el estudio trece canciones que se grabaron en otros trece días y en los que la labor  de su compañero Youth como productor fue fundamental. El resultado es un disco desinhibido, sin clichés y en el que se respira un absoluto aire de libertad a la hora de crear. Son canciones razonablemente sencillas en su concepción, muy frescas y que la diestra mano de Youth tras la mesa de mezclas convierte en un interesantísimo collage sonoro a medio camino entre el pop, el rock la psicodelia  y  la electrónica.

Asumiendo que ya era absurdo ocultar sus identidades una vez que, tras dos álbumes editados, todo el mundo sabía que detrás de The Fireman se escondían McCartney y Youth, ambos músicos decidieron que, por primera vez, sus nombres aparecieran en la portada del álbum (pintada por el propio Paul) cuando éste se editó en noviembre de 2008. Electric Arguments, se distribuyó a través de pequeños sellos independientes y debutó en el puesto 79 en las listas británicas y en el 67 en la americana. Por su parte la crítica se deshizo en elogios. La BBC calificó el álbum  como «brillante», Uncut  lo nombró «álbum del mes», el Daily Telegraph habló de «un placer puramente escuchable con un gran sentido de la espontaneidad y de la imaginación musical», The Times definió su sonido como: «algo genial, como si Arcade Fire conociera a Led Zeppelín» y Rolling Stone destacó que era «La música más cerebral de un exBeatle en años».

El disco se abre con la monumental «Nothing Too Much Just Out of Sight«, o como algún crítico publicó, «lo más cercano a Helter Skelter que Macca ha escrito». Un potentísimo tema de raigambre ledzeppeliana en el que McCartney se desgañita con maestría en torno a un muy buen riff. Una fantástica concesión al rock y una clara declaración de intenciones: digamos adiós al antiguo sonido de The Fireman.

Pero, como es una constante en este álbum, los cambios de tercio son absolutamente radical y si «Two Magpies» nos introduce en un folk minimalista en la mejor tradición mccartiana merced a ese magistral uso del fingerpicking que alumbró obras maestras como «Blackbird» o la más reciente «Jenny Wren», «Sing The Changes» nos regala el mejor pop de estadio con sonoridades cercanas U2. Dos excelentes canciones que despejan cualquier duda acerca del álbum.

El siguiente corte «Travelling Light«, es muy ambiental y resulta muy evocadora. El inusualmente grave tono de la voz de McCartney y la cadencia del tema transmiten una sensación de paz que se ve absolutamente enturbiada por la sensacional «Highway«, otro muy buen rock de riff acompañado de un pegadizo estribillo. No hubiera desentonado como single.

La optimista «Light From Your Lighthouse» es un fantástico folk en el que un McCartney, de nuevo en tesituras graves, muestra un contagiosos optimismo. Un tema francamente interesante y que, a pesar de su clasicismo en la base tde algunas composiciones de su compañero George Harrison.  Más plana aunque muy agradable resulta «Sun Is Shining«. Paul declaró que, para conseguir que las canciones de este disco fueran frescas e inmediatas, quiso que su estructura contuviera los mínimos acordes posibles y, aunque en la mayoría del álbum la fórmula funciona, algunos temas como éste parecen necesitar un poco más de desarrollo. Eso sí, gran línea de bajo.

«Dance Til We’re High» es una especie de villancico philspectoriano con un gran estribillo. Es una lástima que las estrofas no estén al excelso nivel del coro, podría haber sido una canción mucho más grande de lo que es. Una nueva demostración de la aparentemente inagotable capacidad de McCartney para crear grandes melodías.

A partir de aquí, el álbum se torna notablemente más atmosférico, empezando por la psicodélica «Lifelong Passion«, de notable influencia harrisoniana, o la densa y tediosa «Is This Love«. El disco pierde varios enteros en estas últimas canciones y, ni la electrónica «Lovers In a Dream» -la canción que más recuerda al antiguo sonido de The Fireman- ni la quasi-instrumental y muy experimental «Universal Here, Everlasting Now«, consiguen que levante el vuelo.  Afortunadamente la lisérgica «Don’t Stop Running» cierra el disco con un muy buen sabor de boca merced a sus atmósferas y cambios rítmicos. Como regalo final, el álbum incluye un bonus track meramente experimental bajo el título de «Road Trip«, poniendo la guinda a un muy buen álbum, tan meritorio como sorprendente. Otro notable para Macca.

VALORACIÓN GUILLETEK: 7/10

 

Paul McCartney: «Memory Almost Full» (2007) (8/10)

1. Dance Tonight (McCartney)
2. Ever Present Past (McCartney)
3. See Your Sunshine (McCartney)
4. Only Mama Knows (McCartney)
5. You Tell Me (McCartney)
6. Mister Bellamy (McCartney)
7. Gratitude (McCartney)
8. Vintage Clothes (McCartney)
9. That Was Me (McCartney)
10. Feet In The Clouds (McCartney)
11. House Of Wax (McCartney)
12. End of the End (McCartney)
13. Nod Your Head (McCartney)

Para entender este “Memory Almost Full” deberíamos aclarar que, a pesar de haber sido editado el 4 de junio de 2007, fue concebido y en su mayoría grabado en 2003. De hecho, habría que situarlo en el periodo entre sus dos anteriores trabajos, “Driving Rain” y el fabuloso “Chaos and Creation in the Backyard».

McCartney, terminado “Driving Rain” (2001), inició una larga gira mundial durante la que tuvo tiempo suficiente para centrarse en componer. Terminada la gira, grabó varias demos de sus nuevas canciones con la banda que le había acompañado durante el tour (Paul ‘Wix’ Wickens, Rusty Anderson, Brian Ray y Abe Laboriel Jr.) en su estudio casero y, cuando tuvo que pensar en un productor con el que grabar el álbum que tenía en mente, la primera opción siempre fue volver a contar con David Khane (Sugar Ray, The Strokes)  ya que Macca había quedado muy satisfecho con su trabajo en “Driving rain”. No obstante, en 2003 y con el trabajo muy avanzado, Paul abandonó el proyecto atraído por la idea de grabar un disco entero él solo (tocando todos los instrumentos) a las órdenes del productor de moda Nigel Godrich (Radiohead, Travis)…, y así nació “Chaos and Creation in the Backyard”.

El proyecto con David Khane quedó en el olvido hasta que en la primavera 2006, Paul decidió recuperarlo. «Fue cuando todo lo que envolvió a «Chaos» se fue apagando, justo después de las nominsaciones a los Grammy. Me acordé de que tenía ese álbum esperando ser terminado, así que volví al estudio dispuesto a escuchar de nuevo las canciones… La verdad, ya no me acordaba bien de si me gustaban o no, así que las puse y pensé, «oye, me gusta…, quizás habría que retocar alguna cosilla pero está bien» . De esta forma, McCartney y Khane retomaron el trabajo donde lo habían dejado, rematando los temas que dejaron a medio terminar y trabajando sobre otras canciones nuevas como «Mr Bellamy», «Ever Present Past», «Gratitude», «Nod Your Head» y «See Your Sunshine».

Esta mezcla de material «antiguo» y nuevo hace que sea, en palabras del propio McCartney, ”un disco retrospectivo”. El anacronismo musical llega también al terreno lírico puesto que hay algunas canciones de amor dedicadas a Heather Mills cuando el disco fue editado después de que la ex-modelo y el músico protagonizaran un amargo divorcio. «See Your Sunshine»  es  una canción de amor redomado hacia Heather. Gran parte del disco fue hecho antes, durante y después de nuestra separación. No volví atrás y eliminé las canciones que hice para ella», aclaró en una entrevista el propio Paul.

Es por todo esto que el disco no sigue la senda intimista del excelso “Chaos and Creation”, que tan elogiada fue por la crítica y apuesta por una línea mucho más pop y moderna, si bien también menos inspirada. En cualquier caso la crítica recibió bien el álbum. La web musical Allmusic publicó: «Desde la muerte de Linda en 1998, ha estado bailando en torno al tema, salpicando Flaming Pie de nostalgia  y llegando a acuerdos con su estátus de vieja guardia en el cuidadamente reflexivo Chaos and Creation in the Backyard. Pero si el disco anterior era preciso, llevando los distintivos del productor Nigel Godrich, Memory Almost Full es asombrosamente brillante y lleno de vida, un álbum que comprende un regalo infalible de McCartney a la melodía». Entertainment Weekly lo encumbró como «el mejor disco de McCartney desde Flowers in the Dirt»; The Observer lo calificó como «armonioso y mezclado con armonías de alta gama». Por su parte, Rolling Stone situó el álbum en la lista de los mejores discos de 2007.

