THE ROLLING STONES. Capítulo 6, (1968-1969). La GRAN TETRALOGÍA parte I: «Beggar’s Banquet».

Con «Jumpin’ Jack Flash» los Stones parecían haber vuelto a la senda correcta. En cierto sentido fue un punto de inflexión tras el que abandonaron el rebufo de los Beatles y comenzaron a adquirir una verdadera identidad. A pesar de ser discos fantásticos, tanto «Aftermath» como «Beetween The Buttons» dejan sensación de ir a remolque de los de Liverpool… En el caso de «Satanic Majesties», esa falta de originalidad se une a unos resultados artísticos bastante mejorables. Pero a partir del 68 los Stones parecen decidir intentar asaltar el cetro del rock desde otra perspectiva.  De alguna forma, el espíritu del grupo vuelve a sus orígenes, a un concepto mucho más crudo. «Sorprendentemente» los Beatles emprendieron el mismo camino ese mismo año con su celebérrimo «Álbum Blanco», fue unos meses antes, ¿casualidad?.

Las sesiones de grabación del que sería su nuevo LP habían comenzado en febrero de 1968, un par de meses antes de que «Jumpin’ Jack Flash» se editara, con Jimmy Miller tras la mesa de mezclas. No fue una grabación fluida, especialmente a causa de las repetidas ausencias de Jones y Wyman. El primero se marchó a Marruecos en búsqueda de nuevos y exóticos sonidos -para hastío de sus compañeros que estaban interesados en volver a sus raíces-, mientras el segundo se entregaba a la dolce vita. Mick y Keith tomaron entonces de forma definitiva las riendas del grupo y mientras Jagger tuvo que mejorar su técnica a la guitarra, Richards lo hizo con el bajo. Wyman acabó colaborando bastante en el disco pero no Jones. De hecho la participación del genial y controvertido multiinstrumentista fua más bien escasa durante estas sesiones y cada vez era más patente que comenzaba a convertirse en una carga. «Brian estaba la mayor parte del tiempo incapacitado», recuerda Keith Richards, «puedes sonar cruel, pero era un puto grano en el culo. Él no hizo casi nada en el disco, pero como no teníamos una gira por delante ni conciertos contratados, no nos pareció urgente echarlo del grupo. Lo único que queríamos es hacer un buen álbum, sobre todo después de «Satanic Majesties».Un disco que fuera muy Rolling Stones«

En mayo, con la  grabación muy avanzada, tuvieron que volver a interrumpirla tras ser detenido Brian, una vez más, por posesión de drogas. Tras un registro de su casa, la policía encontró hachís, cocaína y metanfetaminas. El grupo pagó la fianza y Jones salió en libertad condicional. Esta segunda detención hizo que el ingreso en prisión se convirtiera en una posibilidad real haciendo que la tensión subiera varios puntos.

El disco estaba preparado. El título sería «Beggar Banquet» y la fecha elegida el 26 de julio de 1968, si bien la planificación de lanzamiento no se cumplió una vez la portada del álbum (una oscura foto de un retrete público repleto de grafitis) fue rechazada por las compañías discográficas europeas y estadounidenses. Mientras, y para ganar tiempo, editaron la fantástica «Street Fighting Man» como single. En Inglaterra funcionó bien, pero en Estados Unidos su buena acogida general fue detenida por la censura sufrida por varias estaciones de radio que la consideraron excesivamente combativa. La temática de la canción, basada en lo acontecido en Mayo del 68, se tachó de inapropiada y considerada políticamente incorrecta en vísperas de la Convención Nacional Demócrata de 1968 y por los cercanos asesinatos de Robert Kennedy y Martin Luther King.

Tras múltiples disputas, los Stones cedieron y editaron el disco en noviembre con una sencilla portada en color blanco con los nombres de la banda así como el título del disco serigrafiados… Fue una mala decisión, ya que los Beatles, apenas días antes, habían editado su excelso «The Beatles» (conocido como el «White Album») con una portada muy similar y un concepto artístico (volvamos a lo básico) muy similar… De nuevo volvieron las críticas que los describían como un grupo sin personalidad y que iba «a remolque» de los Fab-Four.

No obstante, en cuanto la crítica especializada empezó a escuchar el disco y prestó la debida atención a su contenido,  todas estas críticas se convirtieron en elogios. La perfecta mezcla de rock, blues, R&B y country hizo las delicias de los expertos así como del público en general, que aupó el LP hasta  el tercer puesto en Inglaterra y el quinto en los States.

Y es que estamos ante, sin duda, uno de los mejores discos del grupo y, por ende, una de las grandes obras del rock de todos los tiempos. Ya desde el principio las cosas quedan muy claras: estamos ante algo grande. Pocas formas mejores hay de empezar un LP que con uno de los himnos de la música del siglo XX, una de esas canciones que todo el mundo conoce y que cualquiera identifica rápidamente con sus autores: la sobresaliente «Sympathy For The Devil«. Un icono del rock, un tema prodigioso de principio a fin en el que todo es perfecto, desde su excelsa instrumentación a la gran  interpretación vocal de Jagger. Pero, sin duda, uno de sus puntos más fuertes es su atrevida letra, llena de juegos de palabras y enrevesadas metáforas en la que Jagger demuestra (al parecer inspirado por el escritor soviético Mijaíl Bulgákov) sus capacidades poéticas. En ella el Diablo se presenta como un «Hombre rico y buen gusto» que ha estado presente a lo largo de toda la historia , desde tiempos de Jesucrito a la Segunda Guerra Mundial, pasando por la Guerra de los Cien Años o la Revolución Rusa, sin dejar de mencionar sus polémicas alusiones a Kennedy («grité: ¿quién mató a los kennedy?, cuando después de todo fuimos tú y yo») e incluso a las trifulcas de sus amado-odiados Beatles, especialmente intensas tras su vuelta de la India («Tendí trampas a Los Trovadores, que murieron antes de llegar a Bombay»). Una joya atemporal. Imprescindible.

Tras semejante maravilla, la sensible «No Expectations» sirve de perfecto contrapunto a su rabiosa predecesora. Guiada por la estupenda guitarra slide de Brian, esta bonita pieza de country-blues acústico, peca de cierta monotonía, pero no deja de ser una fantástica canción. El country acústico sigue siendo el hilo conductor de la siguiente canción, «Dear Doctor«, mucho menos brillante pero con una divertida letra y un acertado tono de comedia.

El blues toma el mando con la genial «Parachute Woman» devolviendo al grupo a las sonoridades eléctricas y al blues más clásico. Sexo a raudales en la letra y un estupendo combos de blues-rock… ¿alguien da más? La excelsa cara A se cierra con la enorme  «Jig-Saw Puzzle«, una de mis favoritas. Uno de los temas más melódicos del disco, todo en ella es estupendo, su letra, su melodía, su guitarra slide, el incomensurable piano de Nicky Hopkins… Un clásico, olvidado con demasiada frecuencia, por cierto.

Los Stones incendian el comienzo de la cara B con la contestataria «Street Fighting Man«, de la que ya hablamos antes merced a su edición como single. Una verdadera descarga de poderío acústico (quién dijo que no se podía hacer buen rock sin electricidad) que pone banda sonora a los acontecimientos de mayo del 68 con Jagger soltando su soflamas políticas sobre un estupendo manto instrumental aderezado por el acertado sitar de Jones. Otro tema para la historia.

Tiempo para la única versión del álbum, en esta ocasión un blues de temática bíblica original del reverendo Robert Wilkins. «Prodigal Son» no es un prodigio de nada pero es extremadamente convincente en todo: sonido clásico, sólida interpretación vocal de Jagger y una letra basada en el mito cristiano del hijo pródigo que, a pesar de su sacro origen, no deja de tener una temática muy bluesy. Y, del blues con más solera, pasamos al rock  de «Stray Cat Blues«, un  crudo, sexy y guitarrero tema que revive el mito de Lolita. Una de las canciones más potentes de un disco que, a pesar de la fama rockera de sus interpretes, es más bien tranquilo, como ponen de manifiesto el country rock de «Factory Girl» y «Dear Doctor«, ambas mucho más country que rock.

El grand finale llega con la soberbia «Salt Of The Earth» en la que Keith y Mick alternan las secciones vocales construyendo una hermosa balada que parece ser el embrión de futuros himnos como «You Can’t Always Get What You Want». Enorme en todo, desde el siempre eficiente piano de Nicky Hopkins a la guitarra slide de Brian sin olvidarnos de los estupendos coros gospel de la parte final, a cargo de las novias de los Keith y Mick, Annita Pallenberg (recordemos, ex de Brian) y Marianne Faithfull respectivamente.

Un disco estupendo que fue bien recibido por el público, alcanzando un número 3 en Reino Unido y el 5 en Estados Unidos. Un gran álbum que, además, supondría el asentamiento definitivo de la banda y su puesta en valor como entidad propia dentro del universo del rock.