He de decir, que no comparto el desmesurado entusiasmo de algunas críticas y este «Memory Almost Full», aunque tiene momentos sobresalientes, me parece que debería situarse por debajo de «Chaos And Creation» y en un nivel similar  a «Driving Rain». Es, quede claro, un excelente álbum que mejora con las escuchas y que comercialmente obtuvo, además, excelentes resultados. Tras 45 años editando discos con EMI-Parlophone, McCartney consiguió que este su primer álbum con el sello Hear Music (propiedad de la cadena de cafeterías Starbucks), se hiciera con el tercer puesto en la listas de ventas norteamericanas y con el quinto en las británicas. Gran éxito.

Y eso que el veterano de 65 años arranca el álbum con una sencillísima tonadilla. En «Dance Tonight«, con apenas un bombo y una bandurria, Macca construye una encantadora canción que, disfrazada de insustancialidad, resulta absolutamente catártica. Qué facilidad tiene este hombre para construir melodías que martillean los sentidos. Os reto a no tararearla como posesos tras un par de escuchas. Como hiciera en su anterior álbum «Chaos And Creation In The Backyard», McCartney toca la mayoría de los instrumentos del disco habiendo canciones, como esta que nos ocupa, en la que fue el único músico en el estudio

El pop, fresco y rutilante, de «Ever Present Past» vuelve a presentarnos a un McCartney que toca y canta todo. No es una súper canción pero resulta efectiva, muy agradable y, como es habitual, su factura es impecable. Mucho más sofisticada resulta «See Your Sunshine«. El trabajo instrumental de Paul -de nuevo toca todo- en esta canción es sencillamente sobresaliente, especialmente su soberbia línea de bajo, y eso contribuye a elevar una elegante pieza de pop preciosista que alcanza la gloria en sus partes sincopadas. Muy buen tema.

La primera aparición de la banda completa se produce con la fantástica «Only Mama Knows«, un muy buen rock que recuerda poderosamente al sonido Wings de mediados de los 70 y en el que incluso la voz de McCartney parece rejuvenecer. El sonido Wings también se deja notar en «You Tell Me» en la que nos encontramos a Paul haciendo de Paul: acústica en ristre, construye una melodía impecable, la arregla maravillosamente y se marca una preciosa canción muy en su estilo de balada de toda la vida. Una joyita.

Y tras este momento revival, la incalificable y bizarra «Mr. Bellamy» se erige ante nosotros como un pedazo de canción que se convierte en el momento más sorprendente y brillante del disco. Art-pop puro para el goce extremo de quienes busquen experiencias diferentes. Y del vanguardismo pasamos al clasicismo de un R&B de toda la vida como el que nos ofrece «Gratitude«, otra estupenda canción en la que McCartney vuelve a hacerse cargo de toda la instrumentación y en la que, además, su voz luce más que en la mayoría de sus últimos trabajos. Un tema realmente destacable y fácil de disfrutar para cualquier tímpano mínimamente educado en el buen gusto.

«Vintage Clothes» nos devuelve a la línea pop en la que el de Liverpool siempre se ha movido como pez en el agua. Buena melodía para otra porción de pop mccartiano, en esta ocasión aderezada con unos ligeros toques de psicodelia. Una buena canción que, además inicia el medley de cinco canciones que nos llevará hasta el final del disco. «La idea del medley a lo Abbey Road es algo que quería volver a visitar porque nadie lo había hecho en mucho tiempo», declaró el propio McCartney. El medley en sí guarda además cierta coherencia argumental y, si bien no puede considerarse una de esas operetas rock de las que Pete Townshend es amo y señor, sí resulta muy cohesionada. De esta forma la citada «Vintage Clothes» es una vuelta atrás en el tiempo y en el siguiente tema, la sobresaliente «That Was Me«, McCartney recuerda sus «días de escuela y profesores». Musicalmente, «That Was Me» es una joya, un pop-rocker acústico que se va endureciendo conforme avanza (fabulosa la parte del solo) y que adquiere dimensiones de monumento musical en sus versiones en directo.

El tercer tema del medley, «Feet In The Clouds» sigue con la temática escolar/juvenil y resulta mucho más reposada. Tiene unos arreglos muy inteligentes que la hacen muy interesante (brillante el canon de voces), sin ser ninguna súper canción. La cuarta canción es la siniestra  y oscura «House Of Wax«. La intro suena a los primeros Wings pero luego desemboca en un enorme baladón a veces demasiado ampuloso, aunque de indudable y muy destacable valor melódico, en el que McCartney reflexiona sobre la fama. El medley concluyte con la delicada «End Of The End«…, tras cantar sobre sus días de escuela y la fama es el turno de escribir sobre la madurez y el final de los días. De nuevo una balada que no está entre las mejores de McCartney, maestro en estas lides, pero que resulta un más que apropiado final para el medley merced, sobre todo, a sus acertados versos.

Y cuando nos habíamos quedado con el corazón en un puño  «Nod Your Head«, una especie de híbrido entre los White Stripes, los Pixies y el letrista de lascanciones de Barrio Sésamo, turba nuestra paz. Puedes odiarla o amarla, pero estoy convencido que si la hubiera escrito alguna luminaria indie actual se aclamaría su «intenso minimalismo» o alguna mandanga similar. No es de mis favoritas, en cualquier caso.

«Memory Almost Full» es un muy buen álbum. Necesita escuchas, y corre el riesgo de perder en la comparación con el excelso «Chaos And Creation» que le precede en el tiempo, pero resulta fresco, innovador, estimulante y confirma la recuperación de McCartney tras una década de los 80 muy irregular y tras la edición de cinco trabajos -«Flowers In The Dirt» (1989), «Off The Ground» (1993), «Flaming Pie» (1997), «Driving Rain» (2001) y «Chaos And Creation In The Backyard» (2005)- más que notables. Definitivamente el Maestro sigue mandando.


VALORACIÓN GUILLETEK: 8/10

Paul McCartney: «Chaos And Creation In The Backyard» (2005). (9,5/10)

Fine Line (McCartney)
How Kind Of You (McCartney)
Jenny Wren (McCartney)
At The Mercy (McCartney)
Friends To Go (McCartney)
English Tea (McCartney)
Too Much Rain (McCartney)
A Certain Softness (McCartney)
Riding To Vanity Fair (McCartney)
Follow Me (McCartney)
Promise To You Girl (McCartney)
This Never Happened Before (McCartney)
Anyway (McCartney)

I’ve Only Got Two Hands (tema oculto) (McCartney)

Es habitual en la carrera de Paul McCartney que, tras un fracaso comercial o artístico, el Sir conteste a las críticas con un trabajo de alto nivel. «Driving Rain», su anterior álbum, es un disco notable pero fue un sonoro desastre en cuanto a ventas. También es habitual que McCartney, orgulloso de su pasado Beatle, acuda a antiguos colaboradores cuando se trata de reverdecer laureles… Y esto es lo que hizo en el invierno de 2003: tras componer un buen puñado de canciones llamó al inefable George Martin para que se situara tras los mandos de la mesa de mezclas.

No obstante, el genial productor ya no estaba para estos trotes. Sufriendo una severa pérdida de audición, Martin sugirió a Nigel Godrich como posible alternativa. Godrich, con 32 años por aquel entonces, era conocido por su brillantísimo trabajo con Beck, Travis, R.E.M y, sobre todo, con los excelentes Radiohead. «Mi primera reacción fue de terror, no solo porque era una persona muy importante, sino también porque no estaba seguro de si él estaba dispuesto a trabajar con estas sucias manos», comentó el joven productor que había adquirido fama mundial tras firmar el estratosférico «Ok Computer» de Radiohead.

De hecho, la relación inicial no fue fácil: «Nigel me impidió que cantara canciones que a él no le gustaban, criticó abiertamente mi trabajo… lo cual fue muy atrevido por su parte, y me sorprendió mucho…, no fue fácil y hubo momentos de bastante tensión», declaró el propio McCartney. No obstante, esta situación sacó a Paul de su recurrente zona de confort e hizo que se encorajinara en demostrar a ese insolente jovencito de lo que era capaz. Godrich, recuerda al respecto: «Llegó a la tercera sesión con nuevas canciones…¡Joder!, eran cojonudas…, mucho mejores».

Sin embargo el insolente Godrich seguiría empeñado que la ampulosa y veterana estrella no se acomodara y, cuando Paul llegó con su banda dispuesto a grabar perfectamente rodada tras una larga gira mundial y un exitoso y comentado concierto en el festival de Glastonbury,  se encontró con la negativa del productor. «Nigel quiso que yo tocara todo y sacarme de mi zona de confort…, quería que arriesgara…, y lo hice».

Y es que, en mucho sentidos, este disco es una especie de «McCartney III». No sólo porque, como hiciera en «McCartney I» (1970) y «McCartney II» (1980), asuma la responsabilidad de tocar todos los instrumentos, sino porque supone un giro de tuerca en su discografía. De hecho, ya desde un inicio la crítica valoró muy positivamente  su «inusual carácter reflexivo y repleto de sonidos intimista». La nueva dirección tomada por el jovial McCartney hacia ese sonido fue toda una sorpresa, que le valió tres nominaciones a los premios Grammy, incluyendo la de mejor álbum del año.

Desde su edición en septiembre de 2005, las  reseñas de «Chaos and Creation in the Backyard» fueron excelentes y fue un comentario generalizado considerar el álbum como uno de los mejores de su carrera en solitario. Rolling Stone dijo «…Se palpa un nuevo comienzo. Su voz está llena de la sabiduría que dan los años. Las canciones están llenas de convincente emotividad. El disco seduce al oyente con su mundo de invenciones musicales…» y el New York Times gritó «¡Macca ha vuelto!, se pueden oir los ecos de los Beatles. Un disco íntimo y poco convencional», pero, en general, todo fueron críticas positivas: «Su mejor disco en muchos años…»  (Newhouse Newswire), «Una sobresaliente colección de canciones. Este McCartney recuerda al de Magical Mystery Tour, White Album y Abbey Road…» (The Houston Chronicle), «Uno de esos discos que permaneceran en el tiempo…» (Fox News), «Posiblemente su mejor trabajo en solitario…» (Daliy News).  El disco también funcionó bien en listas y debutó en el puesto 6 de la lista americana y consiguió un Top-10 en la británica.

En mi opinión este álbum, junto a «Ram», «Band On The Run», «Tug Of War», «Flowers In The Dirt» y «Flaming Pie», es uno de los imprescindibles de la carrera de Paul McCartney en solitario. Inspirado, melancólico, inteligente, variado , brillante y con un el habitual sentido melódico del Sir, resulta un experiencia sobrecogedora. Un disco maravilloso. Desde su portada, protagonizada por un joven-beatle-Paul practicando con la guitarra en el patio del hogar familiar merced una fotografía tomada por Mike (el menor de los hermanos McCartney) en 1962 , el veterano músico parece decirnos: «el que tuvo retuvo».

Y eso que el primer tema, siendo fantástico, no resulta en absoluto novedoso. «Fine Line» es una de esas típicas y geniales canciones de pop vitalista mccartiano basadas en un marcado toque de piano. Una sobresaliente pieza de pop en la que Macca se encarga de toda la instrumentación a excepción de la programación de cuerdas introducida por Godrich en posproducción. Un tema fantástico que consiguió un número 20 en listas.

La primera sorpresa llega con la oscura y sobresaliente «How Kind Of You«, un espeso tema engrandecido por los loops de piano Godrich. La triste atmósfera añadida a la quebradiza y vulnerable voz de McCartney dotan al tema de una dulce amargura a la que es difícil resistirse. Pero mejor aún resulta la imprescindible «Jenny Wren«, un tema que hubiera ocupado un lugar de honor en el celebérrimo «White Album» de los Beatles, de hecho, el propio McCartney se refirió a ella como «la hermana gemela» de Blackbird. Mucho más triste que el clásico Beatles, estamos ante una de las mejores canciones que Paul escribiera nunca y quizás la culminación de este tan particular estilo suyo de composiciones de fingerpicked-folk. Una tema a la altura de lo mejor de su material. Mención aparte merece el excelente uso del duduk, un extraño instrumento armenio.

«At The Mercy» es sencillamente soberbia. Su aire pesaroso y grisáceo esconde unos tenues y contenidos arreglos que no terminan de explotar hasta el final. Inteligente y escandalosamente buena. Mucho más fresca pero igualmente resaltable es «Friends To Go«, según el propio Paul, George Harrison le inspiró esta delicada canción. Es de nuevo una pieza de pop puro que mejora conforme avanza en minutaje (maravillosos esos coros a lo Beach Boys hacia el final). El estilo en general ciertamente recuerda a Harrison pero también a Dylan. Buen trabajo instrumental de McCartney que consigue sonar realmente como una banda siendo él quien toca todos los instrumentos

Si «Jenny Wren» podría haber figurado en el «White Album», «English Tea» no hubiera desentonado en «Revolver». Británica hasta la médula, se basa en unos violines a lo «For No One» que visten una melodía a medio camino entre los Beatles y los Kinks. Otra canción para la historia… Y van unas cuantas… Insisto, uno de los mejores discos de uno de los mayores genios de todos los tiempos.

Pero, por si fuera poco, «Too Much Rain«, vuelve a poner sobre la mesa la capacidad de Macca para hacer canciones pop maravillosas y, a la par, sencillas. Pop perfecto y atemporal, tocado con un gusto que quita el hipo y con, además, una letra excelente («Ríe cuando tus ojos están quemando/ Sonríe mientras tu corazón está lleno de pena/ Suspira como si te cepillarás el dolor/ Haz un  promesa/ para que no vuelva a sucederte/ No está bien en una vida/ Demasiada lluvia»). Una excelente canción para la que Paul dice haberse inspirado en el tema «Smile» del cómico Charles Chaplin.

«A Certain Softness» supone una nueva sorpresa. Tiene un aire latino, casi de bolero, que la entronca con «And I Lover Her». Preciosa melodía. Extremadamente delicada y cantada , tocada y arreglada a un nivel de otro mundo, supone el dulce contrapunto a la áspera «Riding To Vanity Fair«, su canción «contra» la prensa amarilla («Mordí mi lengua/ Nunca hablé demasiado/ Traté de ser tan fuerte/ Di lo mejor de mí/ Usé mis amables maneras/ Lo hice por mucho tiempo/ Tú me machacaste/ Y yo no puedo responder con una sonrisa/ Y actuar como si nada estuviera mal/ Qué pretendes!»). Oscura y cadenciosa es un tema excelente y una nueva muestra de la versatilidad de McCartney en su ánimo de explorar nuevos ambientes sonoros. De nuevo se nota mucho la mano de Godrich en los arreglos.

«Follow Me» es, quizás, el tema más estándar del disco. Pop inspirado y de impecable factura pero no al excelso nivel de sus compañeras de álbum. . SI bien tiene algunos fragmentos memorables (¡qué grande es ese «in any situation…»!) y el puente es muy bueno.

Y llegamos a la recta final de este excelente disco con otra canción sobresaliente, mi favorita, la colosal «Promise to you Girl«. Enorme monumento al pop que, a pesar de arrancar con aires de Queen (esos coros…), pronto gira hacia a un estilo muy a lo «Wings» de 1975-76. Una barbaridad de canción construida sobre una base de piano y en la que el maduro McCartney saca fuerzas de flaqueza para realizar una soberbia interpretación vocal. Muy buena. El punteo de guitarra está lleno de esa bizarra genialidad que tiene este hombre al tocar las seis cuerdas. Simplemente genial.

No podía faltar la gran balada marca de la casa y «This never happened before» es el título de la canción en esta ocasión. La melodía es absolutamente preciosa y, de alguna forma, me recuerda al mejor Brian Wilson en su estilo. Es una canción maravillosa, está muy bien interpretada y el trabajo de producción de Nigel Godrich, que definó el tema como una canción «tremendamente orgánica» es sobresaliente.

El álbum se cierra con «Anyway» con el que, según el propio Paul, quiso homenajear o a Curtis Mayfield y The Impressions (de hecho, toma prestados algunos elementos de su clásico «People Get Ready») con este tema de marcados aires soul. Muy clásico y sosegado, los arreglos de Godrich le dan un punto de modernidad, si bien no es de lo mejor del disco a pesar de su excelsa línea de bajo. Siempre he pensado que hubiera sido preferible sustituir esta canción por la fantástica y misteriosa «She’s So Beautiful«, incluida como bonus en la edición japonesa del álbum. Una de esas canciones que van directas a la parte más blanda de tus vísceras.

Esto es el fin ¿o no?, apenas unos segundos tras la conclusión de «Anyway» arranca una canción instrumental escondida titulada «I’ve Only Got Two Hands» que es sencillamente prodigiosa y pone fin a un disco excelente de principio a fin. Aún tiene que pasar la prueba del tiempo, pero quizás sea uno de los cinco mejores discos de su carrera en solitario y tiene pinta de convertirse en un clásico con el transcurrir de los años. Si os gusta McCartney os va a encantar, si no, es una maravillosa oportunidad de enmendar vuestro error. Una joya.