Con nuevo brío, el grupo se embarca en un nuevo proyecto nacido de una idea deJ agger quien,ansioso por promocionar a la banda, sugirió filmar un especial de televisión que, bajo el título de The Rolling Stones Rock and Roll Circus, consistiría en el rodaje de un concierto dentro de un escenario y temática circense. El director sería Michael Lindsay-Hogg (que tiempo después se encargó de la última película de losBeatles, «LetIt Be») y contarían con grandes estrellas invitadas como Jethro Tull, el guitarrista de Black Sabbath Tony Iommi, The Who, Taj Mahal, Marianne Faithfull, John Lennon, Eric Clapton,  Yoko Ono y Mitch Mitchell de la Jimi Hendrix Experience además de los propios Rolling Stones. De esta forma los músicos se citaron el 11 de diciembre de 1968, a las 14h en los estudios Intertel (V.T.R. Services) de Wycombe Road, Wembley.

Jethro Tull  fueron los primeros con «Song for Jeffrey» y contando con la inestimable ayuda de Tony Iommi de Black Sabbath, pero fueron los Who quienes incendiaron el escenario circense con una hipervitaminada versión de «A Quick One, While He’s Away«, en la que sin duda fue la mejor actuación del día (y quien sabe si de la década). El rodaje pillo a la banda en plena gira y en su mejor momento. Los de Townshend están simplemente espectaculares con un Keith Moon en estado de gracia.

Taj Majal y su «Ain’t That a Lot of Love» fueron los siguientes en actuar, seguidos de la novia de Mick Jagger, Marianne Faithful, que interpretó su éxito «Something Better» antes de llegar al siguiente plato fuerte del programa: la actuación de The Dirty Mac, una superbanda con John Lennon a la voz solista y guitarra rítmica, Eric Clapton como guitarrista solista, Keith Richards al bajo y Mitch Mitchell tras los tambores. Semejante galaxia de estrellas no podía decepcionar y la versión del «Yer Blues» de los Beatles desde luego está a la altura a pesar de las estúpidas payasadas de Yoko Ono sobre el escenario.

Y así llegamos al que debía ser el gran momento del programa: la actuación de los propios Rolling Stones. El setlist, con «Jumping Jack Flash», «Parachute Woman», «No Expectations», «You Can’t Always Get What You Want», «Simpathy For The Devil» y «Salt Of The Earth» parecía apuesta segura, pero la actuación dista mucho de ser una de sus mejores interpretaciones.»Jumping Jack Flash» suena plana y aburrida con un Jagger perezoso en lo vocal y sin nadie ayudando en la parte de los coros. Las cosas mejoran, y mucho, con «Parachute Woman» con la banda sonando muy sólida, las buenas sensaciones se sostienen con una sentida «No Expectations«. La interpretación de la sobresaliente «You Can’t Always Get What You Want» es histórica por ser el estreno de la canción, y, además, resulta bastante consistente , no como ocurre con «Simpathy For The Devil» que adolece de pasión y muestra a un Jagger quizás demasiado pasado de vueltas o tal vez cansado (la canción se estaba grabando ya de madrugada) . «Salt Of The Earth» pone el punto final a un programa que, desgarciadamente, no llegaría a ver la luz. Fue el propio grupo el que desestimó su emisión sin esgrimir ninguna canción para ello. Posteriormente el grupo reconoció que decidieron desestimar el proyecto «debido a su deficiente presentación» y son muchas las voces que afirman que la verdadera razón fue la gran diferencia de energía y calidad instrumental y vocal que hubo entre su intervención y la de los Who. Quién sabe.

Lo que estaba claro es que los Stones estaban en buena forma a finales de los 60 y tenían el hambre necesaria para intentar conquistar el Olimpo del Rock, más aún cuando sus históricos némesis, Los Beatles, se desgastaban en peleas intestinas que avecinaban su pronto final como banda. No obstante, había un elemento distorsionador: Brian. Cada vez más consumido por sus adicciones y su gozosa y disoluta vida, apenas contribuyó en la grabación del disco y sus aportaciones musicales, aunque a menudo geniales (escúchese la guitarra de «No Expectations»), eran cada vez más esporádicas. Para más inri, sus condenas por posesión de drogas suponían un habitual escollo burocrático a la hora de conseguir visados para las giras internacionales, especialmente en la mojigata USA, por lo que tuvieron que suspender parte de la gira de promoción de Beggars Banquet. Hartos de la situación, el 8 de junio de 1969, Jagger, Richards y Watts fueron a la casa que Jones estaba reformando con toda suerte de lujos en Hartfield (Sussex), decididos a tomar una solución, por dura que ésta fuera.

Nunca llegaremos a saber en qué términos se produjo la reunión. El caso es que ese día, Brian dejó de ser un Rolling Stone tras el preceptivo acuerdo monetario de por medio. Dos días después, 10 de junio de 1969, el propio Jones emitió el siguiente comunicado de prensa: «Ya no nos comunicamos musicalmente. La música de los Stones no es de mi gusto. Quiero hacer mi propia música antes que tocar la de los otros. La única solución es que tomemos caminos separados, aunque sigamos siendo amigos».

Los acontecimientos se sucedieron a gran velocidad, y tres días después (cinco desde la expulsión de Jones), Mick Taylor, fue presentado ante el mundo como como nuevo miembro de los Rolling Stones. Taylor era un jovencísimo (20 años) y brillante guitarrista cuyo trabajo con John Mayall & the Bluesbreakers le hizo ganarse un rápido reconocimiento en el mundillo .

Mientras, Brian Jones, decidió retirarse con su nueva novia -la bailarina sueca Anna Wohlin- a su casa de campo en cuya reforma estaba enfrascado. Desde allí pretendía planear su retorno al mundo de la música. En seguida surgieron rumores de posibles colaboraciones con John Lennon, los propios Beatles, Jimi Hendrix o la Creedence Clearwater Revival. Desgraciadamente, nada de eso iba a pasar

 

Texto: Guillermo Mittelbrunn Beltrán. 22 de febrero de 2014

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THE ROLLING STONES. Capítulo 5, (1967-1968). Psicodelia II y el fin de una era. De «Their Satanic Majesties Request» a «Jumpin’ Jack Flash»

La detención de Mick, Keith y Brian por posesión de drogas supuso la gota que colmó el vaso de la paciencia del que fue su manager, productor y prácticamente sexto miembro del grupo, Andrew Loog Oldham. La historiografía oficial del grupo asegura que Oldham acabó harto de la disipada vida de los de Jagger y decidió abandonarles. No obstante, al parecer el productor también tenía sus problemas con las drogas que le habían llevado a vender, a finales de 1966, parte de sus derechos como manager a Allen Klein, un joven empresario musical americano que dirigía por aquel entonces la carrera de Sam Cooke. No obstante, Andrew siguió dirigiendo y produciendo a los Stones hasta «Beetween The Buttons», a partir de ahí sus caminos se separaron… Con peleas y demandas de por medio…

La ausencia de una cabeza pensante (por drogada que estuviera), hizo que las ya de  por sí relajadas maneras de los miembros del grupo se agudizaran aún más. Sabían que tenían que volver al estudio, y lo hicieron…, pero no de la mejor forma. «Cada día era una lotería. Nadie sabía qué podía pasar y cuánta gente podría venir a la sesión. Un día Keith podía traer a diez personas, Brian a media docena y Mick a otras tantas… Eran novias, ligues, colegas… Fue un poco una locura», llegó a comentar Bill Wyman.

Bajo esta premisa de total y caótica libertad, el grupo tomó la decisión de no contratar a un productor tras la marcha de Oldham: ellos mismos producirían el álbum en el que estaban trabajando, cuyo título provisional era «Cosmic Christmas».

Las sesiones de trabajon resultaron bastante caóticas. El ambiente no era el mejor tampoco con Jones y Richards sin dirigirse la palabra tras que este se fugara con la novia de aquel. Brian Jones reconoció que «faltaba un mes para que empezara la grabación del disco y no teníamos nada». Las jornadas de grabación eran absolútamente infructíferas y se prolongaron desde febrero a octubre de 1967. «Teníamos trocitos de cosas», recordaba Jones, «un poco de editing por aquí, un poco por allá…Nada concreto». Jagger también ha tenido palabras para aquellos días: «demasiadas drogas, demasiada gente pululando por el estudio…, ningún productor poniendo orden».

Entretanto sus apreciados rivales, los Beatles editaron su excelso «Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band«, recibiendo miles de elogios y vendiendo millones de discos con un LP que ponía a la psicodelia al servicio del pueblo. Una de la sobras capitales (si es que no es LA obra capital) de la historia del rock.

Se cuenta que los Stones quedaron con los Beatles en intento de ponerse al día de las nuevas tendencias (los londinenses tenían en ese momento un sonido mucho más clásico). Durante la fiesta los de Jagger tuvieron acceso a la grabación del «Sgt. Peppers», y quedaron absolutamente impresionados. Algunas versiones afirman que se se propusieron superarlo, otras afirman que, conscientes de no poder alcanzar semejante nivel decidieron grabar un disco a modo de broma sobre el movimiento hippie y la psicodelia.