VALORACIÓN GUILLETEK: 9,5/10

Paul McCartney: «Driving Rain» (2001) (8/10)

Lonely Road (McCartney)
From A Lover To A Friend (McCartney)
She’s Given Up Talking (McCartney)
Driving Rain (McCartney)
I Do (McCartney)
Tiny Bubble (McCartney)
Magic (McCartney)
Your Way (McCartney)
Spinning On An Axis (McCartney-McCartney)
About You (McCartney)
Heather (McCartney)
Back In The Sunshine Again (McCartney-McCartney)
Your Loving Flame (McCartney)
Riding Into Jaipur (McCartney)
Rinse The Raindrops (McCartney)

Freedom (McCartney)

Es cierto que el Paul McCartney crepuscular no es cool... Su parecido cada vez más acusado con Angela Lansbury (la Sra Fletcher), su imagen de «abuelete molón», su a veces patético postureo o sus videoclips de dibujos animados llenos de ranitas, no juegan en su favor. Pero es de necios o simplemente de sordos no reconocer la enormidad artística de su obra, con y sin los Beatles. Su carrera en solitario contempla varios discos flojos, algunos directamente malos, pero está salpicada de discos fabulosos y de canciones absolutamente sobresalientes que, de haber sido editados por otros artistas menos brillantes pero más «molones,» hubieran sido elevados a los altares, No tengo ninguna duda de que si Neil Young hubiera escrito «From A Lover To A Friend» se consideraría la quintaesencia de la madurez musical, si Clapton se hubiera marcado «Back In The Sunshine Again» se valoraría su autenticidad, o que si Keith Richards se hubiera atrevido con algo parecido a «Rinse The Raindrops» se hubiera elogiado su temeridad pro-rockera… Pero es el siempre sonriente McCartney el que se atreve a estas cosas…, y Paul no mola…

Y es que este disco, frecuentemente olvidado, es un claro ejemplo del «maltrato» al que se ha sometido la carrera en solitario de Paul McCartney. Producido por David Khane (The Strokes, Sugar Ray), «Driving Rain» nos presenta a un McCartney aún tocado por la muerte de su esposa Linda y, a la vez, ilusionado por su nueva relación con Heather Mills. Esta situación deriva en un disco lleno de claroscuros, si bien es el ambiente triste y taciturno el que gobierna el disco.

Grabado en apenas dos semanas, es un notable disco que, a pesar de obtener críticas favorables en la mayoría de medios (4/5 en Rolling Stone), fue un rotundo fracaso comercial obteniendo un puesto 26 en Estados Unidos y un terrible 46 en su país natal, siendo este el disco de Paul que peores resultados consiguió en el Reino Unido. La falta de un single que tirara de las ventas y el ambiente tristón del álbum supuso un bajo resultado en ventas injusto a todas luces puesto que, lejos de ser uno de los peores trabajos de McCartney, se encuentra entre los más destacables.

El álbum arranca con «Lonely Road«, un meritorio blues-rock de amarga melodía que deja claro desde el primer momento que los luminosos sonidos de «Flaming Pie» quedaron atrás. Una canción estupenda que, sin embargo, queda ensombrecida por la enormidad de la excelente «From A Lover To A Friend«, sencillamente una de las mejores canciones de lo que llevamos de siglo. Todo en ella es genial: una melodía de otro mundo,su acertada y parca producción, una línea de bajo estratosférica, la afectada voz de Paul, su excelente letra en la que McCartney pide permiso a su difunta esposa para rehacer su vida…, un clásico. Una canción que, insisto, de haber escrito otro «dinosaurio del rock» tendríamos hasta en la sopa. Sublime.

«She’s Given Up Talking» introduce a Paul McCartney en nuevas sonoridades minuciosamente tejidas por David Khane. Se trata de un tema de aires folkies que Paul escribió tras conocer a una niña con mutismo selectivo (un trastorno de origen emocional que consiste en que los afectados, en determinados contextos o circunstancias, no pronuncian ni una sola palabra) y que se tiñe de modernidad merced a unos acertados efectos de estudio. Mucho más clásica, aunque también mucho menos estimulante es la anodina «Driving Rain«, una de las canciones más prescindibles del álbum.

El maravilloso baladista que siempre fue McCartney se deja ver en la romántica «I Do«, una estupenda canción al igual que «Tiny Bubble» un moderno ejercicio de pop con un marcado tono bailable que recuerda poderosamente los sonidos de Wings. Menos agraciada es «Magic» que, a pesar de su emotiva letra (acerca del día en el que Paul y la fallecida Linda se conocieron), resulta bastante plana en lo musical.

Con «Your Way«, Paul construye una de sus fantásticas canciones folkies basadas en su depurada técnica de finger picking y que tantas joyas ha regalado a la historia del rock. Genial porción de clasicismo antes de llegar a «Spinning On An Axis«, un sorprendente collage sonoro que viaja desde el clásico crooning inicial a sonidos muy pegados a la actualidad. Un curioso y meritorio corte que supone el debut de la pareja de compositores McCartney-McCartney…, Paul y su hijo James.

«About You» nos devuelve al McCartney rockero, al que ya echábamos en falta y que, acompañando de una pequeña banda, suena de fábula. Y es que, en un ejercicio similar al que hizo en las fechas previas a «Flowers In The Dirt», Paul reclutó una banda para que le acompañaran durante las sesiones de grabación y en la posterior gira de promoción. Así, Rusty Anderson (músico de sesión de Elton John, Sinead O’Connor, Santana…) a la guitarra, y el sobresaliente batería Abe Laboriel Jr (Seal, Steve Vai) entraron a formar parte de la McCartney Crew y permitieron a McCartney centrarse en el bajo y se nota… Muchas  de las mejores líneas de bajo del McCartney maduro están en este disco.

«Heather» es otro de los momentazos del álbum. Un temazo, en su mayoría instrumental, que recuerda poderosamente el sonido de los Beatles del 68. De hecho, según cuenta el propio McCartney, «estaba tonteando al piano cuando surgió la melodía de esta canción… Heather, que desconoce el material de los Beatles, me preguntó «¿qué canción de los Beatles es esa?»… Yo le dije que era una nueva…, y entonces ella, emocionada, me animó a grabarla. Es por lo que decidí decicarle la canción». Es un tema excelente y que se hace corto, no hubieran estado de más unas cuantas estrofas cantadas adicionales.

La dupla McCartney-McCartney vuelve a la carga con la fantástica «Back In The Sunshine Again«, un pesaroso e inspirado blues al que no le sobra ni le falta nada y sirve de contrapunto a la romanticona «Your Loving Flame«, una gran balada que Paul dedica a Heather Mills, su nueva pareja. Buena canción, con el punto justo de azúcar.

La recta final se inicia con «Riding Into Jaipur«, una notable canción que Paul compuso tras el segundo viaje que hizo a la India tras el que hiciera acompañado de John, George y Ringo en aquel lejano 1968. No hubiera extrañado oírla en un disco de George Harrison, es fantástica en cualquier caso. El gran final llega en forma de 10 minutos de desparrame rockero con la genial «Rinse The Raindrops«, para la que Paul cantó la misma estrofa en una cincuentena de diferentes estilos de los que Khane extrajo los que conforman la edición final. Una gozada de principio a fin que como ocurría con «From A Lover To A Friend», hubiera recibido todo tipo de elogios de haber sido escrito por alguna otra luminaria del  rock de los 60… Poco antes de la edición del álbum, se produjo el atentado de las torres gemelas de NY. Paul compuso un tema conmemorativo que interpretó en The Concert for New York que él mismo organizó y en el que participaron varias estrellas. El tema es la vulgar y absolutamente prescindible «Freedom» que también acabó incluyéndose en el álbum, si bien como tema oculto, puesto que las carátulas ya habían sido impresas.

Un muy buen álbum escrito e interpretado por un adorable y nada molón casi-sesentón McCartney al que recurrentemente se le niega un mayor reconocimento. Me gustaría oír más álbumes actuales de músicos (jóvenes y viejos) con temas como «Lonely Road», «From A Lover To A Friend», «I Do», «About You», «Heather», «Your Loving Flame», «Back In The Sunshine Again» o «Rinse The Raindrops».

VALORACIÓN GUILLETEK’S: 8/10

Paul McCartney: «Flaming Pie» (9/10)

Imagen

The Song We Were Singing (McCartney)
The World Tonight (McCartney)
If You Wanna (McCartney)
Somedays (McCartney)
Young Boy (McCartney)
Calico Skies (McCartney)
Flaming Pie (McCartney)
Heaven On A Sunday (McCartney)
Used To Be Bad (Miller-McCartney)
Souvenir (McCartney)
Little Willow (McCartney)
Really Love You (McCartney-Starkey)
Beautiful Night (McCartney)
Great Day (McCartney)

«Cuando terminé Anthology sentí la necesidad de hacer música nueva (…) viendo Anthology me acordé de lo bien que lo pasábamos los Beatles grabando, y eso asentó las bases de lo que sería Flaming Pie. Anthology me recordó los patrones de The Beatles y los valores que alcanzamos con las canciones. Así que de algún modo me sirvió como curso que ahora se ve reflejado en este álbum». Y es que Paul pasó unos cuatro años, desde 1992 a 1996, trabajando en el proyecto Anthology de los Beatles, un proyecto largamente madurado (es una idea de 1971) que consitía en los Beatles contaran su historia a través de una serie de documentales. Neil Aspinall -otrora road manager, asistente personal de los Beatles y director de Apple Corps-, pensó que sería una buena idea recopilar toda la información posible de los archivos del grupo (tanto en EMI como en Apple)  para realizar un documental sobre la historia del mismo. Las malas relaciones entre Paul y el resto del grupo a principios de  los 70 y la muerte de John en 1980 truncaron el proyecto, pero desde principios de los 90 Neil lo había recuperado. La idea no era otra que los miembros vivos del grupo, apoyados por horas de entrevistas a John (autorizadas por Yoko), contaran su historia a través de una serie de documentales. Dichas entrevistas se completarían con el vasto material videográfico y sonoro que Aspinall había recopilado a lo largo de todos estos años.

El caso es que Paul, inspirado por los recuerdos, comenzó a componer y en febrero de 1995 decide volver al estudio para grabar parte del material que habíaImagencompuesto mientras trabajaba en Anthology. Tenía claro que quería que las canciones fueran sencillas y directas («me sorprendió, mientras trabajábamos en Anthology, darme cuenta de los sencillas y a la vez perfectas que eran muchas de aquellas primeras canciones de los Beatles»), pero Paul no quiso afrontar esta vuelta al estudio en solitario y pidió a su amigo Steve Miller (líder de la fabulosa Steve Miller Band) que le acompañara. Ambos músicos, que ya habían colaborado en la canción de Miller «My Dark Hour» en 1969 y en la que Paul toca todos los instrumentos, grabaron hasta siete canciones, algunas como «Country Girl» o «Soul Boy», aún hoy inéditas.

La idea original de Paul era autoproducir su nuevo disco, pero tras trabajar con el Jeff Lynne (líder de la ELO) en los dos nuevos temas Beatle que se estrenaron con los Anthology -«Free As A Bird» y «Real Love«-, decidió poner su trabajo en manos de Lynne y juntos trabajaron en las canciones que Paul había grabado con Miller y nuevo material de McCartney. Las sesiones transcurrieron a buen ritmo hasta diciembre de 1995, fecha en la que a Linda se le diagnostica un cáncer, provocando un lógico cese en el trabajo de estudio.

El golpe para los McCartney, compañeros inseparables durante casi treinta años, fue durísimo pero ambos convinieron que lo mejor para la recuperación de Linda y para el estado mental de su marido es que éste volviera al trabajo. De esta forma, las sesiones se retomaron en febrero de 1996. Quién sabe si necesitado de la ayuda de sus amigos, Paul pidió a Ringo que participara en las grabaciones y el fiel baterista se incorporó al trabajo en mayo.

Las últimas sesiones de trabajo datan de febrero de 1997 con George Martin dirigiendo un arreglo orquestal. El disco se mezcló en marzo de 1997 y en mayo estaba en las tiendas, recibiendo las mejores críticas de un disco de McCartney desde el fabuloso «Tug Of War» de 1982 y una excelente respuesta del público, que respondió aupando el álbum hasta el puesto número 2 tanto en Estados Unidos como el Reino Unido. Y es que estamos ante un disco fantástico, de principio a fin. «Flaming Pie» es el álbum más beatlemaniaco de Paul McCartney en su etapa en solitario. Se puede decir que Macca rinde aquí tributo a su pasado sin rubores ni pretensiones. Desde el mismo título (John dijo que inventó el nombre de «Beatles» cuando un hombrecillo saliendo de un pastel en llamas -Flaming pie- les dijo: «os llamareis Beetles pero con «a»…), a la sonoridad del álbum, Paul recoge el testigo de su propio pasado y concluye un álbum fabuloso. No creo que sea su mejor disco, como muchos afirman, y estoy convencido de que se benefició de la renovada popularidad Beatle que supuso el estreno de los Anthology, pero sí es un muy buen trabajo que incluso mereció una nominación para el Álbum del Año en los Grammy de 1998, que ganó Bob Dylan por su álbum Time Out of Mind.

El disco arranca con la evocadora «The Song We Were Singing«, una fantástica canción con una gran interpretación vocal en la que Paul toca gran parte de los instrumentos y recuerda sus tiempos mozos. «Estaba una noche recordando los años sesenta, ya sabes, estábamos allí fumando cigarros, bebiendo vino… hablando acerca de la solución cósmica. Eso era lo que todos hacíamos… pero ¡Qué demonios! Es el periodo de tiempo en tu vida en el que tienes la oportunidad de todo eso». El sonido íntimo y sosegado del tema inicial será la tónica general de un álbum tendente a la introspección y al sonido acústico y en el que hay pocas concesiones al rock. Si acaso la más contundente de dichas concesiones sea la estupenda «The World Tonight«, un sobresaliente rock en el que, como ocurre en la mayoría del disco, Paul (voz principal, coros, batería, bajo, guitarra eléctrica, guitarra acústica,  piano y percusión) y Jeff Lynne (coros, guitarra eléctrica, guitarra acústica y teclados) son los únicos interpretes.

El excelente tono inicial del disco se corta con «If You Wanna«, un corte normalito de esos que a McCartney se le caen de los bolsillos sin apenas esfuerzo y posiblemente uno de los puntos más bajo del álbum…, lo mejor del tema, la guitarra de Steve Miller y la producción tompettyniana de Lynne. No obstante, Paul recupera nuevamente el pulso con  «Somedays«, una soberbia balada «a lo beatle» con un arreglo escrito por el inefable George Martin. «Durante las sesiones de Anthology le pregunté a George Martin si podía escuchar Somedays ya que me gustaría que escribiera un arreglo con orquesta. Estaba nervioso viendo cómo reaccionaba al escucharla. pero cuando acabó me miró y me dijo «Veo que no pierdes tu toque»…, fue genial». Un tema para el recuerdo. Sobresaliente. A la altura (o muy cerca) de sus mejores canciones con y sin los Beatles.

Con «Young Boy» llegamos al que fuera primer single del álbum. Steve Miller de nuevo está a la guitarra y Paul toca todo lo demás. Es una excelente lección de pop sencillo y directo que  Paul escribió en la cocina mientras Linda cocinaba el almuerzo. No tuvo un éxito rutilante como single (número 16), pero vuelve a dejar claro quien es el maestro absoluto en esto del pop. Fantástica guitarra de Miller, por cierto.

Los Beatles del White Album es su vertiente mccartiana resucitan con la estratosférica «Caliko Skies«, con George Martin tras la mesa de mezclas. Esta genial canción se grabó en 1992 y resulta simplemente perfecta en su composición y ejecución. Otra canción para la historia que muestra al fin a un McCartney liberado de complejos y que no tiene reparos en volver a los sonidos que él mismo creo antaño. Esa es la línea que también sigue «Flaming Pie«, otra beatlelada en forma de boggie basado en una fantástica línea de piano y una genial melodía. Una vez más Paul y Jeff Lyne se bastan y se sobran para tocar y cantar todo. Otro temazo, y ya llevamos unos cuantos en el disco.

…Y Paul sigue manteniendo el nivel con la tierna «Heaven On A Sunday«, una bonita balada en la que Paul comparte el solo de la canción con su hijo James. El hijo de Paul se encarga de la guitarra eléctrica con destreza mientras Macca se dedica a la acústica. Es un tema tranquilo y relajado con una preciosa melodía de aires perezosos… Todo lo contrario que ocurre con «Use To Be Bad«, un sencillo blues compuesto, más Steve Miller que por Paul, siguiendo los cánones de la vieja escuela y que poco o nada aporta al género, la verdad.

Mucho más estimulante resulta «Souvenir«, puro R&B. Una fantástica canción que no tiene desperdicio para la que se inspiró en los sonidos de Wilson Picket y en la que Paul toca y canta absolutamente todo lo que suena en el tema. Enorme. Tras esta maravillosa concesión al soul, McCartney retoma las sonoridades Beatle con «Little Willow«, una sobrecogedora canción  que dedicó a Maureen, la que fuera esposa de Ringo y fallecida en 1995. Sencillamente preciosa. La paz en la que nos sumerge «Little Willow» se ve interrumpida por la línea de bajo de «Really Love You«, un nuevo blues-rock escrito con el bueno de Ringo -el primer «McCartney-Starkey» de la historia- y que sin ser ninguna maravilla, es bastante disfrutable.