El caso es que los Stones también habían empezado su propio camino de experimentación en el estudio, pero el trabajo de los de Liverpool no hizo sino animarles a ir más allá. De esta forma, decenas de instrumentos -algunos exóticos- se unieron al tradicional combo de guitarras, bajo y batería. Órgano, mellotrón, flautas, dúlcimer eléctrico, harpas, sarod, clavicordios…

Pero…¿Cuál fue el resultado de todas estas caóticas sesiones llenas de drogas, experimentación, librepensamiento y psicodelia? Quizás el resumen más duro fue el que años más tarde realizó Keith Richards: «es un montón de mierda, me gustan tres canciones, «2000 Light Years from Home», «Citadel» y «She’s a Rainbow», lo demás no vale nada«. La crítica profesional no fue menos dura e insitió en considerar el LP como una «obra pretenciosa que no es sino una mala copia de Sgt Pepper’s de los Beatles». La ausencia de productor y su caótico sonido fueron duramente criticados por la prensa una vez el disco se editó en diciembre de 1967 bajo el título definitivo de «Their Satanic Majesties Request«.

El arte del disco, también muy criticado por su excesiva similitud con el de «Sgt Pepper’s», era realmente impactante y se basaba en una imagen 3D que creaba un efecto que simulaba el movimiento en las caras de los músicos. De igual forma, mirando el álbum muy de cerca se podía ver la cara de los cuatro Beatles, devolviendo la pelota así a los de Liverpool tras la inclusión del mensaje «Welcome The Rolling Stones» en el jersey que llevaba una muñeca en la portada de «Sgt. Pepper’s». Los elevados costes de producción provocaron que al poco tiempo el disco se editara con una fotografía clásica.

No tuvo un mal debut en listas y alcanzó el número 3 en el Reino Unido y el segundo puesto en las listas americanas, si bien perdió posiciones rápidamente.

«Sing This All Together«, con su fantasmagórica intro y tono festivo, recuerda a las grabaciones más locas de los Kinks y resulta interesante como intoducción a este surrealista collage sonoro. No obstante, lo más destacable del tema, y por lo que será recordado, es porque  Paul McCartney  y John Lennon vuelven a estar a los coros.

La siguiente canción del disco, «Citadel«, tiene una estructura mucho más clásica a pesar de su hipersaturada grabación. Es una de las tres canciones del disco que Keith Richards salvó de la quema en los comentarios que años después haría sobre este controvertido álbum. Uno de los temas más rockeros del disco. Mucho más pop resulta «In Another Land«, la primera incursión en la composición del bajista Bill Wyman. Se trata de una estupenda canción que Wyman grabó durante un receso de la grabación del LP acompañado de Charlie Watts, Brian Jones y los miembros de Small Faces Steve Marriott y Ronnie Lane. Posteriormente enseñaron el resultado a Mick y Keith, quienes tras elogiar la canción añadieron coros y propusieron no sólo su inclusión en el álbum sino su adición como single.

Las cosas mejoran, y mucho, con «2000 Man«, una joya acústica que acaba evolucionando en una suerte de rock psicodélico que fue versionado con excelencia por Kiss en 1979. Sin lugar a dudas una de las mejores canciones de un disco cuya cara A concluye de forma bastante desafortunada con «Sing This All Together (See What Happens)«, una locura de relleno en la que ruidos y sonidos varios se entremezclan con algunos fragmentos musicales basados en la canción que abre el álbum.

Sin embargo la cara B se abre de forma inmejorable. «She´s A Rainbow«, una de las mejores (si no la mejor) canciones que Jagger y Richards escribirían durante los años 60. Desde el excelente piano de la introducción -ejecutado por el omnipresente session man Nicky Hopkins- al excelente arreglo de cuerdas escrito por el que acabaría siendo bajista de Led Zeppelin John Paul Jones, todo en ella es perfecto. Una canción para la historia que, a pesar de su sobresaliente calidad, no tuvo demasiada suerte en su edición como single.

El buen tono de la sobresaliente «She’s a RAinbow» se mantiene con la notable «The Lantern«. Una estupenda canción guiada por el tembloroso y vibrante piano del inefable Hopkins que es habitualmente olvidada en las reseñas  sobre la banda y que realmente tiene un gran nivel. Lástima que el anodino experimento pseudo oriental que supone «Gomper» estropee lo que hubiera sido una excelente cara B  en la que la psicodélica «2000 Light Years From Home» brilla con luz propia y a la que «On With the Show» supone un divertido remate.

Este «Satanic Majesties» dista mucho de ser un mal LP. Es cierto que, si pretendía ser un rival para «Sgt. Pepper’s», no duró ni un asalto ante la enormidad de la obra de los Beatles. Pero un disco en el que encontramos canciones como «Citadel«, «In Another Land«, «2000 Man«, «She´s A Rainbow«, «The Lantern» o «2000 Light Years From Home» no puede ser tratado como un mal disco. No es menos cierto que el resto de los temas son bastante flojos, pero el resultado final aguanta el envite. No es uno de los mejores discos del grupo, eso es obvio.

El cáos en torno al que trabajaron durante la grabación de este álbum, les hizo caer en la cuenta de la necesidad de contratar a un manager que dirigiera su carrera. El elegido fue  Allen Klein quien ya era contable del grupo desde 1965 y, una vez Oldham le vendió parte de sus derechos en 1966, había sido co-mánager de la banda durante los dos útimos años. Klein era un empresario agresivo y su visión de negocio encandiló pronto a Jagger, quizás el miembro del grupo con más interés en la parte económica del show.

Con nuevo brío, la banda vuolvió a entrar en el estudio dispuesta a recuperar el buen tono perdido. No fue fácil ya que las relaciones entre Jones y Richards seguían empeorando y el comportamiento del primero cada vez era más errático. Con todo, las grabaciones parecieron recuperar en gran parte su tónica habitual, en gran medida por la presencia en el estudio de Jimmy Miller. Bajo consejo de Klein y con la absoluta complicidad del grupo, decidieron que, visto el flojo resultado en cuanto a sonido del disco anterior, sería bueno contar de nuevo con los servicios de un productor y Miller gozaba de una excelente reputación merced a su sobresaliente trabajo con The Spencer Davis Group.

 La banda tenía claro que no estaban cómodos en el camino emprendido con «Satanic Majesties» y se propuso volver a sus raíces. De esta forma enpezaron a trabajar sobre lo que en un principio demominaron «blues supernatural a la manera del Swing londinense». El punto de partida, según versión de Bill Wyman, parte de un riff del bajista: «Estábamos en el estudio y Mick y Keith no habían llegado. Yo estaba pasando el rato y me sente en el piano y comencé a tocar este riff: da-daw, da-da-daw, da-da-daw, y después Brian comenzó a tocar el bit de guitarra y Charlie le estaba dando el ritmo. Estuvimos tocándolo por 20 minutos, y llegaron Mick y Keith y paramos, ellos dijeron: ´Hey, eso suena muy bien‘. Al siguiente día lo grabamos, Mick escribió una grandiosa letra y resulto ser un muy buen sencillo». El caso es que Wyman nunca fue acreditado en la canción que se atribuyó a Mick Jagger y Keith Richards y se convirtió en la excelsa: «Jumpin’ Jack Flash«, una de las mejores canciones del grupo en toda su carrera.

Provocadora y potente, supuso según Brian Jones «la vuelta al funky, a la esencia» y llevó de nuevo al grupo al número 1 de las listas británicas, aunque en Estados Unidos se tuvieran que conformar con el tercer puesto.

Tras su coqueteo con la psicodelia, los Stones habían vuelto a sus raíces y ya jamás abandonarían el camino. De hecho, este «Jumpin’ Jack Flash supone el pistoletazo de salida a cuatro años absolutamente gloriosos en los que la banda londinense grabaría los cuatro mejores discos de su carrera, cuatro álbumes absolutamente sobresalientes que dotarán a la banda de su mítico status en la historiografía del rock.

Texto: Guillermo Mittelbrunn Beltrán. 16 de diciembre de 2014

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THE ROLLING STONES. Capítulo 4 (1966-1967): Psicodelia I: «Beetween The Buttons»

Absolutamente instalados en la gloria musical, los Stones del 66 poco o nada tienen que ver con la banda que, sólo un año atrás, veneraba los negroides sonidos  americanos. Su acercamiento al pop es absolutamente evidente y, con las reticencias de Brian Jones, iba a ser el camino a seguir en los años siguientes. Además Jones empezaba a tener un comportamiento errático una vez hubo comenzado a consumir de forma regular LSD, al parecer inducido por su novia, la modelo italo-alemana Anita Pallenberg con la que había empezado una relación en 1965

Según muchas fuentes la modelo, muy cosmopolita y al tanto de las tendencias imperantes a ambos lados del Atlántico tanto es aspectos culturales como de moda, influyo en el aparente refinamiento del grupo y su apertura de horizontes sonoros. Estilísticamente hablando, en lo musical, estamos ante un caso curioso puesto que podría decirse que Los Stones parecen basarse en los avances de sus «rivales» Beatles y darles un puntito más de rudeza. Esta curiosa relación causa-efecto musical será especialmente fructífera para los de Jagger.