Y entonces llegamos a «Beautiful Night«, el tema fundamental del disco. Una maravillosa canción que data de 1987 y que McCartney recuperó poniéndola en manos de George Martin para que escribiera un arreglo orquestal. Genial. La parte final con Ringo haciendo coros y todos esos metales pone los pelos de punta. Absolutamente sobresaliente. El disco concluye con «Great Day«, un bonito tema acústico compuesto por Paul en 1970 que recuerda a las sonoridades de «Ram» y que supone un cierre perfecto para un álbum maravilloso.

En definitiva una joya auténtica que se editó en mayo del 97 y que, en mi opinión, no ha sido todo lo elogiado que debiera… Vale fue nº2 en USA e Inglaterra (tapado en ambos países por el debut de las Spice Girls, por cierto), pero es que estamos ante un disco histórico y uno de los mejores del mejor creador de melodías de todos los tiempos. Supongo que sera uno de esos álbums que mitificaremos cuando el bueno de Paul esté criando malvas.

VALORACIÓN GUILLETEK’S: 9/10

Paul McCartney: «Off The Ground» (1993). (7,5/10)

Off The Ground (McCartney)
Looking For Changes (McCartney)
Hope Of Deliverance (McCartney)
Mistress And Maid (McCartney-MacManus)
I Owe It All To You (McCartney)
Biker Like An Icon (McCartney)
Peace In The Neighbourhood (McCartney)
Golden Earth Girl (McCartney)
The Lovers That Never Were (McCartney-MacManus)
Get Out Of My Way (McCartney)
Winedark Open Sea (McCartney)
C’Mon People (McCartney)

Cosmically Conscious (tema oculto)

Tras editar «Tripping The Life Fantastic», un prodigioso triple disco en directo que recogía su gira de 1989-1990,  «Unplugged», un LP acústico para un programa de MTV, y «Liverpool Oratorio», su soprendente incursión en la música clásica, este «Off The Ground» supone el primer disco de McCartney en la década de los 90 y tiene la difícil misión de suceder al sobresaliente «Flowers in the Dirt», con el que guarda varias similitudes.

La primera similitud entre ambos LP’s es que Paul repite banda de acompañamiento, a excepción del batería Chris Whitten que se enroló en los nuevos Dire Straits y fue sustituido por Blair Cunningham. De esta forma Robbie McIntosh, Hamish Stuart y Paul «Wix» Wickens, acompañaron a Paul y Linda McCartney en una grabación dirigida por el productor Julian Mendelsohn (Pet Shop Boys, Level 42, Elton John) y cuyas primeras sesiones tuvieron lugar en noviembre de 1991. La segunda coincidencia con «Flowers In The Dirt» es la aparición de Elvis Costello como co-compositor de un par de canciones.

No obstante, la idea de Paul era hacer un disco menos sofisticado y más directo que «Flowers»: «Le dije a Julian, mi productor, que mis más satisfactorias grabaciones fueron con los Beatles. En esa época grabábamos de 10:30 de la mañana a las 13:30, entonces nos íbamos a comer y volvíamos de 14:30 hasta las 17h. Era como una jornada de trabajo. Y quería hacer lo mismo con este disco, y así lo hicimos. Para eso hace falta conocer bien las canciones… Algunas de las canciones que escucháis en el resultado final están grabadas en una toma». 

Las sesiones transcurrieron a buen ritmo y el grupo terminó 22 canciones, pero apenas una docena de ellas acabaron incluyéndose en el LP final. «Peace In The Neighbourhood» , «Biker Like An Icon», «Off The Ground», «Looking For Changes», «Hope Of Deliverance», «Mistress And Maid», «I Owe It All To You», «Golden Earth Girl», «The Lovers That Never Were», «Get Out Of My Way», «Winedark Open Sea», «C’mon People», «Long Leather Coat», «Big Boys Bickering», «Kicked Around No More», «I Can’t Imagine», «Keep Coming Back To Love», «Down To The River», «Style, Style», «Sweet Sweet Memories», «Soggy Noodle» y «Cosmically Conscious»… Y este,  la selección de canciones, es uno de los fallos de un LP sólido, pero no sobresaliente: muchas de las canciones descartadas para el LP (que fueron utilizadas como caras B de singles) son mucho mejores que algunas de las editadas como parte del álbum final. Y es que «Long Leather Coat«, la anti-política «Big Boys Bickering«, la encantadora pieza acústica «Down To The River» y sobre todo las excelentes «I Can’t Imagine«, «Style, Style» y «Sweet Sweet Memories» son mucho (pero mucho) mejores que «Looking For Changes», «Peace In The Neighbourhood» y algún otro tema que acabó en la selección final del disco.

El caso es que el LP arranca con la alegre «Off The Ground«. Un correcto tema pop en el Paul juguetea con la electrónica. «Wix me preguntó si quería probar con una grabación computerizada como alternativa a todo ese material en vivo que estábamos produciendo. Le dije a todos que se tomaran un día libre y experimenté con una cancioncilla folk llamada Off The Ground». Es un tema agradable y pegadizo no exento de calidad al que no termina de favorecer el exceso de azúcar en su estribillo. Buen arranque.

«Looking For Changes«, con letra contra el maltrato animal incluida, no es ni mucho menos una mala canción (McCartney hace pocas de esas, la verdad sea dicha) pero es un rock bastante simplón y, a pesar de sus méritos, es uno de los temas que debería haber alternado su puesto con algunos de los descartes anteriormente mencionados. Mucho mejor resulta  «Hope Of Deliverance«, un tema simplemente redondo y el single más recordado del disco a pesar de tener sólo un relativo éxito en Reino Unido (nº18) y fracasar estrepitosamente en Estados Unidos (83). Muy clásica, muy Buddy Holly y muy buena.

Mejor, si cabe, resulta «Mistress & Maid«, otro fruto de la colaboración entre Macca y Costello y uno de los temas más beatle de la carrera en solitario de Paul. Con ecos del glorioso 1967, Paul y Elvis nos regalan una circense e inspirada melodía con una comprometida letra de tintes feministas. Una estupenda canción que eleva y mucho el nivel del LP.

Notable es también la dulce «I Owe It All To You«, merced a un efectivo arpegio y a un pegadizo estribillo que hace que la canción resulte muy agradable y sirva para coger fuerza para una nueva incursión en el rock con «Biker Like An Icon«, un sencillo corte roquero en el que los juegos de palabras destacan más que la melodía en sí pero que en conjunto resulta una buena canción, todo lo contrario que le ocurre a «Peace In The Neighbourhood«, un elegante pero soporífero tema que  la prodigiosa «Golden Earth Girl«, verdaderamente sobresaliente, compensa con creces. Una de las canciones más inspiradas del McCartney crepuscular y que rara vez aparece destacada. Evocadora y con una melodía intachable es otro de los puntos álgidos de un álbum que alcanza su cénit con la espectacular «The Lovers That Never Were«, la última joyita de la factoría McCartney-Costello.

Los clásicos compases rock de la olvidable «Get Out Of My Way«, un muy sencillo rock que no aporta demasiado (aunque tampoco molesta. a decir verdad), nos introducen en la parte final que arranca con la onírica «Winedark Open Sea«, una mágica canción con algunas partes sencillamente memorables. El gran final llega con la pomposa, «C’Mon People«, una ampulosa balada que aunque queda lejos de ser una mala canción (más bien es todo lo contrario), parece un futil intento de construir un nuevo «Hey Jude»…, lo mejor: el arreglo de cuerda de George Martin. No obstante, cuando parece que todo ha acabado, Paul rescata del baúl de canciones que se trajo en 1968 de la India,  «Cosmically Conscious«, un tema de absoluto sabor Beatle que ni siquiera aparece en los créditos y que es un estupendo fin de fiesta.

«Off The Ground» salió al mercado en Febrero de 1993  alcanzando un puesto número 5 en Inglaterra y obteniendo un notable éxito a nivel europeo y, algo menos, en el americano (número 17). La critica en general acogió bien un disco que no mantiene el excelso nivel de «Flowers In The Dirt» pero que tiene canciones estupendas como «Hope Of Deliverance», «Mistress And Maid», «I Owe It All To You», «Golden Earth Girl», «The Lovers That Never Were» o «Winedark Open Sea» y que podría haber sido mucho mejor de haberse incluido «I Can’t Imagine«, «Style, Style» o «Sweet Sweet Memories» que se utilizaron como caras B cuando tenían nivel de sobras para ser parte de álbum. Merece un notable en cualquier caso.

VALORACIÓN GUILLETEK: 7,5/10

Paul McCartney: «Flowers In The Dirt» (9/10)

My Brave Face (McCartneyMacManus)
Rough Ride (McCartney)
You Want Her Too (McCartneyMacManus)
Distractions (McCartney)
We Got Married (McCartney)
Put It There (McCartney)

Figure Of Eight (McCartney)
This One (McCartney)
Don’t Be Careless Love (McCartneyMacManus)
That Day Is Done (McCartneyMacManus)
How Many People (McCartney)
Motor Of Love (McCartney)

Las versiones CD y casette incluían un tema adicional: «Où est le Soleil?»

Productores: Paul McCartney, Trevor Horn, Steve Lipson, Neil Dorfsman, Mitchell Froom, Elvis Costello, David Foster, Ross Cullum

El fracaso comercial de la película «Give My Regards To Broad Street», unido al fiasco en ventas del LP «Press To Play» fueron la señal que los críticos de McCartney esperaban. Si a esto añadimos la mitificación de la figura de John Lennon tras su trágico asesinato y que Paul empezaba a mostrarse como un músico aburguesado y complaciente con su trabajo, tenemos el origen de los estúpidos argumentos que defendieron de forma peregrina que  el único genio de los Beatles era Lennon. Es una estupidez pero, con todo, este tipo de afirmaciones siempre machacaron a McCartney.

McCartney comenzará a partir de ahora a reivindicar su puesto en la historia del rock y, mientras prepara con mimo el que será su próximo LP edita un grandes éxitos, «All The Best» (nº2 en UK y 62 en USA) y comienza a colaborar con un nuevo compañero: su brillante paisano Elvis Costello. McCartney y Costello (de nombre real Dean MacManus) se conocieron en 1982 y tuvieron buen feeling desde un primer momento, pero no fue hasta el verano de 1987 que unieron sus guitarras y, en una sesión en las oficinas de Paul en Londres (MPL) concluyeron juntos tres canciones que cada uno por su cuenta tenían a medio acabar, concretamente»Pads, Paws And Claws» y «Veronica» de Costello y «Back On My Feet» de Paul. Ambos quedaron tan satisfechos que quedaron un par de meses después en el estudio que Paul tiene en su casa de  Sussex y, según Costello «componer delante de una grabadora de 24 pistas con dos guitarras acústicas, un piano eléctrico y una cuaderno». Al parecer fue Costello quien animó a Paul a defender su puesto en la historia del rock, «parece que Paul tuviera que disculparse por ser encantador y estar siempre sonriente…, yo le dije, oye, has escrito toda esa música fantástica y es lo que importa, pasa de todo lo demás».

El caso es que por una cosa o por otra, esta nueva situación pareció encorajinar a McCartney que volvía a encontrase en plena forma y tuvo en Costello al compañero perfecto. «Era lejanamente parecido a estar con John, tenía ese estilo de contrapunto al mío que me recordaba mucho a John». Costello también se mostró encantado con la colaboración: «fue mágico, empecé a escribir el puente de «My Brave Face», ya sabes ese trocito descendente en estilo Beatle ‘Ever since you’ve been away…’, pero no lo terminaba de cerrar. Entonces nos pusimos a ensayarla y Paul cantó ese ‘Take me to that place’, yo hice la armonía por debajo y ¡Guau!, ¡era demasiado bueno para ser cierto!, era como «There’s A Place» o «I’ll Get You» de Los Beatles». Las sesiones concluyeron con las demos de 9 canciones:  cinco aparecieron en discos o singles de McCartney «The Lovers That Never Were«, «You Want Her Too», «Don’t Be Careless Love», «My Brave Face» y «Flying To My Home», dos en álbums de Costello («So Like Candy«, «Playboy To A Man«) y otras dos, «Twenty-Five Fingers» y la preciosa «Tommy’s Coming Home» permanecen inéditas.

Con las canciones escritas junto a Costello bajo el brazo, Paul se propuso reunir una serie de músicos que pudieran servirle de banda de acompañamiento, porque tenía una cosa clara: saldría de gira. «Yo quería grabar un disco con el que salir de gira. No quería que fuera uno de esos discos «excusa» para hacer un tour. Debía tener peso en el repertorio». De esta forma reclutó al guitarrista/bajista Hamish Stuart, el ex-Pretender Robbie McIntosh y al batería Chris Whitten.

Las sesiones comenzaron en diciembre de 1987 con los productores Trevor Horn y Steve Lipson a los mandos. No obstante no fueron los únicos productores presentes en la grabación,  Neil Dorfsman, Mitchell Froom, David Foster, Ross Cullum, Elvis Costello y el propio McCartney también aportaron su granito de arena a la producción de alguno o varios temas del disco.

En las fechas previas al lanzamiento del disco, Paul anunció una extensa gira mundial, la primera que realizaba desde el asesinato de John Lennon, que comenzaría en septiembre de 1989. McCartney realizó dicho anuncio acompañado de su banda con Linda, Hamish Stuart, Robbie McIntosh y Chris Whitten, a los que se incorporó el teclista Paul «Wix» Wickens. También declaró que el repertorio se basaría en las canciones de su nuevo disco pero que la idea era tocar sus mejores canciones en solitario, con Wings… y con los Beatles… , pero esta vez no serían cuatro o cinco, sino que constituirían gran parte del setlist. Paul estaba decidido a recuperar su posición en la historia de los Beatles:  «sé que hay mucha gente a la que no le caigo simpático y que creen que John hizo todo… John era muy bueno pero yo no soy tan malo…, si ves cualquier recopilatorio de los Beatles verás que la mayoría de las canciones son mías».

Volviendo a lo que nos ocupa, el LP, se editó en junio de 1989 entre críticas elogiosas. Rolling Stone escribió «McCartney ha vuelto a la vida con este disco. Hay más de media docena canciones que están entre lo mejor de su repertorio y tratándose de uno de los mejores compositores de la historia esto es mucho decir» y la mayoría de reviews le otorgaron, como poco, un notable alto. Comercialmente también tuvo un éxito enorme alcanzando los puestos de relumbrón en Europa (nº1 en Inglaterra) y Asia. Estados Unidos se le resistió pero mejoró mucho sus números alcanzando un número 21 y consiguiendo el Disco de Oro.

Y es que estamos ante un fantástico álbum de Macca en el que no tiene reparos en volver a sus orígenes. Paul ya no evita -como hacía hasta este momento- que las reminiscencias Beatles aparezcan en sus álbumes en solitario y la mejor prueba de ella es la fantástica canción que abre el disco: «My Brave Face«, un extraordinario corte pop compuesto con Elvis Costello y que es pop en estado puro. Recuerda poderosamente a clásicos de los Beatles, merced a sus armonías, su excelsa melodía y esa línea de bajo ejecutada por McCartney con su clásico bajo violin Hofner. De acuerdo con el documental de «Put It There»  fue Costello quien sugirió a McCartney que recuperara el ilustre instrumento que andaba cogiendo polvo en algún armario. Una enorme canción que fue editada como single con éxito moderado (18 UK, 25 USA), acompañado en la cara B de otro fantástico tema McCartney-MacManus como «Flying To My Home«,una joyita escondida que debería ser más conocida.

«Rough Ride» es un buen tema country que suena muy moderno y funky bajo la producción de Trevorn Horne, una de las mejores aproximaciones de Paul a los sonidos bailables que sirve de introducción a «You Want Her Too«, el segundo de los temas con Costello y en el que ambos músicos ejecutan un muy buen dueto.

Hasta aquí el disco es robusto y brillante, pero a partir de ahora alcanza cotas de excelencia. «Distractions» es una fabulosa y delicada balada con una increíble capacidad evocadora. Los arreglos, la línea de bajo y esa perezosa melodía… Poco más que decir, sólo que es perfecta. Pero por si fuera poco la excelsa cara A concluye con dos canciones con sabor a clásico histórico, a cual mejor. La primera de ellas, «We Got Married» fue escrita alrededor de 1984 y, además de contener un espacial solo del Pink Floyd Davis Gilmour, es un tema sencillamente espectacular de cabo a rabo; pero es que la segunda, la que pone fin a una cara A para el recuerdo, es una canción que podría formar parte de cualquier disco de los Beatle, la encantadora: «Put It There«. Una canción para la historia y una cara A de sobresaliente alto.

Y la cara B arranza con más fuerza si cabe con «Figure Of Eight«, un tema por el que tengo debilidad. Un buen rock en la línea de siempre de McCartney que si ya es fantástica en grabación de estudio, gana aún más enteros en directo. Una canción excelente que ya nos hace tener la sensación de que, bien pasado el ecuador del álbum, estamos ante un señor LP… Sensación que termina de confirmarse con «This One«, de nuevo ecos de los Beatles en este enorme tema pop que fue editado como single y en el que McCartney vuelve a hacer gala de su maestría con las melodías. Una barbaridad de canción. Si no te gusta esto, la calidad no es lo tuyo, amigo.