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El siguiente single, la extraordinaria «Have You Seen Your Mother, Baby, Standing In The Shadow?«, sin embargo se sale de esta corriente beatle y mezcla con gran acierto las estructuras melódicas del R&B con los nuevos sonidos psicodélicos merced a un estupendo arreglo de metales.  La canción, producida de nuevo por Andrew Oldham,  alcanza el número 5 en Estados Unidos y «sólo» el 9 en Reino Unido.

El single se vio respaldado por una nueva gira norteamericana acompañados de Ike & Tina Turner y The Yardbirds, y es que,  a pesar de sus buenos y cada vez mejores resultados discográficos, donde los Rolling eran realmente fuertes era sobre los escenarios. Posiblemente, con permiso de The Who, estamos ante el mejor combo británico del momento. Había bandas brillantes en vivo como los propios The Yardbirds o The Animals, pero ninguna podía añadir a sus indudables cualidades interpretativas, el repertorio y la prestancia escénica de los Stones.

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Conocedores de sus calidades en vivo, y tras la edición del exitoso recopilatorio «Big Hits (High Tide and Green Grass)«, editan su siguiente disco estadounidense: «Got Love If You Want It«.

Producido como era habitual por Andrew Oldham, se trata de un disco relativamente poco conocido de los Stones y que no termina de mostrar el nivel del grupo en directo si bien no deja de ser un documento interesante

Los Stones seguían creciendo musicalmente, sin embargo sus relaciones personales comenzaban a complicarse. Brian estaba (muy) metido en las drogas. Como sabréis, fue una época en la que las drogas estaban estrechísimamente relacionadas con la creación musical (estamos ya casi en 1967), pero Brian fue un paso más allá de lo que era común en el mundillo. Estaba bastante pasado. Su relación con Anita Pallenberg era cada vez más tormentosa y no era poco habitual que la modelo recibiera agresiones físicas por parte del músico

No obstante, creativamente, Brian estaba en un momento brillante, como prueba la excelente «Ruby Tuesday» que, aunque escrita por Brian y Keith, fue firmada por Jagger y Richards para mantener la idea  del dúo fantástico en su confrontación con el Lennon-McCartney Beatles. Estamos ante otro de los temas capitales del rock, una canción histórica. Por si fuera poco, esta maravillosa canción, una de las gemas del pop de los 60 fue la cara B de otra canción enorme: la vibrante y descaradamente sexy «Let’s Spend The Night Together«, componiendo entre ambas unos de los mejores sencillos que jamás ha editado ninguna banda de rock.

La canción titular del single (en la que a pesar de su sonido rock, Jagger comienza a introducir algunos sonidos de sus admirados Beach Boys) fue censurada en medio mundo debido a su clara temática sexual siendo especialmente celebre el momento en el que el grupo se vio obligado a cambiar la letra por «Let’s spend SOME TIME together» durante su actuación en el show de Ed Sullivan, impagable el vídeo de dicha actuación con los Stones cediendo en lo lírico pero mostrando la versión más procaz de Jagger.

Durante los escasos descansos de los que disfrutaron en su periplo yanqui, durante una semana de agosto de 1966, la banda aprovechó para encerrarse en los RCA Studios de Los Ángeles  y comenzar a grabar los temas que deberían componer su nuevo álbum. En noviembre, y ya enImagen Londres, elgrupo dedicó la práctica totalidad del mes a terminar la grabación del que sería uno de sus mejores (y más injustamente olvidados) discos: «Beetween The Buttons«.

El LP se editó en el Reino Unido en enero del gran 1967, quizás el año más creativo de la historia del rock, y en él se observa cómo la constante búsqueda de nuevos sonidos que el grupo había inagurado con «Aftermath»  comienza a cristalizar.  Jagger y Richards compusieron todas las canciones integrantes del álbum, cuya multitud de arreglos y de instrumentos, pusieron a prueba las viejas máquinas de cuatro pistas. Estos, ahora aparentemente primitivos sistemas de grabación ya habían sido llevados al límite con trabajos como «Revolver» de los Beatles o el fabuloso «Pet Sounds» de los Beach Boys, de los que, dicho sea todo, Jagger era un ferviente admirador y cuya influencia en este álbum es bastante patente.

La limitaciones en cuanto pistas provocó que Oldham, productor del disco, tuviera que realizar continuos volcados (pasar el sonido de tres de las pistas a una cuarta, volviendo a liberar dichas pistas para nuevas grabaciones). Esta delicadísima tarea, llevada a cabo con absoluta brillantez por gente como George Martin o Brian Wilson, se le atragantó a Oldham y el sonido general no es tan lustroso como debiera.

Como hemos dicho, el disco se editó en Inglaterra el 20 de enero de 1967, y casi un mes después en USA (cambiando el orden del tracklist e incluyendo dos canciones que se habían editado en UK como singles «Let’s Spend The Night Together» y «Ruby Tuesday» en lugar de «Back Street Girl» y «Please Go Home»). El álbum «sólo» alcanzó el nº3 a pesar de ser una auténtica maravilla, sobre todo en su versión americana. No obstante, en primera instancia, fue muy criticado por sus fans de siempre, así como por la crítica especializada por su distanciamiento del R&B y su acercamiento a los modernos ecos beatelianos y kinkfómanos. El tiempo ha acabado haciendo justicia y hoy en día es considerado uno de sus álbums más eclécticos y completos.

La versión británica arranca con la  psicodélica «Yesterday’s Papers» en la que el vibráfono de Jones y los beachboyanos  coros de Richards se llevan gran parte del protagonismo. Una buena canción pero lejos de resultar un arranque tan arrebatador como el de la versión americana con la arrebatadora Let’s Spend The Night Together» desatando las hostilidades.
El disco continua brillando con la atípica «My Obsession» y sus peculiares juegos rítmico-vocales presenciados (y quién sabe si inspirados) por el líder de los Beach Boys, Brian Wilson, que fue invitado a las sesiones de mezcla por el propio Mick Jagger. Mejor aún resulta la sobresaliente «Back Street Girl«, eliminada en la versión americana por la más comercial «Lets Spend The Night Together» (en USA, a diferencia de lo que solía estilarse en Inglaterra, los singles se incluían en los LP’s). Una estupenda canción que se encuentra entre las preferidas del propio Jagger quien, sorprendentemente dada la calidad del álbum, siempre ha criticado este LP considerando esta «Back Street Girl» la única canción «realmente buena».
«Connection» nos devuelve a los Stones más rítmicos con una animada melodía cantada a dos voces por Mick y Keith y una machacona batería de Watts. Una de mis canciones preferidas de los primeros Stones. La estupenda y delicada «She Smiled Sweetly» mantiene el excelente nivel de un LP que cierra su cara A (en la versión británica) con la saltarina «Cool,Calm And Collected» muy en la línea de sus contemporáneos The Kinks.
«All Sold Out» , es la canción encargada de abrir la cara B. Notable tema lleno de juegos vocales, nueva muestra de la reconocida influencia de los Beach Boys especialmente en Jagger en aquella época.»Please Go Home«, la siguiente canción, fue la sacrificada en la versión estadounidense para incluir la superlativa «Ruby Tuesday» y se trata de una especie de ritmo a lo Bo Didley pasado por un filtro psicodélico.
Los ánimos vuelven a sosegarse con la fantástica «Who’s Been Sleeping Here«, en cierto modo anunciadora de los sonidos de la banda apenas unos años después. Una gran canción frecuentemente olvidada que sirve de perfecto contrapunto a «Complicated«, otra excelente muestra de talento stoniano, rítmica, directa y enérgica como la rockera «Miss Amanda Jones«. La influencia de Ray Davies y sus Kinks se deja ver más que nunca en la boudevillera «Something Happened To Me Yesterday» con Mick y Keith alternando la voz principal

Un muy buen disco compuesto en definitiva por grandísimas canciones y que demostraba que el grupo se encontraba en una excelente forma musical. Otra cosa era el aspecto personal, en el que 1967 fue un año cuanto menos complicado. Mick y Keith fueron detenidos al poco tiempo de editarse «Beetween The Buttons» por consumo y posesión de LSD. Pasadas unas pocas semanas, Brian también fue detenido en esta ocasión por posesión de cocaína y metanfetaminas. Los tres fueron condenados a prisión. Inmediatamente sus fans se movilizaron y convocaron varias manifestaciones y concentraciones. La profesión musical no iba a aceptar la decisión de la justicia y empezaron una campaña mediática de gran calado. De hecho, parte de las costas del juicio de apelación se pagaron con la recaudación de las ventas de «Under My thumb» y «The Last Time» grabadas por The Who. Finalmente el 31 de julio de 1967 fueron puesto en libertad tras sentencia del Tribunal de apelación de la Corte Suprema de Londres.

Tan pronto como salieron de la cárcel, entraron al estudio para grabar un single que no es otra cosa que una sentida carta de agradecimiento a sus fans y a todos los que les apoyaron durante su proceso y encarcelamiento. «We Love You«, que era el simbólico título de la psicodélica canción, contó con John Lennon y Paul McCartney a los coros dejando claro el apoyo de los de Liverpool durante este incidente y dejando a las claras que la rivalidad, real en el plano comercial, no lo era en lo personal. La cara B del single fue la también muy psicodélica «Dandelion«.

Entretanto, Brian, muy enganchado para entonces a todo tipo de drogas, seguía manteniendo su muy tormentosa relación sentimental con Anita Pallenberg –su novia-. No obstante, la tensión se elevó al máximo en el verano de este 1967. El grupo se fue vacaciones a Marruecos intentando desconectar y olvidarse de todo lo ocurrido con todo aquel asunto de las drogas y la cárcel, la novia de Brian fue con ellos.

Keith, enamorado en secreto de Anita desde hacía algún tiempo, era conocedor de los maltratos que la modelo sufría por parte de Brian pero hasta entonces no había decidido tomar partido. Una de aquellas noches Anita se presentó en la habitación de Keith llorando y con moratones tras recibir una paliza de un completamente ebrio Jones. Keith, harto de la situación, decidió llevarse a Anita de regreso a Londres, mientras Brian tuvo que ser hospitalizado intoxicado por el alcohol y las drogas. A partir de ese día Anita y Keith comenzaron una vida en común que se alargó durante 12 años.

Cuando Brian se enteró, se refugió aún más en las drogas. No olvidemos que hubo un tiempo en el que Brian fue el absoluto líder del grupo y, en poco más de dos años, Mick y Keith le había quietado el grupo, el liderazgo y…, a su novia… Nada volvería a ser lo mismo.

Texto: Guillermo Mittelbrunn Beltrán. 22 de noviembre de 2014

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THE ROLLING STONES. Capítulo 3 (1965-1966): creando obras maestras. «Out Of Our Heads» y «Aftermath»

A estas alturas Jagger y Richards habían demostrado que, sin duda, sabían escribir canciones. Oldham lo sabía y decidió que ningún single de los Stones volvería ser una versión (salvo rarísimas excepciones). La fuerza del dúo formado por Mick y Keith era un hecho y el grupo estaba fuerte y a gran nivel en lo musical…, tal y como se encargarían de demostrar con su siguiente e histórico single.

Al parecer, durante las sesiones de grabación que el grupo había concertado durante la que ya era su tercera gira por Estados Unidos., Keith llegó con un riff muy básico, muy en la línea del «Dancing In The Street» de Martha & The Vandellas… El resto es historia. Mick escribió una provocadora letra llena de simbolismos sexuales que pretendía críticar el mercantilismo salvaje que dominaba el mundo. «(I Can’t Get No) Satisfaction«, uno de los temas seminales del rock universal, empezó a grabarse en Chicago el 10 de mayo de 1965 siendo la versión definitiva la del día 13 del mismo mes.

Como no podía ser de otra forma, y a pesar de la inicial reticencia de Richards, la canción se editó como single y se convirtió en un número 1 mundial. El fuzz de Keith Richards (copiado hasta la saciedad), la insolente interpretación de Mick Jagger y, sobre todo, la excelsa calidad de la canción, colocaron a los Stones en la élite del rock mundial. El histórico tema fue acompañado en su cara B en Estados Unidos, por «The Under Assistant West Coast Promotion Man» y en Inglaterra por la estupenda «The Spider and the Fly«.

Enrachados y espoleados por su nuevo status de estrellas de las lista de ventas, el grupo no tardaría  ni un mes en editar su siguiente LP en Estados Unidos: El fantástico «Out Of Our Heads«. Partamos de que es, de largo,  su mejor trabajo hasta entonces. En realidad, el disco se eleva gracias a las fantásticas «(I Can’t Get No) Satisfaction«, «The Last time«, «The Spider and the Fly«, «The Under Assistant West Coast Promotion Man» … Todas ya editadas con anterioridad como single, pero son tan buenas que no importa que lo demás sean versiones y un poco más de lo mismo que hasta entonces.

El disco abre con una estupenda y bastante fiel versión del «Mercy Mercy» de Don Covay que en voz de Mick suena fantástica. Buen soul para arrancar, como ocurre con la interpretación que el grupo hace del  «Hitch Hike» de Marvin Gaye. Tras la fantástica «The Last Time«, sin duda el primer temazo Jagger-Richards. «That’s How Strong My Love Is» -originalmente popularizada por Otis Redding– nos muestra a los Stones más sensibles y deja bien claro que el grupo escuchaba mucho soul por aquel entonces, y más después de escuchar el cover del «Good Times» de Sam Cooke. La cara A se cierra con «I’m Alright«, firmada por todo el grupo bajo su habitual seudónimo Nanker Phelge.

En la cara B las hostilidades se inician con la inmejorable «(I Can’t Get No) Satisfaction» de la que ya hemos hablado, antes de pasar a la versión del «Cry To Me» de Solomon Burke, más y más soul del bueno. «The Under Assistant West Coast Promotion Man«, otro tema Nanker Phelge, recupera el tono R&B. «Play With Fire«, que había sido la cara B de «The Last Time» en Inglaterra y  estaba inédita en los States, vuelve a estar firmada por todo el grupo, y es una estupenda canción que supone el momento más tranquilo e intimista del álbum. «The Spider and the Fly» es una fantástica y sencilla pieza de R&B que supone la tercera aportación del tándem Jagger-Richards al disco, aunque ya había sido editada como single con anterioridad en Inglaterra. Y es que, el disco básicamente se compone de grandes canciones ya editadas en versión single y versiones de  R&B, blues y soul de impecable factura. La única «nueva» canción 0riginal es el «One More Try» de Jagger y Richards, que, además sirve para cerrar el LP

Tres meses después editaron en Inglaterra la versión para su país del álbum. El tracklist fue bastante modificado y sólo seis canciones coinciden con su homónimo americano («Mercy Mercy«, «Hitch Hike«, «That’s How Strong My Love Is«, «Good Times«, «Cry To Me» y «The Under Assistant West Coast Promotion Man«). El «Out Of Our Heads» británico no dispone del tirón de los singles estrella del grupo y, en general, tiene menos gancho. No obstante tiene algunas canciones de Jagger y Richards verdaderamente brillantes de las que no gozaba el americano. No hay más que oír temas como «Gotta Get Away«, «Heart of Stone» (que ya había sido editada en Usa en el LP anterior) o «I’m Free» para darse cuenta de que el tándem compositivo del grupo gozaba de excelente salud. Las versiones del «She Said Yeah» de Larry Williams, el «Talkin’ ‘Bout You» de Chuck Berry  y «Oh Baby (We Got A Good Thing Goin’)» de Barbara Lynn completan la oferta británica.

El disco consiguió el nº1 en USA, pero en Inglaterra no pudo con el excelso «Help!» de los Beatles y se paró en el segundo puesto de las listas.

Siguiendo con su frenética actividad, editan su siguiente single en septiembre de 1965: «Get Off Of My Cloud«, una trepidante y rítmica canción que vuelve a resultar muy desafiante en lo lírico aumentando la fama de «niños malos» del grupo. Se trata básicamente de una composición de Keith (muy basada en «Louie Louie» de The Kingsmen) con un procaz texto de Jagger acerca de la alienación de la sociedad moderna. El cóctel perfecto y un nuevo número 1 tanto es Estados Unidos como en Inglaterra.

Si excelente es la trepidante cara A del single, igualmente o más fantástica es «The Singer Not The Song«, que acompaño a «Get Off Of My Cloud» en la edición europea del single y en la que los Stones se acercan más que nunca al sonido de sus «rivales»: The Beatles. Y es que, poco a poco, comienza a observarse como el estilo de los de Liverpool enpieza a filtrarse, para enfado de Brian Jones, entre las hasta ahora negroides influencias de los Stones. En Estados Unidos la cara B fue «I’m Free».

Aprovechando el tirón del exitoso single, editaron en diciembre de 1965 un nuevo LP para el mercado americano: «December’s Children (And Everybody’s)» que, como bien dijo el bajista Bill Wyman, «se trata más de una recopilatorio que de un álbum en sí». Encontramos aquí varias canciones provenientes de la versión inglesa de «Out Of Our Heads», algunas caras B y un par de temas en directo. Las canciones inéditas que aparecieron en el LP fueron el cover de «Look What You’ve Done» y las estupendas composiciones de Jagger y Richards «Blue Turns To Grey» y «As Tears Go By«. El disco consiguió llegar al número 4 en listas haciendo de The Rolling Stones una banda cada vez más consolidada al otro lado del Atlántico.