Pero, ¿entonces estamos ¿estamos ante el mejor disco de Paul McCartney en solitario?, ¿supera a «Ram», «Band On The Run» o «Tug Of War»? El caso es que, hasta aquí, podría igualar a sus mejores trabajos en solitario, lástima que a partir de este punto el LP empiece a bajar seriamente su nivel… Es lo que le impide ser un disco 10…, aunque lo roza.

Y no es que «Don’t Be Careless Love«, la tercera aparición de Costello como co-compositor, sea un mal tema ni mucho menos. Simplemente es una buena canción pero no alcanza el sobresaliente nivel exhibido hasta aquí. Mejor resulta «That Day Is Done«, donde Costello colabora de nuevo, pero son los dos últimos cortes, el bienintencionado reggae sobre la deforestación del Amazonas, «How Many People» y, sobre todo, la tediosa y pomposa «Motor Of Love» las que impiden el puntaje perfecto. Una lástima teniendo en cuenta que temas como la anteriormente mencionada «Flying To My Home» o la brillante «The Loveliest Thing» fueron «desaprovechadas» como caras B. La versión CD/casette concluía con un divertimento electrónico-bailable que bajo el título de «Ou Est le Soleil?» tuvo cierto predicamento en las discotecas de finales de la década de los 80.

En resumen, un disco soberbio, con apenas debilidades y que permitió a Paul McCartney volver, si es que alguna vez la abandonó, a la élite. Tras esto vendría una brutal gira mundial, la más grandiosa de su carrera y que le llevó a llenar el estadio de Maracaná en Río de Janeiro con más de 184 mil espectadores. Aún hoy en día, es el concierto Imagenmás grande que se ha dado en recinto cerrado.

McCartney cierra así su década más complicada, los 80, con un disco excelente que borra los tachones en su expediente que supusieron «Pipes Of Peace», «Press To Play» y la película «Give My Regards To Broad Street». Tiene cierta tendencia a la sobreproducción (un mal propio de la época) pero la colección de canciones que nos presenta son la mejor prueba definitiva de que el más brillante orfebre de la melodía lo seguía siendo en los albores de la última década del siglo XX.

VALORACIÓN GUILLETEK’S: 9/10

 

Paul McCartney: «Press To Play» (1986). (6/10)


Stranglehold (McCartney-Stewart)
Good Times Coming / Feel The Sun (McCartney)
Talk More Talk (McCartney)
Footprints (McCartney-Stewart)
Only Love Remains (McCartney)

Press (McCartney)
Pretty Little Head (McCartney-Stewart)
Move Over Busker (McCartney-Stewart)
Angry (McCartney-Stewart)
However Absurd (McCartney-Stewart)

Creo que esta es la crítica de un disco de McCartney que me resulta más difícil. Entre los seguidores del ex-Beatle está extendida la idea de que este álbum es el punto más bajo de la carrera del genio zurdo y, en mi clasificación particular, si no ha sido último si ha ocupado siempre los puestos menos favorecidos. Su sonido siempre me ha resultado artificioso y artificial y nunca he sido un defensor de los sonidos ochenteros que, aquí, predominan… Pero de cara a escribir estas líneas, he vuelto a escucharlo y me he llevado más de una agradable sorpresa al redescubrir canciones que había juzgado más por su producción (que me sigue sonando horrible) que por su calidad musical, gran error, amigos.

Tras el fiasco que supuso el largometraje «Give My Regards to Broad Street» en 1984, McCartney decidió reinventarse y contrató al productor de moda, Hugh Padgham (Peter Gabriel, Genesis, XTC, Phil Collins, The Police). Paul quería sonar contemporáneo y tapar la boca a todos los críticos que recurrentemente le acusaban de vivir de las glorias del pasado. Paul, que parecía desesperado por encontrar un compañero de composición tras la muerte de Lennon y tras haber trabajado con Stevie Wonder y Michael Jackson en los LP’s anteriores, cuenta con la ayuda del 10cc Eric Stewart en más de la mitad de las canciones del álbum. Stewart ya había trabajado con Paul en los dos LP’s anteriores, pero como músico de sesión.

Las sesiones de grabación comenzaron en marzo de 1985 y en ellas participaron artistas invitados, como Pete Townshend (The Who), Phil Collins (Genesis) y el propio Eric Stewart. El disco se editó definitivamente  el 22 de agosto de 1986 en Estados Unidos y el 1 de septiembre  en Inglaterra y, aunque recibió críticas entusiastas en un primer momento, fue el mayor fracaso de su carrera musical hasta aquella fecha (número 8 en Inglaterra y 30 en USA)…

El disco arranca en una línea más bien clásica con «Strangehold«, un rock más que correcto y la primera de las composiciones McCartney-Stewart. No es una joya, pero es una fantástica forma de empezar un disco, tiene gancho. No obstante, el cambio de tercio es más que radical cuando escuchamos las primeras notas de «Good Times Coming / Feel The Sun» ¿qué coño es esto?, esa gélida batería electrónica ese loco juego de pan…, pero olvidémonos del sonido, al carajo con esa producción artificiosa y no prestemos atención a sus absurdos y tediosos pasajes instrumentales (tan propios de la época)…, ese estribillo es fantástico, su línea de bajo, su infecciosa cadencia…, y entonces entra la segunda parte -«Feel The Sun»- mucho más tradicional y  bastante disfrutable. No tengo claro si esta canción me gusta por el respeto que le tengo a McCartney o por que realmente es buena, el caso es que me gusta.

Los sonidos electrónicos siguen predominado en «Talk More Talk«, una baratija ornamentada con ruidillos de estudio y una gruesa capa electrónica. Olvidable. Las cosas mejoran y mucho con otra de las composiciones del tándem McCartney-Stewart, la misteriosa y comúnmente olvidada «Footprints«, una hermosa balada cuya belleza se sobrepone a una producción que pretende tomar demasiado protagonismo.

La cara A concluye con el baladón del disco, la notable «Only Love Remains«, un romántico y elegante tema marca de la casa que tuvo poco éxito (número 34) tras ser editada como single. Buena canción aunque queda muy lejos de las grandes baladas de Paul tanto en su etapa Beatle como en solitario.

La cara B arranca con el single principal del LP y sin duda su tema más comercial, «Press«. Un sencillo y agradable tema pop rebozado de sonidos electrónicos para adaptarlo a los nuevos tiempos. El resultado no es malo y, aunque resulta un poco forzado, sorprende su mal resultado en listas (número 30), teniendo en cuenta que el gran éxito de los anteriores singles de McCartney. Quizás sonaba demasiado modernos para sus seguidores clásicos y demasiado antiguo para los nuevos oyentes.

«Pretty Little Head«, la siguiente canción, significó otro fracasó en su edición como single (número 38), y supone un claro avance en busca de actualizar su sonido penetrando en ambientes cercanos al dance. La canción fue calificada por la crítica como «salvaje, de alta experimentación y computerizada» y también la destacaron como un «sueño abstracto de sonido espacial y batería explosiva». Con el paso del tiempo, ha quedado más como una curiosidad que como otra cosa.

En «Move Over Busker» Paul parece haberse tragado al David Bowie de «Scary Monsters». El sonido Bowie se completa con la presencia de  Carlos Alomar y el resultado es un buen tema que, como le pasa a la mayoría del LP, dista mucho de ser sobresaliente, pero también está muy lejos de ser malo. Me gusta.

La recta final del álbum llega con la vibrante «Angry«, en la que Paul une su bajo a la guitarra de Pete Townshend y la batería de Phil Collins en un buen número de rock que es uno de los mejores momentos del LP, antes de llegar al último tema: «However Absurd«. Una curiosa balada que alterna momentos de melodía casi infatiloide con otros realmente brillantes. Un más que digno final para un disco que no merece suspender, pero tampoco buena nota. Sus detractores probablemente no lo serían tanto si la producción fuera otra, menos computerizada y más orgánica…, por otro lado, sus defensores no están juzgando a Macca con la misma dureza que hicieron con otros dinosaurios de los 60 que, en general, tan mal lo pasaron en los años 80.

En resumen, me he estado preguntando durante mucho tiempo si este disco me gustaría si no fuera de Paul McCartney, cuando realmente me debería haber preguntado de si el hecho de saber que es un disco de Paul McCartney me ha impedido juzgar justamente un álbum que viniendo de un menos mítico compositor hubiera disfrutado con menos prejuicios. Probablemente no sea un buen disco de Paul McCartney, pero quizás sea un buen disco a secas.

VALORACIÓN GUILLETEK: 6/10