Dos meses después, la frenética del grupo se traduce en la edición de un nuevo y fantástico single: «19th Nervous Breakdown«. A pesar de quedarse «sólo» en el numero 2 en las listas americanas (1 en UK), esta canción supone un gran avance estilístico en el grupo que comienza a abandonar los clichés del r&B para dejar que los nuevos sonidos proto-psicodélicos  empezaran a impregnar su música. La sinuosa línea de bajo de Wyman, el hipnótico riff de Brian dan muestras de esta nueva dirección. Al estupenda «As Tears Go By«,  otra maravillosa canción «alla Beatle», fue la cara B del single.

Los Stones ya no son ese grupo rudo (aunque genial) de sus inicios, el mundo del pop desde finales de 1965 estaba entrando en un terreno de sofisticación y experimentación que iba a proporcionar al mundo cinco años de joyas discográficas y, como no podía ser de otra forma, los Stones estarían en el meollo del asunto. En 1965, los Beatles habían editado «Help!» y «Rubber Soul», los Stones habían mantenido el tipo en cuanto a singles pero estaban muy lejos de los de Liverpool en cuanto a calidad en lo que a LP’s se refiere.

Oldham tenía más que claro que la rivalidad (repito, no real) entre los grupos beneficiaba los intereses de sus pupilos, El nuevo reto sería hacer un gran LP, pero esta vez, compuesto por temas propios… Y vaya si lo hicieron… El disco es una maravilla de principio a fin. Todas las canciones son obra de Jagger y Richards…, se acabó hacer versiones… Bienvenidos a la era dorada de los Rolling Stones.

«Aftermath» se editó en abril de 1966 en Inglaterra, fue grabado enteramente en los legendarios estudios RCA de Hollywood y consiguió un rutilante número 1. En Estados Unidos se editó dos meses después con importantes variaciones de tracklisting y no pudo pasar del número 2. Estamos ante uno de los discos capitales de los años 60 y, por ende, de la historia de la música moderna.

Ya desde el arranque con la gloriosa «Mother’s Little Helper» escuchamos a un grupo distinto con Jones pletórico al sitar (instrumento en el que fue introducido por George Harrison), y con sonoridades muy alejadas de sus primeros tiempos. Y es que la variedad estilística, al parecer sugerida por el otrora defensor a ultranza del más puro R&B Brian Jones, es una de las principales señas de identidad de este excelente LP

La más tradicional aunque interesante «Stupid Girl» da paso a la fabulosa y barroca «Lady Jane«, en la que Brian se vuelve a lucir como instrumentista esta vez con un dulcimer…, pero es que con la aún más fantástica «Under My Thumb«, vuelve a cambiar de instrumento y nos deleita con una marimbas que lideran la canción de principio a fin…, un fiera. La psicodelia se cuela de forma sinuosa entre las notas de un disco que no da la espalda a sus orígenes R&B sino que lo mezcla de forma magistral con toques de jazz, pop, soul y folk.

Tras un sobresaliente arranque el disco baja ligeramente el nivel (era imposible mantenerlo) con las más anodinas «Doncha Bother Me» y la eterna «Goin’ Home» (más de diez minutos de jam de R&B psicodélico). «Flight 505» nos devuelve a los Stones de toda la vida con un patina de sonidos psicodélicos , mientras «High And Dry» se convierte en un sobresaliente ejercicio de country blues.

Y entonces nos encontramos con la maravillosa «Out Of Time«, una absoluta preciosidad pop que muestra a los Rolling Stones en una excelenet forma durante sus más de cinco minutos de duración. Una joya eterna que el grupo decidió ceder a Chris Farlowe quien, con producción del propio Jagger, la llevó al número 1. Una maravilla de canción.

«It’s Not Easy» nos vuelve a recordar que los Stones manejaban el R&B como pocas formaciones de la época y sirve de excelente preuldio a «I Am Waiting«, lo confieso, mi debilidad. Un pedazo de pop perfecto, sin fisuras. Una de mis canciones preferidas de siempre, cada vez que la escucho tarareo su estribillo durante horas.  El álbum mantiene un enorme nivel ya hasta el final. «Take It Or Leave It» es deliciosa y vuelve a demostrar las capacidades como arreglista y multimstrumentista de Jones, que se atreve esta vez con el clavicordio, varios instrumentos de percusión e incluso un koto japonés. «Think» es simplemente una joya construida en torno a un hipersaturado bajo fuzz a cargo de Wyman y la divertida «What To Do» supone el colofón perfecto a un álbum imprescindible que tuvo mucho éxito, además, consiguiendo un nº1 en Inglaterra como antes hemos comentado.

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Pero es que apenas dos meses después editan lo que posiblemente sea una de sus mejores canciones, la celebérrima «Paint It Black«. Una canción fantástica y la demostración de que Jagger y Richards no eran sólo los chicos malos del momento, sino un pedazo de compositores. La melodía, obra de Keith, es simplemente brillante y el sitar de Brian le va como anillo al dedo. Otro número 1 a ambos lados del Atlántico.

Para acabar de rematar una excelente primera mitad de 1966, el grupo edita la versión americana de «Aftermath». En esta ocasión la editora americana decidió acortar el metraje del álbum para hacerlo más accesible y comercial. Desgraciadamente esto supuso la supresión de cuatro canciones excelentes: «Out of Time», «Take It or Leave It», «What to Do», y «Mother’s Little Helper» que acabarían siendo editadas con posterioridad en Estados Unidos. En busca de un mayor impacto comercial, se incluyó la recién editada «Paint It, Black». La versión yanqui de Aftermath, con portada también renovada, alcanzó el puesto número 2 en los listas norteamericanas.

Texto: Guillermo Mittelbrunn Beltrán. 2 de noviembre de 2014

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THE ROLLING STONES. Capítulo 2 (1964-1965): forjando el mito. «12 x 5», «The Rolling Stones Vol.2» y «The Rolling Stones Now!»

Tras conseguir el éxito en la patria británica, el siguiente paso no podía ser otro que intentar asaltar unos Estados Unidos recién conquistados por sus pretendidos (insisto) némesis artísticos: The Beatles. No obstante, a diferencia de lo que ocurrió con los de Liverpool, la primera gira americana del grupo fue, en palabras del propio Bill Wyman, «un pequeño desastre…, llegamos allí sin un single de éxito y no nos fue nada bien».

No obstante, el grupo aprovechó su aventura americana para grabar en los Chess Studios de Chicago. De esas sesiones saldría  el que acabaría siendo su primer número 1 en el Reino Unido:  «It’s All Over Now«, editada en julio de 1964. Los Stones seguían siendo un (fantástico) grupo de versiones y así lo demostraron con esta estupenda canción de los Valentinos. Curiosamente el grupo de Bobby Womack no había conseguido pasar de un número 94 con esta canción durante el mismo 1964.

También grabado en Chicago y editado poco después, en agosto, el EP (discos de 45 rpm de cuatro o cinco canciones)  «Five by Five» vuelve a demostrar el buen hacer del grupo con versiones como el «If You Need Me» de Wilson Picket, «Confessin’ The Blues» de Jay McShann & His BluesMen o el «Around and Around» de Chuck Berry, además de incluir un par de  nuevas canciones originales de Nanker/Phelge (recordemos, el seudónimo que utilizaban cuando la canción estaba compuesta entre todos los miembros de la banda): «Empty Heart«, y el instrumental «2120 South Michigan Avenue«.

Como era habitual en la época, y más en una banda que no componía su material, tardaron muy poco  en editar su siguiente disco grande. Octubre de 1964 sería la fecha. Sin embargo, en esta ocasión, su nuevo álbum -titulado «12 x 5»- se editaría sólo en el mercado estadounidense ya que, en un hábil intento de Oldham de trasladar la dicotomía Stones-Beatles más allá del Atlántico (los Beatles tenían absolutamente dominado el mercado americano), decidieron atacar de frente el mercado yanqui en el que no les estaba yendo tan bien como esperaban. Imagen

A diferencia del anterior, el grupo compone casi la mitad de las canciones. El disco es mucho mejor que el anterior, las composiciones de Mick y Keith siguen sin ser maravillosas pero comienzan a apuntar maneras…, y muy buenas. Temas como la bluesy «Good Times,Bad Times«, la balada «Congratulations» o «Grown Up Wrong» empiezan a dejar entrever el talento como creadores del támdem Jagger-Richards.

El disco incluye además del single «It’s All Over Now» todas las canciones del EP británico, es decir, las versiones como de  «If You Need Me» de Wilson Picket, «Confessin’ The Blues» de Jay McShann & His BluesMen y el «Around and Around» de Chuck Berry, y las dos canciones originales de Nanker/Phelge: «Empty Heart» y  «2120 South Michigan Avenue«. Para rematar un par de canciones eternas como el «Under The Boardwalk» de los Drifters y «Susie Q» de Dale Hawkins ,y, ante todo una canción para la historia: la espectacular versión que el grupo grabó de «Time Is On My Side«,original del jazzer Jerry Ragoboy pero popularizada por la dama del soul Irma Thomas.

El disco supone un definitivo paso adelante para el grupo que, además, consiguió un meritorio nº3 en el difícil mercado americano.

Apenas un mes después, en noviembre de 1964,  y sin un segundo para  la relajación, The Rolling Stones editan su quinto single, en esta ocasión compuesto por un cover de Willie Dixon , «Little Red Rooster« y una nueva canción de Jagger y Richards, «Off the Hook«. De nuevo el single alcanzó el número 1 en el Reino Unido, pero no tuvo ningún tipo de repercusión en USA, ya que la distribuidora yanqui no consideró apropiado ni siquiera publicarlo.

El grupo, no obstante, insitía en su intención de conquistar a los americanos y cuatro semanas después, en diciembre, editan un nuevo sencillo en Estados Unidos, esta vez con dos canciones originales de Jagger y Richards, «Heart Of Stone» y «What A Shame«. Con este single el grupo no sólo consigue llegar al fin al top-20 en Estados Unidos sino que empiezan a demostrar que son mucho más que un (excelente) grupo de covers. «Heart Of Stone» y «What A Shame» son dos canciones fantásticas y, sobre todo la primera, dejan muy a las claras que tras el aspecto canallesco delgrupo había mucho talento.

ImagenTras conseguir, al fin, penetrar en el mercado americano, el grupo vuelve a casa para editar el que sería su segundo LP británico: «The Rolling Stones Vol.2«. Editado en enero de 1965, apenas sin descanso, es un extraño compendio de algunas de las canciones del álbum americano «12 x 5» (las versiones del «Under The Boardwalk» de los Drifters, el «Susie Q» de Dale Hawkins y una versión de «Time Is On My Side«diferente y muy mejorada de la editada en «12 x 5«), al que unieron algunas composiciones de Mick y Keith que se habían editado como caras B de singles («What A Shame«, «Off the Hook» y «Grown Up Wrong«).

Para completar el repertorio, nada mejor que una nueva ración de versiones de bleus, R&B y rock & roll. Esta vez las elegidas serían el glorioso y archiconocido «Everybody Needs Somebody To Love» de Solomon Burke, «Down Home Girl» antes grabada por Alvin Robinson, el «You Can’t Catch Me» del inefable Chuck Berry, «Down The Road Apiece» grabado en 1940 por el trío de Will Bradley, «I Can’t Be Satisfied» de Muddy Watters y un clásico soul como «Pain In My Heart«que también grabara gente como Otis Redding.

En general, volvemos a encontrarnos con un álbum repleto de versiones. Sacando discos a tal velocidad, y más para un tándem inexperto, es lógico que el número de composiciones propias se resintiese. Aún con todo vuelve a ser un estupendo compendio de R&B y las canciones de Jagger y Richards siguen creciendo en calidad, si bien el disco no deja de ser un compendio de retales de material editado previamente. El segundo LP del grupo en el mercado europeo consiguió un rutilante número 1 en el Reino Unido arrebatando el puesto al cuarto LP de los Beatles, «Beatles For Sale», si bien el disco de los de Liverpool recuperaría la cabeza de lista apenas unas semanas después relegando a este «The Rolling Stones nº2» al segundo puesto

En USA, el equivalente al disco europeo se tituló «The Rolling Stones Now!«, y se editaría un mes después, en febrero de 1965. El álbum americano se compuso de las canciones que se habían utilizado para «The Rolling Stones Vol.2» y que no habían sido editadas en Estados Unidos, es decir, las versiones del «Everybody Needs Somebody To Love» de Solomon Burke, «Down Home Girl» antes grabada por Alvin Robinson, el «You Can’t Catch Me» de Chuck Berry, «Down The Road Apiece» del trío de Will Bradley, y «Pain In My Heart«. A esto añadieron las dos canciones de Jagger y Richards publicadas en su anterior single americano, las estupendas «Heart Of Stone» y «What A Shame» así como los dos cortes que compusieron su anterior single británico, el «Little Red Rooster» de Willie Dixon y el «Off the Hook» de los propios Stones. El grupo también recuperó «Mona» de  Bo Didley, que habían incluido en su primer álbum británico pero no en su homólogo norteamericano.

Sólo dos nuevas canciones fueron grabadas para la ocasión, el cover de «Oh Baby (We Got A Good Thing Going)«de Barbara Lynn y una nueva y fantástica canción de Mick y Keith, la rítmica «Surprise,Surprise«. El resultado es un disco mucho más compensado que su versión británica, más comercial y mejor en general qye alcanzó el número cinco en las listas estadounidenses.

El grupo tenía éxito, ya era un hecho, pero Andrew Loog Oldham y Brian Jones (recuerdo, líder absoluto del grupo aún en aquellos momentos) no se iban a conformar aún con eso. Querían el trono de los intocables Beatles. La estrategia «Vs Beatles» había funcionado, pero ahora había que atacarles en su terreno, la composición… Si los Beatles tenían a Lennon y McCartney, los Stones tendrían a Jagger y Richards.  Mick y Keith habían mejorado mucho a la hora de componer. Según cuenta la leyenda, Oldham encerró a Mick y Keith en una sala y les prohibió salir hasta que compusieran algo realmente bueno. El resultado fue la extraordinaria «The Last Time«, sin duda la mejor canción que el grupo había escrito hasta la fecha y uno de los grandes temas de la primera mitad de los sesenta. El propio Keith reconoció que se habían inspirado en un tema gospel titulado «This May Be The Last Time», grabado por The Staple Singers en 1955.

Sea como fuere, el single, con el también estupendo «Play With Fire» (compuesta por la banda completa – Nanker/Phelge-) en la cara B, alcanzó rápidamente el número 1 en Inglaterra y un Top-10 en Estados Unidos. Ahora comienza lo bueno. Jagger y Richards habían demostrado que, sin duda, sabían escribir canciones. Oldham lo sabía y, desde entonces, ningún single de los Stones volvería ser una versión (salvo rarísimas excepciones).

La fuerza del dúo formado por Mick y Keith empezó a minar el liderazgo (aún muy fuerte) de Brian que, por otro lado, cada vez se adentraba más en el mundo de los excesos. Bill Wyman dijo en su momento «si alguna vez un hombre vivió genuinamente la vida del rock and roll y caracterizó a los Rolling Stones en todos sus aspectos, mucho antes de que los cinco asumiéramos un estilo, ese fue Brian Jones».  Jones se refugió en el alcohol, las drogas y los placeres del sexo contrario probablemente para superar el complejo de inferioridad que le estaba provocando su nuevo status en la banda. El cada vez más evidente talento para la composición de Jagger y Richards erosionó la confianza de Brian quien nunca tuvo la necesaria confianza para defender ante el grupo las canciones que escribía en solitario y que nunca consideró suficientemente buenas para el grupo. El cambio de regimen era cada vez más evidente: Mick y Keith comenzaban a tomar el mando.

Texto: Guillermo Mittelbrunn Beltrán. 18 de octubre de 2014

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THE ROLLING STONES. Capítulo 1 (1943-1964): Orígenes, «The Rolling Stones»

Michael Philip Jagger (Kent, 1943), aún siendo hijo de la persona que introdujo el baloncesto en Inglaterra, Basil Jagger, no tuvo en el deporte uno de sus fuertes. A pesar de no ser propio de los tópicos del rock, el bueno de Mick, hijo y nieto de profesores fue un excelente estudiante.

En 1960, en uno de sus frecuentes viajes en tren Londres-Kent, Mick se encontró con un viejo conocido de sus tiempos infantiles, un antiguo compañero de escuela: Keith Richards (Kent, 1943), al que conocío cuando ambos tenían siete años en la Wentworth Primary School. El viaje se les hizo cortísimo a ambos, embarcados en una apasionante charla sobre su idolatrada música negra yanqui y, sobre todo, sobre sus ídolos: Chuck Berry y Little Richard.

El reencuentro hizo que ambos trabaran una profunda amistad que fue a más cuando los dos estuvieron definitivamente afincados en Londres al comenzar Richards sus estudios de Arte. Allí, y junto a su amigo Dick Taylor, formaron su primer grupo: Little Boy Blue & The Blue Boys. Sin embargo, el trío no tuvo demasiado éxito (tampoco eran demasiado brillantes) y no tardó en disolverse.

En 1961, cuando ambos cumplietron los dieciocho se mudaron a un piso en Edith Grove, en el barrio de Chelsea, junto a otro joven al que habían conocido: Brian Jones (Cheltenham, 1943) quien, a tan pronta edad (18 años), ya era un competente multinstrumentista. Hijo de padres músicos y aficionado al jazz, Jones ya había debutado como clarinetista en la Dean Close Junior Public School con tan solo 14 años y a principios de los 60 ya tocaba en un grupo razonablemente consolidado, los Blues Incorporated, y propuso a sus compañeros de piso que se unieran él. Jagger, que  había podido acceder a una beca merced a su brillante expediente y había comenzado sus estudios económicos en la London University, tuvo algunas dudas pero acabó compaginando sus actividades académicas con las musicales.

La nueva banda fue ganando y perdiendo miembros y nombres continuamente hasta que el 12 de julio de 1962 actuaron en el Marquee de Londres por primera vez bajo el nombre de The Rollin’ Stones. El nombre, sugerido por Brian, es un homenaje a Muddy Waters siendo el título de una de sus más célebres canciones.

Aquellos Rollin’ Stones fueron Mick Jagger (voz), Brian Jones (guitarra), Keith Richards (guitarra), Dick Taylor (bajo), Tony Chapman (batería) e Ian Stewart (piano). Aunque la actuación, y muchas de las posteriores, tuvieron bastante éxito, el grupo seguía teniendo bajas: Taylor se uniría a los fabulosos Pretty Things y Chapman abandonó el grupo. No obstante, la banda tenía buen nombre en la escena musical londinense y no les costó encontrar dos sustitutos para bajo y batería. Bill Wyman (Plumstead, 1936) y Charlie Watts (Islington, 1941) fueron los elegidos.

Wyman había sido un músico precoz y, a los 14 años, ya dominaba varios instrumentos. Tras contraer matrimonio a los 23 años, empezó a tocar el bajo en la banda The Cliftons en 1961. Ingresó en los Stones en 1962 a pesar de las reticencias iniciales del resto de la banda a los que les echaba para atrás la importante (6 años) diferencia de edad. Por otro lado, Charlie Watts, ya había tocado con Brian Jones en Blues Incorporated y, tras abandonar la música para dedicarse a trabajar, fue reclutado por los nuevos Rollin’ Stones en 1963.

Pronto la banda consiguió un contrato para actuar  cada domingo en el Crawdaddy Club de Richmond,El sexteto fue acumulando fama entre el mundillo artístico londinense, en absoluta efervescencia con el estallido de la Beatlemania. Los Beatles, que acababan de aparecer, ocupaban todas las portadas y copaban todas las listas de éxitos y de ventas del país. El tremendo éxito de los de Liverpool provocó que un jovencísimo y avispado publicista, Andrew Oldham, propusiera a los Stones presentarse al mundo como la antítesis de los Beatles, la cara oculta del rock, su lado oscuro.

Oldham, personaje clave en la historia de la banda, había sido parte del gabinete de prensa de los Beatles y sabía qué hace para conseguir convertirlos en un producto de éxito. Se convirtió en manager del grupo y realizó varios cambios en la imagen de la banda. Su primera y polémica decisión fue deshacerse de Stewart quien, a pesar de su competencia musical, no daba la imagen de «pretty, thin, long-haired boy» que quería para el grupo (se nota que el caballero se basaba en criterios publicitarios). Por otro lado añadió una «g» al Rollin’ del nombre del grupo y le quitó un «s» al apellido de Keith porque «sonaba más pop». Señoras, señores, saluden a The Rolling Stones…

A pesar de la leyenda, Stones y Beatles no sólo no eran enemigos sino que se llevaban francamente bien. Sus edades, intereses y gustos musicales eran muy similares. De hecho, fue George Harrison quien aconsejó al dueño de DECCA (compañía que había rechazado a los Beatles el año anterior) que fichara al entonces ya quinteto. En esta época los Stones prácticamente no componían temas propios. Sus conciertos se basaban en interpretar de forma abrasiva versiones de la música negra norteamericana.

Siguiendo esta máxima grabaron su primer single con “Come On” de Chuck Berry en la Cara A y “I Want To Be Loved” de Willie Dixon en la B. Andrew Oldham no se conformó con ser el manager del grupo y se convirtió también en su productor musical. El single tuvo un éxito relativo y les aupó al puesto 21 de las listas. El disco no es gran cosa, aunque deja entrever las buenas maneras del grupo con el R&B. Sin embargo, Oldham tenía pensado un futuro mucho más ambicioso para sus chicos. El agresivo publicista tenía claro que la mejor y más rápida forma de llegar al éxito era subirse al imparable carro de los Beatles. Su idea se basaba en presentar al grupo como el contrapunto a aquellos. De esta forma comenzó una campaña presentando a la banda como los “chicos malos del rock” y buscando atraer con esa estrategia de lo “atractivo de lo prohibido” al mayor número de jóvenes posible. Puro marketing. Lemas como «¿dejaría a su hija salir con un Rolling Stone?» ideados y promovidos por el astuto Oldham hicieron el resto

No obstante, como os he dicho, la relación entre ambos grupos era excelente. Hasta tal punto que el segundo disco de la banda de Londres fue “I Wanna Be Your Man” un tema compuesto por unos tales Lennon y McCartney que además también incluyeron dicha canción en su segundo LP «With The Beatles». La cara B fue ocupada por una nueva versión, el «Money» que popularizara Barret Strong y que, curiosamente, también grabarían los Beatles. Con la canción de sus “rivales” llegaron al 12, puesto que mejorarían y mucho,  (alcanzaron un muy meritorio nº3) con su siguiente sencillo: “Not Fade Away”, una excelente versión del clásico de Buddy Holly, en la que la banda da rienda suelta a su sonido de r&b canallesco tan característico de sus primeras grabaciones. «Little By Little» ocupó la cara B , tratándose del primer tema propio del grupo, en este caso obra de la banda al completo, aunque decidieron acreditarla bajo los seudónimos Nanker/Phelge. «Fue idea de Brian» -recuerda Bill Wyman- «sugirió que cuando la canción fuera fruto de la colaboración de todos estaría bien acreditarla bajo seudónimo y compartir los royalties».

Por aquel de entonces, los Rolling Stones era una banda conocida y asentada, Jagger y su provocadora imagen hacían estragos entre las jovencitas de la pérfida Albión y los medios empezaron a centrarse en el descarado frontman de la banda. Esto provocó los celos de Brian, quien se sabía el líder absoluto del grupo a nivel musical. Esto provocó los primeros conflictos internos en el seno de un grupo que caminaba imparablemente hacia el estrellato.

Pero, aunque en 1964 aún estamos en la época en la que el single era el formato rey,  como a todo grupo  les llegó el momento de grabar el Imagenprimer disco. Su primer álbum, homónimo, se editó el 16 de abril de 1964. Aunque hoy en día es algo relativamente habitual, por aquel entonces no era demasiado frecuente que los grupos compusieran su material. Normalmente tenía tres o cuatro singles propios (que era lo importante) y rellenaban el LP con versiones. Los Beatles fueron los primeros en romper con esa tónica y componían la mayoría de su material hasta que, en 1964, editaron «A hard day’s night» convirtiéndose en la primera banda que esitaba un LP completo con canciones propias.

Los Stones, aún lejos de su mejor nivel, editan un disco de debut con buenas versiones de R&B y pocos temas propios: el no excesivamente meritorio tema de Jagger/Richards: «Tell Me» y «Now I’ve Got A Witness» (instrumental) y «Little By Little» firmadas por Nanker/Phelge que, recordamos, es como el grupo acreditaba sus composiciones corales. Por lo demás muchas versiones: el «Route 66» de Bobby Troup y que previamente había popularizado Chuck Berry, el «I Just Want to Make Love to You«, original de Willie Dixon y llevada a la fama por Muddy Waters, «Honest I Do» de Jimmy Reed, «Mona» de  Bo Didley, «I’m a King Bee» de Slim Harpo, «Carol» de su adorado Chuck Berry, «You Can Make If You Try» que popularizó Gene Allison y el «Walking The Dog» de Rufus Thomas. conforman una excelente selección de blues , soul y R&B que, una vez pasadas por la patina rollingstoniana resulta tremendamente atractiva

El disco, absolutamente liderado en lo musical por Brian Jones, no es una joya pero les valió para llegar al nº1. Bien es cierto que habían pactado con los Beatles la fecha de lanzamiento para no coincidir en el tiempo y tener que pelear en las listas. Fue bien recibido por la crítica y supone un más que aceptable debut en el que destaca la calidad como intérpretes del grupo y la enorme fuerza que transmiten. Esta pretendida intensidad buscaba reproducir el espíritu de los conciertos del grupo y se grabó prácticamente en directo en sesiones desarrolladas a lo largo de cinco días entre enero y febrero de 1964.

Un mes después, en mayo, el LP se editó en USA con el epígrafe «England’s Newest Hitmakers» y, buscando conseguir un mayor impacto comercial, sustituyeron «Mona» por «Not Fade Away» que había sido editada como single en Inglaterra. El debut de los Stones en Estados Unidos fue respaldado por una gira del grupo por el país que tuvo más sombras que luces. La extremadamente conservadora sociedad americana no estaba preparada para las provocativas actitudes del grupo, los sexuales movimientos de Jagger y su desaliñada presencia. Con todo, el disco alcanzó el numero 11 en las listas.

Llegarían tiempos mejores. Comienza la leyenda

 

Texto: Guillermo Mittelbrunn Beltrán. 4 de octubre de 2014

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